Escrito por: Al Thawra (Revolución)
«No olvidemos que esta guerra se libra en nuestro nombre, nosotros, los trabajadores marroquíes, los campesinos y los jóvenes, no olvidemos que las Fuerzas Armadas Reales han estado involucradas en un montón de bombardeos y vandalismo desde el primer día de su lanzamiento. El régimen participa oficialmente con 6 aviones de combate y 1.500 soldados. El número real es ciertamente mucho más alto. »
Desde hace más de tres años, en Yemen se está librando una brutal guerra liderada por Arabia Saudí, una guerra que está provocando miles de víctimas y una enorme destrucción en el país. Desde el miércoles 25 de marzo de 2015, las fuerzas reaccionarias de la coalición están bombardeando, matando, causando hambre y destruyendo Yemen, con el silencio de todos los medios de comunicación internacionales, que han decidido cerrar los ojos a cambio de millones de dólares de sobornos ofrecidos por la familia Al-Saud para comprar complicidad y silencio.
El resultado es la muerte de al menos 10.000 personas, en su mayoría civiles (especialmente niños) y 40.000 heridos. Más de 18 millones de personas necesitan urgentemente ayuda humanitaria y más de 7 millones sufren de desnutrición. Esto sin mencionar la destrucción de la infraestructura y todas las manifestaciones de la civilización, que eran casi inexistentes en el más pobre de los países árabes.
Las fuerzas de la coalición (que incluyen las fuerzas de nueve países árabes), utilizan diversos tipos de armas destructivas, incluso bombas de racimo, El sitio web de Oronews cita un informe de Amnistía Internacional que confirma que Arabia Saudí habría empleado bombas de racimo en Yemen, particularmente en áreas residenciales. Y agrega que la organización ha documentado el asesinato y las heridas de muchos civiles yemeníes debido a estas bombas, que se propagan indiscriminadamente entre las áreas residenciales tras ser arrojadas, lo que hace que el riesgo se multiplique para los civiles (como reconoce la propia Arabia Saudí). Cabe señalar aquí que los gobiernos de Estados Unidos y de Gran Bretaña son los principales proveedores de tales armas y otros medios de destrucción a Arabia Saudí.
La guerra también ha desplazado a tres millones de personas de sus hogares. Es un verdadero crimen, pero este crimen no se para aquí. La destrucción causada por las fuerzas de agresión ha privado a millones de yemeníes de agua potable y servicios básicos de salud, lo que ha provocado la propagación del cólera, que hasta ahora ha infectado a más de medio millón de personas(503.844 personas).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que hasta ahora 1.975 personas han muerto desde el estallido de la epidemia hace cuatro meses, agregando que registran más de 5.000 nuevos casos cada día. Es obvio que los niños y los ancianos son los más afectados.
La organización Save the children informó que un niño yemení es infectado cada 35 segundos por el cólera, y que la epidemia mata a unas 30 personas al día, y la organización espera 300.000 nuevos casos de cólera en los próximos meses con más muertes.
Por otro lado, la misma organización dijo en su página web que un millón de niños menores de cinco años están desnutridos y que unos 200.000 niños que sufren desnutrición aguda viven en zonas con una alta incidencia de cólera.
La coalición está tratando de ahogar económicamente al país de muchas maneras, como el embargo y el bloqueo a los buques de ayuda. Esto ha creado una situación intolerable, los precios de los alimentos han aumentado drásticamente, sin mencionar la escasez, especialmente de leche para niños.
El sitio web de Al-Yazira también confirmó que las fuerzas de la coalición impidieron la llegada de los envíos de dinero yemení impreso en Rusia. Según el presidente del Banco Central de Yemen, las fuerzas de la coalición han impedido desde abril aterrizar a 13 vuelos con su carga de dinero yemení.
Esta escasez de dinero ha impedido pagar sus salarios a los trabajadores sanitarios y otros trabajadores en varios sectores durante muchos meses, lo que ha afectado a muchos de los servicios básicos. El Dr. Tidros Adhanum Gibressus, Director General de la OMS, dijo:
«Los trabajadores de la salud yemeníes están trabajando en condiciones imposibles. Miles de personas están enfermas, pero no hay suficientes hospitales, no hay suficientes medicamentos y no hay suficiente agua limpia».
Y dijo: «Millones de personas se ven privadas de agua potable y alrededor de 15 millones de personas no pueden acceder a la atención médica básica»
La situación es trágica e intolerable, es una guerra de desarraigo y liquidación a gran escala. Dijo el Dr. Tidros.»El pueblo de Yemen no puede soportarlo más, necesita paz para reconstruir su vida y su país», y Grant Pritchard, de la organización Save the Children, dijo: «Las enfermedades, el hambre y la guerra están creando una terrible tormenta de devastación para el pueblo yemení. Las zonas más pobres del país están al borde del colapso total, y los niños están muriendo porque no pueden acceder a la atención sanitaria básica”
Ahora, no olvidemos que esta guerra se libra en nuestro nombre: nosotros, los obreros marroquíes, los campesinos y los jóvenes, no debemos olvidar que las Fuerzas Armadas Reales han estado muy involucradas en bombardeos y vandalismo desde el primer día de la guerra. El régimen participa oficialmente con seis aviones de combate y 1.500 soldados. El número real es ciertamente mucho más alto.
