Por: Rob Smith
El 12 de junio, el ministro de Interior del Reino Unido, Sajid Javid, certificó la solicitud de los Estados Unidos para extraditar a Julian Assange por acusaciones de piratería y compartir documentos clasificados del gobierno estadounidense. Nosotros nos oponemos incondicionalmente a su extradición y defendemos la libertad de expresión de Assange.
Javid hizo saltar las alarmas el miércoles cuando declaró con orgullo que había «firmado la ordende extradición» (énfasis nuestro), no la solicitud. Como señala el Sydney Morning Herald, él ha «expresado incorrectamente el procedimiento», ya que solo ha certificado la solicitud de extradición de Assange. Esto se debe presentar ante los tribunales en una audiencia hoy, antes de que la decisión final sobre la orden de su extradición vuelva al escritorio del ministro del Interior. Esto fue claramente un desliz, revelando que Sajid Javid parece haber tomado ya una decisión sobre la extradición del fundador de WikiLeaks, independientemente de la decisión del tribunal. Al hacer este anuncio, el ministro ha declarado públicamente su apoyo al gobierno de los Estados Unidos y ha demostrado aún más (junto con May no escatimando gastos para la visita de Trump) que el gobierno conservador está al servicio del imperialismo de los Estados Unidos.
Sajid Javid justificó la firma de la solicitud sobre la base de que es «legítima», lo que significa que cumple con los criterios básicos de ser realizado por una autoridad apropiada con el fin de procesar o castigar un «delito punible». Sin embargo, al certificar la solicitud, Javid está ignorando la violación a los derechos humanos de la libertad de expresión de Assange que representa la extradición. Los abogados de Assange argumentarán con razón durante las próximas semanas o meses que la solicitud de extradición no es legal. No se puede procesar penalmente a alguien por publicar información veraz, ya que eso equivale a censura de primer orden.
Gobiernos británico y ecuatoriano, cómplices
Assange ha recibido 18 cargos criminales en su contra por parte de las autoridades de los EE. UU., que incluyen acusaciones de conspiración para recibir, obtener y divulgar información relacionada con la defensa nacional, además de ser acusado de violar la Ley de Espionaje. Cada cargo conlleva una sentencia máxima de 10 años de cárcel, por lo que Assange posiblemente se enfrenta a un total de 175 años en una prisión estadounidense. El editor en jefe de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, ha calificado correctamente estos cargos: «un asalto extraterritorial evidente fuera de la frontera [de los EE. UU.], que ataca los principios básicos de la democracia en Europa y el resto del mundo». Los Estados Unidos están actuando fuera de sus fronteras para encarcelar a un hombre que ha iluminado la barbarie de su sistema. Publicó imágenes filtradas por Chelsea Manning de las atrocidades cometidas contra civiles por el ejército de los Estados Unidos en la guerra de Irak, que revelaron al mundo la cara fea del imperialismo estadounidense. Ahora quieren que pague por dejarlos expuestos y el Estado del Reino Unido está feliz de obligar y condenar a Assange a una posible cadena perpetua.
Las autoridades británicas no solo están cumpliendo con la extradición, sino que el gobierno ecuatoriano también está haciendo todo lo posible para ayudar en la extradición de Assange. No solo el gobierno de Moreno permitió que Assange fuera sacado a rastras de su embajada en Londres por una banda de policías británicos, en violación de la inmunidad diplomática, del derecho internacional relacionado con los derechos de asilo y del derecho ecuatoriano. Ahora también entregaron rápidamente las pertenencias personales de Assange a los fiscales de los Estados Unidos. La confiscación ilegal de bienes incluían manuscritos, documentos legales, equipos electrónicos e incluso registros médicos de Assange. La confiscación no fue permitida por los abogados de Assange, ni por los funcionarios de la ONU, a ninguno de los cuales se les permitió estar presentes. Además, desde el arresto de Assange, sus abogados han presentado decenas de demandas a la embajada ecuatoriana (antes de la incautación) para que liberaran y le devolvieran sus pertenencias, sin respuesta. Esto no solo es una invasión de la privacidad de Assange, sino que también es «una violación flagrante de las normas más básicas de la institución del asilo», como lo declaró el abogado de Assange, Aitor Martínez. Continuó explicando que «el país protector no puede cooperar con el agente de persecución contra la persona a la que estaba brindando protección». Para decirlo claramente, Ecuador ha dado un giro completo de 180 grados desde la concesión del asilo a Assange en 2012 hasta que lo echó y le dio a la fiscalía de los EE. UU. todas las pruebas que requieren preparar un caso para su extradición.
