Alrededor de 15 profesores han sido despedidos del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) algunos, la mayoría, por acusaciones de acoso contra estudiantes. La recisión de contrato ha sido fulminante, sin ningún desahogo de pruebas, ni proceso alguno. Por supuesto que el sindicato titular del Instituto, el SUTIEMS (Sindicato de la Unión de Trabajadores del IEMS) está en contra de todo acoso y violencia contra los estudiantes, quienes son la razón de ser de nuestras preparatorias. Pero toda acusación no sólo debe ser debidamente atendida sino llevarse mediante un debido proceso en donde se respete la presunción de inocencia, elemento democrático tan fundamental como la atención a las víctimas.
No puede haber justicia sin un protocolo que se acuerde con la comunidad organizada, empezando por el sindicato democrático, mediante el cual se atienda todo tipo de violencia contra estudiantes y trabajadores. Lamentablemente, violando el Contrato Colectivo de Trabajo, la dirección del IEMS impuso un protocolo de forma unilateral que ni siquiera ha respetado, erigiéndose en un juez arbitrario que determina el despido de los trabajadores; violando no sólo el Contrato Colectivo, sino cualquier proceso de desahogo y presentación de pruebas.
Al no haberse respetado el debido proceso —y sin prejuzgar sobre todos los casos señalados— se han cometido todo tipo de injusticias. Un caso escandaloso fue el de un profesor del plantel Xochimilco que fue sacado a golpes de su cubículo y del plantel por policías armados —ante una acusación de acoso— y pasó tres días detenido, sin que se le permitiera tener acceso a sus medicamentos para la diabetes. No sólo fue despedido sin que se haya aclarado debidamente su caso, sino que aunque un juez ya determinó que no existe elemento para detenerlo, simplemente no ha sido reinstalado.
Otro caso lamentable es el del despido del compañero Ángel Custodio quien un día antes de salir de vacaciones fue notificado de su despido —violando, por cierto, el compromiso del gobierno de la CDMX de que no había más despidos sin debido proceso— en este caso por presuntas quejas de estudiantes (no por acoso sexual), razón por la cual los trabajadores del plantel realizaron un paro de labores. La situación es preocupante pues el compañero ha sido miembro activo del SUTIEMS durante muchos años y ha pertenecido a la directiva sindical. De no establecerse protocolos claros tanto para quejas de denunciantes como para la defensa de los inculpados, será el criterio discrecional de la patronal el que se imponga, con el riesgo de que acusaciones reales o falsas sean utilizadas con motivos políticos y de persecución contrasindical.
Por otra parte, es claro que el acoso sexual a estudiantes es una cuestión que debe ser combatida y erradicada de forma contundente. Estos casos no sólo atentan contra las víctimas sino contra toda la base trabajadora, pues desacreditan la labor docente (muchas veces pagan justos por pecadores) y alienan el apoyo de los estudiantes y padres de familia al sindicato y a la base trabajadora ante justas demandas como creación de bases, mayor presupuesto e infraestructura para los planteles, etc.). Por ello, de comprobarse los casos el sindicato no se opone a que los culpables reciban el castigo que merecen. Pero más allá de los protocolos institucionales, el acoso debe combatirse con la organización independiente de los estudiantes y con la lucha unificada de los trabajadores contra todo tipo de machismo y opresión contra la mujer.
Por esto, por el alto a los despidos injustificados, por la creación de un protocolo bilateral en contra de la violencia y por la reinstalación de los despedidos, el SUTIEMS está emplazando a huelga por violaciones al CCT (Contrato Colectivo de Trabajo). Debe quedar claro, una vez más, que la lucha del SUTIEMS es a favor del debido proceso, en contra de despidos injustificados y por la reinstalación de los despedidos que no fueron sujetos a ningún proceso democrático. El SUTIEMS está en contra de toda violencia y opresión hacia la mujer y por la erradicación del acoso en las escuelas mediante la lucha y la concientización de trabajadores y estudiantes.