Escrito por Fanny Casillas Ilich
“Pero todo te está prohibido, el cielo, la tierra. No quieren que seamos habitantes. Somos sospechosos de ser intrusos en el planeta. Nos persiguen por eso; por ir, por amar, por desplazarnos sin órdenes ni cadenas”.
“Quieren capturar nuestras voces, que no quede nada de nuestras manos, de los besos, de todo aquello que nuestro cuerpo ama. Está prohibido que nos vean. Ellos persiguen toda dicha. Ellos están muertos y nos matan. Nos matan los muertos. Por eso viviremos”.
José Revueltas, México 68: Juventud y Revolución
“Recuerdo, recordamos. Ésta es una manera de ayudar a que amanezca…”
Rosario Castellanos.
El año de 1968 fue una gran escuela política para los jóvenes de esa generación y las que siguieron, a través de las tradiciones forjadas sobre los métodos de la clase trabajadora como lo fueron las asambleas estudiantiles o el propio Consejo Nacional de Huelga, han sido referentes para las los procesos posteriores del movimiento estudiantil . Otra de las lecciones que debemos sacar del 68, sin duda alguna, es el potencial revolucionario que tienen las mujeres y de cómo la pirámide moral que puede estar sostenida sobre nuestros hombros durante años y generaciones en los momentos de quiebre también son barridos para dar paso a nuevos saltos cualitativos. No es una exageración cuando afirmamos que el 1968, fue un paso adelante en la emancipación de las mujeres y que, después de este año las cosas no fueron sin duda lo mismo tanto para los jóvenes mucho menos para las mujeres.
Decía Lenin en un discurso del 8 de marzo de 1921:
“La obrera y la campesina son oprimidas por el capital, y además, incluso en las repúblicas burguesas más democráticas no tienen plenitud de derechos, ya que la ley les niega la igualdad con el hombre. Esto, en primer lugar, y en segundo lugar, lo que es más importante, permanecen en la ‘esclavitud casera’, son ‘esclavas del hogar’, viven agobiadas por la labor más mezquina, más ingrata, más dura y más embrutecedora: la de la Cocina y, en general, la de la economía doméstica familiar individual”.
El proceso revolucionario en México pudo arrancar grandes conquistas como el derecho al trabajo, el reparto de tierras, el derecho a la educación gratuita; sin embargo el derecho mínimo básico a que la mujer fuera vista como ciudadana no fue una realidad hasta 40 años más tarde. Bajo el capitalismo las mujeres trabajadoras somos explotadas por pertenecer a esta clase social, a esto debemos sumar la jornada del trabajo doméstico que plantea el aislamiento de la vida colectiva, política y cultural, es decir, de la vida social.
La lucha que libraron las mujeres en el 68 fue de mucha trascendencia, como ya se ha dicho, porque en primera instancia tuvieron que dar la batalla en el hogar: el principal núcleo de opresión de las mujeres trabajadoras; la segunda batalla fue al enfrentarse a una sociedad con profundo arraigo machista influenciado por el clero y el propio Estado burgués; la tercer batalla fue codo a codo en el movimiento en donde esas diferencias antes mencionadas se barrieron en las brigadas, guardias en las escuelas, movilizaciones, mítines donde se requería la lucha codo a codo y en más de una ocasión las compañeras sesentayocheras estuvieron en la primer línea de batalla.
Cabe señalar que los estudiantes no son una clase social, son en realidad un grupo heterogéneo, aunque tienen una extracción de clase que en las escuelas públicas puede haber un importante número de hijos de trabajadores y sectores de la pequeña burguesía lo cual genera que sea un sector vacilante. El estudiante puede adquirir una consciencia de clase dada el actuar del Estado y las autoridades y en la lucha puede asimilar métodos de lucha de los trabajadores. El movimiento el 68 estaba influido por las luchas proletarias del pasado. La participación de la mujer no fue independiente a la clase trabajadora sino todo lo contrario, fue una reafirmación del potencial de las mujeres que vienen precisamente de la clase trabajadora.
