Después de que el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Noveno Circuito ordenara a la Unidad de Inteligencia Financiera el desbloqueo de seis cuentas pertenecientes a la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, la universidad se vanaglorio de la transparencia que manejaba la institución, siendo los 151 millones de dólares retenidos fruto del ahorro administrativo y trabajo duro de esta institución. Nada más lejos de la realidad, pues el 27 de mayo del presente año, se volvió a ordenar el bloqueo de cuentas de la institución educativa, viéndose envuelta en una penosa situación, la cual deja entre ver el contexto en el que se ha forjado la universidad, siendo guiada por una cúpula de influyentes políticos que hacen lo que sale de su antojo con la institución.
El tema es complejo y delicado, la mayoría de pruebas apuntan a que efectivamente, la universidad ha cometido delitos fiscales, desviando 151 millones de dólares siendo producto de transferencias provenientes de Suiza (un conocido paraíso fiscal) y las declaraciones de la universidad quedan siendo bastante irrelevantes a la hora de funcionar como pruebas reales para demostrar su inocencia.
No es el primer escándalo que se ha tenido estos últimos años, en 2017 la universidad se pronunció en contra del decreto 228 aprobado por diputados del congreso local, argumentando que atentaba en contra de la autonomía universitaria, poniendo en duda cual es el concepto que tienen de “autonomía” y argumentando que la universidad ya manejaba la transparencia necesaria, siendo “revisada por organismos y dependencias federales y estatales, como la Auditoría Superior de la Federación, la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el SAT, el IMSS, el Infonavit, así como auditores externos”.
Lo importante del tema no es el hecho de que tengan cuentas congeladas o un dudoso ingreso que no es lógico, si no el trasfondo que tiene la universidad que sustenta que no solamente están involucrados en evasión de impuestos, si no temas más turbios que pocas veces se tocan pero son ampliamente conocidos.
La cúpula de poder que hay en la universidad está integrada esencialmente por estudiantes que fueron parte de la Federación de Estudiantes Universitarios de Hidalgo (FEUH) de la cual el actual presidente del patronato universitario y presunto mandamás de la universidad Gerardo Sosa Castelan, fue presidente.
La federación tiene un sin fin de acusaciones de actos porriles y violentos, en el mandato de Sosa, la federación tenía un control completo de las asociaciones estudiantiles y usaba esto como herramienta de coerción para adquirir reconocimiento político y no es coincidencia que la mayoría de los políticos que integran el grupo universidad hayan sido miembros activos en esta organización.
Hacemos un llamado a la comunidad estudiantil a no dejarse llevar por las declaraciones de la universidad y a invitarlos a abrir su panorama sobre el tema, dentro de todas las injusticias que comete la universidad, no hay que dejar fuera el desvió de recursos que se obtienen de nuestros impuestos, para esto no hay otra vía que la democratización de la administración de la universidad, en la que participen activamente tanto trabajadores y profesores, así como los alumnos mismos, generando una verdadera autonomía y poniendo la educación a disposición del pueblo y no a una oligarquía, clase o partido.