Acoso laboral, precarización y miedo al desempleo, es lo que se vive en la estructura de Servidores de la Nación. Hablar de las elecciones de julio del 2021 es clave para abordar lo referente a los cambios en el Gobierno de México; inevitablemente tenemos que hablar de que Morena gobernaba 11 de las 16 alcaldías hasta antes de las elecciones de julio del 2021, es decir que “se perdieron 6”: Magdalena Contreras, Álvaro Obregón, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Tlalpan y Azcapotzalco, donde gobernaba Morena. A partir de ese mes habría muchos movimientos en todas las estructuras de gobierno de la 4T, secretarías, subsecretarías, delegaciones y direcciones generales, lo mismo en el Gobierno de la Ciudad de México; una reconfiguración pensada para “recuperar lo perdido”, en el caso de la CDMX, y ganar terreno en las demás entidades federativas, justo en el marco de este sexenio que se ha caracterizado por una gran cantidad de relevos y cambios en lo interior.
Es sabido que la operación de los Programas de Bienestar corre a cargo de los que fueron llamados en algún momento “super delegados” o delegados estatales, en cada entidad federativa, quienes han sido responsables de operar y dirigir las tareas de los Servidores de la Nación, y los directores regionales, encargados de los municipios y, en el caso de CDMX, las alcaldías.
En este contexto, el papel que juegan los Programas de Bienestar y los Servidores de la Nación son fundamentales para todo análisis de la coyuntura. Resulta curioso preguntarse qué fue lo que pasó en la CDMX, un lugar donde se concentra una gran parte, si no es que la mayor cantidad de derechohabientes de las Pensiones de Bienestar para personas adultas mayores y personas con discapacidad; becas y programas de apoyo, en los que se anunciaron aumentos y mejoras directas.
¿Qué tuvo que pasar para que aun con todos los esfuerzos por parte del Ejecutivo Federal estos no hayan sido suficiente para mantener todo el poder en manos del movimiento de transformación que encabeza el presidente? La designación de personajes corruptos en la aplicación de la política social y la corrupción que sigue existiendo en algunas secretarías, como la de Bienestar, son errores claves en la gestación de este movimiento. La profunda necesidad de una organización gremial de Servidores de la Nación en el gobierno de la 4T, pasando por la lucha por derechos laborales, respeto y certeza de la situación laboral, alto a las amenazas de despidos, amedrentamiento, coacción y acoso laboral se deriva de un mal manejo de las regiones y Estados en el país.
Cada día se suman a la lista de denuncias por actos de nepotismo y corrupción de delegados estatales y regionales un sin número de carpetas sobre despidos injustificados y una falta de información sobre nuestra situación; sin derecho a generar antigüedad y sin derecho a defender un trabajo digno. Sin duda, no hay una entidad federativa que no tenga denuncias por corrupción, acoso laboral e incluso acoso sexual.
En la Ciudad de México, en medio de muchos rumores tras las elecciones del 2021 y una tensión acerca de los programas prioritarios, se anunció un cambio de delegada estatal; es decir que ya no sería Cristina Cruz Cruz sino Estefany Correa García quien sería la nueva encargada de los Programas de Bienestar; responsable de operar y dirigir, por lo tanto, las tareas de los Servidores de la Nación en la Ciudad.
Aquí cabe hacer una reflexión: a lo largo de los años, en el servicio público mexicano, cuando hay cambios de esta clase (directores generales, regionales y delegados de todo tipo), se tiene la costumbre de que sea por designación directa y, con la mayor normalidad, los nuevos cargos “traen a su gente” a trabajar, generando un ambiente hostil para la base trabajadora. A partir de ese momento se suscitarían muchas situaciones de tensión y recelo entre las personas que estaban antes y las que entran; es así como rápido surgieron cambios en las alcaldías: la mayoría de los directores regionales cambiaron. Es decir que al cambiar a la nueva delegada, con ello cambiaron cada uno de los directores regionales, que “trajeron a su gente”, creando un ambiente de confusión e inestabilidad para con los Servidores de la Nación ya existentes.
Delegados y regionales van y vienen, pero los Servidores de la Nación siguen igual que al inicio, atorados en un abismo de precarización, informalidad y con riesgo a quedarse sin trabajo, bajo amenazas y maltratos por parte de sus superiores jerárquicos. Es aquí donde entra la necesidad de luchar por un cambio en la estructura de los Servidores de la Nación.
