Escrito por: Fernanda Mosso
México se encuentra entre los 25 países con la mayor tasa de feminicidios del mundo con 7 asesinatos de género por día, estos a pesar de la Alerta de Violencia de Género que se ha decretado por la Secretaría de Gobernación en 11 de los municipios del Estado de México: Chalco, Chimalhuacán, Cuautitlán Izcalli, Ecatepec de Morelos, Ixtapaluca, Naucalpan de Juárez, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla de Baz, Toluca, Tultitlán y Valle de Chalco Solidaridad, van en un terrorífico aumento.
Ciertamente todos nos enfrentamos a diferentes tipos de violencia día a día, la violencia de la que miles de mujeres son objeto es ya un foco rojo de podredumbre. Estos rasgos de sexismo y misoginia en nuestra sociedad no son más que la consecuencia del decadente sistema en el que vivimos que para poder no sólo sobrevivir si no crecer, despoja, amedrenta, explota y enferma a nuestro pueblo.
Pero ¿Por qué contra la mujer?, ¿Qué representa la mujer en este sistema?
La mujer no sólo es tratada como “el sexo débil” también es obligada a asumir este rol alimentado por estereotipos, estos se han encargado de mantener el control sobre sus agentes productivos y mantener las relaciones de clase y de explotación. Por ejemplo, uno de los planteamientos machistas de esta sociedad, es que el hombre obligadamente debe proveer al hogar, de esta manera es explotado con jornadas, salario y condiciones despreciables, la mujer entonces es la encargada de lo necesario para que el obrero recobre fuerzas y pueda seguir siendo mano de obra para el capitalista.
Bajo esta dinámica es que la figura femenina -más precisamente, la mujer trabajadora- ha sido trasladada a la de objeto convirtiéndola en receptora de la degeneración social. Por supuesto el aumento de los feminicidios es un claro reflejo de la crisis que el propio sistema está viviendo.
¡Ni una asesinada más!
Madres, hermanas e hijas secuestradas, torturadas, violadas y finalmente asesinadas son casos de todos los días, el descontento se acumula cada vez más y la gente ya no está dispuesta a permanecer quieta. En el último periodo han tenido lugar diversas movilizaciones.
El pasado 2 de noviembre se llevó a cabo una marcha de catrinas del zócalo al Hemiciclo a Juárez así como en varios estados de la república exigiendo justicia y el cese de los asesinatos. Aun cuando había una negativa a la participación del género masculino en dicha movilización al final pudieron integrarse y protestar juntos cantando, al unísono, el coraje de la injusticia.
El actual régimen no es capaz de detener esta situación, no solo hace caso omiso a los miles de homicidios, ha desestabilizado a nuestro país, rompiendo y enfermando cada vez más el tejido social, si este gobierno no puede responder al pueblo, el pueblo seguirá alzando la voz y en la lucha.
Pero ¿Qué clase de lucha debe darse? ¿Es realmente una lucha de géneros?
Muchos de los problemas contra la mujer son dados por el machismo, ha cuarteado de manera impresionante la libertad de las mujeres a través de los años, sin embargo, culpar al género masculino de la situación en que vivimos no podría resolver el problema.
Tanto hombres, mujeres, niños y ancianos son explotados a conveniencia del capital, es este el responsable de tanta miseria, sería entonces correcto señalar no una lucha de géneros si no una lucha de clases, es decir, el machismo es una consecuencia de la podredumbre del sistema, por tanto, el verdadero problema es el sistema capitalista y -en el fondo- las relaciones clasistas que surgieron con la propiedad privada, hace miles de años. El socialismo pretende erradicar las contradicciones de clase y, por tanto, poner bases firmes para erradicar el machismo desde la raíz. Por supuesto, hará falta una batalla cultural pero sin revolución socialista no será posible erradicar el problema.
El papel de la mujer en la lucha revolucionaria
“La mujer se ha convertido en parte activa de nuestra producción social. Alguien que sepa algo de historia sabe que son imposibles las transformaciones sociales importantes sin la agitación entre las mujeres”, (Carl Marx, Cartas a Kugelmann).
Cada día más mujeres buscan su emancipación, estudiando, trabajando y emprendiendo; enfrentándose a la desigualdad, la falta de derechos y en los peores casos, a la muerte. ¡Pero esto tiene que cambiar!
Debemos transformar las condiciones sociales y domésticas, conformar una organización revolucionaria que sea capaz de llevar la lucha por la emancipación de la clase trabajadora y la lucha por el socialismo, solo así podremos ondear la bandera de la liberación femenina.
¡Las mujeres proletarias ya dejamos el mandil y si es necesario tomaremos el fusil!
¡Ni de la iglesia, ni del estado, ni del marido, ni del patrón, mujeres libres y siempre libres, luchando contra la represión!
¡Peña Nieto escucha, eres un feminicida, lo decimos en tu cara!
¡Vivas nos queremos!