El pasado 11 de junio del presente año, una noticia conmocionó al estado de Hidalgo y a gran parte de la nación, pues la residente de medicina Beatriz Hernández “Betty”, mejor conocida como «Dra. corazón» tuvo un accidente automovilístico, que desencadenaría una pesadilla para ella, su familia y la población.
Testigos del accidente aseguraron que no hubo ningún tipo de negativa para asumir su responsabilidad y el pago de los daños. Sin embargo, fue detenida con violencia por elementos de la policía de Progreso Obregón y llevada a las celdas de detención primaria en donde «falleció» horas después. Pero, lo que caracteriza este caso fue la serie de irregularidades que se presentaron, en primera instancia, desde la detención injustificada y con violencia bastante notable por parte de los elementos policiacos y su traslado a los separos de dicho municipio, al cual llegó presuntamente semidesnuda e intoxicada, donde momentos después tuvo una serie de discusiones con su padre y, pocos minutos después, estaba muerta en la celda en dónde estaba. Según los medios y autoridades burguesas —indiscutiblemente en una situación de esta naturaleza van de la mano pues se necesitan uno al otro para poder ocultar y evadir las responsabilidades— lo manejan como un suicidio, pero dicho dictamen es incompatible con las medidas y con los protocolos de seguridad que se deben y tienen que cumplir, cuando una persona es ingresada a dichas instancias.
Como se menciona previamente, este caso ha hecho demasiado ruido y agitado la conciencia de la multitud, no sólo dentro de los grupos feministas sino también en el sector salud, ya que en los últimos días hemos visto diversas manifestaciones desde lo pacífico hasta lo ultraizquierdista cayendo en la iconoclasia. Hay que mencionar que este tipo de fenómenos y manifestaciones no son para menos, ya que una vez más, nosotros como clase trabajadora somos víctimas de la brutalidad policiaca. Una vez más somos pateados, humillados y asesinados bajo las garras del estado burgués.
Hay que decir que el Estado de Hidalgo es uno de los estados con mayor índice de brutalidad policiaca, abuso de autoridad y violencia, un ejemplo es que hace aproximadamente 2 semanas se registró una represión por parte de elementos de la policía estatal en contra de manifestantes indígenas, provenientes de una de las comunidades más marginadas del estado, que únicamente exigían el cumplimiento de obras públicas que en su momento fueron prometidas tales como carreteras, tuberías, etcétera.
La promesa de una reforma policial ha sido ofrecida una y otra vez por parte de la clase gobernante como una supuesta solución al uso de violencia excesiva por parte de dichas instituciones, por eso es de suma importancia no despegar la mirada de este tipo de fenómenos, y, de carácter urgente, ser conscientes que es necesaria la abolición de las instituciones centrales del estado capitalista, tales como los cuerpo especiales de hombres armados como menciona Lenin, en el Estado y la Revolución: las prisiones, el ejército, la policía, etc. Estos aparatos mencionados son el núcleo del Estado capitalista, no se pueden reformar a favor de nuestros intereses ni mucho menos buscar conciliación con ellos. También hay que mencionar que, bajó el estado burgués, ningún representante del mismo tomará la decisión de desmantelar o desintegrar estos aparatos, ya que sería como un escupitajo al cielo. Lenin señala:
“Y no lo es porque la sociedad civilizada se halla dividida en clases enemigas y, además, irreconciliablemente enemigas, cuyo armamento ‘espontáneo’ conduciría a la lucha armada entre ellas. Se forma el Estado, se crea una fuerza especial, destacamentos especiales de hombres armados, y cada revolución, al destruir el aparato estatal, nos muestra la descubierta lucha de clases, nos muestra muy a las claras cómo la clase dominante se esfuerza por restaurar los destacamentos especiales de hombres armados a su servicio, cómo la clase oprimida se esfuerza por crear una nueva organización de este tipo que sea capaz de servir no a los explotadores, sino a los explotados”(Lenin, El Estado y la Revolución).
La sociedad civilizada se halla dividida en clases enemigas, irreconciliablemente enemigas, cuyo armamento «espontáneo» condujo a la lucha armada entre ellas. Se forma el Estado, se crea una fuerza especial, destacamentos especiales de hombres armados y cada revolución, al destruir el aparato del Estado, nos indica visiblemente cómo la clase dominante se esfuerza por restaurar los destacamentos especiales de hombres armados a su servicio y la necesidad de que cómo clase oprimida avancemos en luchar y en crear una nueva organización, que sea capaz de servir, no a los explotadores, sino a los explotados.
La clase burguesa reconoce y sabe que estos hombres armados de nombre policías, soldados, etc. son los que mantienen la segregación, la opresión y la violencia hacia la clase trabajadora y hacia las mujeres, por lo tanto, ser conscientes que dentro de un estado capitalista, en donde las leyes son creadas por y para dicho sector parasitario, la única manera de desintegrar estos aparatos, en primera instancia es derrocar al Estado capitalista por medio de una revolución socialista y con base a eso, instaurar un estado proletario, abolir las fuerzas armadas que todos los días nos violentan nos asesinan y nos humillan.
Muestras de solidaridad y exigencia de justicia para Betty se han dado en el Estado de Hidalgo y el país, la Liga de Mujeres Revolucionarias y La Izquierda Socialista, nos sumamos a este reclamo.
¡Ni una víctima más a manos de la policía!
¡Por la abolición de todos los cuerpos represivos del Estado!
¡Justicia para Betty!