El 15 de mayo, la Secretaría de Educación Pública y el presidente Andrés Manuel López Obrador, acompañados por el dirigente nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) dieron a conocer el incremento salarial para el año 2022, el cual será escalonado de acuerdo con los ingresos del magisterio. El presidente habló que se necesita dignificar la labor de los maestros. Aunque el aumento salarial es mayor al de los años anteriores, debemos reconocer que aún es insuficiente debido a que la inflación en el año 2021 se ubicó en 7.36% y en marzo de este año cerró en un 7.46%. Además, el poder adquisitivo del salario lleva por lo menos 35 años de pérdidas.
Si deseamos hablar de la dignificación del magisterio, también tenemos que hablar de la democratización del SNTE, cuyos dirigentes nacionales han ocupado al sindicato como una herramienta de negociación política con los gobiernos en turno con la finalidad de obtener privilegios y canonjías para su grupo cercano, con los actuales dirigentes nacionales y la mayoría de los seccionales no es la excepción.
La recuperación del sindicato como una herramienta de organización, lucha y concientización que sirva a los intereses colectivos de los trabajadores es primordial para recuperar y dar una lucha por salario y prestaciones que dignifiquen al magisterio y a los trabajadores de la educación.
Las elecciones en el SNTE
La nueva reforma laboral aprobada en el año 2019 contempla, entre otras cosas, que las directivas de los sindicatos deben ser electas por el voto universal, libre y secreto de todos los agremiados a una organización sindical. Aunque limitada, la apertura que ha realizado la reforma ha sido aprovechada por sectores de los trabajadores para sacudirse el yugo del charrismo y corporativismo sindical. El caso más emblemático quizá sea la de los obreros de la planta de la General Motors en el municipio de Silao en el estado de Guanajuato, quienes han derrotado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y han construido una representación sindical más cercana a los trabajadores, de la misma manera ha sucedido en algunas maquilas de Matamoros.
El charrismo sindical es un fenómeno en donde el Estado y la patronal se inmiscuye dentro de la vida interna de los sindicatos, imponiendo dirigentes, con la finalidad de mantener el control de los trabajadores y evitar que sucedan luchas, a cambio, a los dirigentes sindicales se les otorgan grandes prebendas y se brindaban algunas concesiones mínimas a los trabajadores. La mayor parte de este fenómeno estuvo vinculado al régimen del Partido Revolucionario Institucional, que mantuvo durante muchos años el control de una parte importante del movimiento sindical en nuestro país.
La crisis del régimen político en México también ha causado una crisis dentro del charrismo sindical, pues durante mucho tiempo se basó en el control a los trabajadores y las masas.
Los dirigentes sindicales y algunos seccionales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación son un claro ejemplo de esta práctica sindical. Es el sindicato más grande de América Latina con sus más de 1.6 millones de afiliados, sin embargo, ese poder no ha sido utilizado para mejorar las condiciones de vida del magisterio y los trabajadores de la educación o construir un proyecto de los trabajadores, sino que ha sido utilizado para que los dirigentes sindicales del SNTE sean parte del régimen, imponiendo secretarios de estado y gobernadores. A cambio, funcionarios de gobierno han tolerado escandalosos casos evidentes de corrupción en el sindicato. Es una especie de relación tóxica entre los dirigentes sindicales y los políticos de la burguesía: mantienes controlados a los trabajadores, pero a cambio te tengo que otorgar parte del poder político y soportar y tapar los excesos en la forma de vida de los dirigentes sindicales.
Durante años los dirigentes del SNTE sirvieron a los gobiernos del PRI y el PAN; fieles a esa tradición, ahora se han declarado como el “ejército intelectual de la Cuarta Transformación”; ahora hablan de democracia sindical; se han sumado a las consultas por la revocación de mandato; han participado en los foros sobre la reciente reforma eléctrica, incluso han asistido a mítines de personajes de Morena. ¿A qué se debe esto? ¿Acaso los dirigentes del SNTE se han convencido de la necesidad de un proyecto distinto al de los gobiernos del PRI y el PAN? Nada más alejado de la realidad, en realidad se han adaptado al nuevo discurso para sobrevivir ante la ola de cambios recorre el país. Es la misma táctica de ser dóciles al gobierno en turno para mantener sus cotos de poder político y económico.
