La liberación y envío a México de Salvador Cienfuegos Zepeda, que fue resultado de una negociación entre los gobiernos mexicano y estadounidense, hecha abajo esa farsa del respeto a la legalidad y la división de poderes en EEUU donde en teoría las instituciones funcionan.
Estados Unidos liberó a un presunto gran criminal al que investigó por largo tiempo justo antes de que iniciara formalmente el proceso judicial. Esto ocurre en el contexto en que Trump pierde la presidencia. El gobierno mexicano, a la vez que intercede para liberar al militar en retiro, le cae una bomba en sus manos. El actuar del gobierno de AMLO se puede comprender porque sin duda ha recibido una enorme presión del ejército.
Si Cienfuegos no es juzgado adecuadamente el gobierno de AMLO se convertirá en un encubridor del caso Ayotzinapa y del crimen organizado, pues Cienfuegos estuvo sirviendo a éste. Si se le juzga significará chocar con una parte importante del ejército, organización en que apoya su gobierno y a quien no quiere enemistar. Ese es el torbellino al que te arrastra la política reformista.
El 16 de noviembre, William Barr, el fiscal general del gobierno Trump, llamó a la jueza Carol Bagley, que atendía el caso Salvador Cienfuegos, para que el militar en retiro mexicano y ex dirigente de la Defensa Nacional, acusado de narcotráfico y lavado de dinero, fuera liberado. No fue exonerado ni declarado inocente, tampoco se trató de falta de pruebas pues el gobierno estadounidense las tiene de sobra, simplemente los cargos le fueron retirados y le fue entregado como hombre libre al gobierno mexicano.
Cienfuegos es un militar vinculado con grandes capos de la droga (sirvió al cartel H2) y es acusado de estar implicado en grandes crímenes, como el caso de la desaparición forzada de 43 estudiantes de Ayotzinapa y la ejecución extrajudicial en Tlatlaya, ha contado con grandes conexiones al más alto nivel, también dentro del gobierno estadounidense. Se temía su fuga y se tomaron todas las medidas de seguridad en su aprensión en EEUU.
A la llegada a su país de origen, el gobierno mexicano le notificó a Cienfuegos que había una investigación en su contra, le pidió sus datos de contacto y alojamiento y lo dejó en libertad para que pudiera dormir tranquilamente en su casa después de haber pasado un mes en cárceles estadounidenses.
México frente al imperialismo
Cuando Cienfuegos fue aprendido en EEUU, el gobierno mexicano ni siquiera le había fincado una investigación en su contra. El gobierno estadounidense actuó a espaldas del mexicano y éste se enteró de su aprensión al mismo tiempo que la prensa y el resto de la población. Hay que sumar a esto que los agentes de la DEA y de la inteligencia estadounidenses actúan desde hace mucho en territorio mexicano, en algunos momentos tan cínicamente que entraban en las instalaciones policiacas como Juan en su casa. Hoy puede haber un poco de mayor discreción con respecto al pasado, pero la esencia no cambia. El imperialismo sigue tratando con desprecio a su vecino del sur, ésta es la realidad con respecto a la soberanía nacional.
El gobierno de AMLO, empezando por su canciller Marcelo Ebrard, criticaron la forma de actuar del gobierno estadounidense. El regreso de Cienfuegos irónicamente se trata como un acto en defensa de la soberanía cuando México no ha sido capaz de juzgar a narcotraficantes como el Chapo Guzmán o altos mandos estatales como García Luna, ambos junto a otros políticos mexicanos están en cárceles estadounidenses, pero cuando tocaron al ejercito las cosas cambiaron.
El imperialismo tiene un poder colosal. Es el aparato militar más poderoso y contrarrevolucionario que jamás haya existido. México depende económicamente de los Estados Unidos tanto en su inversión privada, como en las exportaciones (incluyendo las de la fuerza de trabajo que no puede absorber) y el envío de remesas. ¿Esto significa que no es posible oponerse consecuentemente al imperialismo? No, definitivamente no.
Cuba, un país más pobre que México y en el pasado más dependiente al imperialismo, nos muestra que un pueblo organizado y luchando revolucionariamente gana dignidad, soberanía e independencia real frente a rivales tremendamente poderosos. Pero no es el único caso. Lázaro Cárdenas incluso nacionalizó compañías clave como la petrolera a imperialistas, eso fue posible porque se apoyó en el pueblo, comenzando con la clase obrera petrolera en huelga. Se puede argumentar, como ciertamente fue, que las condiciones internacionales favorecieron la expropiación petrolera. ¿Durante el gobierno de Juárez se enfrentó al imperio y a los imperialistas en condiciones favorables? Definitivamente no y no sólo se les enfrentó, sino que se les derrotó. La clave fue apoyarse en el pueblo que al final creó ejércitos y milicias, hostigó y enfrentó al enemigo hasta expulsarlo.
La única forma de enfrentar consecuentemente al imperialismo es con la lucha revolucionaria de masas. Eso llevaría, en el contexto actual, a que la clase trabajadora adquiriría conciencia de su fuerza y aspiraría a ir hasta el final llevando a un movimiento claramente revolucionario. La burguesía progresista y la pequeña burguesía le teme más a la fuerza organizada de los trabajadores que al gran capital y prefieren claudicar ante ellos antes que apoyarse en la fuerza revolucionaria de la clase obrera.
