Yucatán es un estado conservador y machista como otros del país, sin embargo, estas expresiones incrementan al ser un estado extremadamente católico con una cultura patriarcal fuertemente instaurada en la población. Se encuentra entre las entidades con los primeros lugares en índices de alcoholismo y suicidios; en el 2019 fue el décimo lugar en incidentes de violencia de pareja y ese mismo año rebasó la media nacional en las cifras de abuso sexual y violencia de género. Con la contingencia implementada para enfrentar la pandemia del COVID-19, los casos por violencia han aumentado considerablemente. Se registró un incremento en las llamadas por violencia familiar y el Instituto Municipal de la Mujer de Mérida informó estar al 100 por ciento de ocupación, aun así, el gobierno ha anunciado una supuesta disminución de la violencia a partir de la activación de la ley seca, una estrategia poco congruente si se toma en cuenta en primer lugar el alto índice de alcoholismo en el Estado y en segundo, que la violencia se genera mayormente al interior de los hogares yucatecos.
Estos problemas están claramente ligados a nuestra historia, desde la época de la colonia y la casta divina vimos como a la mujer se le relegó a un papel de profunda opresión. Contra esto se luchó con determinación durante el gobierno de Felipe Carrillo Puerto, con grandes avances, mostrándonos que la unidad del conjunto de los trabajadores puede permitir conquistas para la mujer. Pero esa experiencia fue frustrada y hoy vemos que se mantienen esos problemas de la sociedad de clases con su régimen patriarcal que ha arraigado fuertemente prejuicios machistas en la sociedad. La mujer aparece como la esclava de un esclavo, es necesario luchar con firmeza contra cualquier opresión contra nosotras, lucha que no puede estar desligada por un cambio profundo en la sociedad que acabe con el sistema de explotación y opresión patriarcal. En Yucatán se están dando importantes pasos en la lucha contra la opresión de la mujer que saludamos y debemos de profundizar.
En este contexto de violencia que vive la mujer yucateca, el sector estudiantil no ha quedado exento, es por ello que en los primeros días del mes de marzo del año en curso, con motivo de la conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora, se realizaron un serie de actividades en las diferentes facultades de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) con la intención de visibilizar la violencia de género que se vive en dicha casa de estudios, la misma se llevó a cabo a través de la instalación de tendederos en los cuales las alumnas denunciaban el acoso y el hostigamiento que viven en la universidad por parte tanto de profesores como de alumnos. En días posteriores, la fundadora del movimiento #UADYsinacoso Rosa Cruz Pech recibió una serie de mensajes generados desde un perfil falso, en los que la amenazan de sufrir una nueva agresión sexual e incluso hasta la muerte si no detiene el movimiento que se ha generado, utilizando en estos mensajes un lenguaje sumamente violento y vulgar. El medio de comunicación Haz ruido ha documentado estos mensajes de odio hacia la luchadora social. Sumado a estos mensajes, Rosa fue víctima un ataque más directo dado que en un incidente aún por esclarecer fueron dañados los neumáticos del vehículo familiar, por lo que interpuso una denuncia a la Fiscalía General del Estado por el delito de ciber-acoso que conllevó la decisión de situar una patrulla para que vigilara su casa 30 días. La realidad es que ésta solo se presentó un día y después simplemente no la volvieron a ver.
Al dar a conocer esta situación diversos colectivos, ONGs y activistas iniciaron una campaña en apoyo a Rosa por lo que la que la Liga de Mujeres Revolucionarias se une y se solidariza con la compañera. Nos queda claro que el actual sistema de justicia, intentará dar carpetazo a esta denuncia así como a las de muchas otras víctimas que han sufrido algún tipo de violencia de género en este estado, por lo que tenemos que ejercer presión a través de las redes sociales para así generar una red de apoyo y solidaridad, ya que entendemos que ésta es la única manera en que se puede proteger e incluso salvar la vida a más de una compañera.
