En las últimas semanas se dio la discusión en comisión de puntos constitucionales, así como en la del Trabajo y previsión social sobre la propuesta de reducción de las horas laborales, que plantea pasar de 48 a 40 horas semanales. Esto significaría cinco días de trabajo y dos de descanso. En teoría, la jornada laboral en México está planteada en 8 horas al día, 6 días trabajados más uno de descanso; pero en la práctica las jornadas rondan en promedio de 9.5 horas u 11.5 horas al día. Estamos hablando, si los cálculos no nos fallan, de jornadas de 57 horas a la semana Aunque supuestamente descansemos un día en realidad, con las horas trabajadas semanalmente, ese día está cubierto laboralmente.
Es importante que este 1° de mayo planteemos la lucha por la reducción de la jornada laboral en nuestro país sin ningún recorte salarial. Existe múltiples factores que nos afectan como clase trabajadora: las condiciones económicas a nivel internacional no son para nada buenas, la ola de estancamiento económico e inflación está siendo un golpe duro para el coste de la vida de las clase trabajadora, las condiciones de explotación son insostenibles, etc. La falta de derechos laborales y sociales, como los recortes salariales; fueron golpes duros que los patrones dieron durante la pandemia y los están manteniendo ahora, precarizan las condiciones laborales con tal de no perder ganancias en medio de una crisis económica fuerte, por lo que las jornadas laborales son ahora más duras y extensas pero sin que esto signifique algún beneficio real para los trabajadores.
La productividad
La burguesía utiliza el argumento de la productividad como gancho para explotar hasta el tuétano a la clase trabajadora. Es un planteamiento que permea en la sociedad para reforzar el individualismo y la meritocracia, sobre todo para validar o no a las personas. Quien no es productivo (bajo los términos de explotación capitalista) no sirve para nada y es un elemento de fácil desecho. Para los organismos internacionales la productividad en los países se define como “volumen total de producción (medido en términos de Producto Interno Bruto, PIB) producido por unidad de trabajo (medido en términos de número de personas empleadas u horas trabajadas), durante un período de referencia temporal determinado”. Plantean hacer más con menos en un periodo determinado. A nivel internacional no existe una relación ascendente entre el número de horas trabajadas y la productividad, entendiendo que la productividad no es mayor y son más las horas que trabajas. Países avanzados como Alemania, Noruega y Países Bajos (donde los trabajadores hacen 1400 horas laborales al año) son los más productivos a nivel internacional. En México un obrero hace 2246 horas al año y nuestro país es considerado menos productivo. La productividad es un espejismo burgués, se culpa a los trabajadores de no ser productivos, pero en realidad están dejando la vida en el trabajo, lo que deriva en problemas de salud.
El peso de la salud de un trabajador es directamente proporcional a su desempeño laboral. Un trabajador enfermo rinde menos, lo que significa que es un trabajador sin acceso a la salud pública y con muy poco tiempo de recuperación entre jornada y jornada.
México es el país con mayores niveles de estrés en el mundo, en 2019 40% eran los afectados en los centros de trabajo y para el 2021 el 63% de los trabajadores muestra niveles de estrés crónico.
Sobre la Calidad de vida
El acceso a la salud pública ya es un mito para las nuevas generaciones de trabajadores, no hay acceso a ella. Los empleos con contratos temporales evaden los derechos laborales como acceso a la salud, vivienda o pensiones. Ante todo esto, ahora la burguesía y los patrones plantean que nuestros problemas se resuelvan de manera individual. El costo de la vida ha aumentado después del confinamiento. La inflación ha venido a golpear los bolsillos de las familias trabajadoras. Iniciamos el 2023 con una tasa de inflación del 7.91%, los alimentos son los que más se han encarecido. Según cifras del Coneval, en zonas rurales se necesitan $2,144 por persona para cubrir alimentos. Una familia de 4 personas que vive en Naucalpan, Estado de México, necesita $8576 al mes sólo para cubrir los gastos de los alimentos de los integrantes, cuando el salario promedio mensual en México es alrededor de $6210. Con estos salarios no nos alcanza para vivir, tenemos múltiples gastos, los salarios no aumentan de manera real pero si se perpetúan las horas de más en las jornadas de trabajo sin remuneración. N uno tenemos acceso al ocio como medio para recrearnos como personas en esta sociedad, no tenemos a nuestro alcance a la cultura, a la música, teatro, etcétera.
Con estas condiciones las familias proletarias no pueden vivir con un sólo ingreso, las madres y los hijos mayores deben meterse a trabajar para poder solventar los gastos y cubrir con las necesidades mínimas como el alimento, educación, servicios y pasajes. La lucha por la vida asume ahora un significado cada vez más cruel para millones de personas. La inflación y la austeridad son las dos caras de la misma moneda. No podemos permitir que este sea nuestro destino. La crisis no debemos de pagarla nosotros.
