Con la ley 3 de 3 contra la violencia hacia la mujer; aprobada en el Pleno el pasado 24 de mayo se da un paso hacia adelante para hacer visible la violencia que viven las mujeres, adolescentes y niños día con día; si bien, sabemos que la aprobación de las leyes no asegura el cumplimiento de éstas, legislar en este sentido es un ejercicio importante ya que si bien no erradica la violencia; da herramientas para su combate y la hace visible; y, de cumplimentarse las normas de esta ley, ninguna persona que haya violentado a una mujer o que sea deudor alimentario podrá ser servidor público, u ostentar algún cargo de elección popular.
Conocemos la profunda putrefacción que existe en el sistema judicial, lo que imposibilita, la mayoría de las veces el cumplimiento de las leyes; en un país donde la ley es para quién puede pagarla. Conocemos el actuar de los magistrados, a quiénes en muchas ocasiones no les interesa el bienestar de las víctimas, y actúan en interés de su propia economía. Y ésta ley es una de las que debemos vigilar de cerca; debido no sólo al poder económico, sino al poder político que ejercen quienes pueden ser los presuntos culpables.
También debemos señalar la mala praxis de algunas autoridades que valiéndose de las grietas que tiene el sistema, usan las leyes para atacar a personas “incómodas” cómo lo son luchadores sociales y/o personas que intentan incidir y cambiar de tajo el sistema, desde algún cargo, muchas veces éstas leyes se utilizan para acabar con movimientos y a quiénes más se les ataca es a los líderes sociales democráticos. Desde ese punto tan importante; también tenemos que acabar con esas malas prácticas desde el poder.
Se reformaron los artículos 38 y 102 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a fin de suspender los derechos políticos de aquellas personas deudoras de pensión alimenticia, acosadores sexuales y agresores familiares.
De seguir al pie de la letra la reforma a los artículos, se da un mensaje claro y contundente en el avance a la erradicación de la violencia contra las mujeres, niños y adolescentes del país; aún así, no podemos dejar de señalar que difícilmente se denuncia la violencia, aunque se han dado pasos para hacerla visible, las denuncias son aún muy pocas en medida de la realidad. Aunado a toda la corrupción y malas prácticas del sistema, la poca o nula capacitación de las personas encargadas de las Fiscalías, hace casi imposible poder levantar una denuncia, mayormente si esta se trata de una cuestión de género; y la omisión de las autoridades en la mayoría de los casos, hace frustrante y agotador para las mujeres seguir un proceso legal en contra de su violentador.
Tenemos claro que ningún avance será efectivo hasta que acabemos de raíz con este sistema, que es el que oprime y deja a la mujer en segundo plano. Y sin una comprensión real del origen histórico de la opresión de la mujer esto será imposible; Engels nos lo describe de forma muy acertada en su libro El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Es en el sistema capitalista actual en el qué más se marcan las contradicciones existentes, la mujer trabajadora tiene que dividirse entre las labores domésticas y su vida laboral, política, cultural y/o social; “la mujer sigue siendo esclava del hogar, pese a todas las leyes liberadoras […] La verdadera emancipación de la mujer y el verdadero comunismo no comenzará sino dónde y cuándo empiece la lucha en masa…” (Lenin, Una Gran Iniciativa).
Ahora bien, cuando un servidor público o algún personaje que cuenta con fuero; es el responsable de la violencia, acceder a la justicia es casi imposible, levantar una denuncia y/o simplemente acercarse a alguna autoridad para poder ser escuchada, es un camino lento y tortuoso; el amedrentamiento y la revictimización, son el pan de cada día de las mujeres que lo intentan; basta con recordar el caso de María Elena Ríos saxofonista de Oaxaca, caso del que nadie es ajeno; fue agredida con ácido en su domicilio; siendo quemado el 90% de su cuerpo. El autor intelectual es Juan Vera Carrizal, ex diputado del PRI. El caso desde el inicio estuvo lleno de corrupción y anomalías, las cuales hicieron posible que Vera Carrizal obtuviera prisión domiciliaria, esto ha significado un golpe duro para la justicia hacía María Elena Ríos y a la propia lucha de las mujeres en contra de la violencia de género; ya que el mensaje de las autoridades de Oaxaca es claro; un intento de feminicidio por parte de un exdiputado; en este país no se castiga. Esto no ha impedido que María Elena Ríos siga levantando la voz, en busca de obtener justicia.
