Volante que los compañeros y compañeras de la Corriente Socialista Militante (CMI-Argentina) vamos a estar repartiendo el sábado 20 de enero en el Plenario paritario y abierto de trabajadores ocupados y desocupados impulsado por el Sindicato del Neumático (SUTNA) en El Jaguel.
El paquetazo que se encuentra a días de votarse en el Congreso y que presentó el falso libertario, con el DNU y la ley Ómnibus, es la profundización violenta del ajuste que los trabajadores y trabajadoras sufrimos desde hace años durante los diferentes gobiernos. La economía del país desde el 2011, arrastrada por la crisis mundial capitalista de 2008, ha permanecido con una tendencia de estancamiento, con caída de los salarios, recesión, inflación y aumento de la pobreza a niveles inéditos.
En política hay una ley de hierro, no se puede servir a dos amos: hay que estar con los trabajadores o con los capitalistas. Y es por esto que gobierne quien gobierne y las medidas que tome, sea un gobierno liberal o nacional y popular, existe una realidad concreta: el sistema capitalista está en crisis y solo puede imponer retrocesos en nuestras condiciones de vida.
Esto no quiere decir que todos los gobiernos sean iguales, sino que todos quedan sometidos a la misma lógica del capitalismo, porque no tienen otra alternativa que ofrecer.
Empresarios, banqueros y terratenientes utilizan el aparato del Estado para transferir el peso de las crisis, que ellos mismos ocasionan, sobre nuestras hombros.
El Gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa dejaron el poder político con un índice de pobreza superior al 45%. Con más de 8 millones de niños, niñas y adolescentes que viven en la pobreza.
La proyección inflacionaria para este año del gobierno de Milei/Caputo/Macri es sideral, aumentarán la inflación, la pobreza, la desigualdad y el desempleo producto de mega devaluación y los tarifazos impulsados por el Gobierno. Despidos, suspensiones, salarios cada vez más a la baja y la no renovación de contratos, ya pueden verse por todos lados. El salario real va por su sexta caída anual consecutiva, una situación insostenible para las familias obreras.
El mega DNU y la llamada Ley Ómnibus es apoyada, por acción u omisión, por casi la totalidad del régimen político que a lo sumo objeta tal o cual punto. Pero los trabajadores sabemos de sobra que las contrarreformas laborales, jubilatorias, educativas, junto con el tremendo retroceso en el acceso a la vivienda y las prestaciones médicas son parte del macabro plan que los políticos, que representan a los capitalistas, están llevando contra la clase obrera y que nos empuja a una miseria extrema mientras las patronales sostienen y aumentan sus fabulosas ganancias.
Es por esto que necesitan de la represión e impulsan el protocolo represivo de Bullrich que les da una cobertura legal para atacar el derecho a huelga y a manifestarse. Tienen plena conciencia que somos la única clase que podemos detener esta ofensiva de la clase dominante contra los laburantes.
Pero por supuesto no todos pierden en esta crisis, el capitalismo no funciona así. Por el contrario, la riqueza de los cinco billonarios más ricos del mundo se duplicó desde el 2020, mientras que el 60 por ciento de la población mundial se volvió más pobre. En Argentina solamente 6 empresarios: Marcos Galperin, Paolo Rocca, Gregorio Pérez Companc, Eduardo Eurnekian, Alejandro Bulgheroni y Eduardo Constantini, concentran una fortuna que supera ampliamente más 15.500 millones de dólares que obtienen explotando y precarizando a sus trabajadores y trabajadoras.
Mientras que para nosotros comprar alimentos es cada vez más difícil, o imposible, los grandes patrones del país aumentan sus ganancias. La acumulación de riqueza en un polo es al mismo tiempo acumulación de miseria en el polo opuesto, la irracionalidad del capitalismo permite lo inconcebible.
¿Cuáles son nuestras tareas?
La primera necesidad que tenemos es organizar a los sectores más avanzados de la clase con independencia política de los patrones, el Estado y sus partidos asegurándose, a través de la democracia obrera, de tener métodos correctos e ideas correctas. En este sentido este plenario impulsado por los compañeros del SUTNA con el fin de coordinar las acciones necesarias para garantizar el carácter activo del Paro General del 24 de enero e impulsar un plan de lucha juega un papel fundamental ya que el ajustazo de Milei no puede ser frenado por el Congreso o la Corte, sino que solo puede ser derrotado con huelgas, marchas, ocupaciones de fábricas, piquetes, asambleas, comités y coordinadoras.
Los trabajadores y trabajadoras solo podemos confiar en nuestras propias fuerzas. La burocracia dirigente de la CGT solo defiende sus propias posiciones, intereses y privilegios, por eso llama a un paro de medio día, mientras negocia a espaldas de los trabajadores con el gobierno. La fortaleza aparente de la burocracia sindical proviene, en parte, de la utilización desvergonzada del aparato para disciplinar a la base, eliminando cualquier mecanismo de democracia interna dentro del sindicato.
Por eso debemos ampliar nuestro llamado a la lucha común a la base de sindicatos de fábrica y seccionales de la CGT, al margen de la burocracia oficial. Nuestra fuerza reside en nuestra organización y movilización colectivas, somos un gran ejército y debemos construir nuestra direccion.
Pero más allá del papel que jueguen los jefes Sindicales, gordos y flacos, dialoguistas y “combativos” con la profundización de la crisis toda la amargura, bronca y frustración acumuladas entre la clase obrera van a salir a la superficie con gran virulencia, y toda la situación sufrirá una transformación. Para esto debemos prepararnos.
La lucha por nuestras condiciones de vida está en las manos de las organizaciones de primer y segundo grado como las juntas internas y los cuerpos de delegados, en los sindicatos clasistas y combativos. Debemos avanzar en poner en pie organismos de coordinación y organización de la lucha, como coordinadoras o comités donde participen sindicatos, comisiones internas y cuerpos de delgados de empresas, representantes de los trabajadores de las fábricas ocupadas, el movimiento piquetero y las asambleas populares. La unidad de estas asambleas para golpear como un solo puño, bajo coordinaciones regionales y nacionales, es posible y necesario.
Impulsemos una huelga general política por un aumento del 100% de todos los salarios, jubilaciones y prestaciones sociales, para que caiga el ajuste del gobierno, el DNU, la ley Ómnibus pero sobre todo en la perspectiva de un gobierno propio, de los trabajadores. Porque no sé trata solo de combatir a Milei, quien momentáneamente encabeza esta ofensiva macabra, sino de impugnar al régimen capitalista en su conjunto, ya que mientras el poder económico – y por lo tanto político – de los capitalistas permanezca intacto va a ser utilizado en la guerra que la clase dominante ha lanzado contra la clase obrera, los trabajadores y la juventud.