El 12 de octubre, cinco mil obreros de la construcción, han parado labores en la construcción de uno de los proyectos emblemáticos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador: la refinería de Dos Bocas en el estado de Tabasco, exigen mejores condiciones laborales a la empresa Ingenieros Civiles Asociados Fluor (ICA Flour), que es una a las que el gobierno le otorgó los cinco paquetes de contratos para la construcción del proyecto. El día de hoy, 13 de octubre, el paro continúa, la protesta fue dispersada por la fuerza, hay trabajadores heridos y la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional han tomado algunas áreas de las instalaciones.
Andrés Manuel López Obrador ha minimizado las protestas, diciendo que se trata de una disputa por el Contrato Colectivo de Trabajo por parte de los sindicatos, en sintonía portales informativos afines al gobierno han guardado silencio sobre las demandas de los obreros.
Los jóvenes y trabajadores conscientes debemos brindar apoyo y solidaridad para que las demandas de los trabajadores sean resultas y exigir el cese de la represión.
La Refinería Dos Bocas es, junto al Tren Maya, uno de los grandes proyectos y obras de infraestructura que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador está impulsado, se pretende que la obra quede concluida el 22 de julio de 2022, de acuerdo con el gobierno federal, su objetivo es lograr a mediano plazo la autosuficiencia en la producción de gasolina y diesel.
Para su construcción se otorgaron diferentes contratos de construcción a la iniciativa privada, entre las que se encuentra ICA Flour, la cual obtuvo la adjudicación de dos de los seis paquetes de infraestructura y servicios con los que se construirá la nueva refinería de Dos Bocas: los paquetes 1 y 3, que son los de mayor valor económico de la obra y por lo menos representarán la cuarta parte de la inversión. La propia Secretaría de Energía reconoció que se asignó a la empresa los paquetes 1 y 3 de la nueva refinería de Dos Bocas. El paquete 1 es relevante por su valor de 2,000 millones de dólares.
Aunque con un contrato millonario, ICA ha enfrentado, hasta hora, dos protestas por parte de los trabajadores que demandan mejores condiciones laborales. En febrero del presente año, cerca de mil trabajadores realizaron un paro de brazos caídos exigiendo demandas similares a las del paro que se está llevando a cabo ahora.
Reclaman el pago de horas extras, transporte para el personal, espacios adecuados para la alimentación, prestaciones y equipos de protección para realizar su jornada laboral. Además, hay quejas de que existen amenazas de despido para que la empresa no les pague el aguinaldo y la entrada de líderes sindicales, que les cobran para conseguir contratos de trabajo.
Los obreros han expresado su sentir a través de algunos videos o entrevistas que les han realizado y lo han compartido a través de las redes sociales, las cuales nos pueden dar una idea de que la lucha tiene un origen legítimo y debe ser apoyada:
“No nos dan un salario justo y nos tienen trabajando muchas horas. Nos faltan uniformes y las comidas. Esa es la inconformidad que aquí nos tiene”
“Exigimos un salario digno y que respeten nuestras ocho horas de trabajo; peleamos horas justas de comida porque no alcanzamos por exceso de personal y falta de comedores”, externó otro empleado al abandonar las instalaciones.
“Paguen lo justo, laboramos más de 12 horas con salarios mal pagados e incluso en condiciones inhumanas, bajo la lluvia y el sol. El Presidente de México, recorre las áreas pero no hemos tenido oportunidad para plantearle nuestras inquietudes”
Aunque los obreros fueron recibidos por una comisión de directivos de Petróleos Mexicanos, en el primer día de protesta, no se solucionó ninguna de sus demandas, ya que el paro continúa.
El paro en Dos Bocas, también ha puesto sobre la mesa la fuerza de la clase obrera organizada y movilizada, ante aquellas voces, incluso dentro de la propia izquierda, que pretenden ignorar a los trabajadores, diluir las reivindicaciones de clase, o despreciarlos como un factor fundamental de transformación en la sociedad. Cinco mil obreros se han convertido en noticia nacional, debido a que en sus manos tienen la construcción de uno de los proyectos más importantes, claves y con mayor inversión del sexenio.
