A medida que se desarrolla la situación en Bielorrusia, nuestros camaradas llaman una vez más a la clase trabajadora a tomar el control de sus propios destinos con métodos y órganos de lucha independientes.
A pesar de que Lukashenko hasta ahora ha logrado retener el poder, la posición del régimen sigue siendo extremadamente precaria. En primer lugar, como señalamos anteriormente, la clase trabajadora bielorrusa entró en la arena de la lucha política. Un ejemplo vívido de la actitud de los trabajadores hacia el dictador es un incidente de esta semana, tras el anuncio de los resultados de las elecciones presidenciales, que nadie en su sano juicio puede calificar de libres y justas.
Con la esperanza de consolidar simbólicamente su poder y demostrar que los trabajadores lo apoyan, el 17 de agosto Lukashenko fue a la planta de tractores de ruedas de Minsk [MZKT] con la intención de hablar con los trabajadores. Contando claramente con el silencio de los trabajadores, el dictador comenzó su discurso mezclando complaciencia con intimidación. En el momento en que, a sus órdenes, se reprodujo la escucha de una conversación telefónica, que se suponía que presentaba «pruebas comprometedoras» sobre la oposición (en este sentido, muy dudoso si se escucha el contenido de la conversación). La paciencia de los trabajadores se rompió y en dirección a la tribuna se oyó un trueno de voces que gritaban: «¡Vete!»
Confundido, obviamente sin esperar tal reacción, Lukashenko no encontró nada mejor que decir al micrófono: “Gracias”, como si lo hiciera automáticamente. Así luce el rostro de la dictadura antiobrera, ante la oposición de las masas y sin saber qué hacer ahora.
Como dijimos anteriormente, la clase trabajadora de la república claramente ha despertado a la lucha política y es actualmente la fuerza social más poderosa. Pero también es imposible ignorar el hecho de que, en muchos sentidos, en este momento solo está al comienzo de este camino; pisando, por así decirlo, sin un rumbo claro a través del campo minado de la vieja política institucional en el que siempre ha existido el dilema entre la dictadura de Lukashenko, por un lado, y los liberales burgueses (y los nacionalistas adjuntos), por el otro. Lamentablemente, en todos los años anteriores, el espectro político de izquierda (aunque entendemos perfectamente lo difícil que era realizar la actividad política en este país) poco pudo hacer para romper este vicioso dilema, y ahora estamos cosechando los frutos de esto.
En estas difíciles condiciones, podemos observar cómo la derecha (liberales) claramente se esfuerza por alejar a la clase trabajadora del proceso político, extendiendo así una mano amiga a la dictadura. El ejemplo más claro de esto es la composición del llamado Consejo de Coordinación, creado esta semana, para asegurar el traspaso del poder. Se formó bajo el patrocinio de Svetlana Tijanovskaya (la candidata presidencial liberal) que se encuentra actualmente en Lituania. Este consejo coordinador ha absorbido todos los peores tipos de escoria liberal y nacionalista que odian a la clase trabajadora y al socialismo, pero que no representan, en sí mismos, una fuerza social seria. Pero, ¿cuál es la representación en este consejo de la clase trabajadora, la fuerza más poderosa del país que ha sacudido los cimientos del régimen con la huelga? Una persona de BMZ [Acería de Bielorrusia]. No es difícil adivinar por qué política se esforzará un organismo «democrático» con tal mayoría, y dónde puede liderar la situación en el país (si tal organismo es capaz de tomar el poder). Como hemos advertido, la toma del poder por parte de los liberales burgueses de este Consejo de Coordinación sería un desastre para la clase obrera y conduciría al cierre masivo de empresas estatales, más ataques a los derechos y pensiones de los trabajadores, etc.
Sin embargo, sería injusto decir que la clase trabajadora simplemente sigue la corriente del juego político de otra persona, sin plantear reivindicaciones independientes. A través de sus propios comités de huelga, los trabajadores de las principales fábricas están comenzando a impulsar su propio programa. El folleto publicado por el organismo de coordinación de huelgas más grande del país en la actualidad, Zabastabel [Huelga Bielorrusia], entre otros, contiene reivindicaciones como:
Creación de sindicatos independientes y ampliación de sus poderes
Prohibición de la privatización de empresas industriales y agrícolas, así como de instituciones públicas.
