El domingo 20 de octubre de 2024, cuando el reloj marcaba las 7:45 de la mañana, en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, asesinaron con ocho tiros de bala al sacerdote indígena Tzotzil de nombre Marcelo Pérez Pérez. Él salía de oficiar una misa en la iglesia de Guadalupe, que actualmente venía pastoreando. La muerte del sacerdote; o Tatik como los pueblos indígenas Tzeltales, Tzotziles, Choles y Tojolabales lo conocen; es una evidencia de que en Chiapas no hay seguridad.
Las autoridades competentes como el gobierno y los presidentes municipales, no han hecho nada ante esta situación lamentable que hoy se vive en Chiapas. Hay una gran contradicción cuando el gobierno de la cuarta transformación implementa la reforma en materia de seguridad que consistió en la integración de la Guardia Nacional a la Secretaría de Defensa Nacional, se dijo que el “objetivo de esta corporación era la defensa de todos los mexicanos” (Periódico de LIS, sep-2022, p. 2). Entendida como una garantía para todo el pueblo de México. Sin embargo, desde la aprobación de esta reforma, las cosas nunca cambiaron, siguieron en lo mismo.
El asesinato de Tatik (padre) Marcelo, representa también una crisis del sistema. Los pueblos indígenas de Chiapas, principalmente los que profesan la fe católica, se preguntan ¿Cuál fue el pecado de Tatik Marcelo Pérez para que le hayan asesinado? Entre sus discusiones concluyen que no hay ninguna causa.
Marcelo, originario del Municipio de San Andrés Larrainzar, campesino Tsotsil, creció dentro de una familia humilde, sus padres no saben leer y escribir, esto motivó a Marcelo a superarse. Fue entonces que empezó sus estudios de seminario en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
No solo pensó en su carrera de seminarista, sino que Tatik Marcelo pensó en liberar a los pueblos indígenas en manos de la dominación. Su larga carrera como apóstol de la verdad la inició en la región de los Altos de Chiapas, en la comunidad de Acteal, Municipio de Chenalho (lugar donde se llevó a cabo la masacre de 45 indígenas el 22 de diciembre de 1997 por grupos paramilitares del PRI, las máscaras rojas). El mismo Marcelo señaló que en Acteal fue donde encontró la semilla de los mártires y que esto lo llevó a transformarse. Estuvo también en la parroquia de Simojovel de Allende; después pasó a la parroquia de Pantelhó, donde él estuvo a lado de los indígenas Tsotsiles en la lucha contra el grupo de los Herreras (grupo armado de sicarios), posteriormente tuvo que trasladarse a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, para seguir la labor pastoral, llevando la buena nueva al pueblo católico.
Tatik Marcelo, tenía bien claro su misión, apoyar y caminar con los pueblos indígenas, su trabajo no se limitó solo en la región de los altos de Chiapas, sino que también visitó varias regiones y comunidades, enarbolando la bandera de lucha por la paz. El cristianismo en su origen nació como un movimiento revolucionario contra el imperio Romano. Recordando ese origen, en el 2021, al término de una peregrinación en el municipio de Chilón, el padre Marcelo dio su discurso en medio de una multitud donde él mencionó, “un cristiano debe ser revolucionario, pacíficamente, pero revolucionario, si un cristiano no es revolucionario no está haciendo nada como cristiano”.
El padre Marcelo tenía bien identificado la raíz de los problemas en Chiapas. Denunció al crimen organizado en Frontera Comalapa, Motozintla, Chicomuselo, Tila por mencionar algunas, y exhortó a que los gobiernos hicieran cumplir sus promesas de campaña, el de proteger a la ciudadanía porque para eso la gente votó en el proceso electoral.
De igual manera, junto con otros sacerdotes jesuitas, hicieron campañas en contra del alcoholismo, la drogadicción, los maltratos familiares, asesinatos y secuestros. Los campesinos indígenas vieron en Tatik Marcelo la solución de los problemas, porque con las autoridades no encontraban solución. Fue allí que Marcelo inicia la labor fuerte de denuncias; lo que encontró el sacerdote como respuesta a las denuncias fueron amenazas de muerte; allí logra descubrir que los grupos delincuenciales son cómplices con las autoridades. Quienes empezaron a amenazar primero fue personal de los ayuntamientos municipales. La pregunta que Tatik Marcelo hizo en el momento fue ¿Qué tiene que ver el ayuntamiento con las cantinas? La respuesta fue tan sencilla, pues en las cantinas es el espacio donde venden drogas. Ante estas amenazas, Marcelo inicia una labor desde la iglesia todo un proceso de concientización mediante la palabra de Dios, el evangelio y a llevar ayunos y peregrinaciones.
Nosotros no creemos que haya un paraíso después de esta vida. Podremos tener diferencias filosóficas con nuestros hermanos de clase que profesan una religión, las cuales podemos debatir respetuosa y amistosamente. Pero estamos de acuerdo en estrecharnos las manos y luchar junto contra la explotación, contra la violencia y la igualdad en esta tierra.
El padre Marcelo fue señalado de ser guerrillero, desestabilizador del pueblo, en los lugares donde él estuvo pastoreando grupos de choque le exigían su expulsión en comparsa con el ayuntamiento. Sin embargo, Tatik Marcelo siempre confío que la fuerza está en el pueblo. Apoyó a los desplazados de Pantelhó y Chenalhó, también fue fundador de la organización: Movimiento en defensa de la vida y el territorio (Modevite).
El pueblo creyente católico como también el grupo las abejas de Acteal, pero también quienes no profesamos una religión, pero estamos comprometidos con un cambio social refrendan el compromiso de seguir luchando para que haya vida. La muerte de Tatik Marcelo no significa terminar la lucha, callarnos la voz, o dejarnos que nos aplasten los ricos, ¡no! La muerte de nuestro Tatik nos endureció el corazón, y a la vez nos dio coraje, porque como pueblos indígenas solo existimos en los procesos electorales, “los lobos rapaces del sistema nos abrazan hasta nos besan porque quieren nuestros votos, pero una vez que triunfen, se dan la vuelta y a partir de allí ya no existimos”. El capitalismo y su Estado significan muerte y hay que acabar con ellos para que haya vida.
Los gobiernos solo existen en los medios de comunicación, allá abajo con los pueblos es otra cosa. El padre Marcelo mencionó varias veces que este sistema que gobierna en México ya no sirve y debe ser cambiado. Lenin decía: El capitalismo es horror sin fin. Por lo tanto, como pueblos indígenas y no indígenas, como trabajadores del campo y la ciudad, hay una gran necesidad de lucha, luchar organizados, siguiendo las teorías del marxismo, buscando la conformación de un partido revolucionario de los trabajadores para la toma del poder político. Ya lo vimos y estamos viviendo lo que pasa en nuestro país, en Chiapas: en el capitalismo no hay salida, este sistema solo trae muertes, pobreza y marginación.
¡La Organización Comunista Revolucionaría condena el asesinato de Tatik Marcelo y exige justicia!
¡Contra la violencia criminal, la organización de masas de proletarios, campesinos y estudiantes!