En medio de protestas de la derecha, que incluyeron un paro parcial del poder judicial, la reforma jurídica, una de las últimas iniciativas que impulsa el gobierno de AMLO, ha sido aprobada. Esto representa una derrota para la derecha. Sin embargo, a pesar de que se ha demostrado que la correlación de fuerzas es favorable al gobierno actual, lo determinante ha sido mantener acuerdos y negociaciones con elementos de la derecha, lo cual ha implicado hacer concesiones. El caso más patético fue lo ocurrido con Miguel Ángel Yunes y su hijo, una de las familias más reaccionarias de la derecha veracruzana –los cuales han sido acusados de pederastia, asesinato y enriquecimiento ilícito–, quienes votaron a favor de la reforma del poder judicial, siendo a las horas expulsados del Partido Acción Nacional.
La movilización de la derecha
El embajador de EEUU, Ken Salazar, criticó abiertamente la reforma jurídica, la elección de jueces y reducción de años para acceder a dichos puestos. Claro que al imperialismo le conviene un sistema judicial tal como esta en México. Las críticas del embajador no solo obedecen a la actual reforma, es una presión del imperialismo para tratar de alinear al siguiente gobierno de la 4T a favor de los intereses de las empresas imperialistas.
La derecha mexicana, en la misma línea que los imperialistas, se ha opuesto radicalmente a la reforma. Sabiendo de su debilidad parlamentaria, la derecha utilizó argucias legales junto con una intensa campaña de propaganda para tratar de arrebatar la mayoría obtenida por la 4T en las urnas. Jueces y magistrados impulsaron un paro en el poder judicial, que, aunque no fue de enorme magnitud, tuvo cierto eco en algunos centros laborales. A la par, movilizaron a una parte de su base. Lograron movilizar a un sector de estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM, que no fue más que eso: un sector de una facultad que históricamente ha tenido dentro de su base un ala de derecha. Lo mismo hicieron con algunas escuelas privadas y su base partidista en varias partes del país.
Las protestas de la derecha obligaron a cambiar de sede la sesión vespertina de la Cámara de Diputados, aunque finalmente no hubo problema para aprobar la reforma. En el caso del Senado, incluso lograron ingresar a la sede del parlamento. Esta incursión no se debió a una movilización masiva de la derecha, que no era más que algunos cientos, sino a las maniobras, cierta habilidad de sus dirigentes y, también, a los titubeos de la 4T.
¿Quiénes irrumpieron en el senado?
Por un lado, había claros provocadores, porros, que rompieron las puertas de vidrio y activaron extintores contra la policía. Por otro lado, estaban los hijos y operadores de los propios diputados y dirigentes del PRI, PAN y PRD, gente cercana a Xóchitl Gálvez y Claudio X. González. Por ejemplo, estuvo presente el hijo de la priísta Carolina Viggiano, una de las líderes juveniles de la campaña de Xóchitl Gálvez o la hija de Rosario Robles. Algunos de estos jóvenes son los llamados líderes estudiantiles que se han opuesto a la reforma del poder judicial. Se puede visitar la cuenta de X de Arlin Medrano (@ArlinMedrano_), quien documenta estos hechos.
🚨 #Alerta | La activista Arlin Medrano (@arlinmedrano_) identifica a uno de los reventadores de Norma Piña como el hijo de Carolina Viggiano (@caroviggiano); también participó una presunta líder juvenil de la campaña de Xóchitl Gálvez (@XochitlGalvez). https://t.co/FCDGHMIAzu pic.twitter.com/yTv3vwv0ah
— Los Reporteros MX (@ReporterosMX_) September 11, 2024
Criticar en abstracto la toma del parlamento no tiene sentido. Es criticable este hecho porque, con todas las maniobras posibles, la burguesía, los altos magistrados y sus seguidores, la derecha, trataba de impedir la votación de una reforma que limita los privilegios de los jueces y magistrados y abre una rendija para que la población ejerza presión sobre ellos. La 4T no ejerció gran represión. La derecha en el poder ya hubiera movilizado a enormes contingentes militares, reprimido y encarcelado a compañeros que hubieran intentado tomar el parlamento en contra de una medida reaccionaria.
La toma parlamentaria será necesaria en el futuro, pero no por minúsculos grupos de pequeñoburgueses fanáticos y derechistas a sueldo; sino como lo ha hecho el movimiento indígena y popular en Ecuador; como pasó en Bangladesh o en Siri Lanka donde las masas tomaron el palacio presidencial. Claro que esto no es suficiente, debe sustituirse el Estado burgués actual por un poder emanado de la organización de los trabajadores. Es decir, que nuestra crítica a la toma del senado por los porros y derechistas obedece no a cuestiones morales sino a posiciones opuestas de clase.
Respuesta contra la derecha
De igual manera, se vieron muestras de apoyo a la reforma y de respuesta contra las acciones de la derecha. Se convocó a una movilización estudiantil en apoyo a la reforma, donde los manifestantes, a las afueras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, gritaron: «¡Fuera Piña!», refiriéndose a la odiada magistrada que encabeza la oposición a la reforma y ha protegido a políticos de la oposición de derecha y a empresarios.
