A las 10:25 de la noche de ayer, 3 de mayo, una trabe se venció en el tramo elevado de la línea 12 de la CDMX, entre las estaciones Olivos y Tezonco, lo que provoco que un convoy colapsara. Según el reporte de la jefa de Gobierno durante la mañanera de este 4 de mayo la cifra de este accidente asciende, hasta ahora, a 79 personas hospitalizadas; 23 muertos, 2 de los cuales estaban hospitalizados y otros 4 aún apenas fueron rescatados del convoy en la mañana de éste martes.
Como casi siempre fue la población la primera en entrar en acción para auxiliar a las personas afectadas, porque el gobierno va pasos atrás cuando el pueblo se pone en marcha. Cientos de vecinos se hicieron presentes para ayudar al rescate. Tras eso el gobierno movilizó a distintos cuerpos federales (como la Guardia Nacional) y la policía de la CDMX, con lo que desmovilizó a la población para ellos hacerse cargo de las maniobras.
Las escenas de los familiares han sido dramáticas. En redes sociales se subían fotos de personas que viajaban en el metro pidiendo información. Se veía a gente corriendo desesperada de un hospital a otro buscando noticias de sus seres queridos.
Hay que ser muy claros y decir que la tragedia se pudo evitar. Desde hace tiempo los vecinos y usuarios habían identificado y mencionado que había fallas en diversos tramos en la estructura y se había pedido al gobierno de la Ciudad que tomara cartas en el asunto, pero hicieron oídos sordos a las peticiones. Durante el terremoto de 2017 la línea 12 resultó afectada, en ese momento se tomaron algunas medidas corrigiendo las fallas más graves, por ejemplo, se reparó una columna en la estación Culhuacán. Sin embargo, al hacer los peritajes se determinó que la columna estaba mal construida, que había una falla en el procedimiento constructivo al no basarse en las especificaciones del diseño. Esa se reparó, pero otras fallas se dejaron ahí, haciendo que esa negligencia hoy se pagara con este desastre y con las vidas del pueblo trabajador (que somos los que viajamos en el metro).
La línea 12 es un monumento a la corrupción y a la negligencia. Se construyó bajo la administración de Marcelo Ebrad, en la que participaron grandes grupos empresariales y de poder como ICA, CARSO, ALSTONE e IPISA. Esta línea moderna y bonita es un cascaron mal armado, un verdadero desastre.
Ebrad twitteo:
“Lo ocurrido hoy en el Metro es una terrible tragedia. Mi solidaridad a las víctimas y sus familias. Por supuesto deben investigarse causas y deslindarse responsabilidades. Me reitero a la entera disposición de las autoridades para contribuir en todo lo que sea necesario”.
Por su parte, Claudia Sheinbaum ha dicho que habrá un peritaje internacional para determinar quiénes son los culpables de esta tragedia. Pero antes que este se realice ya sabemos algunas cosas. Por ejemplo, Joel Ortega, quien se desempeñó como Director General de Sistema de Transporte Colectivo Metro, reconoció que la línea 12 tenía errores desde que se inauguró en octubre de 2012. Estos problemas llegaron a un punto en que fue necesario detener su funcionamiento en la mayoría de las estaciones en 2014, pues había fisuras en 4800 durmientes y desgaste ondulatorio. Había problemas tan burdos como el que las vías no eran las adecuadas para los convoyes que ahí se usaban.
Tras esto el gobierno de la ciudad contrató a la empresa francesa Systra para hacer un diagnóstico quien dijo que la línea 12 “estaba enferma de por vida” y se debe tener siempre mantenimiento preventivo y correctivo.
Bajo la administración de Claudia Sheinbaum se dio un incendio en los mandos de control del metro paralizando a 6 líneas, algunas durante semanas. En la línea 8, en medio del humo los usuarios tuvieron que bajar y caminar sobre las vías. En el metro Tacubaya chocaron dos convoyes, dando un saldo de un muerto y decenas de heridos. Eso habla de problemas acumulados no resueltos y que hasta ahora son una bomba de tiempo.
