El tema principal del discurso presentado en el segundo informe fue la corrupción, que según el presidente; es la causa de la desigualdad entre los mexicanos. López Obrador ha reiterado que producto del combate a la corrupción se han recuperado al erario alrededor de 540 mil millones de pesos, una cantidad significativa. No obstante, esto apenas representa un 2% del PIB y de hecho si, como señala, ya no existe corrupción, ello significaría que no se volverá a presentar una recuperación de sumas semejantes.
El siguiente tema tratado, suponemos que está en función de la importancia que le atribuye, es el análisis sobre la pandemia, al respecto destacó la contratación de 47 mil trabajadores de la salud, aunque reconoció que hacen falta otros 150 mil puestos entre médicos, enfermeros y otros empleos relacionados. De igual manera, se informó que se habilitaron más de 900 hospitales para combatir el Coronavirus y se han habilitado más de 10 mil ventiladores. También declaró que de salir bien las cosas habría una aplicación masiva de la vacuna a principios del 2021
Como argumentos para señalar la manera en que se ha enfrentado la crisis que se ha desatado, puso énfasis en el impulso de los programas sociales en apoyo a los más necesitados señalando que 7 de cada 10 familias han recibido este tipo de apoyo. En concreto, se han otorgado a 23 millones de personas apoyos de diversa índole. Entre ellos, 11 millones de estudiantes y jóvenes, 3 millones de pescadores y agricultores, 9 millones de adultos mayores o discapacitados.
Pese a que ello no tiene que ver con la iniciativa del gobierno AMLO, informó que las remesas que provienen de los Estados Unidos han crecido en un 10%.
Todos los apoyos señalados por López Obrador, que están muy bien e incluso deberían incrementarse, estaban programados con y sin pandemia o crisis. No se informó de algún programa emergente para contrarrestar los efectos de la crisis, de hecho, como hemos señalado en otras ocasiones, el gobierno ha ordenado la suspensión de inversión en infraestructura salvo en los proyectos estratégicos como el tren maya o el proyecto transístmico, de hecho, decretó reducir en 75% todo el gasto gubernamental.
Los programas sociales son importantes para impedir la hambruna en el marco de la pandemia, pero no son ni pueden ser un mecanismo para impedir el empobrecimiento del pueblo. El propio López Obrador aceptó que los suscritos al IMSS pasaron de 20 millones a 19 millones, es decir un millón menos en lo que se refiere a los empleos formales y que en el mes de mayo apenas se recuperaron 90 mil empleos. Los empleos se recuperarían con una masiva inversión en todos los rubros y no pueden provenir más que de parte del Estado, recordemos que continúa la fuga de capitales de parte de la burguesía mexicana.
López Obrador confía en que el nuevo Tratado de Libre Comercio (T-MEC) significará una plataforma muy importante para la recuperación económica, esto es cierto por motivos geoestratégicos en un contexto de crisis mundial, no obstante, no se mueve un centímetro de sus antecesores, más bien enfatiza a estrategia diseñada por Carlos Salinas y Ernesto Zedillo del modelo de país maquilador cada vez más sometido en integrado a la economía estadounidense.
Uno de los puntos mas lamentables del informe es su apología de la burguesía mexicana a la cual atribuye el incremento del salario mínimo y su disposición a incrementar sus aportaciones a la seguridad social y a los sistemas de pensiones. AMLO declara “gracias en nombre del gobierno y del pueblo” por transmitir clases por televisión. El presidente no entiende que la burguesía, mientras que realiza gestos que no le cuestan mucho y que de todos modos están a favor de su proyecto, hegemónico, impulsa una táctica política golpista que desarrolla a través de sus organizaciones políticas tradicionales y organismos de la “sociedad civil”.
Otro tanto sucede con el trato con los Estados Unidos, señalando que Trump ha sido respetuoso, agradeciéndole declarar que los mexicanos han aportado mucho al desarrollo de ese país. El mismo Trump que alaba a los mercenarios privados que matan manifestantes antirracistas, no duda en impulsar el muro fronterizo y mantener una política de ahorcamiento del régimen venezolano y cubano.
Al mismo tiempo que AMLO alaba a Trump, las agencias calificadoras estadounidenses aprietan el yugo sobre la deuda del gobierno y la de Pemex. El 30 de agosto Arturo Herrera informó a los diputados que la deuda mexicana se incrementará un 11%, producto de la depreciación del peso.
AMLO pasó después a los temas relacionados con la ecología, poniendo énfasis en la prohibición del maíz transgénico, la reforestación de 100 millones de árboles y en que no se ha otorgado ni una sola concesión minera, esto en contraste con los treinta años anteriores en los cuales se otorgaron permisos de explotación minera a compañías, sobre todo canadienses y norteamericanas por más de 118 millones de hectáreas. Por supuesto que todo esto es muy positivo, aunque debería ser una demanda de los trabajadores que las concesiones se revoquen, que se nacionalicen las explotaciones mineras y que se recuperen por lo tanto los derechos de explotación de los recursos naturales a favor de los trabajadores, especialmente de las comunidades en donde radican dichas explotaciones.
Posteriormente trató temas vinculados con el Fondo de Cultura Económica de promoción cultural, del trato a las comunidades indígenas, entre otras cosas. En general, nada que no se conozca y ninguna iniciativa para modificar realmente las condiciones de explotación y discriminación de las distintas comunidades
A continuación, pasó a señalar los aspectos de seguridad que son un avance como la desaparición de políticas de represión contra luchadores sociales, periodistas o algún tipo de disidencia. Sin duda, es notable la diferencia en este aspecto con respecto a otros gobiernos. No obstante, es muy osado afirmar que se han logrado avances en cuanto a temas como la delincuencia común o el feminicidio, tan solo en este año los asesinatos han promediado los 2500 por mes. Asimismo, las muertes y desapariciones de mujeres no se han frenado. Lo peor que se puede hacer para enfrentar un problema es afirmando o creyendo que no existe.
En general, es recurrente en AMLO la creencia de que este régimen es distinto a los anteriores, que se ha separado la política de la economía, que hay justicia para los pobres, que las cosas son distintas. El presidente ha llegado al grado de afirmar que solo quedan pendientes 5 de los 100 compromisos que hizo al tomar posesión, que en diciembre ya estarán sentadas las bases del nuevo México. No sería más correcto reconocer las limitaciones que actualmente se viven y que el trabajo será arduo antes de cantar victoria. Decir la verdad, por dura que sea, es el único camino para enfrentar los colosales retos que se avecinan y los sacrificios que sufrirá el pueblo en caso de no tomar medidas drásticas en contra de la oligarquía.
No hay duda que AMLO es un gobernante preocupado por el pueblo más pobre y que realmente cree que la corrupción es el principal problema de México y que la moralidad es la vía para alcanzar la justicia. Tampoco hay duda que estos casi dos años de gobierno han demostrado que ello no es suficiente y que hoy más que nunca México esta expuesto a una regresión reaccionaria como la que se ha producido en países como Brasil y Ecuador.
Por todo ello es importante iniciar un debate en el seno de las organizaciones, políticas, sindicales, juveniles, de mujeres, entre otras. En el sentido de discutir qué medidas serían las realmente necesarias para que la cuarta transformación avance, para evitar una regresión reaccionaria y al mismo tiempo cual debe ser la actitud ante un gobierno que tiene muchas presiones por parte de la derecha y la burguesía, pero que tiene ninguna o poca por parte de la población trabajadora, que fue la que realmente lo llevó al poder.