Publicamos esta contribución que hemos recibido de un compañero en Ecuador porque pensamos que describe muy bien el ambiente de histeria creado por la clase dominante y también la impresionante respuesta del pueblo de Quito al toque de queda militar del gobierno asesino de Lenín Moreno.
“Somos como la paja de páramo que se arranca y vuelve a crecer… y de paja de páramo sembraremos el mundo» (Dolores Cacuango)
Tras una larga y dura jornada de lucha en el Ecuador, escribo estas líneas como un sencillo homenaje a quienes, desde diversos espacios, se levantaron e incluso entregaron su vida para hacer frente a las medidas económicas y a la reforma laboral que el gobierno de Moreno, por órdenes del FMI, pretendió imponer en el país, las mismas que afectarían principalmente a los sectores populares.
El día 12 de octubre de 2019, el gobierno decretó el toque de queda y militarización del Distrito Metropolitano de Quito, medida que se sumaba a la del estado de excepción dispuesto para todo el país desde el 3 de octubre. El pretexto, sostenido a lo largo de todos los días del levantamiento popular, fue el de preservar el orden y la seguridad, debido a que grupos vandálicos, terroristas, estaban provocando desmanes.
Recuerdo la lectura del texto de Naomi Klein, “La doctrina del shock”, en el cual la autora explica con detalle como los gobiernos que pretenden imponer medidas que afectan los intereses del pueblo, deben fijar en la siquis colectiva la idea de la existencia de una grave crisis, para luego lanzar sus paquetazos, todo ello acompañado de una brutal represión para pacificar a las masas.
Así empezó el experimento neoliberal en Chile, con el golpe sangriento dado por Pinochet contra el gobierno de Salvador Allende.
Los medios de comunicación al servicio del capital y sus periodistas asalariados, han sido los mejores aliados de Moreno. No hubo cuestionamiento alguno a las medidas económicas que se tomó, ni tampoco contra la brutal represión llevada adelante por policías y militares, muchos de los cuales parecen desconocer su origen popular, indígena, campesino.
Hace 527 años se produjo la conquista de América. Exterminio de pueblos, saqueo de recursos, destrucción de la naturaleza, de culturas y civilizaciones impresionantes, esclavización de poblaciones, violación de mujeres, imposición de creencias dieron paso al proceso de acumulación originaria de capital.
Fue a partir de ese momento, además, como enseñó el maestro Aníbal Quijano, que se impuso la idea de raza y el racismo como elementos necesarios en el proceso de dominación y explotación hacia los otros, a los que las clases dominantes (conquistadores, criollos, mestizos blanqueados, oligarcas, banqueros, latifundistas), no solo han considerado menos por su color de piel y rasgos físicos distintos, sino por su condición genética que, según ellos, los hace ser inferiores. A partir de ese discurso ideológico, mediante sofismas de todo tipo, ven a los negros, a los indígenas, a las mujeres como insignificantes.
Es la lucha entre la civilización y la barbarie, nos han dicho, donde ellos, como explica Roberto Fernández Retamar, tomando como referencia la obra La Tempestad de Shakespeare, representan a Próspero (progreso) y los otros a Calibán (lo salvaje).
El pensador argentino Domingo Faustino Sarmiento, en el siglo XIX, ya expresaba su odio contra los indios a quienes manifestaba, había que exterminarlos. En el tiempo que transcurre, Mario Vargas Llosa ha planteado posiciones similares.
Hoy, tras el levantamiento popular, indígena y campesino, representantes de la oligarquía guayaquileña y quiteña, repiten ese discurso, salido de su odio visceral a quienes consideran sus sirvientes, sus cargadores en el mercado, sus limpiadores de autos y zapatos, sus recogedores de la basura de los contenedores que se ubican en sus ciudadelas y country clubs.
Las expresiones de Jaime Nebot, de Alberto Acosta Burneo, de Guillermo Lasso evidencian que el racismo sigue siendo uno de los ejes vertebrales del discurso burgués, oligarca para oprimir al otro, al que acusan de vago, de delincuente, de improductivo.
