Escrito por: Carlos Márquez
Ha sido indignante el abuso policiaco sufrido en la colonia San Juanico del municipio de Tlalnepantla, Estado de México. Cientos de policías de la Ciudad de México ingresaron a nuestro barrio, algunos medios de comunicación señalan que fue para perseguir a 4 ladrones, aunque las causas siguen sin estar claras. El operativo fue descomunal y extremadamente violento. La policía arremetió contra nuestros vecinos indefensos golpeándolos con brutalidad, pateando las puertas de las casas e incluso entrando a ellas y destrozando los autos y comercios. La policía capitalina, en medio de la población inocente, detonó sus armas de fuego. San Juanico es pueblo trabajador, no somos delincuentes y no debemos ser tratados como criminales. Los agredidos era gente que no tenía que ver con la delincuencia. Muchos jóvenes, amigos, comerciantes que conocemos, familiares o simples vecinos fueron perseguidos, agredidos y golpeados. Vecinos filmaron esto desde sus ventanas y quien no presenció esto directamente se fue enterando generando una enorme indignación en la colonia.
Algunos vecinos comenzaron a tomar la autopista México Pachuca, sonaron las campanas. El sacerdote Felipe, de la iglesia de Santa Rosa, en la zona de Lomas donde sucedieron las mayores agresiones, congregó un gran contingente que encabezó para sumarse al cierre de la autopista.
En la parte baja de la colonia, nos fuimos congregando en la Plaza Ricardo Flores Magón, frente a la iglesia de San Juan. Primeramente fuimos a la delegación para exigir una explicación a la policía local. Había enojo y reclamos de los vecinos. Se oían gritos contra los policías locales que se muestran muy activos para arrestar a alguien que simplemente se toma una cerveza en la calle y ahora que el pueblo es agredido no hicieron nada para protegernos.
Un jefe policiaco habló a los congregados diciendo que ellos no fueron avisados del operativo, que se enteraron por las publicaciones en WhatsApp que nosotros mismos mandamos y que cuando fue una de sus patrullas vieron que había 350 policías de la Ciudad de México y no podían intervenir y pidieron refuerzos. Prometieron hacer las denuncias pertinentes, explicación que no dejó conforme a los asistentes que queríamos justicia ya. Incluso los policías locales, que denunciaron la violación de la autonomía del municipio, estuvieron de acuerdo en marchar y sumarse a la toma de la México Pachuca para que las autoridades de Ciudad de México dieran una explicación, también el sacerdote Jesús de San Juan estaba presente en la marcha.
Se ha vivido un ambiente de unidad, en medio del ataque estatal sale el orgullo del barrio. Al grito de “San Juanico” o “El pueblo unido, jamás será vencido” se marchaba y se tomaban las calles y la autopista. Troncos incendiados en esta importante arteria eran rodeados por los vecinos. Había de todo, trabajadores, estudiantes, los vendedores del mercado, amas de casa, las viejitas que te encuentras en la iglesia, niños así como los habitantes marginalizados, ante todo jóvenes. Un grupo de estudiantes hicieron una manta sobre la autopista con aerosol que decía “San Juanico exigimos justicia”, otros fortalecían la toma del otro lado de la autopista (pues se cerraron ambos sentidos), había reporteros, en medio de la avenida se hacían reuniones y se daban discursos de indignación.
Un domingo que parecía normal de repente se convirtió en una noche de protesta. Saliendo del cine o de la iglesia o estando en la calle o en la casa o en la cama, de repente, muchas veces sin saber cómo, nos vimos envueltos en esta protesta. Algunos, quizás por miedo, se quedaron en casa pero están sumamente indignados con lo ocurrido y hay una base para seguir la lucha exigiendo justicia. La fuerza nos la ha dado la unidad y la acción contundente.
Es intolerable lo ocurrido y se necesita una explicación clara y justicia para los agredidos. La mayoría de los noticieros muestran su verdadera cara y parcialidad, así como han mentido antes sobre las luchas sindicales como las de los maestros ahora dan versiones parciales y distorsionadas sobre lo que pasa en San Juanico, hablan de la violencia de la población pero no hay una condena a la agresión que fuimos victima (que si acaso mencionan sin mostrar su magnitud) por parte de las fuerzas estatales de la ciudad de México.
¿Por qué ha habido un operativo de esa magnitud con cientos de policías de la Ciudad de México en el Estado de México, al parecer rompiendo todos los protocolos? ¿Por qué han agredido a la población inocente e incluso allanado sus hogares? ¿Por qué las autoridades del Edomex y Tlalnepantla se mostraron incompetentes? Son algunas de las preguntas que deben ser aclaradas.
