Los tribunales griegos han condenado a los dirigentes de la organización fascista Amanecer Dorado por una serie de ataques asesinos. Este fue el resultado directo de la presión ejercida sobre la burguesía por parte de los trabajadores y la juventud, que son la única fuerza que puede oponerse a la amenaza del fascismo.
El miércoles 7 de octubre, el día de la sentencia judicial para decidir el destino de la organización fascista Amanecer Dorado (AD) y sus dirigentes, una manifestación masiva de 50,000 personas se reunió frente al Tribunal de Apelaciones de Atenas. Si no fuera por la pandemia, la manifestación sin duda habría sido más grande. Los manifestantes exigieron el castigo ejemplar de Amanecer Dorado como organización criminal, y la condena de sus dirigentes.
Los cargos contra los dirigentes de AD y muchos de sus miembros se referían a los asesinatos del rapero antifascista Pavlos Fissas y de Shahzad Luqman; un inmigrante de Pakistán; así como ataques mortales contra sindicalistas del partido comunista KKE, pescadores de Egipto y decenas de otros ataques mortales. La decisión judicial fue de condena. Cuando se anunció la noticia, la multitud fuera de la corte estalló en aplausos y vítores.
La decisión no fue una conclusión inevitable, a pesar de la gran cantidad de pruebas. Apenas unos meses antes, la recomendación del fiscal Adamantia Oikonomu fue de absolver a la dirección de AD. Solo bajo la presión del movimiento antifascista y el temor de que tal decisión pudiera desencadenar un movimiento de masas, el sistema político burgués y los jueces se vieron obligados a condenar a los fascistas. Miles de jóvenes y trabajadores vieron esto con razón como su victoria.
Una breve historia de Amanecer Dorado
No intentaremos aquí trazar el curso histórico de esta organización fascista en particular, sino solo señalar su papel desde el comienzo de la última crisis capitalista hasta hoy. Esta breve descripción nos ayudará a ver el papel histórico del fascismo en tiempos de crisis capitalista históricas y de desestabilización del régimen capitalista.
Los inicios del ascenso electoral de AD se remontan a la actividad de la organización en 2010 en el barrio de Ag. Panteleimon en el centro de Atenas, donde consiguieron el apoyo electoral de una parte de los elementos frustrados de la pequeña burguesía, del lumpen proletariado y de trabajadores atrasados. Bajo el peso de la crisis, volvieron su indignación contra los refugiados e inmigrantes empobrecidos de la región. Los miembros de AD formaron escuadrones de ataque y realizaron asaltos diarios contra los inmigrantes que pasaban por la plaza. El aumento gradual del apoyo a AD se reflejó por primera vez en las elecciones municipales de 2010, durante las cuales la entonces organización marginal eligió a su líder, Michaloliakos, para el concejo municipal de Atenas, recibiendo más del 5,5 por ciento de los votos.
El primer memorando y el duro paquete de austeridad aplicado por el gobierno del PASOK de George Papandreu radicalizaron las masas de trabajadores y de la pequeña burguesía. Así lo expresó el movimiento en la Plaza Syntagma y en las plazas de muchas ciudades en el verano de 2011. Este movimiento llevó a la caída del gobierno de Papandreu. Pero la radicalización no ocurre solo en el campo de la clase trabajadora. Bajo los golpes de la crisis, miles de pequeños burgueses son aplastados violentamente por los capitalistas y los bancos, abandonando los partidos burgueses tradicionales, de derecha o liberales, y algunos de ellos se vuelven hacia el fascismo y a los partidos demagógicos de extrema derecha. Por supuesto, debido a algunos factores que presentaremos a continuación, AD nunca logró construir un movimiento fascista de masas de pequeño burgueses para aplastar al movimiento obrero.
