El martes 15 de octubre el Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior (SUTIEMS) realizó una marcha desde la Junta Local de Conciliación y Arbitraje hasta el Zócalo capitalino. La movilización tenía dos objetivos principales: lograr la notificación de la patronal por parte de la junta del emplazamiento a huelga por violaciones al CCT, cuya fecha de estallamiento estaba contemplada originalmente para el 16 de febrero (pero tuvo que posponerse al 2 de marzo por la omisión cómplice de la junta al no notificar); y también tuvo como objetivo protestar por el retorno a clases presenciales que se impuso de forma unilateral desde la dirección del IEMS.
Cabe aclarar que los trabajadores del IEMS y su sindicato democrático no se oponen al retorno al trabajo presencial, el regreso a nuestros espacios natirales de trabajo, de socialización y de lucha. Lo que el sindicato exige es que el regreso se dé de acuerdo al CCT, de forma bilateral, es decir, en acuerdo de la Comisión de Seguridad e Higiene –donde se reúne la patronal y el sindicato- para garantizar las condiciones de salubridad para toda la comunidad. El sindicato había construido una propuesta que se estaba discutiendo en la comisión mixta. Básicamente consistía en un retorno gradual, aforos reducidos, forma de trabajo mixta (presencial y a distancia), ventilación adecuada, asegurar la sana distancia, recontratación del personal de limpieza que fue despedida sin motivos durante la pandemia –más de la mitad del personal que trabaja por outsourcing y que está siendo sobreexplotada ante un retorno impuesto y a rajatabla-, infraestructura adecuada para el trabajo presencial y a distancia, etcétera.
Todas estas peticiones sindicales son correctas y sensatas. Y sin embargo la autoridad publicó el 11 de febrero una circular unilateral para el “regreso a las actividades presenciales totales” a partir del 12 de febrero firmada solamente por el Director administrativo Antonio Ureña y por el Director Académico Antonio García, pero que no fue firmada por la Directora General del IEMS, Silvia Jurado Cuéllar. Ante esto el CGR del sindicato convocó a Asamblea general el lunes 14 de febrero, a la marcha del martes 15 y a un paro de brazos caídos el 16 de febrero.
Pero la Junta Local –como brazo del gobierno de la ciudad- está haciendo todo lo posible para impedir el derecho a huelga. Ya hemos visto que el gobierno de Sheinbaum, a través de la Junta Local, impidió el estallamiento a huelga del pasado 7 de junio que por revisión salarial y contractual había decidido la asamblea general, imponiendo una prórroga unilateral: un hecho sin precedentes en el ámbito del derecho sindical –pues la prórroga es una potestad del sindicato-, violatoria del derecho a huelga. Después, el 8 de diciembre, el gobierno de la ciudad encapsuló una marcha del sindicato, impidiendo el derecho a la libre manifestación. Y ahora la Junta Local está impidiendo el estallamiento de huelga: primero omitiendo notificar a la patronal y alargando los plazos para que la huelga del 16 de febrero no fuera posible, luego interpretando a modo la nueva ley sosteniendo que el plazo para un posible estallamiento ya no es de 6 días después de la notificación, sino 6 días después de la primera audiencia, misma que la Junta impuso hasta el 7 de marzo, con lo cual el estallamiento del día 2 queda desactivado en los hechos. Todo lo anterior en una clara intención de nulificar el derecho a huelga y boicotear las fechas de la misma, decididas de forma soberana por la Asamblea General del SUTIEMS. Todas estas maniobras legaloides no son para nada una buena manera de conmemorar el año de Flores Magón, que supuestamente reivindica el gobierno de Claudia Sheinbaum y el gobierno federal.
Después de cerrar por varias horas la avenida Río de la Loza el contingente sindical –compuesto por varios cientos de sindicalistas- marchó a la plancha del Zócalo en donde después de cerrar 20 de noviembre la comisión sindical fue recibida por un concertador y se ofreció una reunión con Martí Batres –Secretario de Gobierno de la CDMX- para la próxima semana y una reunión con las autoridades del IEMS –para reactivar la Comisión Mixta- en próximos días.
Si el gobierno de la CDMX se empecina en impedir el derecho a huelga –en contradicción con las afirmaciones del presidente AMLO de que los sindicatos deben ser democráticos y velar por los derechos de sus trabajadores- al SUTIEMS no le quedará otra alternativa que el camino de la CNTE: la realización de paros. La lucha de un sindicato democrático y combativo como el SUTIEMS debe encontrar a sus aliados en las organizaciones de los trabajadores: la CNTE, CNSUESIC, el Movimiento Democrático 469 de la Ciudad de México y otras organizaciones democráticas de la clase obrera.
Ante el lamentable hecho de que el derecho a huelga esté siendo lesionado por un gobierno de izquierda, entre cuyos simpatizantes se pueden contar padres de familia, estudiantes y a propios sindicalistas, el SUTIEMS debe posicionarse claramente a la izquierda del gobierno –desde el punto de vista de los trabajadores- pero sin ser confundidos con la derecha histérica que ataca al gobierno de AMLO un día sí y el otro también.
La lucha del SUTIEMS es una cuestión de clase: por más presupuesto a la educación, por el derecho a mejores condiciones de trabajo y estudio, por el respeto a los derechos colectivos, por condiciones de seguridad para toda la comunidad –en suma por una verdadera política de izquierda-. El mensaje del sindicato en este sentido no debe ni puede servir de caldo gordo a la derecha golpista y a sus medios de comunicación vendidos que siempre atacaron al IEMS desde su origen, por ser un modelo educativo logrado con la movilización popular, orientado a los estudiantes de escasos recursos e impulsado por AMLO cuando era jefe de gobierno. Cualquier intento de meternos al saco de la derecha debe ser respondido por el sindicato de forma contundente. Evidentemente las limitaciones del reformismo alimentan actitudes sectarias, pero estas tendencias impresionistas y emotivas deben ser orientadas a través de la discusión fraterna, formación política y una perspectiva de clase. Debemos confiar en nuestras fuerzas, organización y en la solidaridad de los trabajadores y estudiantes. No es un camino fácil pero es el único.