Está es la realidad de la clase trabajadora, hemos sido testigos de cómo el huracán, con categoría 4 de 5 en la escala Saffir-Simpson, ha tocado tierra en Nicaragua, dejando a su paso una serie de afectaciones como destrucción de viviendas, destrucción de negocios, árboles caídos, algunas calles dañadas por las correntadas de agua, corte de sistema eléctrico y de otros servicios básicos, etc. Hemos visto también como ha habido derrumbes en diferentes partes del país principalmente en la zona norte, lo cuál ha puesto en peligro muchas vidas. Una de las comunidades más afectadas es la de Bilwi en Puerto Cortés, una de las regiones más pobres del país. Hemos visto como también un alud de tierra, lodo y piedras caía encima de algunas viviendas. Esto ha dejado el huracán a su paso. Quienes son los más afectados ante un fenómeno natural: los trabajadores y campesinos.
Algunos medios de comunicación internacionales como Deutsche Wellede Alemania y el periódico de izquierda Mexicano La Jornada, han reportado que dos güisireros (mineros artesanales) nicaraguenses murieron al paso del Huracán al derrumbarse la mina El Comal en el municipio de Bonanza. Se trata de Will, de 38 años, y Norwin, de 39.
Todo fenómeno natural ya sea huracán terremoto entre otros siempre genera una afectación, cualquier fenómeno natural cae sobre los hombros de la clase trabajadora, las casas que se derrumban, las casas dañadas, los muertos siempre son los trabajadores lo que somos afectados.
El gobierno ha desplegado diferentes acciones para lograr el menor daño, ha instalado albergues con suministros alimenticios, medicamentos, colchonetas, con personal atendiendo a los albergados.
Por su parte la burguesía sólo se ha limitado a hacer un pequeño comunicado diciendo que se solidariza con las personas que habían sido afectadas, la organizaciones y los partidos de derecha han guardado un silencioso total y, pasado la afectación más principal, han comenzado a crear diferentes cuentas bancarias para que las personas hagan sus donaciones para trasladarse a los afectados. Días antes el gobierno trasladó suministros y albergó a más de 20 mil personas mientras que los partidos de derecha no hicieron nada hasta que el desastre natural estaba sobre nosotros. La experiencia histórica nos muestra como estos partidos lucran con nuestras desgracias, pidiendo colectas que al final paran en sus bolsillos y poco o casi nada llega a la gente que lo necesitamos. Así hicieron, por ejemplo, con el caso de la pandemia del Coronavirus.
La forma en que se actuó en Nicaragua disminuyó los costos del desastre y se puede comparar con los vecinos como Honduras o Guatemala, pero no significa que las cosas estén del todo bien en nuestro país. Es cierto que estos desastres naturales aún no se pueden prevenir ni evitar, pero las casas mal construidas, los salarios de miseria y las necesidades que te obligan a ir a trabajar en medio de estas condiciones climatológicas adversas sí son evitables. La marginación y la pobreza son fenómenos que aún deben ser erradicados de Nicaragua para poder hacer frente de mejor forma a estos desastres de la naturaleza sin que nuestro pueblo pase penumbras.