Recientemente dieron de baja al diputado panista Christian Von Roehrich por acumular 5 faltas en el congreso de la CDMX. Cabe señalar que está como prófugo de la justicia, mientras que su hermana Sofía Soraya ya fue detenida el domingo 19 de febrero en Querétaro y actualmente se encuentra en el penal de Santa Martha. A esta, se le suman otras personas más como Nicias René Aridijis, ex director de obras de la alcaldía Benito Juárez. Aquí se analiza el cartel inmobiliario y la crisis de vivienda que sufre una de las grandes urbes del país.
Anteriormente Von Roehrich era alcalde de Benito Juárez en la capital, alcaldía que se caracteriza por su alto valor inmobiliario. Las empresas constructoras van y vienen cambiando de nombre y haciendo de las suyas; construyen inmuebles de mayor valor que no se someten a la regulación de construcción de la Ciudad de México. Con las últimas investigaciones se han dado cuenta de lo que ya era un ligero susurro: las inmobiliarias, aliadas con los políticos y funcionarios del PAN, habían construido una red de construcción de inmuebles con facilidades para evadir la ley, con logística, dirección y asesoría directa de los funcionarios. Todo esto a costa de la seguridad de las personas. Habían demostrado ser un cartel inmobiliario.
El informe oficial habla de 10 empresas fantasma que tenían permisos de construcción. También se habla de grandes sobornos sistemáticos en forma de corrupción a altos funcionarios e incluso se habla de extorsiones por parte de estos funcionarios a las constructoras: “te doy el permiso para construir, pero a cambio me deben dar un departamento”. Sabemos que los departamentos en la Benito Juárez están valuados en no menos de 3 millones de pesos, así nos podemos dar una idea de qué tan jugoso es ese negocio.
Lo que perturba es que no son solo empresarios sometiendo al gobierno, ni solo altos funcionarios haciéndose de la vista gorda a cambio de unos cuantos pesos; es una logia bien organizada y establecida con elementos empresariales, altos mandos en el gobierno que tienen su centro de gravedad un partido político: el PAN. No hay forma de lavarle las manos al PAN, ni siquiera de pasarle un trapazo; los funcionarios coludidos tienen su historia enraizada en este partido y no es que “hallan usado al partido para obtener beneficios” sino que dentro del partido mismo se organizó este cartel. Si estudiamos los nombres: Germán de la Garza Estrada, Mario Alberto Palacios, Jorge Romero, Ricardo Amezcua, Christian Von Roehrich y Santiago Taboada, todos ellos son políticos de alto rango dentro del PAN a nivel local o nacional.
Las investigaciones iniciaron en agosto de 2021 tras una explosión en un inmueble construido irregularmente en Avenida Coyoacán. Según los datos, 198 inmuebles construidos entre 2009 y 2018 distribuidos en diferentes alcaldías, pero con epicentro en la Benito Juárez, han sido foco de investigación por el gobierno de la CDMX. Las investigaciones señalan que están ligado a actos de corrupción para favorecer a empresas y a funcionarios públicos. Se habla de 264 pisos excedentes en total. Y una defraudación de 7mil 142 millones de pesos. Tan solo el Burj Khalifa cuenta con apenas 163 pisos.
Éste es el jugoso negocio que tiene el cartel inmobiliario en las alcaldías gobernadas por el PAN, y que pueden hacer eco en algunas más. El objetivo es enriquecerse a costa de la especulación inmobiliaria y la seguridad de la gente, además del aumento de densidad poblacional que no solo conlleva la sobre explotación de recursos (agua, luz, etc.) sino también la creación de más caos vial y saturación de servicios.
Debemos recordar que, en el pasado terremoto de 2017, el colegio Rébsamen se derrumbó cobrando la vida de 19 niños y 7 adultos. El responsable de obra del colegio Francisco Arturo Pérez Rodríguez, fue detenido en Oaxaca a finales de 2022.
Podemos seguir aportando datos y más datos, sin embargo, éstos se pueden encontrar fácilmente en los informes de la investigación y en otras notas periodísticas. Avancemos en lo que genera todo este negocio que aparenta ser un crimen sin víctimas.
Este es un claro e ilustrativo ejemplo de las razones principales de la derecha de mantener el control político y de las instituciones: poder generar jugosos negocios. Está muy claro que no les importa la gente, los trabajadores. El sistema capitalista se desenmascara cada vez más; pone en evidencia que las instituciones de gobierno no son otra cosa más que una administración para la operación de negocios. Y que la corrupción no es un cáncer del sistema, sino que es inherente a él; es más bien un lubricante del sistema, que hace funcionar la maquinaria empresarial.
