Los estudiantes del CUEC y El Grito
Los estudiantes de la generación del 68 pusieron sus conocimientos y su ingenio al servicio de la lucha, con enormes muestras de creatividad. Desde estudiantes de química que diseñaron bombas artesanales para defenderse de los ataques del Estado, hasta los compañeros de artes plásticas que hicieron diseños para difundir la lucha. Los estudiantes de cine del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) de la UNAM llevaron sus lecciones documentalistas a las calles, formando parte integral del movimiento. Por extensos períodos, documentaron y formaron parte de todo su desarrollo: brigadas, manifestaciones, discursos en los mítines; todo quedó grabado en materiales que nos muestran de frente la vitalidad de este movimiento. Muchas de las escenas que conocemos del 2 de octubre fueron filmadas por estos estudiantes, quienes se escondían en cajuelas de autos, arriesgando sus vidas para dar testimonio de lo que, sin imaginarlo, sería uno de los más grandes crímenes de Estado.
Este material (incluyendo algunas grabaciones de Radio UNAM) fue editado bajo la dirección de Leobardo López Arretche, un protagonista del movimiento, representante del CUEC ante el CNH, preso político y parte del grupo que realizó estas grabaciones. Aunque se orientó más a la parte emotiva del movimiento, no dejó de mostrar la militancia. Esta es una película larga y lenta, pero no por ello deja de ser una joya. El analista de cine Rafael Aviña dice que El Grito (1970), nombre que tomó esta película, puede ser la obra cinematográfica más importante del cine no industrial. En mi opinión, es mejor ver esta película teniendo una noción del desarrollo del movimiento estudiantil, lo que nos permitirá entender de manera más clara el desarrollo del filme.
Además de El Grito, los estudiantes del CUEC dejaron otros testimonios, como los Comunicados fílmicos del CNH, cortometrajes como Mural Efímero y entrevistas a estudiantes, realizadas por Alfredo Joskowicz (un egresado de ingeniería del IPN que luego hizo una segunda carrera de cine en la UNAM).
Estas producciones de carácter subversivo entendieron el cine como medio de denuncia y una forma de preservar la memoria histórica de la lucha estudiantil. Para ver la contraparte oficial, la recomendación es Olimpiada en México (1968), de Alberto Isaac, y los múltiples cortometrajes publicitarios televisados dentro y fuera del país, que muestra la versión oficial de los Juegos Olímpicos, utilizada para distraer y ocultar los trágicos hechos del movimiento estudiantil. El historiador del cine nacional, Jorge Ayala Blanco, llamó a esta película como el triunfo de la propaganda nacionalista sobre la lucha de clases.
Oscar Menéndez
Es imposible hablar de cine militante, de cine comprometido y no comercial, sin mencionar a Oscar Menéndez. El lector seguramente ha visto (aunque, lo más probable, sin saber que son de él) fotografías de este cineasta, pero sus documentales son menos accesibles. Estos fueron utilizados en la lucha misma de 1968 y en la posterior, para denunciar la masacre y exigir la libertad de los presos políticos. Hablamos de Únete pueblo, 2 de octubre, Aquí México, 1968: en memoria de José Revueltas e Historia de un documento.
Desde el inicio de la lucha hubo presos políticos, pero tras el 2 de octubre, Lecumberri se llenó de ellos. La masacre dejó casi sin aliento a muchos, pero la lucha debía continuar. Se logró una proeza: se compró una pequeña cámara y las mujeres del movimiento, tras analizar sociológicamente a los carceleros, lograron introducirla en la cárcel junto con instructivos para su uso. Y sí, lograron filmar las palabras de los presos políticos. Estas imágenes se unieron a otras de la lucha, aunque hubo un problema técnico, pues algunas fueron filmadas en 16 mm y otras en 8 mm, que requieren velocidades diferentes de reproducción. Se consiguió un proyector que manejaba ambas velocidades y se estrenó la película en la UNAM. Oscar Menéndez se fue al exilio y, en Europa, buscó arreglar el filme. En Francia, admirados por la lucha en México y su trabajo fílmico, le dijeron que el material era muy bueno, pero demasiado mexicano, y que debía hacer algo para el público internacional. Así nació Historia de un documento.
Cultura y compromiso
Tras el movimiento de 1968, se crearon los Comités de Lucha, que difundieron entre las nuevas generaciones lo que significó ese histórico movimiento estudiantil. En el Comité de Lucha de la ESIME, por ejemplo, se realizaban festivales culturales con cantantes de protesta, obras teatrales. “En cuanto a películas se proyectaron: Campaña del Che en Bolivia, El movimiento ferrocarrilero, Los 4 Comunicados del CNH, Únete Pueblo, Aquí México, El Grito, entre otras” (“Cambio y Continuidad”, El Moi).
El movimiento de 1968 en México generó productos de cine militante para dejar memoria, fortalecer la organización y la lucha, dar voz al Consejo Nacional de Huelga, a los presos y a los caídos, y ayudarnos a no olvidar el 2 de octubre y la inspiradora lucha de 1968.