El objetivo declarado de las fuerzas de la coalición detrás de esta guerra era eliminar las fuerzas huthíes y recortar las garras de Irán dentro de Yemen. Pero esta devastadora guerra no ha conseguido ninguno de estos propósitos: la influencia del criminal y reaccionario régimen iraní en Yemen es ahora más fuerte que nunca.
Ya hemos predicho desde el año 2015 que la derrota de las fuerzas de la coalición en esta guerra es segura, y ahora la derrota humillante de las fuerzas agresoras se avecina en el horizonte y ya empieza a desintegrarse el campo agresor; Qatar se retiró de la coalición tras el estallido de la crisis con cuatro países de la coalición, especialmente Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
Más importante aún, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos están envueltos en un conflicto por la influencia y el dominio en la región. Esto es de lo que Mansour Hadi, el títere de la familia Al Saud, acusó recientemente a los Emiratos Árabes Unidos, de «actuar en Yemen como una potencia ocupante».
Las fuerzas agresoras han sufrido enormes pérdidas, con al menos 94 soldados de los Emiratos Árabes Unidos muertos en enfrentamientos desde el estallido del conflicto hace dos años y medio, sin mencionar la caída de cuatro de sus helicópteros de combate, incluyendo uno que llevaba a uno de los miembros de la familia gobernante de Abu Dhabi, El jeque Zayed bin Hamdan bin Zayed Al Nahyan, que cayó en la provincia de Shabwa, Yemen, el viernes pasado, matando a cuatro soldados que lo acompañaban. (Periódico Al-Raya)
Pero las mayores pérdidas son las sufridas por el resto de las fuerzas de la coalición, especialmente Arabia Saudí, donde la coalición anunció la destrucción de 10 aviones de combate, incluyendo tres Arabia Saudí, y un avión de Jordania, Bahrein y Marruecos.
Los altos gastos de la guerra han causado una sangría financiera, las reservas monetarias del Reino han caído de 730.000 millones de dólares en 2014 a 493.000 millones de dólares el mes pasado (julio de 2017), lo que representa una pérdida de casi un tercio en tres años.
Esta guerra no la pueden ganar Arabia Saudita y sus aliados, encabezados por el régimen existente en Marruecos. Ya la han perdido, y eso tendrá enormes repercusiones políticas y sociales en toda la región. También tendrá un efecto catalizador en la concienciación de los jóvenes y los trabajadores de la región en su conjunto.
Esperábamos este resultado, desde 2015, cuando escribimos:
«La coalición saldrá humillada por tener que detener los ataques sin lograr ningún resultado e inclinarse ante las demandas de Irán y permitir que desempeñe el papel de «mediación», o desarrollar una agresión con bombardeos más violentos y prepararse para la intervención en tierra. En los dos casos, el resultado será catastrófico no sólo para el pueblo yemení, sino también para las fuerzas de la coalición, sus regímenes y sus pueblos, toda la región. Y Arabia Saudí antes que nadie, se sumergirá en un ciclo de graves turbulencias».
Eso es exactamente lo que está pasando delante de nosotros, pero a un nivel mayor de lo que habíamos esperado, ya que todos los escenarios que hemos anticipado se han dado al mismo tiempo. Arabia Saudí, que ha sufrido grandes pérdidas, recurrió a bombardeos indiscriminados pero sin éxito, y está desesperadamente tratando de salir del dilema yemení.
De hecho, han comenzado a pedirle a Irán que intervenga para salvarlos. Según los correos electrónicos publicados por Middle East Eye, Mohammed Bin Salman dijo a ex funcionarios estadounidenses (el ex embajador de Estados Unidos en Israel Martin Eddick y el ex asesor de seguridad nacional estadounidense Stephen Headley) que querían salir de la guerra en Yemen.
El sitio web qatarí Raya, informó sobre el pasado período de «reuniones de líderes iraquíes que se consideran próximos a Irán y a Arabia Saudí, así como las declaraciones del ministro iraquí del Interior, Qassim al-Araji, según las cuales Arabia Saudí habría pedido a Irak que medie entre ellos e Irán».