Se requiere una inversión mayúscula para mantener y corregir la infraestructura que diariamente usamos el pueblo trabajador (transporte público, carreteras, mercados, etc.). La investigación y peritaje debe de ir a fondo, y si es necesario reconstruir la línea 12, hay que hacerlo, pues no queremos medidas paliativas para que dentro de unos años ocurran nuevos desastres, en los que siempre se ven afectadas las familias trabajadoras.
Habrá quiénes digan qué medidas de este tipo son exageradas o que no hay presupuesto, sobre todo en medio de una crisis económica como la que vivimos, sin embargo, si son realizables, lo que hay que hacer es poner los recursos disponibles de los grandes acaparadores y beneficiados de la pandemia (a costa del hambre, la salud y la explotación de los trabajadores), así como de los grandes capitalistas que no han dejado de tener jugosas ganancias al servicio de los trabajadores, el mejor ejemplo es Carlos Slim y grupo Carso, que durante la pandemia han incrementado sus ganancias a costa de arriesgar la vida de los trabajadores, a ellos les preocupan seguir enriqueciéndose, pero nosotros decimos que importan más nuestras vidas que sus ganancias.
Hay que retroceder un poco la película para sacar lecciones. En 1997 fue un enorme paso que la izquierda electoral ganara las primeras elecciones en la Ciudad de México. La población sabe bien lo que ha significado el PRI y PAN, y por esa misma razón es que ahora éstos partidos tienen una fuerza marginal en la capital. Cuando AMLO fue jefe de gobierno se convirtió en el gobernador más popular. Al salir quedó Rosario Robles, quien hoy está en la cárcel pero que ya desde que fue jefa de gobierno tuvo casos escandalosos de corrupción. Luego vino Ebrard con su modernidad, pero con una política más ligada al empresariado que a la población trabajadora, y construyó este monumento a la negligencia. La historia terminó con Miguel A. Mancera, un policía al frente del gobierno, quién terminó llevando programas sociales en beneficio de empresarios (por ejemplo, los de vivienda popular de la CDMX que servían para construir departamentos de lujo) y reprimiendo las protestas sociales (ejemplo muy claro las de 2014). La evolución de la izquierda electoral terminó en algo muy parecido a los gobiernos de la derecha.
Hoy Ebrard se adueñó de Morena con su títere Mario Delgado, ponen a candidatos de la derecha, y lucha por ser el sustituto de AMLO y ya sabemos en que termina esa historia. No solo está mal construida la línea 12 sino los cimientos del cambio. La única forma de hacer frente a los burócratas ineptos, negligentes y corruptos (que también se crean como hongos en la izquierda electoral) y a los empresarios que se enriquecen haciendo obras mal construidas para el Estado, es realmente basándote en una verdadera democracia de los trabajadores, para que sea la población de a pie (que fueron los que anunciaron este desastre) quienes eviten la corrupción y tomen cartas en el asunto en la administración del Estado, la economía y la sociedad.
Los perros sarnosos de la derecha han comenzado a ladrar y buscarán atacar a los gobiernos de izquierda con este desastre. Pero no nos queda mas que darles un buen puntapié. Su politiquería, que hipócritamente realizan sobre los cuerpos de nuestros muertos, sólo buscan reposicionar a los partidos que han llevado a la ruina y que han bañado de sangre al país. Y ante esta situación tenemos que ser muy claros, no podemos tener ninguna confianza, ni dar ninguna concesión y apoyo a la derecha.
Hay que barrer y castigar a los culpables del desastre (tanto quienes no tomaron medidas inmediatas como los que heredaron esta bomba de tiempo y tampoco hicieron mucho, así como a empresarios como Carlos Slim) sin miramientos de quienes son. Pero sobre todo hay que corregir las fallas estructurales en el cambio del sistema dotándolo de cimientos sólidos, como el establecimiento de una verdadera democracia obrera en el Estado para barrer con la negligencia, la corrupción y desastres en los que los trabajadores somos quienes pagamos los platos rotos.