Éste 8 de marzo del 2021, en la Ciudad de México y en distintas ciudades de la República, mujeres y hombres se movilizaron para conmemorar el día internacional de la mujer trabajadora. En este día no son exclusivamente las mujeres feministas las que salen a manifestarse, sino que también lo hacen, entre otros, mujeres y hombres familiares de víctimas de algún delito de género o desaparición. Salen a manifestarse personas que simpatizan con la causa.
Es en esta jornada (y muchas otras), organizaciones sindicales o sociales se solidarizan facilitando medios técnicos necesarios para quien quiera alzar la voz lo haga. Hay quienes suben a leer posicionamientos políticos, pero en su mayoría suben a exponer su caso familiares de mujeres víctimas, o las propias víctimas, de algún delito de violencia de género o desaparición.
Lamentablemente hay grupos de las autodenominadas feministas radicales que parece no entienden esto o simplemente no empatizan con las víctimas o familiares. Este día de la mujer se estaba llevando a cabo un mitin en la plancha del Zócalo y repentinamente llegó un grupo de encapuchadas a pintar y dar de martillazos a la camioneta donde se encontraba el micrófono. En ese momento se encontraba una mujer exponiendo cómo le asesinaron a sus hijos.
Estas mujeres encapuchadas no explicaron la razón de su furia, simplemente llegaron a imponer su voluntad de manera violenta, desplazando así de la plancha del zócalo el espació que familiares y mujeres teníamos para alzar la voz. La voz de nuestras víctimas no se pudo oír con toda la fuerza, los métodos sectarios de este grupo de feministas, más que ayudar, perjudican a la lucha amplia en contra de la violencia hacia la mujer.
Una de nuestras compañeras de la Liga de Mujeres Revolucionarias estaba lista para dar nuestra posición política y exponer los casos de dos chicas cercanas a nuestra organización que fueron víctima de feminicidio: Bianca Alejandrina y Sara Abigail. A causa de estas acciones sectarias ya no fue posible darles voz. Afortunadamente tenemos otros medios para seguir difundiendo la lucha contra la opresión de la mujer y sus casos en búsqueda de justicia. En seguida reproducimos las palabras que no pudimos leer en el Zócalo de la Ciudad de México, éste 8 de marzo.
Un discurso para Sara y Alexis
El día de hoy es de lucha, no podemos olvidar que este día surgió a partir de toda una serie de huelgas y protestas de miles de mujeres trabajadoras que luchaban en contra de la explotación que sufrían en las fábricas, con salarios miserables eran obligadas a trabajar jornadas de hasta 16 horas. Este día tiene un origen proletario y de clase, fue en la segunda conferencia internacional de mujeres socialistas, en 1910, donde se votó por unanimidad decretar el 8 de marzo como el día internacional de la mujer trabajadora.
Esto no podemos olvidarlo compañeras. Es importante porque somos nosotras las mujeres obreras, amas de casa, madres solteras, estudiantes, las mujeres de nuestra clase, las que nos enfrentamos a la peor parte del sistema de explotación capitalista que genera la violencia machista, patriarcal y feminicida.
En aquellos años las mujeres luchaban en contra de la explotación a las que eran sometidas, en contra de la miseria, de la guerra y el hambre, luchaban por conquistar sus derechos democráticos básicos. Hoy en día las mujeres seguimos luchando por conquistar los derechos que aún se nos siguen negando, como la cuestión de ser libres de decidir sobre nuestro cuerpo; el tener el acceso a un aborto libre, seguro y gratuito; por tener igualdad salarial en el trabajo; por sindicatos democráticos; seguimos luchando contra la explotación capitalista pero también contra la barbarie a la que nos lleva el actual sistema. Sobre todo en México hemos enfrentado una situación de violencia sistémica que reproduce y tolera la violencia feminicida.
Hoy estoy aquí para darles voz a las que ya no están, pero en especial a dos mujeres maravillosas, a Bianca Alejandrina, muchos de nosotros la conocimos como Alexis. El cuerpo de Alexis fue encontrado desmembrado dentro de bolsas de plástico la noche del 8 de noviembre del 2020 en Cancún, Quintana Roo. Ella, al igual que muchas chicas, se veía en la necesidad de vender productos por internet para ganar un poco de dinero y fue en una de estas ventas que perdió la vida. Su brutal feminicidio causó gran indignación en miles de personas que salieron a las calles a manifestarse.