El desarrollo de la participación de las mujeres en las luchas revolucionarias
Las mujeres son oprimidas de doble forma bajo el capitalismo: una por su condición y otra por su clase social, sin embargo, esta situación ha demostrado que esa situación no es impedimento para el desarrollo de los procesos en la lucha, muestra de ello es la participación en la revolución mexicana y que de manera posterior a esta en los años 20 comenzó a gestarse en algunos intentos organizativos por reivindicaciones de clase y propias, como lo fue el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM) que estuvo a cargo del PCM y en el cual estuvieron participando las cuadros comunistas de la época haciendo una reforma para que la mujer obtuviera la ciudadanía. Pese a no obtener dicha demanda, el movimiento amplio de las mujeres continuó en organizaciones institucionales como el Bloque Nacional de Mujeres Revolucionarias que era la plataforma del PNR (después PRI) o la Unión Democrática de Mujeres Mexicanas (impulsado por el PCM) que lucharon por el derecho al voto y con ello por la ciudadanía de las mujeres. Esto sucedió en el sexenio de Miguel Alemán.
Producto de estos pasos en la lucha de la mujer y del ambiente nacional que había en el país por la cuestión obrera y las políticas económicas de corte paternalista, permitieron que se crearan organizaciones que fueron la semilla de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas, como lo son la Vanguardia de la Mujer Mexicana (organización mayoritariamente del sector educativo que fue vinculo importante de la lucha magisterial y ferrocarrilera) y el Comité Permanente Pro Congresos Latinoamericanos de la Mujer que estaba al frente de Mercedes Quevedo, Eulalia Guzmán y Clementina Batalla Torres, esposa de Narciso Bassols. Estas dos organizaciones, después de su asistencia al congreso del Federación Democrática Internacional de Mujeres (Fedim), plantearon una serie de actividades unificadas hasta formar la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas en 1964 con una clara línea del PCM.
El movimiento estudiantil de 1968
Una de las tareas de la revolución mexicana era la de alfabetizar a la sociedad. Aun con sus profundos índices de pobreza, la política de educación socialista que impulsó el general Lázaro Cárdenas ayudó al acceso de educación rural a un gran número de personas. Sin embargo las mujeres campesinas y de la clase obrera no estaban contempladas en la educación, debido a la moral machista arraigada, y fue poco el acceso de estas en la vida educativa. Para el año de 1968 la UNAM establece que habían alrededor de 150 mil universitarios de los cuales apenas 25 mil eran mujeres, esto quiere decir que de cada 10 universitarios habían máximo 2 mujeres en esos espacios educativos. En el Politécnico se dice que apenas el 1% de la población era femenina, el espacio universitario ayudó, sin duda alguna, al desarrollo de la inmersión de las mujeres en la vida política.
El movimiento del 68 es un punto de inflexión para la vida política de esa generación de mujeres que debían abrirse paso en espacios que antes no ocupaban. La gran mayoría de las mujeres que estuvieron en el movimiento fueron el corazón de las brigadas y tenían el reto explicar los motivos del CNH, por una parte, y, por otra, obtener el apoyo de una sociedad con un profundo rezago cultural que planteaba en muchos casos que el lugar de las mujeres era en casa ni siquiera en la universidad.
Las Brigadas
Las mujeres que estuvieron en el movimiento se enfrentaban no solo a salir a las brigadas y con ellas hacerle frente a toda una serie de prejuicios, sino además enfrentar a los policías y soldados que tenían un trato inhumano y hostil con cualquier joven parte del movimiento.
En La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, podemos encontrar varios de los testimonios y relatos de propias compañeras que participaron de manera activa y completa en el movimiento. Ejemplo de ello es lo que dice María Isabel sobre la Escuela de Bellas Artes, señala que fue precisamente el allanamiento de los granaderos en la escuela lo que provocó que los estudiantes no solo tomaran posición sobre el movimiento sino se vincularan y formarán la Brigada de actores de teatro que, dice, muchas compañeras eran parte de esta. Relata sobre los happenings (montajes callejeros) que realizaban en colonias populares como Lagunilla o La Merced en los que se planteaban discusiones entre las propias compañeras, una haciéndose pasar por una burguesa y otra por una estudiante, escenificaban una discusión en la que en ocasiones los gritos evolucionaban a simulaciones de riña, era una simulación para explicar el movimiento y los puntos del pliego del CNH. Casi siempre el público, que no sabía sobre esa discusión, terminaban apoyando a la estudiante y gritándole “vieja rota, váyase a su chante”.