San Juanico expresa el ambiente explosivo que hay en la sociedad, donde cualquier acontecimiento indignante puede levantar enormes fuerzas, incluso de capas que nunca se han movilizado en sus vidas. Esa enorme indignación se puede expresar de diversas formas pero si no se organiza y canaliza correctamente puede llevar a métodos contraproducentes.
En un momento, en las barricadas de la México Pachuca, los policías locales que se sumaron a la protesta, emprendieron su retirada, en ese momento fueron agredidos a piedras por la gente más marginada de la colonia (que tiene muchas razones para odiar a las fuerzas estatales en su conjunto). Eso provocó que un importante sector de los vecinos decidiera retirarse de la protesta. Es un detalle aislado que no puede manchar el conjunto de la lucha pero de la que podemos sacar algunas lecciones.
No olvidemos la experiencia pasada, cuando fue la lucha contra el gasolinazo, el Estado promovió el asalto de tiendas comerciales para desprestigiar la lucha. En San Juanico eso llevó a un ambiente de temor donde se cerraron todos los comercios en un ambiente lleno de rumores, muchas veces falsos, que buscaban confundir y desmovilizar. Es decir que si no nos mantenemos unidos bajo métodos de masa podría esta lucha debilitarse con acciones que no sean aceptadas por el conjunto de la población incluso provocando disolver el movimiento. Los medios de comunicación dan información parcial y distorsionada para prepararse, por si el movimiento evoluciona, para apoyarse en una o dos acciones aisladas de violencia para tratar de desprestigiar el movimiento en su conjunto.
La violencia vino del Estado y no se trata de quedarnos con los brazos cruzados. Ayer en la noche hubo intentos de agresión de policías contra la toma de la México Pachuca que correctamente fueron repelidos. La autodefensa es legítima, pero en esencia todo método que ayude a la unidad y a avanzar en la lucha es positivo y todo el que nos dispersa, divide y aleja de nuestros objetivos debe ser rechazados.
Lo que tenemos es un movimiento legítimo de la población que ha levantado a las distintas capas de la colonia. Es un movimiento que rechaza la violencia Estatal y exige justicia. La unidad es importante, el instinto de llevar adelante la lucha ahora mismo es legítimo, eso permitió mantener durante toda la noche, y hasta el momento que escribimos estas líneas, la toma de la autopista. Esto ha llamado la atención a miles de vecinos de la Ciudad de México y el Estado de México que se han visto colateralmente afectados y han tenido que mirar a ver qué ha pasado en San Juanico.
Esta protesta ya ha obligado al Estado a prometer que habrá seguimiento a las denuncias. El padre Felipe, de Santa Rosa, ha ganado mucha autoridad pues mostró una postura valiente y ha sido parte de los intermediarios con las autoridades, pero él no es un político o luchador social con larga experiencia y por eso es necesario tomar medidas de decisión y organización más colectivas que permitan que esta lucha llegue a un buen fin. ¿Cómo conseguir mantener la unidad con gente tan diversa? Con métodos como la realización de asambleas generales. Las asambleas permiten que las opiniones divergentes se pongan a discusión pero al final lleguemos a acuerdos comunes y las decisiones tengan el consenso de todos. Se deben formar ahí comisiones como de enlace o de prensa y propaganda para que den información precisa sobre lo ocurrido contrarrestando las mentiras, divulguen denuncias, los avances de la lucha y las acciones a seguir y esta información pueda difundirse en las redes sociales, con carteles en las zonas transitadas e incluso en los anuncios de las misas.
No es tolerable lo que ha ocurrido y debe haber justicia y nuestra organización ser tan contundente para que el Estado la piense más de dos veces antes de intentar atacar a la población de la forma en que lo hicieron.
Debemos exigir clarificación de por qué se hizo esa injerencia de la policiaca de la Ciudad de México, por qué la ineptitud de la policía local, que se castigue a los culpables (no solo a dos chivos expiatorios), que haya atención médica e indemnización para todos los agredidos y que hayan perdido pertenencias en esta gresca que nos impuso el Estado. El problema no es sólo de nuestra colonia, también debemos exigir que haya verdadera seguridad, que la policía deje de extorsionarnos y agredirnos, que se acabe con los asaltos, agresiones a las mujeres, se combata las extorsiones, secuestros e incluso asesinatos y feminicidios a las que somos víctimas en el Edomex y en San Juanico.
Lo lamentable es que lo que ocurrió en San Juanico puede ocurrir en cualquier otro lado, por eso ésta lucha debe servir de experiencia para la gente de otras colonias. La violencia en San Juanico crece y en el Estado de México y en el país es ya intolerable. Así como se ha dado una muestra contundente de unidad en nuestra colonia necesitamos una fuerte unidad del conjunto de la población trabajadora del Edomex y el país para que se acabe la violencia Estatal y del resto de la delincuencia contra el pueblo trabajador.
¡Unidos y organizados venceremos!