Escrito por: Adrián Alvarado
La medida impulsada desde el gobierno federal, atendiendo los designios de los grandes empresarios, ha causado una ola de indignación y rabia. El incremento a los precios de la gasolina puede ser la llama que prenda la pradera en nuestro país.
El aumento del precio a la gasolina es consecuencia de las llamadas reformas estructurales, en particular de la reforma energética, además de la ambición por parte del gobierno federal de mantener un impuesto sobre la producción de la gasolina para balancear sus ingresos.
Las explicaciones de los funcionarios del gobierno no convencen a nadie: el precio de la gasolina sube para estar en sintonía con los precios internacionales, lo que no nos dicen es que México es uno de los países con los salarios más bajos, en las últimas décadas el poder adquisitivo se ha desplomado cerca de 60%. Algunas justificaciones parecen absurdas: con el incremento del precio de la gasolina se generará un impacto ambiental positivo, se dejará de usar el automóvil privado, nos explican algunos funcionarios de la secretaría de Medio Ambiente.
La rabia y la indignación ha pasado de las protestas en las redes sociales a las calles, espontáneamente, en diversas partes del país surgen protestas en contra de la medida. El aumento al precio de la gasolina puede ser la chipa que encienda la llama de las protestas.
La reforma energética, los buitres petroleros tras el botín
En Diciembre del 2013 la Cámara de Diputados y Senadores aprobó por mayoría la llamada Reforma Energética; los legisladores del PRI, PAN, Partido Verde le dieron el aval a la iniciativa presentada por Enrique Peña Nieto.
Los mensajes de la propaganda con la cual justificaba el gobierno federal la reforma eran que, bajarían los costos de la luz y el gas, aumentarían los empleos producto de la sacrosanta inversión privada, que el petróleo “seguiría siendo de los mexicanos”. Y como olvidarlo, la promesa de que producto de esa reforma y la reforma hacendaria, a partir del 2015 ya no habría gasolinazos.
Junto a la propaganda diaria que reproducían los medios masivos de comunicación, se presentaba a Petróleos Mexicanos (Pemex), como una empresa improductiva e incapaz de afrontar los retos del nuevo siglo. La inversión privada, según esto, traería la modernización del sector energético, lo pondría en sintonía con los desafíos del futuro y nos sacaría a todos por igual de los grandes problemas económicos a los que nos enfrentamos.
Mientras, frente a los capitalistas extranjeros presentaban la realidad de la reforma, su verdadera cara y finalidad: la oportunidad para los dueños del capital, de incrementar sus ganancias, con un negocio que representa el sector petrolero, en nuestro país, de 100 mil millones de dólares anuales.
En septiembre de 2012, Alex Murphy, quien es considerado un especialista en aspectos financieros, presentó en el Estado de Boston, Estados Unidos, ante los grandes capitalistas extranjeros un documento titulado Strategic FP&A in the Oil & Gas Industry… The Mexico Case, donde mostraba un escenario optimista para la empresa Pemex con el que se podría generar muchos ingresos y utilidades.
Dicho documento ubicó a Pemex en el número 14 a nivel mundial, debido a su nivel de ingresos, que en aquel entonces, (antes de la caída de los precios del petróleo a nivel mundial) se ubicaban en 100 mil millones de dólares anuales; la empresa aparecía con un margen de ganancias de 49 mil millones de dólares, mayores a los de la petrolera más grande el mundo, la norteamericana ExxonMobil (16 mil mdd), la anglo-holandesa Royal-Dutch Shell (15 mil mdd), la norteamericana Chevron (18 mil millones de dólares), y la brasileña Petrobras (31 mil millones de dólares).
Mientras el gobierno intentaba engañar a la población difundiendo supuestos beneficios de la reforma energética, en las altas esferas del poder político y económico se remataba la industria petrolera que fue expropiada en 1936 a las mismas empresas trasnacionales, que ahora se frotan las manos para gozar de los grandes beneficios que obtendrán producto de la apertura al capital privado.
Entre algunos de los aspectos aprobados de la reforma se contempla, la apertura a la iniciativa privada para la exploración y producción del petróleo, para lo cual se han programado algunas rondas de licitación para asignar bloques petroleros, con la finalidad que las empresas privadas exploren y extraigan petróleo.
En la denominada Ronda Uno, uno los beneficiados fue la empresa Sierra Oil & Gas, su socio principal es Hipólito Gerard Rivero quien es, ni más ni menos, cuñado del ex presidente Carlos Salinas de Gortari.; otra fue la empresa Carso Gas & Oil, uno de sus socios es Carlos Slim; además de empresas vinculadas a Alberto Bailleres y Armando Gaza Sada; quienes son integrantes de los grupos empresariales más poderosos en el país.