Cecilia Naranjo, estudiante de la vocacional 7, era reconocida por su trabajo en las brigadas y su compromiso político dentro del Poli. La joven Olivia Ledezma, que en el movimiento era estudiante de vocacional 5 y, más tarde, después del 68, cuando estudiaba en la Superior de Economía del IPN, giró a la guerrilla urbana siendo la líder del grupo de los Lacandones. Olivia, mejor conocida como comandanta Mariana, dedicó su vida a la lucha hasta su muerte, como miles de compañeras más que pese a no ser delegadas del CNH estaban en el corazón del movimiento en las guardias, brigadas, comisiones, movilizaciones y mítines con responsabilidades y actividades de primera línea.
La participación en las brigadas permitió a las compañeras asumir su papel en la sociedad, y ser el vínculo entre el movimiento y la sociedad. Además de politizarse al calor de los acontecimientos, la experiencia viva de las mujeres de participar como uno más en las distintas tareas es una lección que debemos sacar del 68. Los prejuicios que pudiesen existir en momentos ordinarios al calor de la lucha quedan barridos.
“En la Avenida Juárez también había chorrocientas gentes aguardando; los turistas que salían de los hoteles se veían azorados y luego se pusieron a aplaudir; en San Juan de Letrán ya no cabía ni un alfiler en la banqueta —lloraban unas mujeres, yo creo que eran maestras—, todo el mundo aplaudía sin parar; pero en cuanto doblamos la esquina para entrar a Cinco de Mayo, como que se me paró el corazón; todas las campanas de Catedral echadas a vuelo y todas las luces de esta plaza tan hermosa, esta plaza que es lo que más amo en mi ciudad, todas las luces encendidas. ¡Esto es una quimera! Me decían: «¡No llores babosa!», pero me escurrían lágrimas de felicidad”.
- Elena González Souza, estudiante de la Facultad de Medicina de la UNAM
El CNH
El órgano de dirección del movimiento estudiantil era el Consejo Nacional de Huelga (CNH), este tenía el carácter de ser una organización representativa. El CNH funcionaba como plenaria en la que participaban delegados electos en cada escuela declarada en huelga. Este mecanismo aseguraba, por una parte, la verdadera representatividad de los estudiantes desde las bases y, por otra, la toma de decisiones de la manera más democrática, de manera centralizada: con la más amplia discusión a la hora del debate y la mayor unidad a la hora de la acción. Cada escuela contaba con un Comité de Lucha que se encargaba de la dirección del movimiento a nivel local, con lo que a nivel nacional se constituyeron Comités de Lucha en la mayor parte de universidad y centros de bachillerato.
De los delegados del CNH resaltan la representación de dos compañeras, ambas estudiantes de la entonces Facultad de Leyes, ahora Facultad de Derecho de la UNAM: Roberta Avendaño Martínez, conocida por sus compañeros como “Tita” e Ignacia Rodríguez “La Nacha”.
