Todos los días puedes ver notas en los periódicos sobre la corrupción, el gobierno no se ha cansado de decir que la corrupción se está terminando, que ya no hay más, que se está combatiendo. Las noticias de la hija de Beltrones, a la cual le depositaron, no se sabe quién, 10 millones de dólares en Andorra; el juicio al gobernador del estado de Tamaulipas, Cabeza de Vaca, por enriquecimiento ilícito; el “retiro voluntario” de Romero Deschamps, con una jubilación millonaria, etc. Son noticias de todos los días. Esto solo es la punta del iceberg, en realidad toda la estructura estatal, toda la política tradicional burguesa y parte de la sociedad está infestada por la corrupción; y no se ve por donde puedan triunfar los intentos del gobierno por terminarla.
Los últimos datos
Según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), que se encarga de prevenir y perseguir los delitos de recursos de procedencia ilícita, de 2019 a febrero del 2021 (26 meses) ha presentado 122 denuncias ante la Fiscalía General de la Republica (FGR), por delitos relacionados con servidores públicos. Estas denuncias son por operaciones con recursos de procedencia ilícita. (La Jornada 22 de marzo).
La cantidad de denuncias que se han hecho por parte de la UIF son cuatro veces más de las que se hicieron en los 14 años anteriores al actual gobierno. Estamos hablando que en todo el periodo pasado el festín, robo, saqueo y corrupción era la norma, y todos los participes de la política se beneficiaron. El reporte mencionado dice que en el periodo de menores denuncias es cuando Felipe Calderón estaba en la presidencia y la lucha contra el narcotráfico estaba en todo su apogeo. Ahora sabemos con datos precisos -aunque era bien sabido en ese momento- que esa supuesta guerra contra el narco, en realidad era una medida política para frenar la lucha social y mantener en el gobierno al espurio. Esto lo acaba de ratificar AMLO hace unos días en una mañanera.
También queda claro, con la detención García Luna, la mano derecha de Calderón en “su lucha contra el narco”, que el gobierno tenía compromisos con el narcotráfico y que toda esta gente estaba involucrada, hasta al cuello, en la corrupción y lavado de dinero. El gobierno de Peña Nieto no se diferenció mucho de su antecesor. Podemos recordar los casos de la casa blanca -que por cierto han apresado a tres funcionarios porque se les perdió (sic.) el expediente original del caso. En su sexenio se desbordó el tráfico de influencias y contratos a modo, como con Odebrecht, el saqueo descarado de recursos del Estado (la estafa maestra) y un largo etcétera.
Actualmente tenemos los casos de la “salida” del “dirigente sindical” de los trabajadores petroleros de Pemex, Romero Deschamps, quien se jubila, después de tanto robar, con más de 100 mil pesos al mes. Este personaje, figura estelar de lo más rancio del priismo tradicional, se le vincula con el huachicol, venta de plazas, contratos a modo, conflicto de intereses, manejo de recursos ilícitos, coacción de voto y más. La fiscalía le acusa de recibir depósitos millonarios en sus cuentas cuando declara que al año su salario ascendía a poco más de un millón de pesos.
Otro caso escandaloso es el del exdirigente estatal de la Ciudad de México del PRI, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. A este personaje se le ha girado orden de aprehensión por mantener una red de trata de mujeres. Otro priista es el exgobernador Mario Marín, el cual fue apresado, acusado por violencia, acoso y corrupción. Estos son solo algunos ejemplos emblemáticos del PRI.
El PAN no se queda atrás. El más reciente caso es el del gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca, un tipo que lleva años vinculado al narcotráfico, lavado de dinero, etc. La denuncia que se le hace por parte de la Fiscalía y con la cual se está pidiendo que se le desafuere para poderlo juzgar, es porque su familia tiene inmuebles valuados en 154 millones de pesos, se presume que algunos de ellos fueron pagados por financieras ligadas al cártel de Sinaloa.
Tenemos que decir que el informe de la UIF dice que las denuncias solo abarcan a personas que reciben dinero por parte del Estado, pero que las anomalías de personajes políticos o que trabajan en la estructura estatal es de casi 33 mil 129 reportes, todas estas reportan movimientos “inusuales” de dinero.
Un monstruo de mil cabezas
Esto solo es lo que se refiere al caso de servidores públicos. La corrupción está imbricada en las entrañas mismas del régimen capitalista. No se trata de una voluntad inmoral o falta de escrúpulos, por lo que se da este proceso. Tiene bases materiales y para terminar con la corrupción no basta denunciar y tener una Fiscalía más activa, o leyes más duras.