Y añadió: «De acuerdo con Al-Araji, Arabia Saudita ha pedido al primer ministro iraquí Haider al-Abadi que intervenga para aliviar la tensión entre Riad y Teherán…»
Estos esfuerzos ciertamente reforzarán aún más la influencia de Irán en la región, e incluso dentro de la propia Arabia Saudí, dada la presencia de una población chiíta en la región rica en petróleo de Qatif. Human Rights Watch publicó 13 de agosto que las fuerzas de seguridad saudíes cerraron la ciudad chií de Awamiya en la provincia de Qatif, en el oriente del reino, semanas después de que estallaran enfrentamientos armados con la policía en los últimos meses.
Esta situación en su totalidad conducirá a la intensificación de los conflictos dentro de la propia familia gobernante sobre la dirección a seguir y sobre quién es responsable de los desastres.
Arabia Saudí atraviesa una grave crisis económica. El sitio web. al-monitor.com publicó que el país registró a finales del 2015 el mayor déficit comercial desde el final de la Guerra del Golfo con 100.000 millones de dólares (15 por ciento del PIB), lo mismo pasó en 2016 con un déficit de 13.5 por ciento.
Frente a la caída de los precios del petróleo y las enormes sumas que la criminal familia dirigente de Arabia Saudí está invirtiendo en financiar tensiones, guerras y mercenarios en muchas áreas, se ha visto obligada a imponer una política de austeridad basada en el aumento de los precios del combustible, recortar las ayudas, aumentar impuestos, etc.
Estos intentos desesperados por restablecer el equilibrio económico ciertamente golpearán el frágil equilibrio social y político de Arabia Saudí, lo que hará que valga la pena ver los próximos días de Al- Saud para aquellos que aman las películas de terror y odian a estos criminales.
Nuestra posición
Nuestra posición en esta guerra es clara: no es nuestra guerra, es una guerra de agresión criminal absolutamente reaccionaria, el pueblo marroquí no tiene en ella ningún interés, nos oponemos a ella por principios y absolutamente, y apoyamos plenamente al pueblo heroico de Yemen contra la agresión de todos los involucrados, sean los imperialistas, Arabia saudí o sus aliados y las organizaciones terroristas financiados por los mismos regímenes, o el régimen iraní y sus agentes.
Hemos escrito en un artículo anterior: “Los que decidieron participar en esa guerra son el rey y sus asesores personales, además de una pequeña junta cerrada de generales, en fin, individuos e instituciones, ninguno de los cuales son elegidos formalmente y que no pueden ser controlados ni responsabilizados. Si bien el pueblo marroquí no tiene ningún interés en bombardear a otro pueblo bajo ningún pretexto, ni ha declarado la guerra y nadie le ha consultado sobre el lanzamiento de ninguna guerra”.
Es verdad que hoy la voz de las masas marroquíes está ahogada y no pueden expresar libremente su oposición a la guerra. Nuestra voz, la de los marxistas, todavía no se escucha ampliamente. Pero siempre estaremos frente a los fabricantes de guerras y los acumuladores de riquezas que derraman la sangre de personas inocentes, así como Karl Liebknecht se mantuvo firme contra sus homólogos en Alemania durante la primera guerra mundial y escupimos en sus rostros, como escupía en los rostros de los tiranos de su propio país, y les decimos como él les decía: «Ustedes, déspotas y militares asesinos, ustedes, arrogantes y perezosos, pisotean a Bélgica y aterrorizan a Francia, Y quieren aplastar el mundo, ustedes creen que no serán convocados a la justicia, pero les declaro: Nosotros, la minoría, no tenemos miedo de ustedes, les declaramos la guerra y después de que las masas se levanten, pelearemos esta guerra contra ustedes hasta el final.”
Sí, tiranos asesinos y delincuentes: ustedes, despreciables, arrogantes y perezosos, pisotean hoy Yemen y matan a sus hijos trabajadores y campesinos y pobres. Ustedes quieren aplastarlos y creen que su crimen permanecerá para siempre sin castigo, pero declaramos que nosotros, los marxistas, seguimos siendo una minoría, sí, y nuestra voz sigue siendo inaudible, sí, pero les declaramos la guerra y una vez que las masas se levanten, pelearemos contra ustedes hasta el final.
Queridos trabajadores y jóvenes revolucionarios de Marruecos y de toda la región: si están de acuerdo con nuestras ideas, únanse a nosotros en la lucha por construir el partido revolucionario marxista en Marruecos y en todo el Norte de África y Oriente Medio para construir la Corriente Marxista Internacional para dirigir las luchas de la clase trabajadora y los pueblos hacia el socialismo.
Trabajadores y jóvenes revolucionarios en Marruecos y toda la región: estos regímenes capitalistas desde el océano hasta el Golfo son terror sin fin, arrastran a toda la región a la ruina. Luchamos para derribarlos y construir una federación socialista en Oriente Medio y Norte de África: sólo el socialismo pondrá fin a estas guerras, a la explotación, a la dependencia, al terrorismo, a la opresión nacional y a otros crímenes del capitalismo.