La presente carta la publicamos a petición de camaradas que se mantienen firmes en la lucha con la clase trabajadora con una perspectiva socialista y revolucionaria y que han apoyado de manera honesta y desinteresada al movimiento obrero de las maquilas en Matamoros, Tamaulipas.
El día de ayer fui informado con sorpresa, de una serie de alusiones personales que usted dirigió en mi contra en su transmisión de la tarde. En defensa de mi honor le dirijo hoy esta respuesta, misma que hago del conocimiento de todos los obreros de Matamoros, organizaciones sociales del país, activistas, sindicalistas e izquierda en general. Considero que es momento de aclarar cualquier malentendido, pero sobre todo, abrir una reflexión transparente sobre qué movimiento obrero necesitamos y cómo podemos fortalecerlo.
Licenciada Susana Prieto:
1. Por principio, lamento que el motivo de su enojo sean los ataques que ha recibido por parte de medios de derecha y sin ninguna credibilidad como el «Ojo Ciudadano» y «Post Data News» que sirven a los empresarios y quieren seguir manteniendo a la clase obrera atada a los sindicatos charros de Matamoros. También lamento que en esta discusión haya salido a relucir el nombre de nuestra compañera Mayra Lizeth Cepeda Leal, que actualmente está librando una dura lucha contra el cáncer en la Ciudad de México. En efecto, usted no es responsable de la enfermedad de la compañera, ni del sostenimiento de sus gastos. Para ello los obreros, que tenemos fuertes tradiciones de solidaridad y sabemos salir adelante juntos en momentos difíciles, ya hemos puesto en marcha una campaña a la que se están sumado trabajadores de distintas latitudes: electricistas, magisterio, jornaleros, universitarios, etcétera. Yo no puedo hablar por Mayra. Sólo puedo cobijarla de solidaridad y cariño en estos momentos en los que su situación es muy delicada.
2. Una de las intrigas que usted introduce en su transmisión de ayer, es la afirmación de que yo junto con mis compañeras estoy «enchilado», «endemoniado», «encabronado», porque perdí la candidatura independiente de 2019, y por lo tanto, según su apreciación, ahora tengo envidia de mis compañeros que ganaron como regidores en la alcaldía Matamoros. Esto es falso y usted y todos los obreros lo saben. Desde el inicio de la campaña manifesté mi apoyo abierto a la candidatura de mis compañeros obreros. De hecho el 11 de mayo pasado los acompañé en el recorrido que hicieron en la colonia Campestre del Río 2 y llamé a votar abiertamente por ellos. Para rematar: desde los primeros minutos de este lunes, en que se supo el resultado de la elección, dirigí un mensaje público de felicitación a todos los ganadores: Cristina Cabrera, Sofía Gaona, Minerva Mata, Perla Jovanny, José Manuel Raygosa y Angel Jiménez. Cualquiera que tenga duda puede ver mis redes sociales. Pero lo más importante que debo aclararle es lo siguiente: yo no estoy insatisfecho por los resultados de la candidatura independiente de 2019 en la que tuve el honor de participar. ¡Al contrario! Estoy muy contento de haber podido servir a la causa obrera con todas mis fuerzas. Pese a lo que se diga, en 2019 los trabajadores y el pueblo pobre de Matamoros logramos construir con nuestros propios recursos una candidatura muy digna que puso a temblar a los partidos políticos, empezando por La Borrega y Morena, que se vieron obligados a aceptar que sin la fuerza obrera, son solo un cascarón vacío. De hecho el Distrito 11 en el que yo competí, fue uno de los más altos en votación y desplazó por completo al PRI como fuerza política. Por ello es falso, como usted afirma, que yo tenga envidia: Siempre he luchado por un movimiento obrero democrático, igualitario, libre de, protagonismos y autoritarismos de cualquier clase. De eso ya hemos tenido suficiente con la CTM. Pero para cerrar paso a cualquier duda: hoy reitero nuevamente mi apoyo incondicional a los obreros regidores del movimiento 20/32, porque sé que vendrán tiempos difíciles en los que los empresarios y la derecha volverán a atacarnos, y en los que se requerirá la unidad, la democracia y el respeto de la pluralidad obrera.
3. Licenciada, debo informarle respetuosamente que se equivoca: yo no necesito de su acreditación o permiso para ser integrante del Movimiento Obrero 20/32. Yo soy miembro del movimiento 20/32. Fui pionero del mismo y he estado en primera línea siempre y debido a él fui despedido y boletinado. Por más de 20 años he sido un activista obrero de Matamoros. La primera huelga en la que participé fue en 1998 cuando siendo casi adolescente asistí a apoyar la planta Magnatek, conociendo a Agapito González. Probablemente yo no tengo el dinero que usted tiene. Quizá no haya asistido a la universidad como usted lo señala. Pero eso sí le digo: soy un obrero y un padre de familia con mucha dignidad y conciencia de clase. Jamás le he faltado el respeto ni la dignidad a nadie por su condición económica o su color de piel. Por lo tanto, no acepto ninguna narrativa que pretende hacer pasar a los obreros como actores secundarios de nuestra propia historia. Mucho menos cuando a nosotros desde abajo nos ha costado padecer la represión de la lucha. Lo verdaderos protagonistas de los cambios, somos los trabajadores, las masas anónimas. Lo último que podemos permitir que se pierda es nuestra dignidad.