La corrupción no es, como lo dice AMLO, la causa de nuestras desgracias, sino es una consecuencia de una sociedad en donde se privilegia y vale más quien más tiene. Lo que está detrás de esto es la ideología capitalista y la pobreza lastimosa en la que se ha hundido al pueblo trabajador. El capitalismo crea aspiraciones de consumo, al mismo tiempo te ofrece salarios miserables; la explotación cada vez es más cruda y se forma un círculo de violencia, ignorancia, necesidad y aspiraciones individuales que se tienen que llenar, por los medios que sean necesarios.
Estas son las bases materiales sobre las que se levanta la corrupción. Si tu quieres terminar con ella, es necesario luchar por cambiar las bases materiales e ideológicas de este régimen capitalista. Más policías, leyes más duras, un Estado más fuerte, personajes ejemplares, etc. son totalmente insuficientes.
Hoy el gobierno se mueve contra la punta del iceberg, nosotros estamos de acuerdo con algunas medidas que aplica el gobierno para luchar contra la corrupción, pero decimos, esas medidas no serán suficientes. Caen unos y surgen otros. Incluso dentro de su propio gobierno, de su propio partido se desarrollan casos de corrupción.
¿Cómo podemos llamar al hecho de que el Instituto Nacional Electoral haya impuesto una dirección a modo de los intereses del gran capital? Esto es un acto de corrupción descarado que se da en las narices del gobierno. Lo mismo podemos decir de las imposiciones de derecha en todas las candidaturas del partido. La base del partido no lo quiere, pero ahí hay dinero y un proyecto político que sabotear a toda costa.
Ha habido denuncias de corrupción en contra de personajes de Morena en el gobierno, varios de esos casos al menos se están investigando, pero lo que queremos demostrar es que la corrupción sigue, porque las bases materiales se mantienen. La corrupción está íntimamente ligada al capitalismo, terminar con ella implica ir más allá de este sistema, de lo contrario, donde le corta la cabeza a uno, surgirán más.
Luchar es una cosa, prometer y no ir al final es otra
Además, hay otra cosa. Lo que hemos visto hasta ahora, es que el gobierno no quiere ir al final con esta lucha. Se están ofreciendo salidas laterales para el caso de Emilio Lozoya, actor principal en los actos de corrupción de Odebrecht. Se pidió la extradición del General Cienfuegos, para juzgarlo aquí, y sin una investigación a fondo se le liberó sin ningún tipo de cargos. Ancira, que está vinculado por actos de corrupción por la compra-venta de la planta procesadora de Agronitrogenados, propiedad de Altos Hornos de México, se le dio la posibilidad de devolver una parte del dinero del que Pemex pagó por su empresa, totalmente sobrevalorada, para no pisar la cárcel, etc.
Veamos lo que pasa con los “grandes corruptos” y con los pequeños delincuentes. No es que apoyemos la pequeña delincuencia, pero hasta en estos casos se puede ver el privilegio que goza la burguesía ratera y corrupta. Si atrapan a un ratero de combi o microbús, se va directo a pagar una pena de 8-10 años, en cambio, si tú has robado miles de millones de dólares, si saqueaste al Estado, si eres cómplice de una mafia brutal y corrupta, si devuelves una parte de lo robado o cooperas con la investigación, quedas libre. ¿Qué clase de justicia es esta?
AMLO a dicho que se quiere justicia y no venganza. Bajo este argumento se busca una negociación con los criminales de la burguesía, para no incomodar a su clase. Si quisiéramos justicia deberíamos de terminar con las grandes diferencias que hay entre ricos y pobres. Lo demás es un buen slogan.
Los marxistas pensamos que los procesos de investigación y encarcelamiento de los grandes empresarios y políticos corruptos deberían ir hasta el final. Sus bienes, lo que robaron, deberían de ser incautados y utilizados para realizar proyectos de mejoras para las masas y de organización, fortaleciendo la lucha social. No necesitamos leyes más salvajes, necesitamos que se acabe con la desigualdad, con una ideología en la que se ensalza el egoísmo y el valor material de las mercancías se pone por encima de las vidas humanas.
Luchar contra la corrupción significa luchar contra el capitalismo y en esta lucha necesitamos involucrarnos todos.