Para estar ad hoc a la reforma laboral, el Comité Nacional del SNTE ha aprobado un Reglamento para la Elección de las Directivas Sindicales, que son los lineamientos para elegir a los Comités Seccionales en el país, por supuesto que introducen la modalidad del voto universal en las elecciones, pero el reglamento es antidemocrático en muchos aspectos: un maestro o trabajador que desee ser parte de una planilla, que aspire a competir por el Comité Seccional, debe haber tenido alguna responsabilidad en la estructura sindical y quién desee encabezar la Secretaria General ¡tiene que haber pertenecido a los Comités Seccionales anteriores! Además, todo el proceso está controlado por el Comité Nacional del sindicato vía la Comisión Electoral.
Ya algunas secciones han sido renovadas usando este reglamento, en los resultados no hay sorpresas, en la mayoría de los casos las planillas cercanas al Comité Nacional o los Comités Seccionales salientes han ganado, en algunos casos donde algún candidato disidente obtiene simpatías, el Comité Nacional ha usado cuantiosos recursos económicos para balancear la elección a su favor, aunque debemos reconocer que hay dos casos en donde la planilla oficial no ha salido triunfante.
Algunas planillas democráticas se han presentado y se han enfrentado al uso de recursos y del aparato del sindicato para imponer a los incondicionales del Comité Nacional, esto forma parte de una experiencia acumulada para el futuro, sabemos que la democratización sindical no es obra de un solo acto, sino es un proceso donde se acumulan experiencias y de esta nueva forma de elección debemos extraer lecciones. No debemos renunciar a presentar proyectos democráticos, a hablar con los maestros y trabajadores sobre el tipo de sindicato que concebimos, pero debemos ser conscientes que el grupo dominante en el SNTE utilizará todos los recursos a su disposición para mantenerse vigente.
Aunque los dirigentes sindicales hablen de democracia sindical, su actuar dista de ese discurso, esta se obtendrá mediante la lucha y participación colectiva de los trabajadores de la educación y el magisterio.
El salario
El 16 de mayo en la conferencia mañanera se complementó el anuncio al salario: El aumento será de 3.5 por ciento anual y 1.8 por ciento en prestaciones, precisó el secretario de Hacienda y Crédito Público, Rogelio Ramírez de la O.
Informó que la Política de Bienestar al Salario de maestros pretende beneficiar a un millón 101 mil trabajadores de la educación; se dará prioridad a los de menos ingresos a fin de corregir injusticias e inequidades en las remuneraciones.
El titular de SHCP explicó que el incremento será escalonado. Alrededor de 123 mil 259 maestros que tienen un salario menor a 10 mil pesos mensuales accederán al 3 por ciento de aumento; 504 mil 618 docentes cuyas percepciones van de 10 mil a 15 mil pesos mensuales, obtendrán 2 por ciento más y, finalmente, 329 mil 158 trabajadores de la educación que mensualmente ganan entre 15 mil y 20 mil pesos tendrán 1 por ciento adicional.
Además, se impulsará un aumento adicional general de un punto porcentual en sueldos y salarios, lo que beneficiará a un millón 181 mil 351 maestros.
Si bien, el incremento es superior al de años anteriores no es suficiente debido a la pérdida en el poder adquisitivo del salario en las últimas décadas.
Mientras se daba el anuncio, militantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación protestaban en las calles de la Ciudad de México, exigiendo un incremento mayor y por la abrogación de la reforma educativa. A quienes, por cierto, el propio presidente, les reconoció su lucha “contra el neoliberalismo”, en frente del propio presidente nacional del sindicato.
La lucha por el salario va de la mano con la lucha por la democracia sindical, si tenemos un sindicato dócil ante el Estado y el poder, nuestras reivindicaciones salariales y de prestaciones pasan a segundo plano o de plano nunca se realizarán.
Y más allá del salario, hay reivindicaciones pendientes: la abrogación de la Ley del ISSSTE del 2007 (aunque ahora los charros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación pretenden reivindicar esa demanda que ellos promovieron e impulsaron) y la abrogación total de la mal llamada reforma educativa.
Sin sectarismos, promoviendo la unidad en la acción, se debe avanzar en la reestructuración de un movimiento nacional de los trabajadores de la educación que reivindique la lucha por el aumento salarial por arriba de la inflación, la abrogación de la Ley del ISSSTE del 2007, de la reforma educativa y por la democratización y la transformación profunda y radical del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.