La Tita era conocida por su gran nivel académico por lo que era requerida en la comisión jurídica que analizaba las salidas de este tipo entre el movimiento y las autoridades, su trabajo al interno del CNH y su capacidad política hicieron que la compañera fuera elegida como la oradora central después del mitin de la marcha del silencio en la que explicaba en qué consistía la inconstitucionalidad del artículo 145 del Código Penal y de porque se debía derogar. En su propio testimonio Tita menciona que incluso sus compañeros de la Universidad le escribieron un corrido que le cantaban días antes de la entrada del ejército en C.U. Tras su discurso fue cargada por sus compañeros que estaban emocionados y hasta una torta y unas monedas le regalaron:
“El día que se programó la Silenciosa se pensó que un compañero de la Facultad de Derecho era el indicado para hablar sobre la ilegalidad e inconstitucional ¡dad del 145 y como a mí me tocó ser representante ese día me eligieron para hablar. Todos los representantes de Leyes ante el CNH —éramos cinco compañeros y yo—, formábamos la Comisión encargada del estudio del artículo 145. Ilusamente creíamos que el gobierno nos iba a dar el diálogo, yo así le digo, porque así nos decían los granaderos cuando nos daban de culatazos y de macanazos: «¡Tengan su diálogo, tengan su diálogo!» Por eso pensamos que debíamos estar preparados para una discusión legal, pero oh, hete aquí que nos dieron una golpiza ilegal y antidemocrática y el diálogo se quedó en un monólogo de dieciséis años de cárcel a los que estoy condenada y 1 987 387 pesos que solamente que me paguen a 100 mil pesos por kilo de los que peso, y peso 110 kilos, solamente así, podré pagar porque si no, ¿con qué ojos mi divino tuerto, mi divino dienten?… ¡Ah bueno, pero te estaba yo contando de la Silenciosa! El 13 de septiembre día de los Niños Héroes leí en el Zócalo un discurso dando los antecedentes del nacimiento del 145, su desarrollo, su reforma y el por qué debía ser derogado. Todos me felicitaron y al bajar del camión de donde había hablado, me cargaron con grandes trabajos; una señora me dio una torta y otra una moneda de las Olímpicas, de ésas dé a 25 pesos”.
- Roberta Avendaño Martínez, Tita, delegada de la Facultad de Leyes
Ana Ignacia Rodríguez, Nacha, fue un referente muy importante en el Comité de Lucha de la facultad de leyes con un alto perfil político, muy visible en movilizaciones y mítines, incluso fue objeto de tortura y hostigamientos por parte de la policía para acabar con su participación en el movimiento siendo detenida en tres ocasiones. Su primeradetención fue el 18 de septiembre y fue llevada junto a otras 42 mujeres a la cárcel de Lecumberri, debido a que las otras cárceles de mujeres estaban llenas, una muestra más de la participación de las mujeres dentro de las distintas actividades convocadas por el movimiento estudiantil, el número de casi medio centenar de mujeres detenidas en tan sólo un acontecimiento, genera un indicio del alto número de mujeres arrestadas durante los tres meses de iniciales del movimiento.
El otro asalto: La Unión Nacional de Mujeres Mexicanas.
El movimiento también contó con la presencia activa y el liderazgo de Rina Lazo que pintora guatemalteca, Mika Seeger (hija del cantante estadounidense de música de protesta Pete Seeger), quien fue encarcelada por ser “líder comunista”.
En el lado artístico resaltan las obras de Rosario castellanos –plasmada en el memorial que está en Tlatelolco-, los corridos combativos y solidarios de Judith Reyes, pero sobre todo la poco conocida historia de la profesora y poeta uruguaya, Alcira, que de manera activa participaba en el movimiento, y que el día que entró el ejército a C.U se encerró con llave en un baño y estuvo en él durante los quince días que duró la ocupación militar, ahí fue encontrada por uno de los trabajadores de limpieza en condiciones muy graves de salud, debido a que solo estuvo consumiendo agua de la llave y papel.
Por otro lado La Unión Nacional de Mujeres que se había conformado en octubre de 1964 y que era reconocida como la sección mexicana de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), y que ya había celebrado al menos dos congresos con este membrete tuvo una participación militante y combativa en el movimiento del 68. En primera instancia es necesario acotar que en el congreso de la FDIM de 1967 las consignas que salieron como resolutivo de dicho congreso eran ¡Por el fin de la guerra de Vietnam!, ¡Por el respeto a la Soberanía de los pueblos latinoamericanos!, ¡Contra la discriminación racial en E.U.A!
