Los métodos políticos erróneos y la practica incorrecta, como nos ha demostrado la historia, ha traído derrotas fatídicas. Aunque la organización sea fuerte, si no hay una dirección buena, que sea capaz de explicar, orientar y tomar decisiones correctas en momentos decisivos, el potencial se puede disipar teniendo como resultado derrotas que pueden tener consecuencias en la moral del movimiento o bien, sacando las lecciones correcras, aprendizajes que nos fortalezcan.
La Toma de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por parte de las familias y madres de victimas de feminicidio y colectivos feministas ha cumplido casi dos años, convirtiéndose en ese entonces en la “Okupa cuba casa de refugio”. La nula capacidad de las instituciones del estado para tratar de resolver la violencia de genero es lo que condujo a que la CNDH fuera tomada.
El 4 de septiembre del 2020 declaraban la toma de las instalaciones en exigencia de justicia para los casos archivados, tanto en la CNDH como en los ministerios públicos y fiscalías. Un día antes, familiares de víctimas fueron recibidos en esta sede por la titular, Rosario Piedra Ibarra, la reunión habría concluido sin soluciones por lo cual algunas madres de familia se negaron a abandonar las instalaciones. Fue así que, con el paso de las horas, colectivos feministas llegaban a la sede en apoyo. Desde los primeros días de la toma comenzaron fisuras y diferencias políticas entre los grupos feministas y familias que se mantenían en la okupa.
Durante las primeras semanas solamente existió una asamblea abierta, asamblea en la que se discutiría el qué hacer, era necesario trazar y discutir algún plan o programa que orientara el proceso posterior a la toma. Esta ocupa se coincidía con un proceso de articulación de muchos familiares de las víctimas. No sólo agrupaba casis de feminicidio, sino también fue un foco para que otros casos, como el de las familias de los desaparecidos, vieran una luz para reclamar con unidad justicia. Sin embargo, la entrada a la okupa era restringida, es cierto que había un resguardo estilo policial por parte de las compañeras encapuchadas que conformaban el bloque negro. No se podía entrar si no se había estado en la toma o si no se tenía contacto con alguien que estuviese adentro. Pero adentro había familiares hombres (hermanos, padres, hijos) de las víctimas. Eso generó fricciones internas y la ocupa se declaró separatista y refugio sólo para mujeres.
Durante esos días se desarrolló un conflicto tenso con Yesenia Samudio, madre de Marichuy víctima de feminicidio, por diferencias de métodos políticos. Yesenia llegó a declarar que la ocupa no era de las feministas, rechazando y demeritando la lucha de las feministas y contraponiéndose al bloque negro. Posterior a esto se habría citado a una asamblea de carácter separatista, aun así, con una asistencia amplia de compañeras genuinamente interesadas en organizarse y participar políticamente en el espacio, fue difícil participar e intervenir en las tareas ya que la asamblea dirigida por un pequeño grupo de encapuchadas orientaba la discusión a que fuera un juicio contra Yesenia.
La asamblea acabo con una fina interrupción de Yesenia Samudio diciendo que “estaba harta de las feministas y que ella no las necesitaba para dar su lucha” ese día se declaraba fuera de la Okupa, dejando la toma y así con ella claramente las madres y padres de familia también se retiraron.
Posterior a esto, nunca más se volvió a llamar a asambleas o a reuniones organizativas, la ocupa Cuba se convirtió en todo, menos en un espacio de lucha. La calle se mantenía cerrada, se implementaba la política de vendimia con bazares y “mercaditas” o se organizaban fiestas, ese espacio no sería abierto para nadie que quisiera organizarse, ni mucho menos para mujeres víctimas de violencia. Parte de este problema es la ausencia de asambleas y métodos verdejamente democráticos que diriman las diferencias, den un espacio de control de la base y se tomen ahí decisiones importantes para el devenir del movimiento, contrarrestando los métodos caciquiles, sectarios y burocráticos.
La política separatista
Es importante tras una recapitulación de la toma, plantear un balance lo más claro posible de la política bajo la cual se mantenía la ocupación del espacio. El separatismo y la acción directa fueron los principales y únicos métodos implementados por el feminismo.
La cuestión del separatismo plantea la lucha por eliminar el poder masculino, por erradicarlo, para que las mujeres puedan recuperar espacios para ellas mismas, atacando así los privilegios masculinos, superando las brechas existentes y así, paulatinamente, poner fin a la dominación patriarcal. Estas palabras suenan interesantes, pero valdría la pena preguntarnos ¿es aplicable para todas las mujeres? O más bien ésta es una oferta de lucha que se desarrolla en medio de un ambiente burgués y/o pequeño burgués. ¿A qué espacios de poder pueden acceder las mujeres de la clase obrera oprimida para combatir al patriarcado? La lucha separatista no es una solución viable, no orienta ni genera un proceso de toma de conciencia y, por el contrario, atomiza el intento de impulsar algún tipo de organización amplia y permanente.