La respuesta del gobierno fue la represión, dispersaron la movilización con policías, golpearon y dispararon con armas de fuego en contra de los manifestantes de manera indiscriminada. El hecho de pintar una pared o hacer destrozos, nunca se equiparará a un feminicidio y no justifica de ninguna manera la brutal represión estatal.
También estoy aquí para darle voz a Sara Abigail Salinas Sandoval. Ella fue mi hermana. En la noche del 25 de agosto del 2019 en Zempoala, Hidalgo.
Mi mamá encontró su cuerpo sin vida en su habitación. A Sara un tipo le quitó la vida en nuestra casa, nosotras ya no estamos a salvó ni en nuestros hogares. Este hombre sostuvo una relación con ella por varios años, pero cuando Sara decidió que ya no quería continuar, él simplemente se sintió con el derecho de matarla.
Ya pasó un año y medio de buscar justicia y simplemente las autoridades se han mostrado incompetentes, el tipo sigue en completa libertad, el ministerio público que lleva la investigación, ha dicho que el caso es muy misterioso, mostrando su completa incompetencia. Hemos hecho mucho en este tiempo, hemos salido a manifestarnos, nos hemos organizado con más familiares de chicas víctimas de feminicidio o desaparecidas.
Hemos tocado muchas puertas en las instituciones de justicia para que hagan su trabajo. Hemos difundido su caso en cada oportunidad que se presenta. Inclusive tuve la oportunidad, junto con muchas otros familiares, de tener una reunión con la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero. Nos escuchó y nos prometió que desde la secretaría de gobernación darían seguimiento a los casos. Yo, hoy le puedo decir a esa señora que es una mentirosa. Recibir un par de llamadas para prometernos una reunión que jamás se ha llevado a cabo no nos sirve de nada. Lo que exigimos es justicia, no reuniones burocráticas detrás de un escritorio. Por ese camino no van solucionar nada.
A mí me queda muy claro que esta supuesta justicia (que solamente está al servicio de los poderosos, de los empresarios, de la burguesía), no nos sirve a nosotros el pueblo trabajador, porque nunca llega para nosotros. Por el contrario, el Estado burgués muestra el miedo que le tiene a la organización de los oprimidos poniendo estas bayas para cercar el palacio nacional. Utiliza su brazo armado para intimidarnos y reprimirnos, para recordarnos que ellos son la ley, pretendiendo que nosotros simplemente obedezcamos. Pero no camaradas, a nosotros no nos asustan sus métodos represivos, porque día a día somos víctimas de la violencia, de la opresión y de la explotación que genera el sistema capitalista podrido y decadente.
Si estamos aquí hoy y si seguiremos en las calles es porque ya estamos cansados de toda la miseria, violencia y barbarie que nos ofrecen. Nosotras somos la mayoría, la clase obrera somos el verdadero motor económico de este sistema y sin nosotras y nosotros ellos no son más que una minoría inútil y parasitaria.
La gran fuerza de nuestro movimiento está en la unidad y organización de todos los oprimidos, sin importar el género, la raza, la religión o nuestras preferencias sexuales. La inmensa mayoría de las mujeres que sufrimos violencia somos parte de una clase, somos parte de la clase obrera y solamente juntos podremos vencer a éste sistema capitalista, feminicida y patriarcal.
No podemos dejar de mencionar que, hace 150 años, mujeres valerosas se enfrentaron al orden establecido en una revolución que barrió con el Estado y la justicia establecidos. Hay que recordar a compañeras como Louise Michel, Elisabeth Dmitrieff, André Léo, Anne Jaclard, Paule Mink y Nathalie Lemel. Estas heroínas lucharon y algunas dieron su vida en la Comuna de París y nos mostraron que la lucha de las mujeres y los explotados puede generar una sociedad, un sistema y una justicia diferente. Hoy tenemos que seguir su ejemplo.
Desde la Liga de Mujeres Revolucionarias aplaudimos que estemos aquí en las calles. Que les quede claro, no vamos a parar hasta que haya justicia para todas las víctimas, no vamos a parar hasta que se terminen los feminicidios y no vamos a parar hasta que conquistemos la plena emancipación de la mujer y de la clase obrera.
¡Por un 8 de marzo combativo y de clase!
¡Ni una asesinada más, justicia para las víctimas!