Clementina Batalla Torres de Bassols, quien era hija del anti porfirista Diodoro Batalla y viuda de N. Bassols, como delegada de la sección mexicana, planteó ante el congreso que la lucha de la mujer debía ser la lucha del pueblo mexicano, una lucha por la autonomía sindical y planteo concretamente tres consignas : 1.Contra la represión en el campo; 2. Que no se persiga ni encarcele a los estudiantes, obreros y campesinos dando a cuenta que en ese año ya habían también al menos 2 presas políticas: Ana María Rico Galán (primera presa política y miembro del PCM quien dio una batalla contra el régimen y en la lucha sindical) y Margarita Urias Hermosillo y 3. La derogación del inconstitucional delito de disolución social en el artículo 145 y 145 BIS del entonces Código Penal. Así como un llamado a conformar comités de lucha por localidad, que, pese al planteamiento sumamente reformista y socialdemócrata al menos, era un planteamiento de organización en un momento de intolerancia gubernamental. El vínculo antes del 68 de la Unión con el movimiento estudiantil era con la CNED y la FECSM.
Dos actos marcaron el vínculo de la Unión con el movimiento del 68, en primera instancia el comunicado de rechazo de la entrada de la policía a la escuela de Arte Dramático de Bellas Artes, el segundo la convocatoria de la movilización del lunes 30 de septiembre. Antes de continuar cabe señalar que el viernes antes (27 de septiembre) un grupo de mujeres de la unidad Tlatelolco realizaron un mitin por los presos políticos del movimiento. La convocatoria de la Unión fue un llamado a madres de familia, se dice que alrededor de 2 mil madres vestidas de negro y 4 mil estudiantes marcharon del monumento a la madre hasta la entonces Cámara de Diputados en Allende donde, al llegar presentaron una solicitud de amnistía para los presos políticos del movimiento, y el cese de la policía y uso de la fuerza pública. Las oradoras fueron Dolores Otelo del PCM, y la madre del estudiante Luis Lorenzo Ríos Ojeda, estudiante de la ESCA IPN, quien fue asesinado en la toma del ejército del casco el 23 de Septiembre, este discurso incluso fue portada de algunos periódicos al día siguiente:
“Les habla una madre que ya no lo es, una madre de uno de los jóvenes muertos el lunes en el Casco Santo Tomás. Aquí esta una madre con los brazos abiertos que no tiene ya más hijos, pero que está también dispuesta a dar su vida para que en México haya libertad”.
La movilización consiguió abrir una mesa de dialogo entre las madres de familia y la Unión y los Diputados y pese a que no se obtuvo respuesta favorable, este pequeño logro a días antes de la represión abierta del 2 de octubre habla de la relevancia de la movilización y de la capacidad de las compañeras en las calles. No es de sorprenderse que los comités de madres fueron producto del llamado de la Unión a conformar precisamente comités de lucha y de su orientación al movimiento cívico, que llegaba a capas más profundas que el propio partido según cuentan algunas ex militantes.
“Basta ya de permitir que asesinen impunemente a nuestros hijos. Ha llegado el momento, las madres debemos tomar su defensa. Ayudemos al pueblo y a los estudiantes en su justa lucha contra la represión formando comités de madres, haciendo colectas para ayudar al CNH, pidiendo el cese de la brutal represión gubernamental en contra del pueblo de México”.
“¡Cada golpeado, ¡Cada herido, cada preso es hijo nuestro porque es hijo del pueblo de México, defendamos a nuestros hijos!”
“¡Alto a las bayonetas!”
“La Unión – Grupos Cívicos”
Después de la brutal represión de octubre, el 31 de ese mes, la Unión hizo un llamado y hubo un acto para exigir la liberación de los presos y sobre todo de las presas políticas que estaban en la cárcel de mujeres, por mencionar algunas de las muchas compañeras que fueron detenidas en el transcurso del movimiento, en la noche de Tlatelolco y posterior a esta fecha mencionaremos a:
Rina Lazo, Celia Sandoval, Marcela Morales Alzate, Adela Salazar, Amada Velasco Torres, Mika Siegger, Guadalupe Salazar Gómez, Margarita Urias Hermosillo, Teresa León Fierro, Ana María Rico Galán, María del Carmen Hermosillo y muchas más de los que no tienen registros claros aun después de 50 años.