Las negociaciones EEUU-México
El ex jefe de operaciones de la DEA, Mike Vigil, ha dicho que el caso Cienfuegos es sólido y existía pruebas claras para que fuera condenado y ha calificado su liberación como un regalo de Trump para Andrés Manuel López Obrador. Recordemos que es fecha en que AMLO no ha felicitado a Biden por su triunfo electoral.
El acuerdo de la liberación de Cienfuegos se da cuando Trump está perdiendo la presidencia, una derrota que no reconoce. El factor subjetivo sin duda juega un papel aquí. Si tiene que dejar la presidencia lo hará generando caos para su sucesor. Trump intentó en estos días atacar una planta nuclear iraní como lo señaló el diario The New York Times, desistió por la intervención de altos funcionarios como Mike Pence, el vicepresidente, y Mike Pompeo, secretario de Estado. Pero decidió que la mitad de las tropas estadounidenses en Afganistán regresen antes de que tome posesión Joe Biden.
Se ha especulado sobre presiones y acuerdos de y con el gobierno mexicano, nos parece que el segundo término puede ser más adecuado. The Washinton Post y The New York Times han dicho que hubo amenaza de expulsar a los agentes de la DEA de México. También la agencia Reuters ha dado la información de que la negociación ha implicado que, a cambio de Cienfuegos, el gobierno mexicano se compromete a encarcelar a un alto capo de la droga. Algo que AMLO ha negado.
León Trotsky dijo que hay que decir la verdad a las masas por dura que sea. Pero Marcelo Ebrard ve como un acto de soberanía el regreso de Cienfuegos y el acuerdo como una prueba de que los Estados Unidos confían en las instituciones mexicanas. A menos que Cienfuegos sea condenado, este acuerdo sería vergonzoso. Ebrard ha dicho que sería muy costoso para México no hacer las cosas bien. El canciller mexicano tiene la aspiración de suceder a AMLO, se ha ido posicionando, intervino para sacar a Evo Morales de Bolivia hace un año cuando el golpe de Estado; incluso a participado muy activamente en temas que no le competen directamente como el combate a la pandemia del COVID-19; consiguió imponer a su representante, Mario Delgado, al frente del partido Morena representando su ala derecha y aparece como un héroe en la negociación que liberó a Cienfuegos. Todo se puede convertir en su contrario.
Mike Vigil tiene razón, este es un regalo para el gobierno de AMLO, pero es como regalar una manzana envenenada o una granada de fragmentación. Hay que añadir a que este espinoso caso está ya en las manos del gobierno mexicano, que con la llegada de Biden al gobierno de los EEUU existe la posibilidad de una operación venganza del gobierno estadounidense y de la DEA contra el gobierno de AMLO.
AMLO y las fuerzas armadas
Andrés Manuel cuenta con un profundo apoyo popular, pero recibió un país devastado sumergido en la violencia. La situación requiere una atención urgente, la violencia corroe al país y es estructural. Las mujeres y los más pobres pagamos las consecuencias más dramáticamente. Lo que se necesita es una revolución que transforme de raíz la sociedad, pero las fuerzas del pasado se imponen como un sólido muro para evitar cualquier cambio que atente contra sus intereses.
AMLO ocupó la presidencia con un voto masivo que evitó la posibilidad de que se concretara un fraude. Pero en vez de apoyarse en la organización de los trabajadores para gobernar y generar la anhelada transformación nos llama a confiar en el gobierno y usa el viejo y podrido aparato estatal tratando de darle un cáliz distinto.
Para AMLO lo qué falla no es el estado en sí mismo sino quién esté al frente de él. Ha puesto el ejemplo del Ejército bajo el Gobierno de Madero, al inicio de la revolución, dónde actuó violentamente bajo la dirección de Victoriano Huerta, pero fue enormemente distinto al actual bajo el mando de Felipe Ángeles. Olvida decir que ese mismo Ejército asesinó a Francisco y Gustavo Madero como también a Pino Suárez; destituyó al Gobierno democráticamente electo y el mismo Felipe Ángeles tuvo que abandonarlo para salvar su vida y mantener una posición revolucionaria consecuente.
La revolución terminaría barriendo con este aparato represivo que quedó hecho cenizas en 1914, su problema fue que no lo sustituyó por un Estado de obreros en alianza con los campesinos.
En alguna conferencia mañanera había dicho el presidente que el gobierno actuaba como un aparato en defensa de una minoría rapaz. En realidad, el Estado se ha construido por décadas para resguardar los intereses de la clase económicamente dominante y de los altos funcionarios y dirigentes de las Fuerzas Armadas, incluyendo en este grupo a la burguesía ilegal de los carteles del crimen organizado. El Estado no cambia su esencia si está dirigido por dirigentes honestos, se necesita mucho más que esto; se resistirá con uñas y dientes a cambiar su naturaleza de clase y se impondrá, como lo está haciendo hoy para proteger a Cienfuegos.
