La administración del gobierno de AMLO ha iniciado el año anunciando diversos nombramientos en el servicio exterior mexicano, entre ellos destaca la normalización de relaciones con países como Venezuela y Nicaragua, con los cuales el gobierno de Peña Nieto no tenía embajadores nombrados. Además de ello, Alicia Bárcenas, que anteriormente encabezaba la Comisión Económica para América Latina, ha sido nombrada presidenta del Instituto Matías Romero.
Más polémica han suscitado los nombramientos de exgobernadores del PRI tales como Claudia Pablovich, que proviene de Sonora y Carlos Miguel Aisa, de Campeche; una en la representación consular de México en Barcelona y el otro en la embajada mexicana en la Republica Dominicana. Las baterías de la oposición, por supuesto, se han centrado en atacar el nombramiento de Pedro Salmerón en la embajada de Panamá.
Tradicionalmente los cargos en el servicio exterior mexicano se han reservado a dos tipos de personajes, por un lado, aquellos que cumplen un servicio de carrera, por el otro aquellos a quienes el cargo se les concede como un recurso político en función de reconocimientos, exilios dorados, alianzas políticas etc.
Lo bueno
No hay duda de que los nombramientos en las embajadas de Venezuela y Nicaragua eran necesarios y forman parte de un distanciamiento con la anterior política de cerco y hostigamiento en la que México jugaba el papel de peón de los Estados Unidos. Para Nicaragua se ha nombrado a Guillermo Zamora, un periodista muy cercano a los círculos de La Jornada que ha estado muy vinculado a la reseña histórica de la lucha del sandinismo contra el somocismo y la resistencia posterior ante la contra auspiciada por los Estados Unidos. En este momento que el otrora comandante Ortega sume a Nicaragua en un preocupante otoño, será interesante conocer cómo actuará alguien que reseñó la revolución sandinista, ahora en un ambiente tan diametralmente opuesto.
Por lo que hace al representante en Venezuela, tenemos a Leopoldo de Gyves, viejo militante de la COCEI y del PSUM, desde el cual tiene el histórico logro de haber sido el primer presidente municipal izquierdista del país, en Juchitán, en una batalla épica —encabezada por su padre Leopoldo de Gyves Pineda— digna de ser considerada patrimonio histórico de la izquierda en México. Con aciertos y errores, su trayectoria siempre ha estado del lado correcto de la barricada. Leopoldo de Gyves tiene galardones para encabezar dignamente al pueblo de México en Venezuela.
Lo malo
El caso de Claudia Pablovich y de Carlos Miguel Aisa es sin duda una maniobra del presidente para atraer a un sector del PRI dispuesto a negociar de cara a la reforma energética. No se trata de luchadores sociales que representen algo para el pueblo de México, ni de diplomáticos de carrera. Es simplemente el sellar un posible acuerdo. En ambos casos pesa una trayectoria de autoritarismo, prepotencia y colusión con el antiguo régimen. Especialmente destacable es el reclamo que los padres de la guardería ABC hacen en contra de Pablovich, la cual maniobró para impedir una investigación que llevara al castigo a los autores de la tragedia. Tampoco es desdeñable que el propio gobierno estatal la esté investigando por desvíos de recursos y el aumento de la violencia durante su gestión.
En el caso de Aisa, es un notorio desconocido, tan solo recordado porque fue el que sustituyó a Alejandro Moreno Cárdenas cuando este asumió el cargo de presidente nacional del PRI. Por tanto, el único objetivo de nombrarlo es generar en el seno del partido un conflicto que lleve a posibles rupturas y engrosar las filas de Morena con cascajo reciclado.
En ambos nombramientos no se observa mas que las maniobras políticas tradicionales en la política burguesa, siempre al margen de las masas.
Lo Feo
La propuesta de Pedro Salmerón para la embajada de Panamá es en la que se han centrado los ataques por parte de la derecha. Como se sabe, Salmerón tiene un cierto prestigio como historiador, que se sustenta en la publicación de media docena de libros dedicados especialmente a la revolución mexicana y la historia de México. En el marco del movimiento de denuncias anónimas que se hicieron populares entre 2018 y 2019, se dio a conocer que, en el ITAM, institución donde fungía como docente, había quejas de diversa índole relacionadas con un comportamiento de acoso sexual. El patrocinio de personajes de la derecha para poner en altavoz estas acusaciones tampoco es un misterio, como tampoco lo fue que, en el seno del mismo partido Morena, había señalamientos que coincidían en dichos comportamientos, sucedidos en 2017. En suma, no se trata de una voz, que sería la excepción en la regla, sino más bien de muchas voces que coinciden en señalar un comportamiento, que Salmerón no reconoce.
La derecha ataca en ese punto porque es un flaco extremadamente débil y que, de ser defendido con el ahincó que el presidente ha mostrado, le seguirá reportando dividendos.
En nuestra opinión no se debe atender los gritos desaforados de la derecha y sus lacayos, que han cerrado los ojos ante las acusaciones de violación que pesan sobre diputados, especialmente del PAN, o callan con el caso de tratante de blancas que fungía como presidente del PRI en el DF, Gutiérrez de la Torre.
El acusado debe tener la posibilidad de defenderse de las acusaciones, de manera democrática. Si al final se determina que él acosó a alguien, estamos a favor de que se dé una sanción proporcional, que busque ante todo reparar daños hacia las posibles víctimas, esto incluso podría significar se le retire el nombramiento como embajador. La derecha seguirá en su campaña contra Salmerón y si él y el gobierno quieren defender su posición tendrá que ser sobre un juicio transparente. Solo así se podrá dejar claro que estos planteamientos son una campaña política de la derecha y se puede tener la cara limpia frente al movimiento de mujeres y, en general, en la lucha por la transformación social.
El rival más débil
El debate al respecto de los nombramientos probablemente signifique alguna modificación, y es probable que dependiendo del tono del ambiente y protestas que se generen alguno no prospere. Romper con una política de premios y prebendas en el servicio exterior mexicano es sin duda un tema que será una prioridad en un gobierno auténticamente de trabajadores, en donde tampoco cabria, exponer la seguridad de las mujeres aun si en realidad se trata de una moneda de cambio, lista para sacrificar.