El pasado martes 22 de marzo se dio a conocer en diversos medios de comunicación el caso de violación sexual a una compañera del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos No. 7 dentro de las instalaciones de la escuela, un caso que ha conmocionado a la comunidad estudiantil del IPN, pues una vez más nos deja claro que este recinto de educación no es un lugar seguro y libre de violencia hacia las mujeres.
Las autoridades del IPN, solo se han dedicado a emitir pronunciamientos donde minimiza lo sucedido e incluso declara que solo se tratan de noticias falsas, a pesar de que ya existe una carpeta de investigación por parte de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México. El protocolo para la prevención, detección, atención y sanción de la violencia de género con que cuenta la Institución ha resultado ser una simple fachada de la supuesta preocupación que tienen las autoridades escolares para atender este problema que aqueja de manera desmedida a las mujeres de nuestro país, es inconcebible que en un país donde asesinan a 10 mujeres todos los días, las autoridades del IPN traten con desdén e irrelevancia este tipo de casos, pues encubrir la violencia dentro del Instituto los convierte en cómplices de la podredumbre social que violenta y asesina mujeres.
Esta no es la primera vez que el IPN encubre y niega la reproducción de casos de violencia, tanto dentro de sus instalaciones como perpetradas por su personal académico. No nos olvidemos que hace apenas unos meses, en enero del presente año, las autoridades realizaron una conferencia de prensa con motivo de ofrecer una disculpa pública a los familiares de “Marichuy” Zamudio por la responsabilidad de la institución y las omisiones cometidas en el caso de su feminicidio, donde además otorgaron el titulo post mortem como homenaje a “Marichuy”, sin embargo, este acto nos resulta de lo más hipócrita, pues si realmente asumieran su responsabilidad por lo sucedido, no estarían negando y tratando de encubrir la agresión hacia la compañera de Voca 7.
Es muy claro que las autoridades del IPN no tienen la capacidad de resolver y tampoco la intención de atender el grave problema de la violencia de género que se refleja dentro y fuera de la institución, donde por más protocolos que se propongan, no podrán resolver un problema de la estructura social que reproduce la violencia, para ello es necesario que los y las estudiantes, personal docente y administrativo coadyuven para la construcción y organización de entornos libres de violencia dentro y fuera del IPN, donde la comunidad politécnica tome este asunto en sus propias manos que pueda prevenir y accionar oportuna y colectivamente ante casos de violencia de género, propiciando procesos de educación, tomando de conciencia ante la acuciante y urgente necesidad de erradicar toda forma de violencia hacia la mujer en el IPN, combinándola con una lucha decidida en las calles contra el sistema capitalista en cuyas bases políticas, económicas y sociales radica el origen de la violencia y de todas las formas de opresión.
¡Organízate y lucha con nosotras!
¡El Capitalismo es feminicida!
¡Justicia para Jazmín! ¡Justicia para todas!
¡Por un IPN organizado contra la violencia hacia la mujer!