Cancelación de la reforma de las pensiones
Simplificación del procedimiento de destitución de diputados y funcionarios
Creación de consejos de trabajadores locales y autogestión de los trabajadores en las fábricas.
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Ya aquí vemos cómo la clase trabajadora comienza a sentir su propio camino y sus propias demandas políticas. Aquí es donde nace la verdadera alternativa de clase al vicioso dilema de décadas anteriores. Pero este folleto también refleja el estado de ánimo contradictorio de la propia clase trabajadora en la actualidad. Muchas ilusiones permanecen intactas. Así que en él, como una de las primeras demandas, contiene un llamamiento a la constitución de una república parlamentaria “con la representación de los colectivos obreros”, lo que deja una ventana para concesiones a la derecha.
A pesar de esto, la cuestión del resultado de este movimiento aún no se ha resuelto. La historia ha demostrado que cuando la clase obrera entra activamente en la arena de la lucha política en condiciones extremas, aprende muy rápidamente y corrige sus errores. Para avanzar, los trabajadores del país deben romper por completo con la idea de encontrar un terreno común con la derecha y formar un centro político independiente.
Esta idea ya está presente en el último llamamiento de Zabastabel. En respuesta a un llamamiento a la unidad hecho por la dirigente liberal burguesa Tijanovskaya, recuerdan a los trabajadores el programa de ataques contra la clase obrera de la oposición liberal:
“Recordamos a los trabajadores que la solidaridad con quienes ayer quisieron privarlos de la seguridad social, de sus empresas y del mañana, reducir los gastos en la salud y la educación gratuitas, obtener el derecho al despido rápido a iniciativa del empresario, hoy juegan por sus intereses de clase, y no para los tuyos. Siempre es fácil formar ‘amistades’ contra otra persona, pero no tenemos ninguna razón para hacer ‘amistades’ con este tipo de ‘representantes’ del pueblo”.
Nuestra reciente declaración destacó, precisamente, la necesidad de que los trabajadores creen sus propios órganos de representación independientes. Aquí está el texto de la petición de la corriente marxista, publicado el 18 de agosto en ruso y bielorruso:
“La clase trabajadora juega un papel importante en la lucha del pueblo bielorruso contra la dictadura. Las acciones colectivas de los trabajadores – asambleas, manifestaciones y, sobre todo, huelgas – consiguen parar a los represores. Fue bajo la presión de la clase trabajadora que algunos de los manifestantes detenidos fueran liberados, es frente a los trabajadores que Lukashenko se ve obligado a presentar excusas, pero nunca a admitir su culpa.
“Vemos que solo la clase trabajadora puede completar el proceso iniciado. Pero esto requiere coordinación y organización. De hecho, ya existen comités de huelga en decenas de empresas. ¿Pero quién va a expresar las reivindicaciones generales de los trabajadores a nivel nacional?
“Hasta ahora, solo hay un representante del BMZ en el Consejo de Coordinación para la transferencia de poder, formado por Tijanovskaya. Esto es paradójico – ¡los trabajadores que jugaron un papel decisivo en el movimiento contra la dictadura no tienen sus representantes en el organismo que desarrolla la actual agenda de protesta!
“Proponemos la formación de un Consejo Coordinador de los comités de huelga y la elección de representantes de los colectivos de trabajadores en huelga en el Consejo de Coordinación (CC) de los comités de huelga por votación abierta. El CC de los comités de huelga debe representar los intereses de todas las categorías de trabajadores asalariados, no solo de los trabajadores industriales, sino también de los médicos, maestros, periodistas, trabajadores de la ciencia y la cultura, todos aquellos que tomaron parte organizada en la lucha por su democracia y derechos sociales. También es necesario exigir una adecuada representación de los colectivos en huelga en el Tribunal Constitucional para el traspaso del poder, para que puedan expresar las demandas de los trabajadores y entrar en el nuevo gobierno como participantes plenos y no como asistentes silenciosos.
“Nosotros, los comunistas, como los demócratas más consistentes, declaramos que solo los organismos elegidos democráticamente por los manifestantes pueden conseguir, primero, y luego decidir sobre el futuro de Bielorrusia. El Consejo de Coordinación de los Comités de Huelga de Bielorrusia puede y debe convertirse en un organismo de ese tipo».