El choque entre dos trenes en la línea 3 del metro de la Ciudad de México, el pasado sábado 7 de enero, que dejó un muerto y 60 heridos, ha mostrado la vulnerabilidad de quienes a diario viajamos en este tipo de transportes. Tras éste, ha surgido un debate sobre las cusas y los presuntos responsables y el posible boicot a este sistema de transporte. En primer lugar, nos solidarizamos con quienes sufrieron éste accidente y en particular con familiares, compañeros y amigos de Yaretzi Adriana Hernández, la estudiante de la UNAM fallecida en dicho suceso. Exigimos se clarifique lo sucedido y se de justicia a las víctimas.
Lamentablemente, él incidente del pasado 7 de enero no ha sido el único. En lo poco que va del año ha habido algunos incidentes más, como pequeños incendios en algunas estaciones, desprendimiento de vagones, etc. Esto ha provocado un recuento de problemas en el Metro durante la actual gubernatura de la CDMX; siendo la más trágica, hasta hoy en día, la caída de un tramo elevado de la línea 12 que provocó 27 muertos y 80 hospitalizados.
Los incidentes en el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) no son cosas menores. Cualquier situación pone en riesgo la vida de la gente que usa este transporte público, que somos ante todo familias trabajadoras. Alrededor de 4.6 millones de personas usamos el metro diario.
El Sistema de Transporte Colectivo lleva dando un servicio desde hace 54 años, la más antigua línea es la N° 1. Ahora 12 de sus 20 estaciones están cerradas como parte de un proyecto de manteamiento, mejoramiento y renovación de trenes, que tardará 8 meses.
El presupuesto para el metro el año 2022 fue de 19 millones 769 mil pesos recurso utilizado para dicho proyecto, este 2023 el recurso destinado para el STC es de 18 mil 847 millones de pesos.
Presupuesto para un transporte digno
La red del metro conecta a la Ciudad de México entre sí y a ésta con algunas partes del Estado de México como Ecatepec, Naucalpan, Nezahualcóyotl y Los Reyes la Paz. Para llegar a ella se hace uso de otros transportes como los microbuses o “combis” que son rutas alimentadoras que se han convertido en el principal medio para tener acceso al metro. Estos sistemas de transporte son indispensables en la vida de millones de personas que salen a trabajar o a estudiar día a día y que pagamos por su uso.
La actual administración de la Ciudad de México, en promedio, ha destinado de presupuesto al metro 19 mil millones de pesos. El año donde la inversión ha sido la más baja fue en 2021 con 17 mil millones de pesos. Existe una comparación significativa con el presupuesto destinado el último año de gobierno de Miguel Ángel Mancera que fue de 22 mil 882 millones de pesos, este presupuesto fue pensado, entre otras cosas, para invertirse en la corrección y mejoramiento de la línea 12, que desde sus inicios ya presentaba notables fallos en la planeación ingenieril.
Para quienes usamos el metro cotidianamente es evidente que el mantenimiento no es el adecuado y es parte sustancial del problema real que vivimos. Los recursos que se destinan están pensados para el funcionamiento, mantenimiento, refacciones y mejoramiento de trenes y vías del STC Metro y en cubrir el subsidio del transporte que cuesta 5 pesos pero tiene un costo de operación real de 13 pesos por pasaje. Existe un ingreso regular al STC como son las rentas de locales a lo interno del metro y el costo mismo del boleto. Estamos hablando de que existen los recursos suficientes para poder dar un mantenimiento adecuado a esta red de transporte si este se utilizara para cubrir las necesidades técnicas, que no son de hoy ni de hace 5 años, sino que estudios demuestran que la falta de mantenimiento tiene un acumulado de 30 años.
Claro, esto da como consecuencia la acumulación de fallos, compra de muchísimas más refacciones y de que el periodo de vida de los materiales y los trenes disminuya, lo que aumenta riesgos para los trabajadores del metro y los usuarios diarios.
La operatividad del metro depende de distintos elementos, desde las empresas involucradas en la construcción de este, los directores del STC, el dirigente y burocracia sindical y los gobernadores de la CDMX; estos elementos tienen igual de responsabilidad en las fallas o mejoras al este sistema de transporte.
Los incidentes en la actual gubernatura son un acumulado de décadas sin dar mantenimiento efectivo al metro, que pueden resultar en cosas muy mínimas hasta incidentes mortales como los de los últimos días.
¿Incidentes técnicos o sabotaje?
Después del choque mortal de trenes en la Línea 3, los problemas no han parado. Es como si se hubiera empujado una ficha de dominó en el STC metro desatando una serie de incidentes, prácticamente diario pasa algo. El metro se volvió más lento y ha desatado un ambiente de temor entre quienes lo usamos, de que nos vaya a pasar algo.
El domingo 15 de enero en la estación Bellas Artes de la Línea 8, cientos de usuarios desalojaron la estación en medio de una humareda. Hubo una explosión, que, según peritaje, fue provocado por una lata que estaba en las vías. Parece absurdo que hubiera una lata incrustada en las vías, pero nadie salió herido y el servicio se reestableció al poco tiempo.
Estamos de acuerdo en que los incidentes pueden ser consecuencias de décadas sin el correcto mantenimiento, pero es increíble que en 15 días estemos viendo lo que parece el desplome del STC Metro. Por donde sea que lo mires, el actual funcionamiento del Metro no es normal y lo peor es que pone en riesgo a millones de usuarios, que es claro que pertenecemos a la clase trabajadora, somos mujeres y jóvenes estudiantes que hacemos uso de este transporte para trasladarnos a las escuelas o trabajos. No vemos a políticos ni burgueses usando el metro porque obviamente tienen sus formas de traslado privadas, como sus autos y camionetas último modelo.