El capitalismo no funciona, la vida es otra cosa
En el país, según lo revelan un estudio de Poder Latam basado en datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) el promedio de tiempo en que un obrero/a, que labora en la industria de la manufactura, produce el valor total de su salario es de 24.67 minutos. El resto de la jornada, es decir, 455.33 minutos, son la riqueza que termina en manos del patrón.
Esto es lo que Marx explicó en El Capital, la extracción de plusvalía, que explica que al trabajador se le paga menos de lo que realmente produce. Por lo tanto, la diferencia entre lo que realmente produce y su salario es lo que se conoce como ganancia del capitalista. Y las grandes ganancias que tuvieron los empresarios durante la pandemia se debían justo a esta extracción de plusvalía, más el recorte de personal y reducción de salarios o bonos por la supuesta afección de la pandemia.
A pesar de algunos esfuerzos del actual gobierno por mejorar las condiciones laborales, el aumento al salario mínimo en la zona norte del país, zona industrial maquiladora, no resuelve ni supera la inflación real. Su proyecto para emplear a jóvenes con becas del estado no sólo son beneficio para estos jóvenes sino también para las empresas que evaden pagar estos salarios y reciben trabajo gratis. La condición laboral en la actualidad es marginal, los empleos formales son sobre explotados y en la informalidad hay mucho menos oportunidad de garantizar el pan en la mesa. La contradicción capital-trabajo hace posible la explotación y la extracción de riqueza de la clase obrera para beneficio de la burguesía y de esta se desprenden múltiples desigualdades y opresiones que se agravan.
¡Es necesario dividir el trabajo disponible entre las manos existentes sin pérdida de salario! Eso significa reducir el tiempo de la jornada laboral. La propuesta de reducir la jornada laboral es completamente viable, pero significa reducir la ganancia del patrón. El salario medio de cada trabajador no debe ser menor al que existía con la antigua jornada laboral. Los salarios, garantizando estrictamente un mínimo nivel de vida digno y deben subir de acuerdo con la inflación y no reducir si la inflación disminuye. Con esto se irá recuperar el nivel adquisitivo. Este es el único programa que puede proteger a los trabajadores en tiempos de crisis.
Nuestras reivindicaciones:
– ¡No al desempleo! ¡Trabajo o salario completo para todos!
– ¡No a los secretos empresariales! ¡Apertura de los libros de cuentas! Los trabajadores deben tener acceso a información sobre todas las estafas, especulación, evasión de impuestos, acuerdos sospechosos y comisiones o compensaciones económicas excesivas. ¡Que los trabajadores puedan ver cómo han sido estafados y quién es el responsable del caos actual!
– ¡Introducción inmediata de la jornada laboral de 40 horas semanales sin reducción salarial!
– Por una economía socialista planificada, donde se elimine el desempleo y la sociedad inscriba en su bandera: DERECHO UNIVERSAL AL TRABAJO.
La patronal y Morena
Es lamentable que sea la oposición al actual gobierno quien este lanzando estas iniciativas, pero es todavía más vergonzoso el actuar de la bancada de Morena después de que se aprobó la propuesta en las comisiones. Se dio una declaración de Ignacio Mier, coordinador de Morena en la camarada de diputados, diciendo “no a la reforma constitucional porque no hay tiempo”. Absurda respuesta por qué no echar andar la reforma pero tiene un trasfondo importante, cada que existe una oportunidad real de transformar el país como esta ocasión distintos elementos dentro del partido Morena dictan una línea totalmente contraria a sus consignas cómo «por el bien de todos primero los pobres» pretenden que con paliativos la clase trabadora sobreviva en este sistema de injusticias, terminan posicionándose de lado de la patronal, porque saben que aprobar este tipo de reformas significa una batalla fuerte contra los empresarios del país.
La Coparmex declaraba que de aprobarse la reforma podría provocar un efecto adverso cómo desempleo en el país y una pérdida de 381 mil millones de pesos. Sobre el desempleo este no lo provocaría la reducción de la jornada laboral, al contrario, todo el trabajo debe ser distribuido entre los obreros sin recorte salarial en la jornada laboral establecida, más bien, las declaraciones de recorte salarial es una amenaza empresarial contra la aprobación de la reforma de reducción de la jornada laboral. Realmente. La supuesta pérdida de esos miles y millones de pesos no serían más que la reducción de sus ganancias. Incluso esa cantidad es minúscula a la gran extracción de plusvalía que obtienen de los trabajadores.
La reducción de la jornada laboral sin recorte salarial significa una vida más digna para los trabajadores, que contarían con más tiempo para estar con sus hijos, para el ocio y la recreación. El costo de la vida es insostenible en la actualidad. Debemos organizarnos y luchar por el derecho al trabajo digno para quienes ya trabajan y para las nuevas generaciones. No somos colaboradores de las empresas, no somos familia del patrón, somos obreros, obligados bajo este sistema a vender nuestra fuerza de trabajo para poder sobrevivir. Queremos que se garanticen nuestros derechos y los haremos valer en la lucha constante. Al final no tenemos nada que perder más que nuestras cadenas.