Antes de entrar a la actual contingencia, nuestro país experimentó la irrupción de una poderosa lucha contra la opresión de la mujer. Las huelgas en la universidad contra el acoso fueron seguidas por el feminicidio de Ingrid y después de Fátima que indignaron al país entero. La marcha del 8 y el paro del 9, sacaron a la superficie la profundidad y masividad de la lucha. Vimos, como pólvora encendida, el recorrer de movimientos contra el acoso en una escuela tras otra. Este proceso se contuvo por las medidas sanitarias, como el cierre de las escuelas y el confinamiento, pero si ésta lucha ha adquirido esa fortaleza es porque es una expresión más de un cuestionamiento general al sistema y porque hay razones reales para combatirlo: la insoportable violencia hacia la mujer; ligado al sistema explotador, patriarcal y dividido en clases; que adquiere su carácter más crudo en el feminicidio.
Miles de familiares pedimos justicia, porque el sistema jurídico de nuestro país defiende a ricos y poderosos y criminaliza a la clase obrera (mujeres y hombres). Es sabido que los feminicidios quedan en su mayoría impunes. Esta cruda realidad para muchos puede verse ajena hasta que te golpea de frente, te toca cerca. Nosotras, la Liga de Mujeres Revolucionarias, nacimos con la intención de luchar contra la violencia a la mujer y el sistema capitalista que la engendra, hemos apoyado a familiares victimas de feminicidio, nos hemos opuesto al acoso, a la explotación y discriminación laboral, etc. Pero la realidad de nuestra sociedad es tan cruda, que la hermana de una compañera nuestra se convirtió en una víctima de los feminicidios. Su nombre es Sara Abigail, una joven estudiante y trabajadora.
La lucha emprendida no es fácil, pero luchar hasta el final por justicia es lo menos que se puede hacer por Sara Abigail. La familia actúa para contrarrestar la ineptitud de nuestro sistema jurídico, pero si hay que actuar a contra corriente, librando mil obstáculos, es mejor hacerlo organizadas. La familia concluyó que era mejor dar a conocer el caso de Sara, porque no se puede callar este crimen y porque es la forma en que podemos presionar para que se castigue al criminal. Sólo gracias a esa presión la investigación ha avanzado.
Nuestra compañera Noemí y la familia de Sara han usado cada tribuna para hablar de este caso, forman parte de la organización Voces de la Ausencia que dirige Frida Guerrera, a la que se le ha injuriado y atacado sin razón.
Cada tribuna se ha usado para pedir justicia, como los mítines del 8 de marzo en Pachuca y Ciudad de México, o el 9M donde decidimos que sí teníamos que movernos, porque quedarnos en casa no ayudaría a que el proceso avanzara. También se ha recibido el apoyo fundamental de la Corriente Marxista Internacional, que ha ejercido presión y difundido el caso nacional e internacionalmente. Gracias a eso, medios locales de Hidalgo, nacionales (como La Jornada, el Universal o Animal Político) o internacionales como Telesur o NOS, la principal cadena de noticias de los Países Bajos, han nombrado y sacado notas sobre el caso de Sara.
La cuarentena debe ayudarnos a prepararnos mejor, a estudiar los problemas estructurales de la violencia a la mujer, a luchar con el capitalismo que arreciará la violencia y los ataques contra las y los trabajadores y sus hijas e hijos, pero en medio de este confinamiento queremos dejar claro que la lucha por la emancipación de la mujer contin¡Ni un feminicidio más! La lucha por justicia para Sara Abigail no está en cuarentena y en particular el combate al feminicidio y la lucha por justicia.
Te invitamos a apoyar la campaña por Justicia para Sara Abigail, contra todo feminicidio y la violencia contra la mujer y a difundir este caso y a organizarnos contra el sistema capitalista enfermo que la genera. Súmate a la Liga de Mujeres Revolucionarias, contáctanos en:
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