Otra acción destacable fue la de algunos miles de trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas, quienes también realizaron una movilización y un mitin en apoyo a la reforma frente al poder judicial.
#ULTIMAHORA
🚨 TOMAN LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIAMás de 5000 extrabajadores de LUZ y FUERZA protestan y les dicen de todo a Norma Piña y a su Pandilla.
A disfrutar lo votado… pic.twitter.com/hNMEmo1g22
— La Catrina Norteña (@catrina_nortena) September 9, 2024
Después de la toma del Senado por parte de la derecha, la reunión se trasladó a la antigua sede de Xicoténcatl. Vimos protestas de gente en las calles del centro de la CDMX, en apoyo a la reforma.
¡Ya pasó, ya pasó, la reforma ya pasó! Enhorabuena por la justicia en MéxicoPublicado por Lenia Batres Guadarrama en Martes, 10 de septiembre de 2024
Polarización
Lo que vimos fue una escalada de la polarización en torno a esta reforma. Sin embargo, las movilizaciones no fueron masivas. Por primera vez, vemos actuar a la derecha de manera más consistente en una lucha. Algunos de sus elementos se están politizando y adquiriendo experiencia más allá de los aparatos partidistas. Estas movilizaciones seguirán sucediendo por parte de la derecha en sus intentos por volver a consolidarse como contrapeso político ante el gobierno oficial de la 4T. No obstante, tenían la desventaja de su aislamiento social, ya que la gran parte de la población odia al poder judicial por defender a los ricos y no traer justicia al pueblo. Por ello, apoya la reforma de López Obrador y no a este paro y lucha de la derecha.
La estrategia de AMLO no ha sido movilizar a su base. Por el contrario, ha jugado un papel para contener la movilización social, llamando a la gente a esperar que el gobierno solucione los problemas. Aun así, vimos una respuesta favorable a una reforma que, en realidad, es bastante limitada.
Como explicamos en un artículo anterior, esta reforma reduce los privilegios de altos funcionarios y da a las masas la posibilidad de elegirlos, lo que podría llevar a que muchos de los actuales jueces y magistrados sean sustituidos. Sin embargo, todo el sistema jurídico permanece básicamente intacto y no garantiza justicia para las mujeres violentadas, para los explotados ni para el pueblo trabajador en su conjunto. Podemos decir que la reforma tiene como objetivo seguir limpiando la cara a un Estado que perece, es una herramienta de opresión de una clase sobre otra. La reforma quiere hacerlo más funcional y librarlo de injerencias fácticas, pero el Estado, por su naturaleza, es una fuerza fáctica para mantener el control de un puñado.
Aunque la reforma purgue a elementos nefastos, la corrupción va a seguir en otros niveles y de otras formas, porque la corrupción es la muestra más clara de la podredumbre del sistema capitalista, el cual potencia la avaricia, la acumulación y el individualismo, como esencia del funcionamiento de la sociedad, mientras que siga existiendo esto, la corrupción va a seguir.
Cuando López Obrador ganó las elecciones hace seis años, en los meses previos a su toma de posesión, concilió y evitó la polarización para no entrar en un escenario crispado. Ahora, al terminar su sexenio, lanza una ofensiva de reformas que caldea los ánimos. Su lógica será terminar con fuerza y tratar al final de minimizar la polarización exacerbada. Es un político sumamente hábil. Mientras una noche antes se aprobaba la reforma jurídica en el Senado, en medio de grandes tensiones, al día siguiente, en su mañanera, el tema principal fue que su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, respondía preguntas de su andar junto a Obrador, bajando así la tensión. Pero el escenario en que entrará Claudia Sheinbaumb será inevitablemente más polarizado.
Lo cierto es que el proceso de polarización no se va a detener. Claudia Sheinbaum llegará con una correlación parlamentaria y social favorable, pero sin la autoridad ni la habilidad de AMLO. Las contradicciones seguirán desarrollándose, y ella es más propensa a hacer concesiones a la derecha. Esto llevará a que no se solucionen de fondo los problemas (incluso hoy vemos una reforma limitada al poder judicial desde el punto de vista de la legalidad burguesa), lo que propiciará el desarrollo de tendencias más a la izquierda que planteen una transformación realmente profunda de la sociedad.
Por otro lado, se desarrollará también un ala de derecha. La única forma de frenarlos no es moderando las reformas, sino aplicando un programa que realmente solucione los problemas de raíz, como la explotación, la violencia y la falta de justicia para las familias trabajadoras. Eso implicaría un enfrentamiento feroz contra la gran burguesía y su aparato estatal. Eso significaría una lucha real contra el capitalismo y su Estado burgués. Claudia no tiene la menor intención de esto. Por lo tanto, será inevitable que un ala de derecha, o incluso de ultraderecha, vaya tomando consistencia y se vaya desarrollando. Es nuestra tarea como Organización Comunista Revolucionaria el consolidarnos como la alternativa revolucionaria que lucha contra la derecha y la izquierda reformista por un plan socialista que lleve a los trabajadores al poder.