También, ex funcionarios federales vinculados a Pemex también han sido beneficiados como es el caso del ex director de Pemex Producción y Exploración, Carlos Morales Gil, quien junto a Alberto Bailleres ganó una licitación; otros de los funcionarios vinculados con multinacionales petroleras son: Pedro Aspe, ex Secretario de Hacienda durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; Goergina Kessel, ex secretaria de energía durante el sexenio de Felipe Calderón; Luis Ramírez Corso, ex director de Pemex durante el sexenio de Vicente Fox.
Las empresas extranjeras que han obtenido contratos se encuentran de la China Offshore Oil Corporation, ExxonMobil y Total, Chevron e Inpex, Statoil y British Petroleum (BP), entre otras.
Empresas mexicanas cercanas a funcionarios públicos ex panistas o ex priistas y multinacionales del petróleo han sido los primeros beneficiados de la apertura al sector privado de la industria del petróleo.
El gobierno federal no solamente ha servido para proteger los intereses del gran capital, algunos de sus funcionarios han pasado a ser consejeros de empresas multinacionales, y ahora se benefician con las privatizaciones de las llamadas reformas estructurales. Literalmente los funcionarios públicos del gobierno son empleados y obedecen los intereses de los grandes capitalistas.
Otro de los puntos clave del gran negocio de la llamada reforma energética es la gasolina, la cual a partir de este año 2017 se librarán (subirán) los precios y a partir del 2018 se liberará su importación; permitiendo a las empresas nacionales y extranjeras invertir y obtener beneficios por su de su venta.
Suben los precios de la gasolina, el otro gran negocio
En 10 años el precio de la gasolina Magna subió de $6.76 a $16.32, como precio máximo para la Ciudad de México en el 2017, un aumento de casi el 180%.
El anuncio del reciente incremento, de más de dos pesos por litro, para este 2017 ha desatado la furia de miles de personas; las explicaciones del gobierno por medio de la Secretaría de Hacienda se han basado en que este es necesario para estar al nivel de los precios internacionales, lo cual no ha convencido a nadie. Hay un sentimiento de rabia por la medida, en todas partes es el tema de debate, en las redes sociales, en el transporte, las noticias, las pláticas habituales; una medida más para afectar a las familias de la clase trabajadores, es la conclusión.
Peña Nieto ni siquiera ha dado una justificación de la medida, ha desaparecido del escenario nacional, ocultándose sin duda. Solamente se ha dejado entrever en las redes sociales, compartiendo un video de un luchador “El Hijo de Tinieblas” y con algunos mensajes más donde habla de la armonía, esperanza y unidad de los mexicanos para este nuevo año 2017; es un hombre completamente abstraído de la realidad, incapaz y limitado.
La liberación de los precios y el aumento, va en sintonía con la privatización del sector energético, con la finalidad de que una vez abierto completamente la venta de la gasolina a la iniciativa privada, el precio sea alto y genere una mayor ganancia para los empresarios.
Actualmente el precio de la gasolina se determina por cuatro factores: el 43% como precio de referencia internacional, el 26% del Impuesto Especial a la Producción y Servicios (IEPS), 14% de margen comercial, mermas y costos de transporte y el 17% por Impuesto al Valor Agregado (IVA), más otros conceptos.
El IEPS, que es un impuesto que aplica el gobierno por la producción venta o importación de gasolinas, alcoholes, cervezas, tabacos; el cual sirve para equilibrar las finanzas públicas y que le reporta anualmente al gobierno ingresos por 240 millones de pesos. El monto recaudado por este impuesto a las gasolinas durante el 2016 ha sido el mayor registrado en la historia.
Sin el IEPS el precio del litro de la gasolina rondaría los diez pesos. Ahora algunas voces claman por eliminarlo para amortiguar el golpe del aumento en este año.
En México se consumen 130 millones de litros de gasolina al día, aproximadamente. Contradictoriamente se compra en el extranjero el 60 % que se vende en el país, las políticas del gobierno federal ha sido la de no invertir las ganancias petroleras en la mejora de infraestructura de la industria petrolera; ahogar a Pemex con una carga financiera mediante el cobro de impuestos del 56% de sus ganancias, para provocar el ahorcamiento financiero de la empresa.
La construcción de nuevas refinerías que pudieran producir gasolina para abastecer la demanda sería un paso lógico en el ámbito de la empresa paraestatal, sin embargo la tendencia general es la de entregar a la iniciativa privada la industria energética. Desde 1979 no se construyen nuevas refinerías. El dogmatismo pro inversión privada, en beneficio de las grandes empresas nacionales y extranjeras prevalece en todos los ámbitos del gobierno, defienden fielmente sus intereses.