El actual gobernador de Yucatán, Mauricio Vila -del Partido Acción Nacional- ha retirado la protección a víctimas y activistas con el pretexto de que debe «mantener la salud de los elementos de la Secretaría de Seguridad Publica» en el marco de la contingencia del COVID-19. Dicha acción sólo vulnera mucho más a las víctimas, como en el caso de Greta Martínez, una mujer que habiendo sobrevivido a una tentativa de feminicidio fue revictimizada cuando un juez federal reclasificó el delito como violencia familiar, por lo que su expareja y padre de su hijo se encuentran hoy libre. Ante este panorama, entendiblemente, Greta teme por su seguridad y la de su hijo. La anterior situación es solo un ejemplo más de que la atención a la violencia de genero no está dentro de la agenda del Gobierno Estatal actual ya que en definitiva no representa una prioridad a atender por parte de esta clase política para quienes incluso, les resulta incómodo tratar estos temas por aquello de la reputación.
En el caso de Rosa, este no es el primer ataque que ha recibido a su persona pues en febrero del año pasado, en víspera de las primeras actividades de #UADYsinacoso en la Facultad de Ciencias Antropológicas donde la compañera es estudiante de la Licenciatura en Historia, se implementó una campaña para tratar de desacreditarla en las redes sociales, revictimizándola, exponiendo la agresión sexual que sufriese en el 2017. Éste suceso la motivó a involucrase en el tema de la violencia hacia las mujeres, es así como una joven estudiante, con muchos temores y poco apoyo, se enfrentó a la estructura patriarcal que impera en su universidad; ya que para complicar aún más su situación, empezó a ser hostigada e intimidada por las autoridades académicas, quienes no respaldaron el proyecto alegando que la universidad ya contaba con un Programa Institucional de Igualdad de Género. Sin embargo, éste en realidad no funcionaba al no tener un protocolo efectivo para los casos que ya se habían identificado, por lo que Rosa y sus compañeras deciden dar un paso más y crean la página de Facebook para llevar adelante el proyecto de manera autónoma a la universidad y con recursos propios.
Solo en la primera semana desde que fuese lanzada la página se registraron más de 49 denuncias (en este año aumentaron las denuncias a más 500 después de los tendederos de marzo). Esta plataforma en redes sociales se convirtió así en un espacio seguro para que alumnas pudieran hablar de sus casos. En primera instancia el proyecto solo buscaba visibilizar la violencia de género en la Facultad donde estudia Rosa, pero compañeras de otras facultades también comenzaron a solicitar apoyo por lo que Rosa y su equipo optaron por llevar a cabo charlas en las diferentes facultades en donde se fueron generando células de #UADYsinacoso. Así lo que empezó en una facultad se extendió a otras abarcando 9 de las 15 facultades con las que cuenta la UADY.
Se expusieron los casos de acoso, hostigamiento, abuso e incluso violaciones por parte alumnos. Lo más escandaloso es que esto se cometió por parte de maestros, algunos de los cuales incluso pertenecían a la dirección del sindicato. Al notar la gravedad de los casos y al no existir un protocolo, se tomó la decisión de iniciar procedimientos legales cuando la víctima así lo solicitaba, ya que los funcionarios de la universidad se negaban a tomar la responsabilidad que les correspondía. Es sólo hasta que se hace viral en redes sociales la denuncia a un maestro por abuso sexual a una alumna y por hostigamiento sexual a otras tres alumnas de la Prepa 1 que los alumnos del plantel organizan una marcha el día 10 de Junio de 2019 desde las instalaciones de dicha prepa hasta el edificio central de la UADY y al sentir que la renombrada universidad estaba ante los ojos de todos los medios que el 4 de julio el Consejo Universitario aprueba el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, Discriminación, Hostigamiento y Acoso Sexual. Este, a pesar de ser un avance y un claro triunfo por parte de los estudiantes y del movimiento #UADYsinacoso, no es la solución per se a la violencia que viven las estudiantes, sin embargo, es necesario como herramienta para garantizar un proceso adecuado a las denuncias que ellas presenten sin revictimizarlas y a partir de estas se pueda presionar para que el proceso se realice de una manera correcta.