AMLO nombró a representantes que considera honestos al frente del Ejército, pero ni siquiera ha tomado medidas para depurarlo. Debido al nivel de descomposición social, la violencia tiene niveles barbáricos y actúan grandes organismos criminales con vínculos en el aparato estatal y enorme poder económico. La única forma de eliminar este problema es elevando los niveles de vida de manera sustancial de las masas, lo que implica poner la economía en manos de los trabajadores (para distribuir la riqueza de forma más justa) a su vez que se apoya en la organización de las masas explotadas y oprimidas qué debe incluir la creación de milicias controladas por las organizaciones obreras, campesinas, barriales y comunales.
El camino tomado por AMLO es apoyarse en el viejo Ejército, es verdad, en sus bases se encuentran soldados provenientes de los barrios populares y zonas rurales pobres del país, pero tampoco ha construido organismos de control de las bases del Ejército para que los jefes militares no actúen en contra del pueblo, medida qué deberían ir acompañadas por una depuración el mismo.
AMLO se encuentra en una encrucijada pues no puede enemistarse con la cúpula militar mientras busca que actúe bajo su mando en la lógica del combate a la corrupción y al crimen organizado. Mantener el apoyo del ejército está significando hacer concesiones demasiado serias que tendrán nefastas consecuencias.
Luis Crescencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, y el de la Marina, José Rafael Ojeda Durán, han cerrado filas manifestando su apoyo a AMLO. Pero hay sectores del ejército que no quieren ser investigados y enjuiciar a Cienfuegos levantaría la tapa de la cloaca. Es evidente que un importante sector del Ejército presionó al gobierno de AMLO y este cedió, no se puede explicar el regreso de Cienfuegos sin esto.
Si es verdad que los altos mandos militares están con el presidente y contra la impunidad pueden las fuerzas armadas juzgar a Cienfuegos. Según las leyes militares, la vinculación con el crimen organizado se paga con una condena de entre 10 y 70 años. Incluso desde la óptica de la democracia burguesa, una depuración del ejecito sería necesaria y sana. No actuar frente a las cúpulas del ejercito que han estado involucrados en crímenes como la desaparición forzada, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y vínculos con el crimen organizado significa abrir la puerta a que estos crímenes se repitan en el presente y en el futuro.
La manzana envenenada
Entre seguidores cercanos de AMLO se suele decir que si por el presidente fuera haría más cosas, pero está en medio de presiones y las condiciones actuales no lo permiten. Esto es un reconocimiento de que tener la dirección del gobierno no significa que se tenga el poder. AMLO puede ser el hombre con mejores intenciones del mundo, pero como dijo Dante Alighieri: el camino al infierno está lleno de buenas intenciones.
Cuando fue detenido Cienfuegos, AMLO declaró en su conferencia mañanera del 16 de octubre:
“Es inédito, porque está detenido por la misma acusación que el que fue secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón (Genaro García Luna). Esto es una muestra inequívoca de la descomposición del régimen, de cómo se fue degradando la función pública, gubernamental durante el periodo neoliberal”.
Y añadió:
“todos los que resulten involucrados en este asunto del general Cienfuegos y estén actuando en el gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos y si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes. No vamos nosotros a encubrir a nadie. Ya pasó ese tiempo”.
Hoy está en manos del Estado mexicano hacer justicia, pero AMLO ha matizado su discurso en el caso Cienfuegos diciendo que tampoco se va a permitir que se fabriquen delitos contra nadie.
El gobierno mexicano está librando una batalla contra el caso de la estafa maestra, dándole concesiones a los acusados a cambio de información. En el caso Cienfuegos el gobierno de EEUU, como parte del acuerdo, le ha dado al mexicano la información que necesita para juzgarle y seguramente para avanzar en desmantelar el actuar del crimen organizado también dentro del Estado. Aquí el pretexto de dar concesiones por información no aplicaría.
Según la periodista Anabel Hernández, las pruebas contra Cienfuegos son contundentes y al iniciarse el juicio rápidamente sería condenado, pero se le rescató. Dice que hay más de mil mensajes donde siendo dirigente de la Sedena negociaba con los dirigentes del cartel H2. También hay conversaciones donde narra el trabajo que hizo para otros carteles. Esas pruebas se abultaron en los pocos días que estuvo detenido.
Aún con todas las pruebas en la mano, la justicia mexicana puede desecharlas por no poder justificar su origen de manera legalmente adecuada. Todo apunta a un escandaloso caso de impunidad, pero demos el beneficio de la duda y veamos cómo actúa el gobierno de Obrador que hoy aparece sumergido en el torbellino de sus propias contradicciones.
Ésta es una prueba de fuego que quedará tatuada en la historia de este sexenio. La lección que ya podemos sacar es que, si no se quiere claudicar frente a las presiones de la burguesía, del crimen organizado y de las mafias del Estado, la única salida es apoyarse en la organización revolucionaria de los trabajadores para barrer con la vieja mierda que se niega a ir y bajo esta lucha construir un nuevo Estado basado en dicha organización que dé verdadera soberanía al pueblo de México frente al imperialismo. Eso significa llevar adelante la revolución socialista.