La lógica de la ganancia de las empresas privadas es lo que importa, por la importación de gasolinas estas empresas obtienen una ganancia de cerca de 55 mil millones de pesos anuales.
La eliminación del IEPS y la construcción de nuevas refinerías para la producción de la gasolina bajarían los costos de la misma, sin embargo la política económica de los actuales gobiernos va orientada a favorecer la iniciativa privada, prefieren entregarles la industria energética antes de invertir en su infraestructura. Prefieren mantener la compra de gasolina en el extranjero, ante de invertir en una nueva refinería para incrementar la producción de la gasolina. Existe en México un capitalismo dependiente de la economía y las empresas extranjeras, las grandes empresas nacionales están conformes con su vinculación con la trasnacionales norteamericanas las cuales a su vez generan jugosas ganancias producto de la importación de la gasolina y el petróleo.
El gobierno federal también mantiene una política fiscal, donde los mayores impuestos los paga la clase trabajadora mediante el IEPS y otros impuestos como el Impuesto Sobre la Renta, el IVA, por otro lado vemos la condonación de impuestos a las grandes empresas nacionales y extranjeras. Durante el periodo del 2007 al 2013 se le condonaron 159 mil 620 millones de pesos a las empresas por concepto de impuestos, entre ellos a la empresa Televisa que se vio beneficiada para no pagar impuestos por un monto de 3 mil millones de pesos. Al mes de septiembre se le habían perdonado a 15 empresas impuestos por el monto de 15 mil millones de pesos.
Los defensores de la liberación del precio argumentan que se pondrá en sintonía con los precios internacionales, que la gasolina en el país es barata y el subsidio que el gobierno otorgaba al precio de la gasolina servía para subsidiar a la gente con mayores ingresos, por lo que el incremento será benéfico ¡para la mayoría de la población!, incluso dicen que el aumento tendrá un impacto ambiental positivo, pues se dejará de usar el transporte privado y se contaminará menos, además se optará por energías renovables. Lo que no nos dicen es que solamente el 10% de la población en México tiene automóvil privado, que sin duda para los trabajadores que pueden llegar a comprar uno, el aumento a la gasolina implicará un golpe a sus bolsillos.
Si comparamos el precio de la gasolina, utilizando los salarios como medida comparativa, tenemos que en México tenemos la gasolina más cara de los 59 países que gastan menos salarios en gasolina. Los salarios en México son bajos, comparados con Noruega, Reino Unido, Argentina, Japón, Estados Unidos; países que usa el gobierno federal en sus comparaciones.
El aumento del precio de la gasolina tiene dos objetivos, mantener la recaudación fiscal para el gobierno vía IEPS mediante el consumo, incrementar la ganancia de las empresas privadas que invertirán en este rubro y mantener el negocio de la importación de la gasolina que realizan las empresas privadas y nacionales.
El aumento de la gasolina traerá un aumento inmediato en el transporte público y en los productos básicos de consumo. Ahí es donde la mayoría de los trabajadores y sus familias se verán afectados.
Los productores de leche, arroz las cámaras empresariales de comercio y servicio, transportistas, han anunciado que elevarán los precios. El gas LP, también se liberará su precio a partir del 2017 y las rentas de vivienda también subirán, entre otros productos. Lo que es un golpe económico fuerte para la mayoría de personas que invierten la mayoría de su salario en alimentos, bebidas y transporte público.
Han comenzado las movilizaciones
El descontento en primer momento se manifestó en las redes sociales, desde el primer anunció comenzaron a surgir mensajes vía WhatsApp, convocatorias vías Facebook o Twitter, sin embargo el 1 de Enero, día del aumento, se materializó en una serie de movilizaciones.
Un sentimiento de indignación se ha apoderado de un sector de trabajadores, jóvenes, amas de casa, campesinos. Nuevamente se siente engañados y sienten directamente los efectos de las llamadas reformas estructurales. La rabia e dirige contra el incremento de la gasolina, pero también en contra de quien ubican como su principal ejecutor: Peña Nieto. Espontáneamente se han citado en lugares y han reconocido que su enojo, rabia e indignación es igual o mayor al de al lado.
A pesar de ser inicio de año y periodo vacacional las protestas han estallado. Cerca de 500 personas se dieron cita, convocadas por las redes sociales en el Ángel de la Independecia, marcharon por las calles de la Ciudad de México, las consignas iban contra el incremento a la gasolina, hasta ¡Fuera Peña!
Dentro de las protestas en la Ciudad de México se incluyeron llamados a tomas de gasolinerias. La policía capitalina se movilizó masivamente y reprimió algunas manifestaciones. Dentro de estas han caído ya los primeros presos políticos. Ángel Ortiz, Héctor Vargas, Samuel Velázquez, Alejandro Domínguez y Adair Prado, estudiantes del Politécnico y la UNAM, fueron detenidos por protestar contra el alza de la gasolina y exigimos su inmediata liberación.