Aumento de densidad poblacional y gentrificación
Frecuentemente y de manera clasista se ha dicho que las alcaldías más pobres, populares y marginales son las más pobladas, pero nada más lejos de la realidad; es más, la Benito Juárez tiene mayor densidad poblacional que Iztapalapa como se muestra en la figura.
Podemos ver que contradictoriamente, la Alcaldía Benito Juárez es de las últimas en tener viviendas ocupadas (Figura 2) y es de las que menor promedio de ocupantes tiene (Figura 3). Esto nos habla de una enorme acumulación de viviendas desocupadas. Y aun así mantiene una mayor densidad poblacional que Iztapalapa. Nos habla de una acaparación de viviendas que no solo han aumentado estratosféricamente su valor, sino también de una enorme construcción de viviendas que se mantienen en manos de muy pocos, lo que es una representación del sistema capitalista de acumulación de riqueza (en este caso vivienda).
Sabemos que las personas no viven de aire, los servicios de electricidad, agua, gas, y demás se producen [en el caso del agua, se gasta] a cierto ritmo y si hay más habitantes en cierta zona, y eso genera más flujo de capital. Los servicios se verán destinados a esos intereses. En este caso, es su inverso, pues mientras la Benito Juárez, ocupa el segundo lugar en viviendas con servicio de agua, Iztapalapa se encuentra en el onceavo. Es decir, se genera una crisis de servicios y recursos naturales que no son equidistribuidos.
Estos carteles inmobiliarios ahora manejan la especulación de la vivienda, haciendo zonas específicas, exclusivas para la gente con mayor ingreso económico: venden departamentos de lujo, rentan locales comerciales con marcas de lujo, y los servicios privados como comida, educación, y cualquier otro es mucho más caro en esas zonas. Ante el alza de los precios, la gente que ha vivido en esa zona toda su vida nota diariamente el costo de vivir (exacerbado también por la crisis económica del sistema), y no tiene otra opción que mudarse a zonas en la periferia donde vivir y desenvolverse sea posible con sus ingresos. En pocas palabras: es obligada a migrar.
Crisis de vivienda
Es ya inimaginable conseguir una casa en la Benito Juárez; ahora sólo departamentos. La aglomeración de estos factores ha hecho también que las inmobiliarias hagan las viviendas cada vez más pequeñas, generando condiciones cada vez más indignas. Hoy en día, la moda es hacer unidades de vivienda con más departamentos por piso, con más pisos, y más torres en un terreno específico. El objetivo no es otro más que el de poder vender más.
Respecto al precio, todos sabemos que va en aumento toda la vivienda en todos lados, no solo la misma vivienda vale más, sino que las nuevas viviendas menos dignas valen también mucho más. Esto es mera especulación, y la oferta de la vivienda es controlada no solo por las constructoras, sino también por los corredores inmobiliarios. Al grueso de los trabajadores no les alcanza su salario (con todo y prestaciones de Infonavit, etc.) para poder comprar una vivienda. Y a los que sí les alcanza, pasan a una precariedad cotidiana donde una enorme parte de su sueldo se va a pagar esa vivienda durante 25-30 años más los intereses que generalmente triplican el valor original. Los trabajadores se enfrentan a incertidumbre laboral, y a una inflación constante (inherente al sistema capitalista) donde cada vez tienen que dedicar más salario al pago de ese crédito, por lo tanto, más parte del trabajo realizado para obtener ese sueldo. Es decir, los trabajadores terminan trabajando toda su vida para pagarlo; terminan pagando con su vida el tener una vivienda.
Al mismo tiempo podemos ver que los departamentos, de lujo, las enormes casas y los complejos recreativos de los burgueses, se convierten en privilegios, y nos damos cuenta como para ellos es muy fácil predicar “quédate en casa”, o trabaja desde casa, o demás cosas que se pueden hacer cuando se tienen espacios más que suficientes.
En México, la superficie mínima habitable para una vivienda es de 55m², pero esto varía dependiendo el país. Por dar unos ejemplos: en Panamá es de 110, en Paraguay y Uruguay 32, en Perú 40, y Venezuela 36. (Fuente: https://www.archdaily.mx/mx/948641/el-area-minima-de-vivienda-quien-determina-los-espacios-mas-pequenos-permitidos-en-latinoamerica#:~:text=México%3A%20El%20portal%20Crónica%20evidencia,vivienda%20es%20de%2055%20m².)
