El 25 de marzo se realizarán elecciones para el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para Adultos (SNTEA). Es notorio el desgaste de la actual dirección sindical, el hartazgo de la base trabajadora que aspira a un cambio. El INEA surge en 1981 con el noble objetivo de alfabetizar a los adultos mayores. El proyecto tenía un importante contenido de izquierda, reivindicando en su origen la educación crítica y popular de Paulo Freire. Pero a nivel central, y la dirección sindical no ha hecho un contrapeso, se ha revertido ese proyecto original y poco queda de eso. Aunque los trabajadores del INEA no han dejado un solo día de dar la cara y trabajar por la alfabetización y contra el rezago educativo de los adultos.
En el terreno sindical los lideres se han desgastado, el sindicato cada vez se ha burocratizado más y más. Los lideres actuales se reciclan saltando de un puesto a otro, alejándose cada vez de la base trabajadora. Los trabajadores, que dan vida día a día al instituto, han visto deteriorarse sus condiciones laborales y la infraestructura del INEA. No quieren continuar con lo mismo, quieren cambiar para bien, lo que implica democratizar al sindicato y recuperarlo como instrumento de lucha.
¿Qué es el sindicato? Un instrumento de unidad y lucha de los trabajadores. Carlos Marx dijo que la clase obrera sin organización es materia prima para explotación. Sin embargo, en nuestro país una serie de sindicatos nacieron cooptados por el Estado y otros se han burocratizado. Los empresarios y patrones quieren una clase obrera que no piensa, que no se cuestione, que no se organice y que no luche. Un buen antídoto es cooptar a la dirección sindical, estos dirigentes que ven por sus intereses y han abandonado la lucha por la defensa de la base se convierten en la práctica en el mejor aliado de los patrones. Los sindicatos que han caído en el burocratismo deben ser rescatados por la base trabajadora. La burocracia sindical se privilegia, ya sea de concesiones particulares de los patrones para ellos y sus allegados, como por las propias cuotas sindicales. Desarrollan mecanismos tramposos para impedir que la base se manifieste con claridad (bloqueando un pensamiento crítico y creando mecanismos de control que imposibilitan la decisión democrática de la base).
Con las recientes reformas laborales varias direcciones sindicales se han visto forzadas a convocar a elecciones con voto universal, libre y secreto. Eso ha dado facilidades, en algunos casos, para que la base se exprese y corrientes de oposición puedan dar la batalla por recuperar a sus organizaciones. En el caso del SNTEA la elección no era universal, se elegían delegados que eran los que decidían cual debía ser la dirección. A quienes se oponían se les ponían mil trabas. No es gracias a la dirección actual, sino a pesar de ésta, que se ha convocado a un proceso más democrático donde el voto de cada trabajador cuenta.
Las fuerzas en disputa
La burocracia sindical no se quedará con los brazos cruzados. De inicio ellos son juez y parte. Candidatos de su planilla son, además, parte de la comisión electoral. La experiencia del pasado nos muestra que están dispuestos a hacer acciones fraudulentas. La única garantía de que se dé un cambio en el sindicato depende del actuar determinado de la base.
En este proceso electoral hay tres planillas, una de ella es la verde que representa a la actual dirección sindical. La segunda es una planilla de oposición que es la negra que se desprendió de la histórica oposición al sindicato. Poner las ambiciones personales por encima de los intereses generales no son un buen síntoma. Fue ese el motivo que los llevó a romper con lo que hoy es la planilla blanca. Esto debilita porque pueden atraer a un sector de votos, dividiéndolos, que en el peor escenario permitiría que se perpetue la actual dirección. Ellos usan como argumento que tienen la experiencia y quieren dar continuidad, eso es irrisorio cuando lo que quieren los trabajadores es un cambio radical.
La tercera planilla que contiende es la PLANILLA BLANCA. Esta es encabezada por Adán López Guillermo, un trabajador del Estado de Guerrero. Entorno a esta planilla se agrupan activistas que han jugado un papel disidente en el sindicato desde hace muchos años. Se plantean la democratización del sindicato y una serie de reivindicaciones de mejoras para los trabajadores.
Los trabajadores han recibido con enorme entusiasmo a la PLANILLA BLANCA. Ejemplo claro de esto es el cierre de campaña, el 23 de marzo, en ciudad de México, que fue un acto de enorme participación y emotividad de la base trabajadora. Los trabajadores no deben dividir su voto (que favorecería a los charros de la verde) y deben decidirse por un cambio claro en la dirección del sindicato.
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Lo única garantía de cambio es la participación de la base
Los burócratas sindicales se han encontrado con una gallina que da huevos de oro, no les interesa cambio alguno, sino que las cosas sigan como hasta ahora y así mantener sus privilegios. Lucharán con uñas y dientes para mantenerse en la dirección. Las planillas de oposición no cuentan con un gran aparato como sí lo tiene la planilla verde, es posible que no consigan tener observadores en cada una de las 33 secciones que hay en el país. La base debe estar vigilante y alerta y denunciar cualquier anomalía, para garantizar que el proceso sea realmente transparente y la decisión de la base se haga oír.
El cambiar a la dirección sindical es sólo el primer paso de un cambio. Se deben establecer mecanismos de participación y control de la base empezando con la realización de asambleas seccionales y nacionales regulares, en donde exista una interrelación entre base y dirigentes. También en la entrega de planes de trabajo e informes regulares, incluyendo el manejo de las finanzas del sindicato, que deben servir para la organización y la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Es imposible cometer errores, pero si el actuar de los dirigentes es consecuente y ayuda al desarrollo de la organización y de la conciencia de la base, estos se pueden ir corrigiendo con un trabajo común y un debate compañero. Se debe luchar contra el boicot de opositores que no buscan el avance del sindicato y la defensa de los trabajadores. Pero la base tiene también el derecho de corregir y debería haber mecanismos incluso para destituir a un dirigente que no esta actuando de forma consecuente en la defensa de los intereses de los trabajadores.