En las elecciones de mayo del 2012, AD logró entrar en el parlamento por primera vez con el 7 por ciento de los votos. Al mismo tiempo, el partido burgués tradicional en Grecia, ND, alcanzó el 18 por ciento y el PASOK el 13 por ciento, mientras que SYRIZA saltó del 4 al 16 por ciento. Esto no fue un accidente. La profundidad de la crisis y las duras medidas de choque de los gobiernos de Papandreu y Papademos volcaron a cientos de miles de trabajadores hacia la izquierda: algo que se reflejó en un período de luchas de masas en los años 2010-2012. Sin embargo, una parte de la pequeña burguesía golpeada por la crisis apoyó a los fascistas. Este apoyo, sin embargo, fue pasivo; es decir, a través de las urnas, y expresó la indignación de las masas pequeñoburguesas contra el régimen parlamentario burgués. En ningún sentido vimos un apoyo activo al fascismo griego, con manifestaciones masivas y la participación de la pequeña burguesía en escuadrones de ataque para enfrentarse directamente al movimiento obrero. Pero la entrada del AD en el parlamento despertó el apetito de sus líderes y la organización comenzó a escalar sus actividades fascistas asesinas a una velocidad vertiginosa, que alcanzó su punto más alto en septiembre de 2013 con el asesinato de Fissas.
AD logró crear escuadrones de ataque en los barrios populares de Atenas y El Pireo, aterrorizando a diario a inmigrantes y activistas de izquierda. Sin embargo, no lograron crear un movimiento fascista de masas. En el punto más alto de su actividad, AD no superó los 2,000 miembros (algunos de los acusados mencionan 700-1000 miembros, otros 2.000, Michaloliakos 3.000, mientras que otras fuentes informan de hasta 5.000 miembros). La principal razón de esto es la fuerza objetiva numérica y organizativa del movimiento obrero. La clase obrera griega es mucho más numerosa en comparación con el período de entreguerras, durante el cual surgieron movimientos fascistas en Europa. Capas como los profesores, los funcionarios, los alumnos y los estudiantes, que en el período de entreguerras apoyaron a los movimientos fascistas, ahora son sectores combativos del movimiento obrero. La pequeña burguesía se ha reducido desde el período de entreguerras y es incapaz de crear un movimiento fascista de masas.
El papel principal del fascismo es aterrorizar y finalmente aplastar al movimiento obrero y establecer una dictadura fascista que proscriba las organizaciones obreras, tanto políticas como sindicales, y actúe con mano de hierro para defender los intereses de las grandes empresas. Sin embargo, como explicamos, las condiciones objetivas no permitían tal cosa y la dirección de AD, sobreestimando la madurez de la oportunidad, se extralimitó al asesinar a Fissas. La clase dominante, temiendo las consecuencias que el asesinato de Fsssas tendría en la conciencia de cientos de miles de jóvenes, se movilizó para prohibir las acciones de AD e inmediatamente inició un proceso de juicio contra la organización. Al mismo tiempo, avanzó hacia un bonapartismo parlamentario burgués relativamente suave (elevando al Estado por encima de la sociedad y de los grilletes democráticos), que se reflejó en la aprobación de leyes inconstitucionales sin consulta en el parlamento, medidas contra manifestaciones y huelgas, etc.
La breve estabilización del capitalismo griego con la anémica recuperación del período 2016-2019 y la traición de la dirección de SYRIZA en 2015 reagruparon a la pequeña burguesía en torno a los partidos burgueses tradicionales y socavó el apoyo de AD y de la extrema derecha demagógica (con la única excepción de la formación inestable en torno al demagogo de derecha Velopoulos llamado «Solución griega»). Sin embargo, la escalada de la crisis del capitalismo griego y mundial que ya ha comenzado y continuará con mayor intensidad en los próximos años volverá a crear las condiciones para el fortalecimiento de la extrema derecha.
Las múltiples escisiones de AD y sus perspectivas
La disolución de las organizaciones locales de AD tras el inicio del juicio y el encarcelamiento de sus líderes crearon fisuras dentro de la organización. En los últimos años, hemos visto a decenas de dirigentes irse y volverse hacia partidos burgueses demagógicos, mientras que otros han creado nuevas organizaciones de extrema derecha. La única organización que parece tener futuro es un nuevo partido creado por Kasidiaris (uno de los principales líderes de AD) llamado “Griegos por la Patria”, que se formó después de que dejó AD el pasado mayo. Las perspectivas de AD con los “viejos” dirigentes que quedan al frente, principalmente su generación fundadora, incluidos Michaloliakos y Papas, no son prometedoras.
Debido a su popularidad, Kasidiaris puede reunir en su nueva organización a algunos cientos de jóvenes fascistas que formaron los escuadrones de ataque de AD y movilizarlos nuevamente en un futuro cercano bajo un disfraz de legitimidad civil. El propio Kasidiaris, así como los cientos de miembros que vienen de AD y lo apoyan, son fascistas impenitentes y no solo políticos demagógicos de extrema derecha. Su propósito sigue siendo el mismo que el de AD: el aplastamiento del movimiento obrero y de la juventud combativa.
