Publicamos a continuación esta colaboración de Nahum Monroy, socialista y luchador de la causa obrera, sobre la huelga de Matamoros convocada para este lunes 25 de enero.
1. Las huelgas de Matamoros en 2019 hicieron estremecer a los amos del norte industrial porque demostraron que el aparato de control de la clase obrera es más frágil de lo que parece y porque hicieron patente que los trabajadores tienen la capacidad para ocupar el lugar que les corresponde en los acontecimientos. A unas horas de que tenga lugar la huelga general convocada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de Industrias y Servicios (SNITIS) para demandar el respeto al incremento del 15% al salario y un bono de $10,159, las cuerdas de la lucha de clases se han vuelto a tensar.
2. Matamoros es una de las principales ciudades maquiladoras de la frontera norte. Su rama productiva se encuentra orientada a los sectores automotriz, electrónico, eléctrico, metalmecánico y de los plásticos. Pero a diferencia de otras ciudades, su industria está altamente enlazada a la economía internacional: 96% de sus maquilas son de origen extranjero, principalmente de Estados Unidos (63.3%). La industria de Matamoros es la viva representación del capital norteamericano en México, paralizarla significa dar un duro golpe al comercio internacional, pues las maquilas forman parte de una gran cadena de montaje que trabaja con tiempos de entrega exactos y que está programada desde varios años antes.
3. Matamoros es también la ciudad con mayor índice de sindicalización de la frontera norte: casi todos los obreros de planta pertenecen a un sindicato. En contraste con Ciudad Juárez, Tijuana o Nogales, donde sindicatos y Contratos Colectivos fueron abatidos durante la época del neoliberalismo, en Matamoros sobrevivió la estructura del sindicalismo corporativo que, al estilo del magisterio, mineros o petroleros, mantuvo por décadas el consenso pasivo de los trabajadores porque fue capaz de preservar derechos colectivos relevantes. Los sindicatos oficiales, por ejemplo, han controlado por décadas el acceso al empleo, otorgando a las empresas una planta laboral estable que les ha permitido ahorrar costos en la capacitación del personal y una tasa de rotación baja.
4. Agapito González Cavazos estuvo al frente del antiguo Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales (hoy SJOIIM) por casi cinco décadas. Entre 1989 y 1991 estalló varias huelgas confrontando la política de contención salarial Salinas de Gortari, al exigir un aumento del 25% al tabulador. Esto representó una afrenta para el poder, que se esmeró en atacarlo y finalmente lo encarceló por dos años en un hospital de la Ciudad de México. El acontecimiento marcó la pérdida de poder de los sindicatos en Matamoros y el surgimiento de un nuevo tipo de organización gremial subordinada a las maquiladoras. Agapito González fue por mucho tiempo un representante regional de la CTM y también actuó como un cacique; pero a diferencia de muchos dirigentes, que vendieron los Contratos Colectivos y traicionaron a los trabajadores con la entrada del neoliberalismo, fue de los pocos líderes que mantuvieron su congruencia hasta la muerte. Este es un punto de referencia que todavía hoy se mantiene vivo en la memoria obrera.
5. De 1989 a la fecha el poder adquisitivo de los obreros matamorenses ha descendido dramáticamente. Bajo el liderazgo de Juan Villafuerte muchas cláusulas y prestaciones de los Contratos Colectivos han sido mutiladas: antes los obreros laboraban 40 horas semanales y percibían un salario equivalente a las 56 horas; en la actualidad deben trabajar 48 horas por el mismo pago. Una obrera recuerda que en algún tiempo muchas de las grandes empresas como “Delphi Deltrónicos de Matamoros” tenían comedores y restaurantes de calidad para los trabajadores y hoy solo ofrecen comida chatarra. La ciudad alguna vez fue famosa por tener los salarios y las prestaciones más altas de la zona fronteriza, incluso 20 por ciento por encima del promedio. Hoy los sindicatos se han devaluado. Para la mayoría de los trabajadores estos son organismos completamente ajenos a sus intereses que roban sus cuotas, los humillan y colaboran activamente en su despido.
