En 2007 se dio la más grande lucha de los trabajadores del Estado en la historia del país, contra la reforma a la Ley del ISSSTE. Hoy, que vemos un nuevo despertar de la base trabajadora, sobre todo en el magisterio, en oposición a una nueva reforma a esta ley, vale la pena recordar ese pasaje para sacar lecciones.
Vientos revolucionarios soplaban en el país. En 2006 se habían protagonizado inspiradoras movilizaciones de masas. Calderón fue impuesto como presidente. Lo que la burguesía deseaba era aprobar una reforma a la ley federal del trabajo para no tener trabas legales al sobreexplotar a la clase obrera y ver aumentadas sus ganancias. Pero el presidente, acosado por el movimiento de masas, no tenía la fuerza para hacerlo, en cambio, decidieron hacerlo contra un amplio sector: los trabajadores al servicio del Estado, derechohabientes del ISSSTE.
Lo que se vivió fue una bomba. Sectores tradicionales de la oposición sindical como la CNTE, la disidencia del STUNAM o el SITUAM comenzaron a actuar. Se comenzaron a hacer charlas y foros de debate. Pero lo interesante es que este fermento se fue extendiendo, por ejemplo, a otras secciones del SNTE o a otros sindicatos como los mismos trabajadores del ISSSTE o los afiliados al burocratisimo FSTSE y muchas otras dependencias gubernamentales. El movimiento no se suscribió a la CDMX. En algunos Estados adquirió un carácter de masas histórico.
En este y otro lado, la disidencia organizaba una acción o la base presionaba a sus representantes sindicales para convocar a acciones. El gobierno de Calderón se apresuró a aprobar dicha reforma a la Ley, que atacaba las pensiones para millones de afiliados al ISSSTE, que finalmente fue aprobada el 27 de marzo de 2007. En otras condiciones eso hubiera sofocado la lucha, pero por el contrario fue como echar más leña al fuego. La demanda fue la abrogación de la reforma.
En el mitin central, la dirección del SITUAM llamó a conformar un Consejo Nacional de Huelga, que se convertiría en el órgano aglutinador de las protestas. En esa fase, la sección XVIII, la CNTE de Michoacán, jugaría un papel relevante en la dirección de las mismas.
El CNH (y en ocasiones sectores como la misma sección XVIII con mayor capacidad de articulación) llamaría a jornadas de protesta nacionales. El movimiento tenía distintos niveles de desarrollo y se hacían jornadas de lucha que sumarán a las distintas fuerzas para golpear juntos en frente único.
Vimos cosas impresionantes como el que las bases rebasaban a sus líderes charros y realizaban protestas y paros, emergiendo líderes naturales del movimiento. Veíamos Estados, casi sin tradiciones de lucha sacando paros y manifestaciones masivas.
La lucha contra el reformismo y la burocracia sindical
Los aparatos sindicales burocráticos son una loza pesada difícil de hacer a un lado. La patronal y los charros recurren a amenazas. Los charros buscaban desactivar cínicamente el movimiento, pero su base les rebasó en muchas ocasiones. Suele ser que los compañeros de base tengan mucha ilusión en el terreno de la defensa legal (que es un flanco que hay que atender). Por ejemplo, en 2007 se dio un masivo movimiento de amparos contra la reforma a la Ley del ISSSTE. Dirigentes de sindicatos como los afiliados a la UNT (como el STUNAM) usaron estos amparos para restar ímpetu a la lucha, tratar de frenar los paros o darle un carácter menos político. El ala izquierda, usamos los amparos como una herramienta para animar a la base a participar, explicarles los límites de los mismos y la necesidad de fortalecer el movimiento de masas con los métodos de la clase obrera.
En un movimiento de masas de este tipo, vemos también a viejos activistas de la izquierda quemados, imbuidos por el escepticismo y el sectarismo, que en la práctica se convierten en un freno para el desarrollo de la lucha. En estos casos son las fuerzas frescas de la lucha las que deben marcar la pauta.
La existencia de cuadros con claridad política y de organizaciones revolucionarias, puede jugar un papel positivo que está determinado por: el nivel de desarrollo cuantitativo y cualitativo de dicha organización, arraigo en las organizaciones de masas, las condiciones objetivas en que se desarrolla y la corrección política, táctica y estratégica. Una organización debe cuidar no actuar por encima de sus fuerzas. Para ser francos, ese fue el error que cometimos, sin embargo mostramos en la práctica la viabilidad de la política de la tendencia comunista.
La estratégica alianza con los estudiantes
El movimiento de 2007 se desarrolló no solo dentro del magisterio de educación básica donde se agrupa la CNTE; logró abrirse campo entre muy diversas áreas de trabajadores. También impactó a las principales universidades públicas del país donde los comunistas teníamos ya un arraigo en el movimiento estudiantil.