Aun así, es entendible que el separatismo y el feminismo sean posiciones que asuman algunas compañeras, incluso más jóvenes, dentro de una problemática desoladora como lo es la violencia de género, los feminicidios y el acoso. El hecho de señalar que existe un hueco político tanto en la teoría como en la práctica es importante para entender el porqué estas tendencias no son capaces, primero, ni de aglutinar ni organizar y, segundo, de brindar una explicación a la violencia sistemática que está íntimamente ligada y perpetuada por la división de clases sociales bajo el capitalismo.
Este análisis no surge de la nada, es el resultado de que durante casi dos años de la ocupación de la CNDH no se impulso ningún tipo de programa revolucionario que fuera capaz de guiar posterior a la toma. Y como era de esperarse esta toma llegó a sus máximas contradicciones
El pasado 15 de abril ocurrió un suceso, la policía de Ciudad de México desalojó a las compañeras que se mantenían en la sede. La irrupción tuvo lugar después de la difusión de un video en el que integrantes de la ocupa agredían el vehículo de una profesora. Claro que esto solamente fue un pretexto por parte de las autoridades de la ciudad para echar fuera a los colectivos y recuperar este espacio
No hay justificación para un operativo y despliegue de los cuerpos policíacos de esa magnitud, en ningún momento celebraremos que las instituciones y las fuerzas armadas del estado intervengan para coartar la organización o desmovilizar. Y menos haciendo uso de la fuerza bruta como sabemos que siempre lo han hecho. Esto debería ser denunciado puntualmente. Lo mejor hubiera sido una recuperación del espacio por parte del movimiento mismo, para que cumpliera el objetivo de organizar, arropar, dar protección y potencializar la lucha de las victimas indirectas de la violencia y el movimiento amplio de mujeres.
Finalmente, tras el desalojo se han desatado sin fin de debates, críticas a los métodos feministas, denuncias hacia el despliegue policíaco y, el planteamiento principal, un cuestionamiento sobre si en realidad este era una espacio de organización.
Mientras hay compañeras que hablan de este inminente desalojo por otro lado, están las que defienden firmemente lo que se hacía en la okupa, hablan de acuerpamiento, sororidad y que la crítica en vez de dirigirse a las mujeres que mantenían la toma y a sus métodos políticos, se debe orientar al estado. Si bien hay que oponernos con firmeza al Estado, si es necesario una critica a métodos que no ayudan a nuestra causa.
Las limitantes de estos métodos dentro del movimiento amplio de mujeres son múltiples, que han traído pasos atrás como lo pudimos ver con el desalojo de la okupa, con la degeneración de la casa consecuentemente a la implementación de métodos políticos erróneos, una mala dirección y una nula explicación de los procesos de lucha. Este espacio pudo haber servido para aglutinar masivamente. Haciendo uso de asambleas democráticas periódicas, discusiones constantes para avanzar en la formación política, tareas organizativas que ayudarán a impulsar el mantenimiento de ese espacio y planes de acción que buscaran agrupar a las víctimas a nivel nacional. La toma sin duda alguna fue un paso importante para conquistar demandas inmediatas como el hecho de emplazar a las autoridades para dar seguimiento inmediato a los casos de desapariciones y violencia. Pero esto solo abarco a unos cuantos casos visibles. Incluso las promesas mínimas de seguimientos a los casos de las victimas que se reunieron con Sánchez Cordero, antigua secretaria de Gobernación, ni siquiera se cumplieron en muchos casos.
La problemática lejos de terminar. Casos que han tenido eco recientemente, como el de Debanih Escobar, quien desapareció tras tomar un taxi hacia su casa y después apareció muerta en una pila de agua, han evidenciado como las fiscalías siguen actuando para encubrir a los culpables, fabricando pruebas. Medios de comunicación actúan en complicidad de esta lógica. En la búsqueda de esta joven aparecieron los cuerpos de otras 5 más. Han salido a la superficie problemas de tratas de blanca vinculadas a muy altos niveles empresariales y estatales. Nuevo León es un botón de muestra de que estos problemas son estructurales, están ligados al sistema y su corrompido Estado, que protege a los poderosos. Las victimas siguen creciendo, la cifra de desaparecidos en México ronda los 100 mil. Claro que la derecha quiere montarse de estos legítimos problemas, debemos hacerlos a un lado, pero no debemos también levantar la voz en alto por las víctimas.
Sobre la Okupa Cuba ya no queda el que hubiera pasado, más bien debemos ser certeros al momentos de sacar balances y conclusiones (no mecanicas). De algo que si estamos seguros es que cuando hay direcciones buenas que puedan y sean audaces de orientar los movimientos, estos pueden llegar lejos conquistando demandas con programas mínimos y máximos de lucha, que empujen y lleguen a sus últimas consecuencias en búsqueda de organizarnos para lograr la emancipación y liberación de la humanidad del sometimiento de la dinámica del capital
Debemos hacer un llamado a retomar espacios pero que sirvan de discusión, aglutinamiento. Libre de degeneraciones políticas viciadas que decanten en malas prácticas. La crítica orientarla hacia el actual modo de producción, el problema principal siendo la división de clases sociales, avanzando en la inmediatez pero a su vez luchando contra la actual crisis orgánica del capitalismo, con esto y métodos políticos correctos en momentos decisivos podremos de una vez por todas dar fin a esta barbarie moribunda.