Pobladores del Estado de México, bloquearon la autopista México – Querétaro durante un periodo de 4 horas en contra de la medida, y contra la Reforma Energética, también se han realizado bloqueos en la autopista México – Toluca.
Transportistas tomaron gasolineras e impidieron su funcionamiento en Zihuatanejo, Guerrero. El día 31 de Diciembre, hubo una movilización de cientos de personas en Chihuahua.
También hubieron movilizaciones y tomas de gasolineras en Nuevo León, Hidalgo, Veracruz y Coahuila.
Agrupaciones de campesinos han anunciado una campaña permanente contra el aumento, en Chihuahua incluso anuncian el bloqueo de las vías del ferrocarril.
Durante toda la primera quincena del mes de Enero se están convocando a movilizaciones a través de las redes sociales.
En los próximos días veremos hasta donde llega el ambiente de indignación por esta medida. Años de vivir con los efectos de las llamadas reformas estructurales, cuyos principales impulsores y beneficiados han sido los funcionarios de gobierno y los grandes capitalistas, han generado subterráneamente un ambiente de enojo y rabia, la situación económica día a día empeora frente a la situación económica y social, el incremento a los precios de la gasolina puede sacar a flote todo ese.
El desempleo durante este sexenio ha aumentado, las familias de la clase trabajadora día a día ven como el salario es insuficiente para cubrir todas sus necesidades, la violencia golpea las colonias y los barrios populares.
Del otro lado de la moneda tenemos funcionarios públicos enriquecidos a costa del erario público, fortunas amasadas por parte de los grandes empresarios producto de nuestro trabajo y esfuerzo.
Observamos que los gobiernos atienden los intereses de los ricos y poderosos, y estos a su vez, de alguna manera, atienden los intereses del capital extranjero. ¿Y todavía nos llaman a la unidad para este 2017?, ¿unidad con quién? ¿Con aquellos que aprueban reformas en perjuicio de nosotros como trabajadores y nuestras familias?, ¿Con aquellos que nos explotan y se enriquecen a costa de nuestro trabajo?, el cinismo gubernamental abona al proceso de indignación.
La única unidad necesaria para detenerlos, es la unidad de los pobres, los oprimidos y los explotados; la unidad de obreros, campesinos, amas de casa, estudiantes, empleados, para detener la ofensiva gubernamental y empresarial.
El PRD y el PAN muestran su enorme hipocresía al manifestar su rechazo al gasolinazo e incluso llamar a protestar. Pero el pueblo no olvida ni perdona que estos partidos apoyaron el Pacto por México que trajo como resultado diversas reformas como la energética de la cual ahora empezamos a sufrir sus consecuencias.
Los trabajadores de este país no tenemos nada en común con los grandes empresarios, que se han beneficiado por las reformas estructurales aprobadas por los gobiernos que sirven a sus intereses, debemos unirnos para detener esta ofensiva contra nuestras condiciones de vida.
La primera medida es una acción unificada de todos los esfuerzos que han surgido contra los gasolinazos, organizaciones campesinas, obreras, populares se han pronunciado contra la medida, también organizaciones políticas de izquierda como el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el pronunciamiento es un primer paso, pero creemos que se tiene que convocar una acción coordinada. Una concentración masiva en el Zócalo de la Ciudad de México y las principales plazas públicas del país, contra el gasolinazo, la reforma energética y las reformas estructurales.
Se tiene que romper la visión gremialista y puramente electoral que mantiene algunas organizaciones, la coyuntura lo amerita; no podemos seguir marchando por separado ante la ofensiva gubernamental y empresarial, tampoco podemos creer que todas las batallas las tenemos que aplazar hasta las elecciones del 2018, necesitamos una visión de unidad para el aquí y el ahora, sin perder de vista nuestros objetivos estratégicos de la lucha contra el gran capital y por la transformación de la sociedad.
Es necesario un llamado a la unidad de todas las organizaciones obreras, campesinas, populares, estudiantiles, incluyendo a Morena y el EZLN contra esta medida y para poner sobre la mesa la renuncia de Peña Nieto y la construcción de un programa en beneficio de la clase trabajadora y los sectores populares del país.
Nosotros los que nos asumimos como marxistas revolucionarios aportaremos en este trayecto la necesidad de una lucha abierta contra el sistema capitalista y por un programa socialista. Creemos que es fundamental volver a las ideas básicas del socialismo para rearmar ideológicamente a la izquierda, a los jóvenes y trabajadores, ante la grave crisis social y económica por la que atravesamos.