Los Servidores de la Nación, desde el inicio, fuimos llamados en 2018, después del triunfo electoral, para lo que en ese momento se llamó el “equipo de transición” y la etapa piloto de un censo para identificar casa por casa a los beneficiarios de los Programas de Bienestar. Hemos recorrido todas las calles, conocemos personalmente al pueblo trabajador al que se le brindan estos programas, que son parte fundamental del Proyecto Alternativo de Nación de AMLO, muchos servidores se identifican políticamente y trabajan con entusiasmo para llevar bienestar por medio de su política social, y portando la mística de “por el bien de todos, primero los pobres” hemos visto y operado de primera mano las Pensiones de Bienestar, hemos entregado de mano los recursos, sin intermediarios; durante la pandemia, centuplicamos las fuerzas de trabajo para colocar los apoyos emergentes durante el semáforo rojo y el resguardo social.
Hemos sido capacitados durante mucho tiempo en el trato directo, en la aplicación y metodología, en materia de incorporación, registro, reempadronamiento, trabajo de campo, captura y sistematización, y hemos sido testigos de cada cambio de cada uno de los programas, así como la aplicación de programas nuevos como Jóvenes Construyendo el Futuro (creado para un sector de la juventud olvidado y abandonado), Tandas de Bienestar y Crédito a la Palabra (destinado a ofrecer una alternativa crediticia, poniendo en su palabra la confianza del Gobierno para sostener negocios de las familias trabajadoras durante la pandemia). En fin, hemos trabajado desde el inicio del gobierno de AMLO hasta estos días, todo con un gran entusiasmo y entrega al proyecto.
También es necesario decir lo siguiente: reiteramos que hemos sufrido precarización laboral, abusos por parte de nuestros superiores jerárquicos, amenazas de despido, hostigamiento y despidos injustificados; hemos sido sometidos a largas jornadas de trabajo durante la vacunación contra COVID-19, hasta llegar a las 12 o 14 horas diarias, también hemos recibido grandes embates contra nuestra situación laboral al negársenos un contrato colectivo, o al menos un contrato formal con la Secretaría de Bienestar, ya que en la norma y en el papel nosotros como Servidores de la Nación no somos reconocidos como personal de la mencionada secretaría, sino que somos “prestadores de servicios profesionales’’; no firmamos contratos sino nombramientos trimestrales, no tenemos la capacidad de generar una antigüedad o de acceder a una serie de prestaciones a las cuales se nos niega el derecho, con la excepción del derecho a un servicio de médico y compensaciones navideñas.
Sumado a todo esto, se nos ha negado todo tipo de información referente a nuestra situación laboral o cuestiones de recursos humanos y se nos puede cambiar de lugar de trabajo intempestivamente, ya que no contamos con un tipo de organigrama oficial que designe las tareas con base a criterios bien definidos. De un día para otro pueden cambiarte de centro laboral y también pueden levantarte “actas de hechos” sin ningún fundamento ni negociación. Con todo lo anterior expuesto, muchos de nosotros tememos quedarnos sin la fuente de ingresos de nosotros y nuestras familias, ya que la inestabilidad que se genera en estas estructuras nos hace sentir amenazados y poco valorados; propensos a padecer la violación impune de nuestros derechos humanos al existir acoso laboral por parte de nuevos “coordinadores” o personajes “de confianza” de los nuevos regionales. Al entablar y buscar diálogo con nuestros superiores sufrimos represalias, aislamiento y fragmentación para evitar nuestra organización. Ha habido esfuerzos importantes de organizar las demandas y hemos tenido la oportunidad de evidenciar la falta de interés, la omisión y las arbitrariedades cometidas en contra nuestra.
Ante la falta de respuesta: Organización.
Se han buscado diálogos abiertos, se han buscado canales, pero hemos tenido respuestas insatisfactorias que no suman al empeño de construir un mejor ambiente en nuestras tareas. Ha habido varias muestras de descontento, denuncias, manifestaciones, mesas de diálogo y más. Pero es momento de que juntemos todos esos esfuerzos y pasemos a una acción conjunta, democrática y en beneficio de los trabajadores del Gobierno de México.
¿Quieres organizarte en la defensa de tus derechos? Escribe un mensaje a contacto@marxismo.mx
¡POR LA DIGNIDAD Y EL RESPETO DE LOS SERVIDORES DE LA NACIÓN!