Sin embargo, si tomamos el máximo de estos ejemplos (110m²) y habitamos cada vivienda con 4 personas en viviendas planas, toda la humanidad (8mil millones) ocuparíamos 220,000 km², es decir: podríamos vivir toda la humanidad en el estado de Chihuahua (247,938 km²) y ocuparíamos el 0.14771049% de la superficie terrestre del planeta (148,940,000 km²).
Nos encontramos con gente viviendo en departamentos apenas recorribles, otros viviendo en departamentos y casas rentadas por cuartos (algunos compartidos) y otros viviendo en campamentos irregulares de lámina, que poco a poco han logrado hacer de esos lugares espacios habitables. En este artículo no venimos a «abrirles los ojos» sobre la indigencia en la ciudad, sabemos que existe y nutre sus filas con el lanzamiento de familias a las calles, la llegada de más personas de zonas rurales a la ciudad y la llegada de personas que buscan llegar a Estados Unidos. Al mismo tiempo nos encontramos con grandes ricos que tienen un número considerable de viviendas (mucho más amplias) que utilizan para rentar, especular, o simplemente como colección. La gente migra a las urbes no porque quiera vivir el «sueño de vivir en la calle» o en condiciones precarias. Vienen porque buscan trabajo, sustento o estudio, al fin de cuentas buscan elevar su nivel de vida; o poder mantener el mismo ante los efectos de la crisis.
- Engels explicaba ya hace más de 100 años el ciclo de migración a los centros de trabajo cada vez más productivos donde se concentra el trabajo, y cómo eso aumentaba el costo de la vida. También la necesidad de los burgueses de tener lo más cerca posible a su mano de obra, para poder explotarlos más tiempo. No obstante, con el desarrollo de la tecnología en comunicación, y en transporte, esta distancia ha podido irse incrementando, haciendo cada vez más grande la periferia proletaria alrededor de los grandes centros de trabajo. Esto no es únicamente obra del desarrollo de vías y métodos de transporte, pues en ese caso, el trabajador paga con su tiempo de descanso y recreación estas medidas, pues tienen que levantarse más temprano para poder trasladarse más distancia y llegar a trabajar por el mismo sueldo.
El gobierno ha dado “soluciones” al problema de los altos costos de la vivienda como el INVI que ofrece créditos muy bajos y sin intereses, pero este servicio está sobre saturado y se dedica también a construir grandes complejos de departamentos en predios abandonados o irregulares que genera mayor densidad poblacional. Por supuesto que es mejor tener una vivienda digna.
No hay una solución real, pues se intenta administrar los pocos espacios para la vivienda y no hay una redistribución de los espacios. Otro problema es que la solución se intenta dar dentro de las instituciones, lo que significa que la “solución” está integrada de todos los problemas que arrastra el gobierno: corrupción, burocracia, mala planeación, etc.
Ante la crisis la organización obrera
La crisis del sistema capitalista abarca todos los aspectos de la vida cotidiana, la vivienda es uno de ellos. Y no se puede cambiar la situación de la vivienda únicamente. Una medida realmente revolucionaria y socialista, sería llamar a ocupar todas las casas, departamentos no habitados, y las casas enormes y lujosas de los burgueses para poder construir viviendas dignas. Las casas de infonavit en enormes fraccionamientos en la periferia de las ciudades, que han sido “rescatadas” por los grandes bancos, deben tomarse también.
Al mismo tiempo es importante una economía planificada donde se organice la producción y se distribuya la fuerza de producción en diferentes lugares; podrían incluso ponerse las fábricas y oficinas en los llamados municipios dormitorio, estas medidas generarían un aumento en las condiciones de vida de los trabajadores.
Con estas medidas podríamos eliminar la enorme especulación que incrementa los precios de las viviendas, y podríamos también conquistar la dignidad que se nos ha arrebatado. Debemos tomar el cielo por asalto, pero para eso no sirve un decreto, una idea, o tirarle monedas a la fuente de los deseos. Para eso hace falta organizar a la clase trabajadora para que sea capaz de tomar los medios por su propia cuenta. Para instaurar un proyecto no solo de producción planificada, sino también proyectos de vivienda planificados con los servicios necesarios para una vivienda digna: electricidad, agua, gas, internet, escuelas, casas de cultura, museos, parques, deportivos, teatros, cines, mercados de abarrotes, vías y medios de transporte, etc. y también planificar estos proyectos y ponderar los derechos por encima de los intereses de los empresarios y banqueros.
Es necesaria una izquierda que se atreva a romper con el sistema, que tenga el valor de acabar con sus privilegios y que se ponga codo a codo con la clase trabajadora avanzando la trinchera en esta lucha de clases, es necesaria una izquierda socialista.