Los discursos de transformación no se han materializado para mejorar la situación laboral de un sector de trabajadores, tal es el caso de los aproximadamente 10 mil trabajadores de base que laboran en el Gobierno de la Ciudad de México, que fueron basificados en el año 2018 con un nivel salarial 469, el cual está por debajo del salario mínimo nacional establecido, al igual que sus prestaciones, también se les niega los derechos sindicales más básicos.
El salario mensual de 10 mil trabajadores de base, de las diversas alcaldías y secretarías del Gobierno de la Ciudad de México es de apenas $2,896, además las percepciones por concepto de prestaciones también están por debajo del resto de los trabajadores de base. Por si fuera poco se les niega el derecho a sindicalizarse, ya que, ni el Gobierno de la Ciudad de México, ni la dirigencia del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX) otorgan el dígito sindical, que es necesario para que los trabajadores puedan gozar de ese derecho.
En el 2018 fueron basificados cerca de 10 mil trabajadores bajo estas condiciones. Aunque esta acción fue impulsada por el entonces Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, se debe de señalar que la relación laboral de estos trabajadores no es con un jefe de gobierno en particular, sino con el Gobierno de la Ciudad de México.
Este es un caso más de precariedad laboral en el Gobierno de la Ciudad de México, en donde miles de trabajadores tienen que sortear las dificultades económicas mediante contratos temporales, salarios bajos y condiciones de trabajo indignas.
Los trabajadores de nivel 469 están distribuidos en todas las alcaldías y secretarías del gobierno de la ciudad, sus condiciones violentan lo mínimo establecido en las reglamentaciones que regulan las relaciones de los trabajadores del Estado, como son: la Ley Federal de Trabajo y las Condiciones Generales de Trabajo del Gobierno de la Ciudad de México. Incluso la propia Constitución de la Ciudad de México establece condiciones mínimas en el terreno laboral.
Sin embargo, como sabemos, las concesiones que los trabajadores podemos conseguir en los márgenes de la ley y los reglamentos, son letra muerta sino existe la organización que haga valer esos derechos conquistados por luchas en el pasado.
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Somos conscientes que, una ley o reglamento favorable para los trabajadores, en el margen del actual sistema no son regalos o concesiones por parte de los gobiernos o la patronal, sino que son producto de la organización y la lucha de las generaciones pasadas de la clase trabajadora. Un derecho conquistado, sino se ejerce de manera colectiva mediante la organización y se defiende con la movilización, se buscará desaparezca a la primera oportunidad o simplemente sea olvidado por parte de la patronal y los gobiernos.
En la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado establece que:
Artículo 14: – Serán condiciones nulas y no obligarán a los trabajadores, aun cuando las admitieran expresamente, las que estipulen:
IV.- Un salario inferior al mínimo establecido para los trabajadores en general, en el lugar donde se presten los servicios…
Artículo 33: El sueldo o salario será uniforme para cada uno de los puestos consignados en el catálogo general de puestos del Gobierno Federal y se fijará en los tabuladores regionales, quedando comprendidos en el Presupuesto General de Ingresos.
Lo cual se interpreta que un trabajador no puede percibir un salario menor a otro cuando los dos realicen el mismo trabajo o función, el cual está establecido en el catálogo general de puestos, en este caso del Gobierno de la Ciudad de México. Además, si un trabajador percibe un salario menor al mínimo establecido, estas condiciones tienen que ser declaradas nulas y sustituirse por aquellas que estén establecidas y les sean más favorables al propio trabajador.
Además, en la propia Constitución del Gobierno de la Ciudad de México en el Artículo 10, inciso C, de las relaciones de las instituciones públicas de la Ciudad con sus trabajadores, dice:
1. Las personas trabajadoras que presten sus servicios en los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial de la Ciudad, en los organismos autónomos y en las alcaldías, tienen derecho a la plena libertad de asociación sindical, tanto en sindicatos como en federaciones según convenga a sus intereses, en el marco de un modelo democrático que permita el pleno ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones en la materia. Se garantizará el voto libre, universal y secreto para la elección de los dirigentes sindicales y de los representantes y delegados en los términos que fije la ley.
4. Las autoridades garantizarán que en las relaciones de trabajo no existan formas de simulación y contratación precaria que tiendan a desvirtuar la existencia, naturaleza y duración de las mismas.
6. Las autoridades de la Ciudad garantizarán a sus trabajadoras y trabajadores un salario remunerador en los términos reconocidos por esta Constitución y que en ningún caso deberá de ser menor al doble del salario mínimo general vigente en el país.
La redacción es clara, en teoría el Gobierno de la Ciudad de México debe garantizar el derecho a la plena libertad sindical a que no existan “formas de simulación y contratación precaria” y que el salario de los trabajadores “no deberá ser menor al doble del salario mínimo general”.
Si los propios gobernantes y autoridades del Gobierno de la Ciudad de México cumplieran lo que ellos mismos han firmado y a lo que se han comprometido, el nivel salarial 469 no tendría porque existir, los más de 10 mil trabajadores que sostienen a sus familias con un salario menor al mínimo, estarían percibiendo lo equivalente a lo que los demás trabajadores de base del gobierno de la Ciudad de acuerdo a sus funciones y estos trabajadores no tendrían que estar emprendiendo una lucha para que, el gobierno y los dirigentes sindicales les otorguen el dígito sindical.