Este movimiento que ha liderado Rosa ha generado que lo que estaba oculto y era un tema tabú, por fin saliera a la luz, es algo histórico ya que en la UADY desde su fundación hace 98 años no se había visto involucrada en un movimiento tan fuerte, que expone la violencia estructural que ha larvado en las instancias de la institución durante demasiado tiempo. Y es que las denuncias no se han quedado solo en el ámbito del hostigamiento, el acoso y la violencia sexual. Pareciera que al abrirse las ventanas y permitir la entrada de aire fresco, esto ha animado al alumnado a dar a conocer casos de discriminación y lenguaje incitando al odio, entre otros tipos de violencia. Es claro pues que el hartazgo a estas actitudes machistas es tan fuerte que se ha desbordado y ha puesto en jaque a los directivos de la universidad que ante su incompetencia no pudieron atender las justas demandas del movimiento, lo que ha llevado a que incluso se haya ya conformado una asamblea de mujeres estudiantes.
#UADYsinacoso es una auténtica historia de éxito en la toma de conciencia de los estudiantes de esta universidad, actualmente existen células en instituciones educativas de otros estados como en Hidalgo y Campeche. Así mismo, todo este periodo de lucha ha motivado a que se generen otros colectivos y agrupaciones de estudiantes y personas de la sociedad civil para organizarse en torno a la violencia estructural del estado, convirtiendo al 2019 en un año coyuntural para el movimiento social en general y para el movimiento de mujeres en particular en el Estado de Yucatán. Esto quedó de manifiesto en la marcha del 8 de marzo del año en curso en donde en la ciudad de Mérida participaron más de 7 mil personas entre estudiantes, colectivos, organizaciones, activistas, etc., así como la población en general, algo nunca visto anteriormente en la capital del estado.
Por esta razón es necesario reivindicar los orígenes revolucionarios de la UADY, fundada por el gobernador Felipe Carrillo Puerto el 25 de febrero de 1922 con el nombre de Univrsidad Nacional del Sureste, (posteriormente se haría el cambio al nombre de la universidad como actualmente se le conoce) con la intención de generar una educación laica y racionalista en donde los hijos de los trabajadores del campo pudieran estudiar, una de las tantas obras a favor de los estamentos más desfavorecidos que se realizaron a través del Partido Socialista del Sureste.
Yucatán tiene una historia revolucionaria, no siempre ha sido el estado con prejuicios religiosos y moralistas como actualmente se le conoce, incluso, paradójicamente, se le ha llegado a llamar “la cuna del feminismo latinoamericano”, por lo que la historia de la lucha de la mujer en México no puede ser entendida ni justamente dimensionada sin el valioso aporte de las mujeres yucatecas, desde La Siempreviva fundada por Rita Cetina en el año de 1870 -conformada por una revista y una escuela con el mismo nombre- en donde se difundían las primeras ideas feministas, la Liga Central de Resistencia Femenina de Yucatán fundada por la socialista Elvia Carrillo Puerto en 1912, hasta los primeros congresos de mujeres en 1916 promovidas por ex alumnas de la profesora Rita Cetina entre otras mujeres de gran relevancia; como consecuencia ante todas estas iniciativas de mujeres revolucionarias la reacción conservadora de Yucatán promulga el 10 de mayo de 1922 como el día de la madre como un contrapeso a la ideas de autodeterminación de la mujer.
Desde la Liga de Mujeres Revolucionarias apoyamos a las compañeras de Yucatán que se han organizado para luchar en contra de la violencia patriarcal, como lo ha hecho la compañera Rosa Cruz Pech. Así mismo, repudiamos todo tipo de agresiones en su contra; alentamos a que se multipliquen estos nuevos movimientos que se han ido generando y que seguirán creciendo, a que hagamos un frente unido ante este sistema capitalista que no nos ofrece más que miseria y violencia. Debemos ganar la batalla en la obtención de derechos básicos de las mujeres, así como también ganar espacios en las estructuras políticas, en el ámbito hasta ahora inexpugnable de la ciencia y la tecnología, en la educación, etc.
Pero es necesario estar conscientes que esto no es suficiente ya que no resuelve el problema de fondo al estar la violencia sistematizada y fuertemente arraigada en las instituciones del estado, por lo que debemos educarnos políticamente para poder encontrar las estrategias que nos permitan instaurar un sistema socialista que tenga al ser humano como el centro de interés y así erradicar la opresión de la mujer de raíz.
Referencias:
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