Otro caso más, fue el de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, ex dirigente del PRI en la Ciudad de México, acusado y procesado por trata de personas; sin embargo, la justicia en este caso también fue lenta y corrupta, la primera denuncia contra el exdiputado y también exlíder priista se dio en 2014 y no fue hasta el penúltimo día del mes de diciembre de 2021; más de siete años después de la primer denuncia; que fue detenido y esto, debido a que su caso ya era mediático gracias a una investigación periodística, de otra forma hubiera sido un caso más de violencia ejercida por un servidor público, que quedaría en completa impunidad. Y este caso también sirve de ejemplo; para visibilizar que la violencia de género no solamente es ejercida por hombres; también es ejercida por mujeres hacia otras mujeres; junto a Gutiérrez de la Torre se detuvo y se procesó a Adriana Rodríguez y Claudia Priscila Martínez, por su complicidad en el delito de explotación sexual; ellas eran las encargadas de acercar a las jóvenes con engaños y promesas de empleo.
Estas situaciones son posibles, debido a que la imagen de la mujer cómo un objeto que se puede usar y desechar, se ha normalizado, mayormente en las últimas décadas; debido a la impunidad con la que actúan los agresores. Ya que como vemos, los delitos cometidos por los servidores públicos muchas veces son realmente graves pero gracias a la gran protección que se les da, la mayoría de ellos queda impune. Esperamos que la nueva ley 3 de 3 contra la violencia; sea un filtro eficiente para poder evitar que todos estos violentadores lleguen no solamente a cargos públicos, sino que además sean ellos quienes hagan las leyes.
Estos son dos casos de los más emblemáticos, debido a su mediatización; sin embargo, la lista es larga; no solamente hay exdiputados y exlíderes de los partidos y sindicatos, existen denuncias contra jueces, magistrados, embajadores, presidentes municipales, etc. Y si la medida de las denuncias siempre está por debajo de los casos reales; debemos suponer, qué hay un gran número de servidores públicos que ejercen la violencia y que por medio de la coacción, intimidación y apoyados por el sistema de justicia tan corrupto; sus casos muchas veces son cambiados a delitos menos graves, o simplemente las carpetas desaparecen dejando en total desamparo a sus víctimas.
La nueva ley 3 de 3 contra la violencia, publicada en DOF el pasado 29 de mayo haciéndola oficial; será aplicada por primera vez en los comicios de 2024, siendo utilizada como el primer filtro para poder asegurar que quiénes quieran postularse a un cargo público sean personas responsables y con un poco de ética. Esperemos que esta nueva ley se respete y que por primera vez en México; ningún violentador llegue al poder.
Conocemos los límites que tienen las leyes y el Estado para el cumplimiento de las mismas; aun así celebramos esta nueva ley que hace visible este tipo de violencia y no sólo eso, visibilizará a los agresores en el poder; tenemos que seguir avanzando en el terreno de los derechos de las mujeres, para poder alcanzar una protección real de las víctimas y no de los agresores. Aún queda un camino muy largo que recorrer, levantemos la voz por quienes no pueden hacerlo.
“Como mujeres organizadas, marxistas y revolucionarias entendemos perfectamente que nuestra lucha es contra el capital, por la construcción del socialismo internacional, sin embargo, eso no significa que esperaremos a que triunfe la revolución para iniciar la lucha por nuestra emancipación. Esta será la que consolide y de perpetuidad a nuestras demandas, pero la lucha debe darse desde ahora” (Karen Campos).