Además, es probable que el posible colapso del partido de Velopoulos, que se basó en los votos del norte de Grecia sobre la cuestión macedonia, fortalezca aún más la organización de Kasidiaris, lo que reagrupará a la extrema derecha. Combinado con la posibilidad de que la clase obrera no tome el poder, esto volverá a traer al frente a los fascistas (con o sin Kasidiaris como su líder), que se basan en la pequeña burguesía devastada por la crisis y el lumpenproletariado para atacar a la clase obrera.
El papel de la izquierda y el movimiento obrero en el aplastamiento de la amenaza fascista
Lo principal que permitió a AD aterrorizar y matar a inmigrantes y activistas de izquierda no fue su fuerza y número, sino la actitud pasiva de los dirigentes de los partidos obreros, es decir, el KKE y SYRIZA, y de los sindicatos, que no tomaron ninguna iniciativa ni medidas serias para proteger a inmigrantes y activistas. El papel de las organizaciones políticas y sindicales y del movimiento obrero en general es crucial para aplastar la amenaza fascista.
Los dirigentes de las organizaciones obreras cultivan ilusiones en el movimiento antifascista y obrero sobre el papel de la justicia civil en la lucha contra el fascismo, en lugar de luchar con métodos combativos contra él y preparar su eliminación definitiva derrocando el capitalismo. Debe quedar claro a todos los militantes que no podemos confiar en los mecanismos del Estado burgués para aplastar a los fascistas. La policía, el ejército, los tribunales, el parlamento y el gobierno son instituciones estatales oficiales de la clase capitalista para mantener su dominio sobre la clase trabajadora. Las organizaciones fascistas son instrumentos de reserva extraoficiales del Estado burgués para aterrorizar al movimiento obrero. En tiempos de crisis capitalista, cuando la clase dominante ya no puede gobernar con métodos democráticos, el papel de los fascistas se intensifica y comienzan a llevar a cabo ataques no solo con inmpunidad sino con el apoyo del Estado. Basta decir que el asesino de Pavlos Fissas, llamado Giorgos Rupakias, lo mató en presencia de policías, que no hicieron nada. Cuando finalmente lo arrestó un policía, Rupakias dijo: “Lo hice, pero no se lo digas a nadie, soy uno de ustedes”. El policía luego preguntó: «¿Es usted policía?» y Rupakias respondió: “No. Soy miembro de Amanecer Dorado”.
El hecho de que los fascistas trabajen en estrecha colaboración con el Estado no significa que su acción esté estrictamente dictada por la burguesía. Hasta cierto punto, su acción es independiente y está fuera del estrecho control de la burguesía. Por eso tuvieron «grandes ideas» y sus amos finalmente tuvieron que castigarlos. Pero como los fascistas son una reserva valiosa para la burguesía, la clase dominante no quiere destruirlos por completo, aunque se vieron obligados a condenarlos.
Desafortunadamente, los dirigentes reformistas de las organizaciones obreras de masas están cultivando estas ilusiones al no tomar medidas efectivas para la autodefensa de los trabajadores e inmigrantes contra los ataques fascistas, y al confiar ciegamente en que el Estado burgués neutralizará la amenaza fascista.
El movimiento obrero, más allá de exigir el más severo castigo (los miembros de AD han sido declarados culpables y el propio partido fue condenado como organización criminal, pero las penas aún no se han decidido), debe estar preparado para el creciente predominio de los fascistas en los próximos años. El frente único de las organizaciones obreras y la creación de grupos de autodefensa de los trabajadores en huelgas y mítines contra los fascistas es una necesidad. La violencia fascista debe enfrentarse con una acción masiva y organizada del movimiento obrero. Al mismo tiempo, todo trabajador debe entender que el aplastamiento final del fascismo solo puede llegar con el derrocamiento del capitalismo, el sistema que da origen al fascismo para que aplaste al movimiento obrero. La lucha contra el fascismo es una lucha contra el capitalismo y está ligada a la preparación del poder obrero y al triunfo de la revolución socialista, que barrerá a los fascistas y a los capitalistas que los financian y apoyan.