6. En Matamoros la mayor parte de los obreros trabaja de 10 a 12 horas diarias para producir mercancías que se cotizan a precios de lujo en Estados Unidos. Sin embargo, los trabajadores y sus familias viven en barrios precarizados donde no hay pavimentación ni alumbrado público y donde escasean los servicios básicos como el agua y la recolección de la basura. Toda la plusvalía generada por la clase obrera debería servir para otorgar a todos los habitantes un nivel de vida muy decoroso. En lugar de ello el enorme volumen de riquezas producidas se mantienen de forma ociosa en beneficio del lucro individual o bien se invierte en actividades y artículos suntuarios. Los líderes sindicales, gerentes y gobernantes que se benefician de la explotación son completamente ajenos a las carencias de los más pobres, pues además de todo viven en zonas residenciales de lujo en Texas.
7. Si la actual crisis económica y la pandemia del Covid-19 han resultado letales para la economía mundial, lo cierto es que no todos los personajes de este drama han hecho los mismos sacrificios. Mientras gerentes y empresas se mantienen cómodamente instalados en las pilas de dinero generados por años de jugosas utilidades, miles de obreros esperan una respuesta a sus demandas por las míseras liquidaciones que las empresas les ofrecen. Como afirma la investigadora Cirila Quintero, durante la actual pandemia «han privado los intereses económicos de las empresas por encima de la seguridad de los trabajadores» (Ver https://bit.ly/2LZydld).
8. Ahora que los trabajadores están empezando a recuperar su poder adquisitivo con los aumentos decretados por el gobierno federal, los vampiros de las maquilas dicen que esto pondrá en peligro las inversiones y los empleos. No obstante, durante todo 2019 las ventas industriales en Matamoros ascendieron a $4.75 mil millones de dólares. Esta cifra comparada con la del año precedente, representó un crecimiento del 14.7%. En realidad, las empresas sostuvieron por más de una década un crecimiento sostenido en inversión y utilidades que ahora no están dispuestas a compartir. (Ver: https://bit.ly/3a1OLB0). No estamos hablando de pequeñas empresas en la esquina de una colonia, sino de grandes corporaciones que surten al mercado estadounidense del noreste, empezando por las grandes automotrices. A este respecto resulta interesante el testimonio de una obrera de la empresa Fisher Dynamics, una de las plantas más grandes de autopartes: “La producción no ha bajado con la pandemia, al contrario, hay mayor demanda. Hay líneas que están aumentando hasta 5 mil partes por semana.”
9. Nuevamente como en 2019, el ambiente en Matamoros está rodeado de efervescencia. Los representantes de las cámaras empresariales afirman querer paz laboral, pero desde hace más de un año han estado ejerciendo violencia y terrorismo psicológico contra los obreros. De forma masiva los han estado despidiendo, amenazando y fichando. La detención de la licenciada Susana Prieto Terrazas y su injusto exilio el año pasado formaron parte de una ofensiva a las que siguieron golpizas, amenazas y secuestros de integrantes del SNITIS. Apenas ayer jornaleros de ciudad Mante y Xicoténcatl, emitieron un comunicado donde decían: “Los obreros del sur y el norte de Tamaulipas debemos unirnos. Esta es una lucha de clases.” En la presente crisis social es necesario llamar a la solidaridad de todo el pueblo explotado y poner en marcha también demandas sindicales y políticas específicas: respeto a la libre elección de sindicatos; libertad para celebrar asambleas en horario de trabajo; reinstalación inmediata de todos los despedidos; regreso a la jornada de 40 horas sin reducción de sueldo como en la época de Agapito (40 x 56); nacionalización y control obrero de la producción; etcétera.
10. Los dueños del capital transnacional necesitan una mano de obra dócil, sin Contratos Colectivos, ni derecho a la organización democrática. La disyuntiva es la siguiente: o poner un alto a las cúpulas empresariales y al gobierno reaccionario de Tamaulipas obligándoles a reconocer los incrementos de ley o aceptar en las siguientes semanas y meses mayores cargas onerosas, despidos y atropellos. La lucha nunca es una opción sencilla, pero es la única vía sensata para evitar que quienes tienen el poder abusen y extiendan los oprobios a las siguientes generaciones. Este lunes 25 de enero hay que cobijar desde todos los rincones del país la huelga en Matamoros.
Con mucho aprecio para mis amigos que pese a haber sido despedidos en esta época, no se rinden y están dispuestos a luchar.