En el IPN, por ejemplo, aunque las tradiciones se remontan a 1968, de donde nace el Comité de Lucha, al menos desde la huelga de la UNAM se fue rescatando y construyendo una tradición que pasó por parar la privatización del politécnico en 2002, impulsar luchas reivindicativas en defensa de la educación para los hijos de los trabajadores como el movimiento de estudiantes no aceptados, frenar fulminantemente la reforma al reglamento del IPN en el 2006 (pues los comunistas fuimos capaces de impulsar tan rápidamente una movilización de masas que les dejó en claro a las autoridades que empecinarse en su reforma llevaría a un movimiento de masas dirigido por el ala marxista con cuadros juveniles experimentados y determinados, así que prefirieron recular).
Cuando el SITUAM llamó a la conformación del CNH, los comunistas promovimos su conformación. En el IPN era donde teníamos mayor fuerza y llevamos nuestras ideas a la práctica más lejos. Nos apoyamos en la experiencia del CNH de 1968. Se acordó realizar asambleas de cada sector en cada una de nuestras escuelas. Ahí se deberían elegir 3 representantes por cada sector (PAES, Profesores y Estudiantes) que serían los que tendrían derecho a voz y voto, estos podrían ser revocables en cualquier momento. Había un trabajo de base previo que le daba fuerza a esta medida. Estaban ahí los más consecuentes representantes estudiantiles, los comunistas del CLEP, y también corrientes con trabajo de base como el Bloque de Delegaciones Democráticas. Oponerse a participar en esta instancia podría generar serios cuestionamientos cuando lo que se necesitaba era la unidad y ahí estaban los sectores que habían demostrado en la práctica ser consecuentes con los intereses de los trabajadores.
Las medidas acordadas permitieron impulsar un movimiento unificado con autoridad ante la base, materializar la unidad con el movimiento estudiantil y, por un lado, defender al sindicalismo democrático pero, también, dar una batalla contra el charrismo sindical.
Los líderes sindicales consecuentes no tenían problema de ser electos por su base y, donde había cuestionamientos, podía haber líderes sindicales y líderes de la base. Varios charros preferían alejarse del CNH-IPN y con ello demostraron que no querían luchar por los derechos de su base; al final sus centros de trabajo muchas veces se sumaron a las jornadas de lucha acordadas por el CNH y CNH-IPN con o sin los charros. Pero también vimos casos que se dieron de asambleas donde la base eligió a representantes diferentes a los líderes oficiales, eso significó rebasar a los charros sindicales. En estos casos, cuando hubo en el futuro nuevas elecciones a dirección sindical, los líderes reales fueron electos y se democratizó el sindicato local.
Los estudiantes comunistas también impulsamos sin prejuicios la unidad donde teníamos influencia como el caso de la UNAM o la UAM. En la UAM nos unimos claramente al SITUAM. Unirte y apoyar firmemente a los trabajadores no significa no cuestionar problemas y vicios. Criticamos la falta de trabajo de base, el no impulsar con consecuencia las acciones del CNH que el comité ejecutivo había impulsado. La dirección de Ramos parecía radical hacia afuera pero era reformista a lo interno. Así que los estudiantes comunistas se aliaron con el sector más combativo de la base para impulsar la lucha.
En la UNAM no teníamos tanta fuerza como en el IPN. Con nuestras ideas y la gran determinación de nuestros camaradas, conectamos con el ala más consecuente y radical del STUNAM. En la lucha hay puntos de quiebre. Los trabajadores estaban en contra de la reforma pero necesitaban claridad de qué hacer, en un momento significaba ir a paro o no. La decisión de facultades determinantes como Economía, Filosofía o Ciencias, era muy importante, pero Ciencias en particular fue la que inclinó la balanza. Hicimos frente a la dirección sindical burocrática y reformista del STUNAM con una compañera sindicalista de enorme autoridad política. Volteamos la asamblea, ganamos la votación, y una tras otra facultad se fue a paro. El 2 de mayo de 2007 se cerró todo CU, el IPN, toda la UAM, varios campus periféricos y muchísimos centros de trabajo. Ese día, después de ir a la marcha del 1 de mayo, fuimos a cerrar los centros de trabajo llegando a 2 millones de trabajadores y estudiantes en paro. La acción de un movimiento estudiantil revolucionario, funcionó como un claro contrapeso a la burocracia sindical.
No pudimos frenar la reforma pero lejos estuvo el movimiento de sentir un ambiente de derrota, pues el nivel de conciencia, organización y democracia sindical se fortaleció.