Octubre y la lucha después del 68
Horas después de los hechos ocurridos en Tlatelolco, el gobierno dicta una cifra oficial que oscila entre los 26 muertos, mil 43 personas detenidas y 100 heridos. La realidad es que el 2 de octubre llegaron alrededor de 15 mil estudiantes al mitin además de las personas que Vivian en la unidad y fueron heridos o asesinados como un mal llamado daño colateral, se habla de cientos que fueron llevados en camiones, de los que sus cuerpos no fueron encontrados nunca. La estela de Tlatelolco enumera algunos de los nombres de las personas que fueron encontradas sin vida. Si bien el movimiento de 1968 no terminó el 2 de octubre, ni el movimiento terminó con lamentos, sí acabó una etapa álgida del movimiento en diciembre cuando se levantó la huelga y a partir de ahí las siguientes etapas no eran ya movimientos de masas sino de las decenas y centenares de jóvenes que dejó ese verano de lucha, los Comités de Lucha desde enero que regresaron a clases comenzaron en las tareas concernientes de las escuelas y las tareas por liberar a los presos políticos. Asambleas, mítines, la actividad prosiguió aunque en otra dinámica incluso en el proceso electoral de 1970 una orientación general de los comités de lucha fue el abstencionismo en las urnas y las acciones en las calles sobre la propaganda, las compañeras siguieron participando dentro de los comités o incluso en los llamados “Cocos” Comités coordinadores. El surgimiento de las guerrillas urbanas fue una muestra de este deseo de continuar la lucha y de cómo se radicalizó el movimiento. En el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR) por ejemplo estuvo Minerva Armendáriz que fue detenida a los 16 años, torturada, encarcelada aun cuando estaba embarazada, en el Partido de los Pobres el papel de Guillermina Cabañas, Teresa Franco o Alejandra Cárdenas o en la Liga Comunista 23 de Septiembre Olivia Ledezma “Mariana” quien fue asesinada a mano fría.
No cabe duda que después de octubre del 68 el movimiento en su conjunto deseaba seguir luchando y así lo hicieron. Sin negar en ningún momento la valentía ni el compromiso de los compañeros, sin embargo uno no puede tomar atajos para la revolución, el resultado de las luchas guerrilleras es desastroso como se puede explicar con lo ya mencionado atrás. Aunque la lucha no se limitó a esta corriente, muchas compañeras y compañeros hicieron un trabajo paciente en el movimiento de masas de los trabajadores.
También es cierto que en los setentas una oleada de compañeras querían luchar no solo contra las demandas de libertad y democracia sino por su propia liberación y en ese camino llegaron algunas ideas que parecían muy radicales y óptimas para la lucha ( el feminismo), sin embargo, la experiencia de lucha del 68, el llamado a la lucha unitaria y la conquista de las compañeras por su autodeterminación materializado en la lucha que dieron en el movimiento demuestra que precisamente la lucha por la libertad de la mujer de la opresión no está en corrientes ilusorias como el feminismo sino en la lucha de clases, en la lucha de los oprimidos. En un periodo tan conservador y machista como lo fue el 68, tener dos compañeras en el CNH no era resultado de una política de cuota de género, mucho menos de condescendencia , fue resultado del esfuerzo, y de la capacidad de las compañeras para ponerse al frente y ganarse el referente político al punto de incluso tener corridos y ser electas como oradoras centrales. Las brigadas a cargo de compañeras no fueron de ninguna forma resultado de una política separatista sino muestra del gran número de compañeras que estaban al frente de las tareas del movimiento. 50 años han pasado, las y los jóvenes de hoy debemos tener las mejores lecciones que este movimiento nos ha dejado, recordar es la mejor manera de ayudar a que amanezca, pero la herencia del 68, nuestra herencia, es luchar.
¡Unidos y Organizados Venceremos!