Un cambio de dirección sindical debe significar un giro radical que permita y fomente la participación de la base para que ésta recupere el sindicato. Si hay compañeros que piensan que el cambio va a venir de arriba abajo están equivocados, el INEA se transformará y los derechos se defenderán y conquistarán sólo con la acción colectiva del conjunto de la base trabajadora.
El cambio no debe quedarse en el INEA
Como señalamos al inicio, el INEA surge con ideas que aspiran a contribuir a un cambio social más amplio. Los trabajadores no vivimos como islas en nuestras áreas de trabajo o en nuestros sindicatos nacionales. Lo que pasa en el país y en el mundo nos afecta. El sistema ha vivido una crisis sin precedentes en décadas, aun no se logra una recuperación a los niveles anteriores al 2020 cuando nuevas convulsiones y crisis nos amenazan. En nuestra sociedad, la necesidad de un cambio profundo se ha visto cada vez más necesario y éste no puede venir sin el actuar activo de la clase trabajadora.
Lo que ocurre en el SNTEA es un botón de muestra de las luchas que emprenden los trabajadores. No podemos olvidar que este sexenio inició con un levantamiento obrero de los trabajadores de las maquilas en Matamoros, que consiguieron aumentos salariales históricos, rebasando a los charros sindicales. En el caso de Tridonex, los trabajadores han democratizado su sindicato. Hemos vivido procesos como la creación del sindicato independiente en General Motors, en donde han sido desplazado los charros. Profesores en estados como Michoacán y Guerrero han salido a protestar diciendo que gobierne quien gobierne los derechos se defienden. Sectores de difícil organización hoy dan pasos en la lucha por sus derechos, como el caso de los trabajadores de aplicaciones (como repartidores de comida, etc.) que se han agrupado en la UNTA, el caso de los trabajadores precarizados de la ciudad como son el movimiento democrático 469 o los servidores de la nación, quienes no tienen derecho a antigüedad ni prestaciones, a veces ni siquiera son considerados trabajadores.
La crisis del sistema en que vivimos, el capitalismo, no es pasajera sino orgánica, puede haber recuperaciones parciales pero la tendencia al deterioro constante ira avanzando. La profundidad de los problemas no se puede resolver con pequeñas reformas, esto es el equivalente a querer curar un cáncer con una aspirina. Se requiere la unidad de la clase obrera para luchar porque el cambio se de una manera profunda y verdaderamente radical, para que el gobierno no de concesiones a los intereses de los patrones sino se ponga al servicio de la base trabajadora. Donde la economía y el Estado se transformen para que estén en manos de los trabajadores y actúen en su beneficio.
El SNTEA debe aliarse con demás sindicatos y corrientes democráticas, debe contribuir al avance de la organización de los trabajadores y la lucha por una transformación profunda de la sociedad. Antes los recursos del sindicato se usaban en beneficio personal, ahora deben servir a la base y al fortalecimiento general de la lucha del SNTEA y el movimiento obrero.
Carlos Marx, el teórico de la clase obrera, dijo en alguna ocasión que:
“Dejando aparte su obra inmediata de reacción contra las maniobras quisquillosas del capital, deben ahora obrar conscientemente como hogares organizadores de la clase obrera en el gran objeto de su emancipación radical. Deben ayudar cualquier movimiento social o político que tienda a esta dirección. (…) harán nacer la convicción en las grandes masas obreras, que en lugar de estar circunscritas en sus egoístas y estrechos límites, su objeto tiende a la emancipación de millones de aplastados proletarios” Los sindicatos, su pasado, presente y porvenir (marxismo.mx).
La necesidad de la formación política
Este 25 de marzo los trabajadores del INEA tienen la posibilidad de iniciar un cambio, que debe aspirar a revolucionar al sindicato y prepararnos para la defensa de nuestros derechos inmediatos y contribuir a una transformación general y profunda del INEA y nuestra sociedad. La tarea no será fácil, pero será necesario la participación y la elevación de la conciencia de la base y los dirigentes. Actuamos contra funcionarios que tienen décadas en la institución y se han preparado para combatir la organización obrera, nosotros como trabajadores debemos prepararnos, aprender de la experiencia histórica de la lucha de la clase obrera y así avanzar en el fortalecimiento de nuestra organización. Un tema central, que rescata la PLANILLA BLANCA en su programa, es la necesidad de la formación política, iniciativa muy importante que deben llevar a la práctica, independientemente de los resultados de las elecciones.
Este 25 de marzo a democratizar el sindicato
La planilla verde quiere que las cosas sigan como hasta ahora, eso significará un avance en el deterioro de las condiciones laborales. La planilla negra prefirió la ambición personal a la unidad de la oposición y han declarado que quieren mantener la continuidad, no se debe dividir el voto porque favorecerá a la continuidad. La PLANILLA BLANCA ha desarrollado una campaña con la base teniendo una muy buena recepción, en sus filas hay compañeros que llevan años luchando a favor de la base del INEA y la democratización del sindicato. En la base del sindicato esta el concretar el inicio de un cambio y la democratización del SNTEA, se debe acudir a votar masivamente y estar vigilante, actuar y denunciar cualquier intento de fraude o manipulación del voto. Si la base se mantiene unida, nadie la parará.
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