4. En su transmisión de ayer usted también oculta parte de la verdad. Muchos activistas y organizaciones del país se alejaron de usted, no porque se haya lanzado como diputada, cosa que yo celebro y apoyo, sino porque les gritaba, los humillaba y los trataba como si fueran sus empleados. Lo que usted no supo calcular, es que ese trato que es normalmente aceptado por sus colaboradores, no iba a ser admitido por personas de experiencia en la lucha que saben el valor de la dignidad, que han vivido procesos de represión muchísimo peores al que usted le tocó experimentar en Tamatán y que llevan en la lucha muchas más décadas que usted. En una palabra licenciada: le ha faltado mucha humildad. Si hay algo que los zapatistas nos han enseñado es que por encima de todo está la dignidad y que nadie, por necesario que sea, puede permitírsele sobajar a otros. Un episodio especialmente vergonzoso para mí, fue cuando usted en un arranque de soberbia, le aventó el zapato al padre de un compañero obrero en nuestra caravana en la Ciudad de México. Estos hechos se dieron en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y fueron apreciados por muchos compañeros que se esmeraron en recibirnos y terminaron indignados. Yo ya conocía como era usted y la clase de presiones a las que estaba sometida, pero ¿cómo iba yo a poder defenderla en esas condiciones?, ¿qué cara y qué explicación iba a darles a los compañeros de Atenco o a Doña Fili y a los sindicatos que nos depositaron su confianza en los momentos más difíciles? Debo aceptar que para mí ese fue el inicio de mi alejamiento de usted, pues no se trataba de la primera vez que lo hacía.
5. Soy un obrero muy leal y comprometido. Algo que usted no va a poder probar nunca es que la traicioné o que soy un envidioso. Yo siempre compartí sus videos y sus publicaciones hasta donde pude y prueba de ello es que siempre me puso de ejemplo ante mis compañeros del SNITIS porque ellos nunca lo hacían. Pero también debo decirle que soy un obrero con criterio propio y dignidad. Por lo tanto no acepto que nadie me diga con quien debo o no hablar, y qué puntos de vista puedo o no compartir en mis redes sociales. Uno de los principales desencuentros que tuve con usted fue el hecho de que le molestó que yo compartiera artículos de otros activistas sociales, cosa que era ya una invasión y un insulto a mi persona. Si me alejé de usted fue porque comprendí que algo que quiero que mis hijos aprendan hoy es que siempre deben mirar a los ojos a las personas y que nadie que tenga más dinero o poder que ellos puede levantarles la voz. Cometer errores es humano. Nunca es tarde para recapacitar. Espero que usted recapacite.
6. Finalmente quiero decirle a usted y a todos, que yo sigo luchando por un movimiento obrero democrático, combativo e independiente. Considero que uno de los principales retos para la clase obrera no solo de Matamoros, sino de todo el país, es romper las tradiciones de autoritarismo y pasividad que nos heredó el PRI y que todavía siguen presentes en nuestra cultura. El movimiento obrero no se puede construir en torno a líderes carismáticos, que reparten premios y castigos como si los obreros fuéramos niños, sino en torno a mujeres y hombres dignos. No sé si el SNITIS se proponga llevar adelante este cometido, pero de lo que estoy convencido, es que dentro o fuera de él, los obreros debemos seguir luchando por este objetivo. Necesitamos obreras y obreros que aprendan a decir lo que piensan y no a obedecer ciegamente. Necesitamos que todos los trabajadores entiendan que tener diferencias no es malo, al contrario es benéfico, si estas se saben dirimir adecuadamente. En nuestra historia, la falta de confianza y autoestima de los trabajadores llevó muchas veces a elevar a verdaderos tiranos al frente de los sindicatos como Fidel Velázquez o Rodríguez Alcaine. No debemos repetir esta historia. Recordemos que nuestro movimiento es todavía joven y que nuestros enemigos todavía tienen la mayor parte del poder en sus manos. Espero que las críticas que he formulado no sean tomadas a mal por nadie y que si se considera que tienen un núcleo de verdad, se tomen en cuenta para seguir avanzando en unidad juntos, cosa que deseo, pues la causa obrera lo necesita.
Fraternalmente.
Su amigo: Everardo Gómez Aguayo.