Ellos, los blancos o mestizos blanqueados, identificados con aquellos que históricamente nos han sometido (europeos y estadounidenses), dicen ser los buenos, los que trabajan y generan riqueza.
El indígena si es originario, vive en cuevas, en el bosque y no debería protestar ante la subida de los combustibles, porque no les afecta, porque ellos no van andar en un Audi, dijo el periodista Jaime Bayle desde los estudios de Miami, para defender el paquetazo de Moreno.
En las primeras horas de la mañana del sábado 12 de octubre de 2019, día en que se conmemora la resistencia contra la conquista europea de Abya Yala, habitantes de los barrios populares de Quito se tomaron las calles de la ciudad, en apoyo a las protestas indígenas localizadas en la zona de la Casa de la Cultura, principalmente.
Estuve presente con mi hijo en manifestaciones que tuvieron lugar en la zona norte de la capital. Se quemaron llantas, se paralizaron las vías. La gente del pueblo, entre los que también estuvieron personas de la clase media, con alegría combativa, pero también con indignación, gritaron contra Moreno, el paquetazo y la represión.
A sus 14 años, mi hijo Fidel, va adquiriendo conciencia política porque empieza a identificarse con las causas de los humildes, de los pobres, de los explotados. En estas jornadas de rebeldía social, esto me ha henchido el corazón de orgullo, así como la firmeza en el combate diario durante estos días de quien fue mi alumno en la Universidad Central, mi amigo Gio Bastidas.
En el sector del Condado vimos que la gente rica y pudiente tiene un profundo desprecio a los humildes, a los que ven como sus enemigos, como malandros, como “zánganos”, a decir de Moreno.
Ante la presencia de las barriadas populares de La Planada, de San Enrique de Velasco, de La Roldós, burgueses y pequeños burgueses de una ciudadela rica del norte de Quito, mostraron miedo, resultado de su menosprecio, su racismo y estigmatización de los condenados de la tierra, como dijera Fanon. Armados con bates de béisbol, protegían su espacio, porque pensaban iban a ser atacados. Al pobre siempre lo verán como el bárbaro, del que hay que defenderse.
A través de las redes han difundido mensajes de odio, han calumniado la lucha del pueblo. Fachos, disfrazados de demócratas, han hecho llamados a la fuerza pública para que dispare al pueblo.
El banquero Lasso exigía mayor decisión a la Fuerza Militar, en una declaración hecha en un medio televisivo.
Alfonso Pérez de Ecuador en Vivo, así como Carlos Andrés Vera, sin ninguna reserva, a través de Twitter, abiertamente pedían se dispare contra quienes protestaban contra el gobierno neoliberal de Moreno, justificando aquello por la presencia de “terroristas”.
Un joven recibió un tiro en la cabeza, producto de un balazo proveniente de un arma de largo alcance, disparada por un miembro de la fuerza pública en las manifestaciones en Quito. Alfonso Pérez Serrano, quien en el año 2017 hizo un llamado a las Fuerzas Armadas para dar un golpe de Estado contra Rafael Correa y que públicamente animó al asesinato del entonces primer mandatario, publicó en su cuenta de Twitter: “Estas son, inevitablemente, las consecuencias de la desobediencia a la autoridad en Estado de Emergencia. Comunistas desafiando al Estado”.
Alberto Acosta Burneo tuiteaba: “¡YO APOYO A NUESTRAS FUERZAS ARMADAS Y POLICÍA en su lucha para aplacar a los terroristas y golpistas! ¡USTEDES SALVARÁN LA PATRIA DE LAS FUERZAS DEL CAOS!”
Otros, en forma solapada, pedían lo mismo a los militares y policías. Los tuits de Luis Eduardo Vivanco y de Andersson Boscán del portal La Posta, lo evidencian.
Estos demócratas no han perdido la oportunidad para expresar su defensa del sistema capitalista y su odio al socialismo.