¿Por qué el gobierno ha cambiado completamente su política hacia Assange?
En una entrevista para In Defence of Marxism, Fidel Narváez (ex cónsul ecuatoriano en Londres) explicó que el anterior gobierno de izquierda de Correa había concedido asilo a Assange «para proteger sus derechos como periodista, perseguido por publicar la verdad»… Afirmó que el gobierno de Correa se había resistido a la presión de Estados Unidos para entregar a Assange, pero que, con la inauguración de un nuevo gobierno bajo el presidente Lenín Moreno, «hubo un cambio en la política exterior de Ecuador, un cambio en su relación con los Estados Unidos». Ahora el nuevo gobierno «es un gobierno servil… que no respeta la soberanía ecuatoriana y que respondió a la presión de Estados Unidos [para extraditar a Assange]». Como mencionamos en un artículo anterior, el gobierno de Moreno está haciendo todo lo posible para apaciguar a los EE. UU. y deshacerse de su huésped que ha demostrado ser un problema bastante incómodo.
Defender la libertad de expresión
Assange se enfrenta a una audiencia en la corte hoy, que fue reprogramada debido a que estaba demasiado mal para asistir a la audiencia original hace un mes. Su abogado defensor Per Samuelson dijo que era «imposible mantener una conversación normal con él». «Perdió peso dramáticamente» y, a fines del mes pasado, fue trasladado a la sala de salud de la prisión de máxima seguridad de Belmarsh desde donde está previsto un enlace de video con la audiencia judicial. Claramente, los años pasados encerrados en la embajada y el estrés de estar ahora en una prisión de alta seguridad con un futuro incierto de potencialmente decenas de años más tras las rejas en los EE. UU. han hecho mella en su condición física y bienestar mental.
Las autoridades estadounidenses están desesperadas por poner sus manos sobre Assange. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos declaró claramente que «las acciones de Assange corrían el riesgo de dañar gravemente la seguridad nacional de los Estados Unidos en beneficio de nuestros adversarios». Esto es falso. Quieren crear la impresión de que las revelaciones de Assange ponen a los Estados Unidos en riesgo para crear histeria entre la opinión pública y hacer que ésta respalde el procesamiento de un periodista. De hecho, el único «crimen» de Assange ha sido publicar información sobre las acciones ilegales y los crímenes de guerra del imperialismo estadounidense, lo que socava su capacidad para continuar llevándolos a cabo.
Este es el verdadero motivo de la clase dominante estadounidense en su persecución vengativa de un periodista y el trato cruel al que están sometiendo a su fuente, Chelsea Manning. Quieren callarlo y encerrarlo en un lugar donde ya no pueda publicar sus sucios secretos de Estado, además de enviar un fuerte mensaje a los demás. Les asusta el impacto que tienen WikiLeaks y otros informantes sobre la estabilidad de su sistema. La información sobre las atrocidades y los actos brutales cometidos por la burguesía y sus representantes puede encender la llama de la indignación pública y abrir los ojos sobre la naturaleza en bancarrota del sistema y sus instituciones que dominan nuestras vidas.
Assange podría enfrentarse a muchos más meses de duras disputas legales por su «delito» de atacar a la monstruosa maquinaria del Estado estadounidense. Es imperativo que el movimiento obrero, comenzando con la Unión Nacional de Periodistas de Gran Bretaña, pero también con todas las organizaciones democráticas comprometidas, organicen una campaña masiva de protesta contra la extradición de Assange. Lo defendemos contra el cargo de extradición como una defensa de la libertad de expresión y la libertad de información, que permita a los periodistas y ciudadanos normales revelar la verdadera cara del capitalismo, un sistema global bárbaro y destructivo que debe ser completamente abolido.