“Es indudable que la guerra ha creado la más grave de las crisis y acentuado increíblemente las calamidades de las masas. El carácter reaccionario de esta guerra, las mentiras desvergonzadas de la burguesía de todos los países, que disimula sus objetivos de rapiña con una ideología ‘nacional’, suscitan ineludiblemente, en la situación revolucionaria objetiva que se ha creado, un espíritu revolucionario entre las masas. Nuestro deber es ayudar a que las masas adquieran conciencia de ese espíritu, profundizarlo y darle forma. Esta tarea sólo la expresa certeramente la consigna de la transformación de la guerra imperialista en guerra civil”.
– V. Lenin
Los comunistas siempre nos hemos posicionado en contra de las guerras imperialistas entre los pueblos por considerarlas como actos bárbaros, pero partimos siempre desde una base en extremo diferente a los pacifistas burgueses y sus discursos en nombre de la “moralidad humana” tratando de tocarse el pecho ante la sangrienta barbarie.
Para los comunistas existe una clara y rotunda ligazón de las guerras con la lucha de clases existente dentro de cada país. Para los comunistas la única forma de terminar con las guerras de rapiña y bandidaje es por medio de ponerle fin a la existencia de clases sociales, es decir, instaurando el socialismo. Los comunistas reconocemos plenamente que las guerras civiles, las guerras de los oprimidos contra los opresores por su liberación, son legítimas, necesarias y progresivas. Nosotros no partimos de un discurso de apelación al dolor y al sufrimiento abstracto, de la paz hueca y carente de planteamiento político, sino que vemos en cada guerra por medio de un estudio materialista histórico particular las contradicciones de clase.
“La guerra es la continuación de la política por otros medios” como lo señaló Karl Von Clausewitz. Esto es totalmente cierto hoy también, pues las guerras actuales son la continuación de las políticas imperialistas aplicadas por la burguesía en todo el mundo. ¿Qué impulsa la guerra entre Rusia y Ucrania (la OTAN realmente)? No es más que la continuación de la política imperialista de expansión de la burguesía norteamericana y europea en un intento de limitar la influencia de la burguesía rusa en la región. ¿Qué impulsa la guerra entre el Estado de Israel y Hamas/Hezbolá y que se ha transformado en un genocidio puro al pueblo palestino y libanes? Nuevamente nada más que la continuación de las políticas imperialistas y sionistas de la burguesía occidental que ve en el Estado de Israel el enclave para asegurar su dominio sobre la región del Medio Oriente. ¿Qué impulsa las guerras entre grupos paramilitares en Siria, Sudán y demás países en África? La continuación de las políticas imperialistas tanto norteamericanas como europeas donde ya no se molestan en invadir y colonizar directamente, sino que crean y arman grupos de guerrilleros, mercenarios y soldados para derrocar gobiernos títeres a su voluntad, gobiernos que muchas veces ellos mismos impulsaron y que en cuanto dejan de serles útiles los desechan con la misma jugada.
Las guerras actuales son imperialistas por donde se les vea. Y no hay panorama de que estas terminen pronto, todo lo opuesto, se incrementan. Solo debemos de ver al nuevo gobierno de los EU, lanzando amenazas claras no solo a los viejos enemigos (Rusia, China, Irán y el pueblo palestino), sino incluso dando claras intenciones intervencionistas con antiguos “aliados” como ha sido Canadá, Dinamarca, o los casos de Panamá y México.
En este contexto se comienza a gestar un ambiente revolucionario y en extremo inestable para los gobiernos burgueses. Vemos caídas de gobiernos que se presumían fuertes como en Alemania, Francia, Corea del Sur y Canadá. Sin embargo, no importa que nuevos gobiernos entren, se adentran a un callejón sin salida donde la guerra imperialista seguirá por más que los pacifistas se golpeen el pecho y lloren. Nuestra tarea no es hacerles coro en estos lamentos, sino ayudar a que las masas adquieran conciencia del espíritu revolucionario, profundizarlo y darle forma, es decir, aterrizando el espíritu revolucionario en un programa claro impulsado por un partido de la clase obrera, por un Partido Comunista Revolucionario.
¿Qué papel juega en esa tarea la juventud? Debemos ser la “cuña roja” que con toda su fuerza concentrada en un punto penetra en la contrarrevolución imperialista. Esta cuña es así misma nuestro programa rojo de la revolución: ¡Sanidad, no guerra! ¡Libros, no bombas! ¡Destruyamos la OTAN y otros tratados y organizaciones imperialistas! ¡Expropiar a los especuladores de la guerra! ¡Expropiar a los mercaderes de la muerte! ¡Expropiar a los bancos que están atados por un millón de hilos a las industrias de guerra! ¡Defender el derecho a la protesta! ¡Contra la represión del movimiento antiguerra! ¡Fin a la criminalización del movimiento contra la matanza en Gaza!
La juventud comunista seremos la cuña que con firmeza lleve el programa rojo a cada universidad, escuela, plantel, facultad y centro de trabajo donde comience a emerger el espíritu revolucionario. Pero para ello debemos de estar organizados políticamente. Ha llegado la hora de ponerle fin a los obsoletos discursos activistas de luchas puramente estudiantiles y sin bases militantes. Estos elementos juegan un papel al servicio de la reacción al oponerse a la formación política de los jóvenes en las escuelas. Lo decimos fuerte y claro, la guerra es la continuación de la política por otros medios, de modo que la formación política revolucionaria es la clave hoy más que nunca.
La juventud que comprenda la importancia de la lucha revolucionaria de las masas por su liberación dejará a un lado toda esa bola de dramas caprichosos dignos de un berrinche infantil característico de los activistas universitarios más centrados en pelearse entre ellos que en ver el objetivo real. Pasará de largo, sin duda alguna, también de todo el sector de pacifistas moralistas, así como de los ultraizquierdistas que insistan en medidas individuales para combatir la barbarie capitalista.
Formación política, discusión amplia, debate abierto, lucha organizada, trabajo diario en los barrios, calles y escuelas, construcción de un partido comunista serio y libre de todo lastre activista, he ahí la clave.
« El capitalismo, progresista en otros tiempos, se ha vuelto reaccionario; ha desarrollado las fuerzas productivas a tal extremo que a la humanidad no le queda otro camino que pasar al socialismo, o bien sufrir durante años e incluso durante decenios, la lucha armada de las ‘grandes’ potencias por el mantenimiento artificial del capitalismo mediante las colonias, los monopolios, los privilegios y todo género de la opresión nacional”
Compañeros, no hay tiempo que perder, debemos de luchar por el socialismo. Debemos ser la cuña roja que abra paso a la revolución de las masas obreras contra la masacre imperialista y la explotación del capital.
- Lenin. El socialismo y la Guerra (1915).
¡CONTRA LA GUERRA IMPERIALISTA, REVOLUCIÓN COMUNISTA!
¡JÓVENES CONTRA LA GUERRA, JÓVENES CONTRA EL CAPITAL!
¡ANTE CAPITALISMO DOMINANTE, BOLCHEVISMO MILITANTE!
ORGANÍZATE, FÓRMATE, ¡LUCHA!
¡ÚNETE A LA OCR!