El mismo Acosta Burneo, en otro tuit, expresó:
“EL CÁNCER DEL ECUADOR ES …. EL ODIO Odio de clases instaurado cuidadosamente por la ideología que más muerte y pobreza ha causado en la historia de la humanidad: el MARXISMO/SOCIALISMO. ¡DEBES DECIDIR!: ¿Quieres seguir los pasos de Venezuela y Cuba?
La hipocresía caracteriza a estos personajes que hoy se encuentran indignados por las protestas sociales y las diversas formas de lucha que ha adoptado el pueblo insurrecto. Iracundos por lo que ha vivido el país, no han tenido ningún problema en apoyar y auspiciar las guarimbas violentas y criminales en la República Bolivariana de Venezuela, donde incluso han llegado a quemar personas por ser o parecer chavistas.
De la misma forma actúan los organismos internacionales puestos al servicio de los EEUU como la OEA, representada por el lacayo Luis Almagro.
Un grupo denominado “Iniciativa democrática de España y las Américas” (IDEA), emitió un comunicado en respaldo a Moreno, el cual lo firman ex presidentes de la región, causantes todos ellos del empobrecimiento de los ciudadanos de sus países, así como de crímenes contra sus pueblos y otros más en el mundo, como el franquista José María Aznar, el narcoparamilitar Álvaro Uribe, el fascista Alfredo Cristiani, los neoliberales Vicente Fox y Jorge Tuto Quiroga y la cómplice de terroristas como Posada Carriles, Mireya Moscoso. También constan las firmas de Hurtado, Mahuad y Lucio, mandatarios que llevaron a la debacle económica al Ecuador.
Los enemigos de esta jornada insurreccional, para desprestigiarla y dividirla, han acusado, sin ninguna prueba que sustente sus afirmaciones, que la protesta estuvo auspiciada desde el exterior por el gobierno de Maduro, las FARC y el narcotráfico internacional. Detrás de todo esto estaría la mano de Rafael Correa que, junto al mandatario venezolano, habría planificado un golpe de Estado contra Moreno.
Las causas internas del levantamiento se pretendió ocultarlas. Han transcurrido dos años desde que Lenín Moreno tomara posesión como Presidente de la República. Su discurso, que forma parte de una estrategia para manipular a la población, ha sido el de acusar al anterior gobierno (del que él fue parte) de ineficiencia y de actos de corrupción.
Han intoxicado a la población con invenciones y acusaciones falsas. Basta señalar las mentiras sobre la construcción del puente sobre el río Mataje hechas por Moreno ante la periodista Andrea Bernal, de la cadena colombiana NTN24, en las que acusó a Correa de haber realizado esa obra para facilitar el negocio del narcotráfico, cuando dicho puente había sido construido como parte de los convenios binacionales entre los gobiernos de Ecuador y Colombia. La periodista jamás cuestionó al presidente Moreno sobre lo que estaba afirmando.
El portal Infobae publicó el 6 de octubre de 2019 un artículo de opinión de Carlos Sánchez Berzain, director del Interamerican Institute for Democracy, bajo el título: “Lenín Moreno sincera la economía de Ecuador y soporta la sedición del castrochavismo”, donde ataca a Correa señalándolo de haber sido un dictador, autoritario, mientras exalta a Moreno presentándolo como un restaurador de la democracia.
La estrategia del gobierno, elaborada por expertos en rumorología, propaganda negra y operaciones sicológicas, ha servido para generar odios dentro de la población contra el anterior mandatario, contra sus seguidores a los que identifican como el “correísmo”, todo lo cual ha se ha hecho para dividir la lucha, separar a los líderes de la Revolución Ciudadana de los colectivos sociales, criminalizarlos e impedir que Rafael Correa mantenga un liderazgo político en diversos sectores populares que, pese a todos los ataques propagandísticos y al lawfare llevado en su contra, aún lo tiene.
¡Se recobra la paz y se detienen el golpe correísta y la impunidad!, tuiteó Moreno, mientras varios editorialistas de periódicos del país han publicado inmediatamente sus artículos señalando a Correa como el artífice de un golpe de Estado.
