Desde mediados de marzo de 2021, López Obrador en las mañaneras mencionaba que era necesario regresar a clases presenciales en educación básica, que esperaba que se terminara el ciclo escolar en forma presencial. De igual forma, a mediados de abril se anunciaba ya el calendario de vacunación para trabajadores del sector educativo.
En un primer momento, después de las primeras declaraciones de López Obrador se dieron una serie de opiniones contradictorias por parte de diferentes autoridades federales y de la actual jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum. Se miraba que las declaraciones de AMLO los habían agarrado mal parados. Parecía que los funcionarios de alto nivel no se habían sentado a analizar la reapertura de las escuelas. Tiempo después de las declaraciones de AMLO, toda la estructura gubernamental se dio a la tarea de “preparar el regreso” a clases. Es cierto que para entonces la taza de contagios ya había disminuido y nos encontrábamos ante una situación donde la población de la tercera edad estaba vacunada casi en su totalidad. Si era posible analizar el regreso a clases, pero no de forma apresurada como se estaba planteando.
Otras declaraciones que llaman la atención son las de la Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, en sentido de que no se presionaría a los profesores para el regreso a las aulas. Suena a un chiste bastante malo. Hay estados en donde la organización magisterial democrática permite frenar indicaciones arbitrarias de las autoridades pero en gran parte del país, principalmente en la Ciudad de México y el Estado de México, las indicaciones de los altos funcionarios no se analizan, no se preguntan, no consensan, sólo se tienen que cumplir. El hostigamiento, la represión y el autoritarismo se mantienen como en los mejores momentos de los gobiernos de la derecha. Por otro lado, el charrismo sindical no cuestiona ninguna orden de la SEP, sigue poniéndose de tapete. Mantiene la representación “legal” de los trabajadores, pero no actúan en defensa de sus derechos.
A finales de mayo, como lo marcaba el plan de vacunación los trabajadores del magisterio, terminaban por ser vacunados en su totalidad y se pensaba que 15 días después regresaremos a clases presenciales. El planteamiento era regresar el 7 de junio. Es un hecho que se estaban haciendo las cosas de forma apresurada y sin consenso. Algo similar a la preparación de los nuevos libros de texto que se elaboraron en dos semanas.
No existen las condiciones mínimas para el regreso a clases. Para hacerlo se necesita que toda la población este vacunada. Y que se tengan todos los insumos necesarios, los cuales seguramente los tendrán que poner las familias y los trabajadores. La infraestructura como instalaciones eléctricas y principalmente sanitarias están obsoletas y en este año se han deteriorado aún más por la falta de uso. Esto es doblemente verdad para las zonas rurales y más alejadas donde ni siquiera hay este tipo de instalaciones.
Parecía que la decisión obedecía a cuestiones políticas-electorales o con la intención de reactivar la economía a costa de la salud de los trabajadores.
Tenemos que reconocer que importantes recursos se están destinando al plan de vacunación. Si los trabajadores hubiéramos votado por un gobierno del PRI o del PAN, seguramente muchos de esos recursos ya se hubieran ido a los bolsillos de los funcionarios y los primeros vacunados serían los amigos del gobierno. Las familias trabajadoras hubiéramos sido golpeados todavía de manera más severa en esta pandemia.
Estamos de acuerdo en la importancia de la vacunación a los trabajadores de la educación. Coincidimos en que es necesario la reapertura de las escuelas, pero siempre y cuando las condiciones lo permitan. Y Siempre hemos defendido que las decisiones se deben tomar de manera democrática, con las comunidades escolares y no un acuerdo simulado.
Las escuelas en la Ciudad de México
En la capital, en todos los niveles de educación básica, ya se había dado la orden para el retorno a clases presenciales. Las autoridades educativas de todos los niveles, sin ningún tipo de consenso, comenzaba a presionar a los maestros y trabajadores administrativos para que se presentaran el 7 de junio. Además de imponer las fechas para la limpieza de las escuelas de manera precipitada. Sin embargo, el 27 de mayo la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México emitió un documento, desde nuestro punto de vista es Inédito, “Orientaciones sobre el regreso a la escuela durante el ciclo escolar 2021-2021” donde creemos que los puntos nodales se contenía en los numerales 2.4 y 2.9.
2.4 La reapertura de las escuelas. Esta se realizará en los términos que apruebe el Consejo Técnico Escolar.
2.9 Regreso voluntario. El regreso presencial a la escuela es voluntario para estudiantes, docentes, personal administrativo y de apoyo a la educación.
Por primera vez en décadas la comunidad escolar podía tomar una decisión de forma consensuada, además de que no era una instrucción vertical. Y frente a la pandemia la decisión era de vital importancia.
Aunque en las últimas declaraciones de Claudia Sheinbaum aseguró que el 72%, 2 mil 783 de las cuatro mil escuelas públicas de educación básica de la CDMX, habían acordado regresar a clases. La realidad es otra. En las consultas a los padres de familia y en las reuniones programadas el 31 de mayo para docentes y no docentes. La gran mayoría de los sectores de padres y trabajadores del magisterio votó en contra de regresar a clases presenciales. Se tenía plena conciencia que era un regreso apresurado y que no existían las condiciones de seguridad ante la pandemia. Centenares de escuelas abrieron el 7 de junio, sólo con directivos y unos cuantos trabajadores, la inmensa mayoría continuara trabajando a distancia.
Mantenemos la posición de que López Obrador es susceptible a las demandas de los trabajadores. Ya se visualizaba un descontento generalizado por el regreso a las aulas de manera apresurada. La orden vino de la presidencia, de que el regreso fuera voluntario. Aunque los mandos medios de la SEP siguen siendo los mismos y anhelan el regreso de los gobiernos de derecha, por el momento tuvieron que acatar la orden. Un balde de agua fría cayó sobre las cabezas de los funcionarios cuando leyeron en el documento que se daba la opción de consensuar el regreso.
Regreso en los Estados
A finales de mayo, Campeche y Nayarit suspendieron clases presenciales que tenían poco de haber iniciado tras un alza de contagios y regreso a semáforo amarillo. Otro indicador de que la pandemia no ha sido controlada.
El gobierno de la 4T ya ha dado la instrucción de que el regreso sea voluntario y va a permitir que los funcionarios encargados de la educación en los estados decidan cómo implementar esta situación. Incluso ha instrumentado ciertos mecanismos como la reunión que el 3 de junio tuvo Delfina Álvarez con Alfonso Cepeda. Y es ahí donde nos oponemos a que un gobierno que se dice de izquierda siga teniendo tratos con los charros del SNTE. Estos engendros no representan a nadie, deben ser echados del sindicato, el gobierno de la 4T debería desconocerlos, sin embargo, la reunión antes mencionada deja en claro que no tienen pensado hacerlo.
Por lo tanto, es vital que los trabajadores de la educación continuemos organizándonos. Que la puerta que abrió AMLO de regresar de manera voluntaria, la retomemos y demos la batalla para que todas las decisiones en la educación y en las escuelas sean acordadas democráticamente. Luchar y tomar el control de nuestro sindicato para que sea una verdadera herramienta de lucha y no un elefante blanco como lo es ahora.