El 28 de marzo, el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, dio a conocer, por medio de su cuenta de twitter, que resultó positivo en la prueba del COVID-19, siendo el primer gobernador en México en contraerlo y hacerlo público.
Esto lejos de ser recibido como una noticia trágica abrió muchas interrogantes sobre el trasfondo político que podrían tener sus declaraciones, donde gran parte de la población hidalguense se cuestiona la veracidad de sus palabras. ¿Qué intenciones podría tener sus declaraciones si es que estas son falsas? ¿Le beneficiaría de algún modo? Increíblemente sí.
La manera en la que el gobierno del estado de Hidalgo ha manejado la situación del COVID-19 ha sido de extrema precaución y ha estado en el foco de todos los medios nacionales por su inversión en un hospital inflable y sus “eficientes” medidas de prevención que han frenado el desarrollo del virus en el territorio. La realidad puede reflejar otra cosa, ya que, si es real la declaración de Omar Fayad esto lo convierte en un punto clave para el contagio del virus, resaltando que ha estado presente en eventos gubernamentales importantes.
La duda del pueblo hidalguense no es mera coincidencia, la política mexicana se ha caracterizado por crear escenarios en los que los políticos se vean favorecidos por la opinión pública y tampoco es coincidencia que justo esto se desarrollara en tiempos de elecciones donde se definirá el rumbo de un estado que ha estado dominado en su totalidad por gobernantes priístas.
A final de cuentas, la clase trabajadora siempre acaba sufriendo la irresponsabilidad de los burócratas esclavos de la burguesía. La falta de cuidados y medidas de prevención, ejercidas por su clase social, ha provocado una marcada brecha de contagios, donde la clase trabajadora se ve afectada económicamente por las decisiones tomadas por los gobiernos para resguardar a la burguesía, mientras ellos se dedican a contagiar el virus y sin escrúpulos se pueden dar el lujo de acceder a mejores servicios de salud si es que llegan a contagiarse, como es el caso del gobernador.
Omar Fayad no es un mártir de la pandemia sino un burócrata irresponsable que lo único que ha hecho con esta crisis es proselitismo político y, lamentablemente, lo está logrando, su imagen ha mejorado en gran parte de la república mexicana e incluso se cree que pudiera intentar aspirar a un puesto más ambicioso que el de gobernador de un estado.
Sean cual sean su intenciones, ninguna es noble ni aboga por los intereses de la clase obrera, en Hidalgo seguimos sufriendo los estragos de sus irresponsabilidades y día con día tenemos que acarrear estas consecuencias.