Francisco Sweet escribió en El Expreso un editorial titulado “El ‘putsch’ de Correa” donde dice: “Con escenas reminiscentes de la barbarie a las puertas y el intento de golpe deEstado de Hitleren la taberna de Múnich en 1923, Correa se presenta como el líder intelectual del ‘putsch’ para tomarse el poder y restaurar elgobierno de malandros en el Ecuador.” En el mismo diario, en un artículo titulado Sufre Rascael, Roberto López Moreno habla de actos vandálicos y terroristas llevados a cabo por órdenes de Correa, con auspicio de Cuba y Venezuela.
¡Ecuador, país de paz!, ha sido el lema expuesto por el gobierno de Moreno y por los enemigos de la protesta social, para sumar voces en contra del levantamiento popular. A ello se añade la campaña orquestada contra el “correísmo”, todo con el objetivo de desmovilizar, dividir al pueblo.
Frente a la fuerza y la crecida de las protestas contra el régimen, Moreno decide establecer el diálogo, luego de haber desatado una brutal represión que provocó 7 muertos, cientos de heridos y varios detenidos.
El gobierno, que arremetió con brutalidad contra los indígenas, que los bombardeó con gases lacrimógenos, inclusive en las zonas denominadas de paz, donde estaban mujeres y niños, tuvo que sentarse a dialogar ante la disyuntiva de la radicalización de las movilizaciones que podían llevar a un debilitamiento mayor de su figura o la de ceder, pero obteniendo una ventaja: la de culpabilizar a Correa de la violencia social, perseguir y encarcelar a los líderes de la Revolución Ciudadana y quedar como un gran estadista, sensible ante las exigencias del pueblo.
Ha triunfado la paz, es lo que difunden ahora, con el riesgo de que el gobierno y el Estado no responda por los crímenes cometidos, por la represión. Ha sido una jugada bien hecha, en la que, por el odio hacia Correa, también ha caído la dirigencia indígena.
Sí, se ha derogado el decreto 883. Es un triunfo del levantamiento popular, pero no se puede dejar de insistir en que el gobierno debe asumir la responsabilidad de los asesinatos, de la represión contra el pueblo.
El día 12 que se decretó el toque de queda, en horas de la tarde salimos con Fidel a caminar por la Av. Mariscal Sucre. Pese a la disposición dada por Moreno y las amenazas emitidas por el ejército, la gente no se refugió en sus hogares. Continuó en las calles, encendiendo neumáticos y lanzando consignas.
En la noche empezó el cacerolazo contra el gobierno. En varios barrios, la gente del pueblo, sin temor al toque de queda impuesto por el régimen represor, salió a golpear sus ollas o sartenes y a tocar las bubucelas.
Al finalizar la jornada de lucha de ese día, junto a mi hijo nos sumamos a los pobladores de nuestra zona para, con banderas del Ecuador y un grupo musical, marchar con alegría por las calles gritando contra el paquetazo, contra Moreno traidor. Fue uno de los momentos en los que más he amado a mi Patria.
El pueblo unido, jamás será vencido, una vez más me inyectó de energía para continuar en la protesta, así como las diversas muestras de solidaridad para proveer de víveres, de agua y mantas al pueblo indígena y campesino.
El 9 de octubre, día del paro nacional, vi también a muchos jóvenes médicos, hombres y mujeres valientes, luchando en las calles y dando atención de primeros auxilios a quienes estaban sufriendo los embates de la fuerza pública. ¡Qué maravilla de juventud!
Tras 12 días de lucha valerosa, en la que el pueblo del Ecuador demostró firmeza, dignidad y amor al país, no debemos bajar la guardia ante un gobierno caracterizado por el engaño y la traición al pueblo.
A no perder de vista lo que Moreno, aliado de EEUU y la oligarquía, hará luego de este proceso de lucha en que fue derrotado.
Recordemos las enseñanzas de la historia, que pacificación para ellos, significa persecución, traición y sometimiento de los pueblos.
14 de octubre de 2019