Sin embargo, tal y como argumentó el estadista y poeta ateniense Solón “Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso”.
Los gobiernos y los patrones se dan el lujo de romper las leyes que ellos mismos han ratificado, porque su fuerza y poder radica en el control que tienen del poder político y económico; los trabajadores, muchas veces atomizados, divididos, somos presa de las telarañas legales y jurídicas.
Sucede que, cuando los trabajadores acudimos de manera individual a resolver algún problema laboral, o exigir un derecho, las instituciones archivan nuestra petición; cosa contraria sucede cuando nos identificamos como parte de la clase trabajadora, en nuestra área de trabajo, en nuestro sector o a nivel general y acudimos de manera organizada y movilizada a exigir derechos o realizar alguna petición concreta.
La fuerza de los trabajadores está en nuestro número, la mayoría de la sociedad somos parte de la clase trabajadora, tenemos que vender nuestra fuerza de trabajo para subsistir; pero también está en el rol que jugamos en la actual sociedad. Por ejemplo, ¿funcionarían las oficinas, los centros de atención, el Sistema de Aguas, Las obras públicas, el cobro de los impuestos y demás áreas del Gobierno de la Ciudad de México sin los trabajadores en su conjunto? Evidentemente que no. Esa es la fuerza que tenemos los trabajadores, nosotros somos los que hacemos funcionar la economía y los que hacen funcionar a la Ciudad de México; el gran problema es que en muchas ocasiones estamos divididos, atomizados y no nos damos cuenta de la gran fuerza que tenemos si nos organizamos de forma consciente y nos movilizamos.
De ahí la importancia que los trabajadores de nivel 469 se organicen y se movilicen para lograr sus demandas, situación que ya ha comenzado.
Durante el mes de octubre y diciembre, cientos de trabajadores de nivel salarial 469 se organizaron y salieron a las calles, acudieron a diversas instancias demandando mejores condiciones laborales. Los funcionarios públicos, hábiles en el trato con los movimientos sociales, les dieron largas a sus peticiones; un sector de los líderes del propio movimiento, por ingenuidad, falta de experiencia o desconfianza en los trabajadores, se adaptó a esa dinámica que el propio gobierno impuso. Hasta la fecha en las mesas de trabajo no hay ningún resultado concreto.
A partir de esa situación un grupo de trabajadores ha impulsado la creación del Movimiento Democrático 469 de la Ciudad de México, la experiencia de las movilizaciones del año pasado les enseño que solamente mediante la organización consciente y la movilización en las calles se podrá cambiar la correlación de fuerzas para que estas sean favorables para los trabajadores y evitar que el gobierno se burle de sus propios trabajadores.
Sus peticiones son: la homologación de su salario y prestaciones a las establecidas en las Condiciones Generales de Trabajo del Gobierno de la Ciudad, la Ley Federal del Trabajo y todo aquello que regule las relaciones laborales de los trabajadores del Estado, la obtención del dígito sindical y mejores condiciones laborales.
Han impulsado un proceso de organización del movimiento mediante asambleas por alcaldías y secretarias, han usado hábilmente las redes sociales para difundir su lucha y sus demandas, han aprendido a hablar con los trabajadores de uno por uno para integrarlos a la lucha y han comenzado a establecer vínculos con otros sectores de trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México, sindicalizados, con contrato temporal, que se organizan por una demanda concreta; por que han entendido que en la unidad de la clase trabajadora se encuentra su fortaleza.
También, comienzan a trabajar en un proceso de formación y concientización de los trabajadores, leyendo no solamente las leyes que rigen las relaciones laborales, sino teoría política para la acción combativa de la clase trabajadora. Acertadamente han comenzado a publicar un Boletín Informativo, que por ahora es digital.
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Además, han lanzado a su vez una convocatoria a una manifestación para el día 21 de mayo a las 10 de la mañana, la cual partirá del Monumento a la Revolución rumbo al Zócalo capitalino.
Todo esto en una situación nacional adversa, debido a las medidas de confinamiento que aún prevalecen con la pandemia de Covid-19.
Los trabajadores y jóvenes conscientes debemos apoyar y hermanarnos el proceso de conformación y estructuración del Movimiento Democrático 469 de la Ciudad de México, sus demandas son legítimas y su lucha debe triunfar.
Su lucha se enmarca, en las batallas cotidianas que la clase obrera en este país y a nivel mundial emprende para impedir ser arrojados a las filas de la precarización y la pobreza. Estas batallas son una gran escuela de organización y de conclusiones políticas de la clase trabajadora, en ellas aprendemos a identificarnos y pelear un futuro digno mediante la organización y la lucha.
El Movimiento Democrático 469 de la Ciudad de México, ha comenzado a apropiarse de la consigna de la I Internacional impulsada por Carlos Marx: “La emancipación de la clase trabajadora, será obra de los trabajadores mismos”.
¡Adelante en esta batalla!