Sea un problema de insuficiente mantenimiento, boicot o una combinación de ambos, éste es un problema que debe atajarse de inmediato pues quienes pagamos los platos rotos somos las familias trabajadoras. Este caos en el metro sólo nos perjudica a los de a pie en seguridad y tiempo, nos pone en riesgo. Lo que sucede es indignante y crea un ambiente de temor al usar el metro. Lo que sucede podría tener una explicación técnica inmediata, pero esta se va diluyendo conforme la información fluye. Lo que sucede en el metro también refleja las consecuencias de decisiones políticas, por eso tampoco se puede descartar que esto sea consecuencia de un sabotaje político.
Conscientes del ambiente político, la oposición puede hacer uso de cualquier artimaña para sabotear al gobierno en turno. Esto es permitido desde que se asume una política conciliadora con los viejos actores del priismo. Se pacta con el charrismo sindical; en el STC Metro el dirigente lleva más de 40 años al frente, mientras el gobierno de la CDMX piensa que haciendo “alianzas” se les dejará gobernar en paz. Al contrario, permitirles seguir figurando, mantenerlos en los espacios que ya ocupan, es dejarles en bandeja de plata los elementos para que sigan siendo sanguijuelas y, en cuanto no les parezca algo, usar cualquier práctica que no solo golpee al actual gobierno, sino usando de carne de cañón a la clase trabajadora.
¿Cómo combatir lo que sucede?
La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, pensó que la maravillosa idea de desplegar a 6 mil 60 elementos de la Guardia Nacional (GN) sería la solución ante los incidentes ocurridos en el metro. Para salvaguardar las vidas de los usuarios del metro. Señaló que estos elementos de la GN no estarían armados pero, lo que para algunos puede sugerir mayor seguridad, en realidad lo que demuestra es que para cualquier tipo de problema que se presente utilizaran las fuerzas armadas. Las FFAA están en las fronteras, están en las calles, ahora en el metro, luego los veremos en las escuelas seguramente. Esto es una política de fortalecimiento del estado burgués y denota una falta de confianza en la clase trabajadora organizada.
El saboteo se combate con movilización y destierro de los elementos cancerígenos del viejo PRI, la burocracia y el charrísmo sindical y estableciendo mecanismos democráticos de control obrero; sin embargo, lo que vemos es que el peso político que se le está dando a estas medidas, después tendrán consecuencia no contra las grandes cúpulas sino contra la clase trabajadora. Si bien la jefa de gobierno ha señalado que el problema de cambiar la dirección sindical corresponde a la base trabajadora y que a las instancias de gobierno les corresponde reunirse con los representantes electos, es también evidente que cada que Claudia Sheimbaumb hace un mitin político de masas, es común encontrar a sindicatos charros engrosando las filas de los asistentes. Esa política oportunista de tolerancia y convivencia con el charrismo sindical está cobrando facturas.
Estamos en medio de un proceso político significativo, existen los presidenciales para el 2024, las elecciones del Edomex están a la vuelta de la esquina y la política del gobierno de la CDMX para resolver problemas es el despliegue de la GN. Claudia Sheinbaum se ha concentrado en pre campañas electorales, dejando de lado que los trabajadores de la Ciudad de México han estado luchando en contra de los salarios raquíticos y la sobreexplotación laboral durante toda su gubernatura.
Si la política es utilizar las instituciones tradicionales del estado y fortalecerlas para próximos periodos, estamos muy lejos de conseguir la tan mencionada cuarta transformación, ya que el Estado es un aparato de opresión de una clase sobre otra. Se apuesta por los cuerpos armados en lugar de romper con los grandes consorcios que trabajan para mantener sus intereses en el ámbito de la construcción, sacar ganancias sin importar las condiciones en las que dejan los proyectos, seguir sosteniendo a la vieja y raquítica burocracia o al charrismo sindical, en lugar de luchar por defender los derechos de la clase trabajadora y apoyarse en la fuerza de nuestra clase para transformar la sociedad. Esta política va a generar desconfianza de los trabajadores para futuras batallas políticas. Parte de la solución está en la lucha por la democratización del sindicato del STC Metro,
Nosotros apelamos a atender política y técnicamente los conflictos e incidentes en el STC metro y hacemos un llamado a los trabajadores y la juventud a organizarnos contra nuestros principales enemigos que son los capitalistas. El sistema de transporte colectivo metro estaría mucho mejor en las manos de los trabajadores. Se requiere establecer control obrero de los trabajadores del metro y de los usuarios (que nos damos cuenta de las deficiencias que se tienen) para asegurar su buen funcionamiento y desactivar cualquier posibilidad de boicot, esto garantizaría un mejor servicio y combatiendo posibles boicots que nos afectan a todos, un metro digno y eficiente para quienes pasamos horas del día en nuestros traslados. La austeridad no debe aplicar cuando de ella dependen vidas de millones de personas.
¡Por un mejor servicio del metro, rápido, seguro y eficaz!
¡Por mayor inversión para su mantenimiento y mejora de las instalaciones!
¡Por un STC metro administrado bajo control de los trabajadores!
¡Fuera la Guardia Nacional del metro y las calles!
¡Alto al sabotaje, nuestras vidas importan!