Esa es la fuerza de la clase obrera, la cual radica en su capacidad de organización, movilización y su rol que juega en la producción.
Podemos decir, completando una conocida frase en el movimiento de la clase trabajadora, que no gira una rueda, no prende un foco, y no se construye la refinería Dos Bocas, sin el amable permiso de la clase obrera.
El día de hoy, 13 de octubre, la Secretaría de Marina tomó una parte de las instalaciones donde se construye la refinería, la Policía Estatal y elementos antimotines dispersaron las protestas con gases lacrimógenos y balas de goma, lo cual dejó por lo menos dos obreros heridos.
La Secretaria de Energía, Rocío Nahle, se ha puesto del lado de la empresa, ha compartido en sus redes sociales uno de sus comunicados, donde manifiestan que han cubierto todos sus compromisos con los obreros en común acuerdo con los dirigentes sindicales y manifiestan cierto regocijo por la militarización de los trabajos de construcción, y que la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional han tomado el control de las áreas donde surgieron las protestas, además ha comentado que se tratan de un grupito de trabajadores.
Ni una palabra ha manifestado sobre las reivindicaciones de los obreros y pretenden difundir la idea de que las protestas se originaron debido a los conflictos de los dirigentes sindicales que se diputan los contratos de la construcción, esos mismos dirigentes que reconoce la propia empresa en su comunicado que compartió la Secretaria de Energía.
La construcción de la refinería de @Pemex en #DosBocas genera empleo, y todos los trabajadores quienes son lo más importante, tienen sus prestaciones sociales y laborales de acuerdo a la ley.
Comparto el comunicado de la empresa @ICAFluorOficial 👇 https://t.co/bp5WZ3Vu7p— Rocío Nahle (@rocionahle) October 13, 2021
Los propios trabajadores, durante las movilizaciones los trabajadores han denunciado a los dirigentes sindicales por venderles los contratos de trabajo, los cuales están vinculados a la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
El hecho de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador haya otorgado los contratos, no implica que de facto la contradicción entre el trabajo y capital se haya eliminado, la lógica de obtener la máxima ganancia posible por parte de los grandes empresarios sigue presente y esto se realiza en detrimento de las condiciones laborales de los obreros.
Los jóvenes y trabajadores conscientes debemos tener una definición ante las protestas, no podemos permanecer neutrales o indiferentes ante un movimiento laboral que reclama mejores condiciones de trabajo. Se debe de cubrir de solidaridad a la lucha que emprenden miles de obreros en la construcción de Dos Bocas, exigir el cumplimiento de sus demandas por parte de la empresa y el cese de la represión hacia la lucha.
A su vez, debemos ser conscientes que los intereses del gran capital con el de la clase obrera no convergen sino están en contradicción, los dueños de ICA han recibido un contrato millonario por parte del gobierno para la construcción de Dos Bocas, el contrato pudo ser otorgado incluso sin corrupción de por medio, tal y como sucedía en otros gobiernos, pero esto no ha eliminado la explotación y las malas condiciones laborales a la que está sometida la clase obrera.
Aires de transformación recorren todo el país, la clase obrera debe poner su sello en el actual proceso. Se hace evidente la necesidad de un programa y acciones, para recuperar lo que en años anteriores nos arrebataron como trabajadores, la lucha por la democracia sindical para sustituir a los dirigentes corruptos coludidos con el Estado y la patronal para luchar por mejoras en los condiciones de trabajo y enarbolar la bandera de lucha de una sociedad libre no solamente de corrupción, sino de desigualdad y explotación, donde lo que se produzca no enriquezca a un puñado de capitalistas, sino que la grandes empresas, la banca y la tierra estén bajo el control democrático de los trabajadores y la sociedad, para que lo que se produzca sea en usufructo de la mayoría.