Mario Vargas Llosa, el laureado escritor peruano reconocido por su postura liberal y por su crítica a la izquierda, nos hace reflexionar sobre si es posible separar al autor de su obra.
Toda obra literaria está condicionada por la clase social del autor, su contexto histórico y su posición política, es un principio fundamental del materialismo histórico marxista. El arte no puede ser neutral, puede reflejar las contradicciones de clase.
Vargas Llosa tiene dos libros que podemos destacar (La ciudad y los perros y Conversación en la Catedral) donde critica duramente las injusticias, por lo que podríamos deducir que tiene conciencia de clase, pero veamos en detalle cada obra.
En La ciudad y los perros, da una profunda crítica a las instituciones militares, su jerarquía y estructuras de poder. También critica la corrupción, más que nada moral (machismo y abuso de poder), sin señalar culpables. Los personajes, alumnos del colegio militar, son como una muestra representativa de la sociedad. Solo los fuertes sobreviven en el sistema (Jaguar) y los débiles (El Esclavo) desaparecen. Los cadetes ricos son despreciados y los pobres, solo pueden ascender por la fuerza (en este caso, fuerza física: golpes, robos etc.).
Los alumnos tienen un enemigo en común: Los oficiales, pero no se unen. En cambio, se dividen en bandos. Se denuncia al sistema, pero no ofrece una alternativa revolucionaria. Es más, considera a la muerte de El Esclavo como un mero hecho anecdótico, no lo ve como un inocente sacrificado a pesar de que era el único cadete “bueno”.
En Conversación en La Catedral, hace una crítica al Estado y en cómo el régimen militar se somete a la burguesía. La trama muestra a Zavalita, al que podríamos describir como un pequeño burgués alienado y a Ambrosio, el proletario que vive oprimido y sin posibilidad de escalar socialmente. Muestra a Ambrosio como un hombre que fracasó por sus decisiones personales. No lo ve como una víctima del sistema que le ha fallado, sin sindicatos que lo protejan, sin acceso a tierras y sin una educación pública de calidad. Su padre también fue oprimido y por ende, solo le queda resignarse.
La literatura como superestructura y la «conciencia de clase»
Según la teoría marxista, la literatura forma parte de la superestructura cultural, determinada, en última instancia, por la base material. Vargas Llosa, como intelectual de la burguesía liberal, nos muestra:
– En sus primeras obras (La ciudad y los perros, Conversación en La Catedral) critica la superestructura opresora (El ejército y el Estado), pero sin atacar la infraestructura capitalista.
– En su obra posterior (El sueño del celta) justifica el liberalismo, alineándose con la ideología dominante.
– La ambigüedad frente al imperialismo: Aunque critica el colonialismo en El sueño del celta, su apoyo a intervenciones occidentales (Guerra en Iraq, apoyo a Reino Unido en la intervención en Las Malvinas, ataque de la OTAN a Yugoslavia etc.), revela contradicciones propias de su visión liberal.
¿Separación o apropiación crítica?
Para el marxismo-leninismo, la obra de Vargas Llosa no puede divorciarse de su ideología y, aunque su obra no es revolucionaria, puede usarse para:
- a) Desenmascarar las contradicciones del sistema burgués, aunque no señala al capitalismo como la raíz de todos los problemas, nos muestra la realidad de la superestructura peruana en La ciudad y los perros.
- b) Mostrar la falsa conciencia de la pequeña burguesía. Zavalita (clase media) y Ambrosio (proletario) representan la alienación bajo el capitalismo.
- c) Criticar al autor con su propia obra. Mientras Vargas Llosa denunciaba regímenes latinoamericanos como el venezolano, cubano o nicaragüense, apoyaba intervenciones militares de Estados Unidos o la OTAN.
La obra de Vargas Llosa no puede desvincularse de su ideología liberal, ya que esta determina su perspectiva. Sin embargo, esto no invalida un análisis que utilice sus textos para exponer las contradicciones del capitalismo o los regímenes autoritarios, aunque sea desde una posición opuesta a la suya. Su innegable talento para retratar la realidad con tanto detalle expone los errores del sistema que él defiende.