Desde el comienzo del año, ha habido más huelgas en Alemania que durante mucho tiempo. Primero los trabajadores postales, luego los trabajadores del sector público, y ahora los trabajadores ferroviarios han tomado medidas. Las razones de esto son obvias: la crisis económica, el aumento masivo de los precios y las pérdidas en los salarios reales de los últimos años.
El 27 de marzo tendrá lugar una gran huelga, organizada por ver.di (el segundo sindicato más grande de Alemania) y el sindicato de ferrocarriles y transportes (EVG). Esto involucrará a conductores de autobuses y trenes, así como a trabajadores de autopistas y aeropuertos.
Nota: este artículo fue publicado el jueves pasado, antes de que comenzara la huelga. ¡Pronto tendremos más cobertura!
Los sindicatos que hacen huelga son sindicatos que crecen
Las huelgas están teniendo un efecto. Ver.di ha registrado 63.000 nuevos miembros desde el comienzo del año — nunca en los 22 años de historia del sindicato se han afiliado tantas personas en los primeros tres meses del año. En todas partes se exigen salarios más altos y éstos están más que justificados en todos los sectores de la economía.
Para dar algunas cifras e ilustrar la gran disposición de los trabajadores a luchar: 42.000 de un total de 160.000 trabajadores postales organizados por ver.di han estado recientemente en huelga. Alrededor de 70.000 trabajadores de la educación salieron a las calles en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (8 de marzo). En los días de huelga nacional del 14 al 15 de marzo, 30.000 huelguistas estaban en las calles de Alemania. Y en Marburgo y Giessen, un informe de ver.di afirma:
“Listos para negociar, listos para la huelga, 800 huelguistas en Giessen y el Hospital Universitario de Marburgo están discutiendo las demandas. El único hospital universitario privatizado de Alemania o bien acepta un convenio colectivo para mejorar las condiciones y la seguridad laboral para el 24 de marzo, o habrá una huelga seria para avanzar en nuestras demanda».
En todo el país, las cosas se han detenido: muchos trabajadores, especialmente jóvenes profesionales y aprendices, están en huelga por primera vez en sus vidas. Se ha despertado un estado de ánimo militante. Los trabajadores están tomando su destino en sus propias manos y aventurándose en los sindicatos, que durante mucho tiempo habían estado estancados. Entienden que tienen que unirse para tener algún poder de combate significativo.
La colaboración social comienza a desmoronarse
Incluso las burocracias sindicales están empezando a agitarse. La dirección, que antes acostumbraba a las componendas con los jefes, se enfrenta a nuevos desafíos que debiesen inspirarla a actuar. Por primera vez en años vuelven a estar en la agenda nuevas medidas como la votación y las llamadas huelgas forzadas (a diferencia de las huelgas simbólicas, corrientes en el pasado). Sin embargo, la perspectiva de una huelga general, cuya base sería una huelga de trabajadores de infraestructura y servicios públicos, está causando pánico en ver.di y la EVG.
Los firmes lazos de colaboración social han unido a los líderes sindicales con los patrones y han asegurado la paz y el orden dentro de la clase trabajadora durante décadas. Anteriormente, los sindicatos perseguían demandas de negociación colectiva para alcanzar cifras bajas de un dígito y huelgas simbólicas para llamar la atención pública. Los patrones y los sindicatos ejercitaban sus músculos y al final llegaban a un acuerdo en la mesa de negociaciones. Una y otra vez, la clase obrera sacaba la peor parte.
Pero el 2023 es diferente. Los trabajadores han estado ebullendo bajo la tapa de la burocracia durante algún tiempo, sufriendo las presiones del COVID-19, la guerra y la inflación. Cuanto peor es la crisis, mayor es la ira de la clase obrera y más profundo es su deseo natural de organizarse.
Esto ejerce presión sobre ambos lados, tanto sobre los patrones como sobre la burocracia sindical. Ver.di trata de permitir que los trabajadores liberen vapor a través de acciones locales y huelgas aisladas en las que sólo se permite la huelga a los trabajadores de zonas o áreas específicas.
La otra parte confía en las provocaciones. El Gremio de Asociaciones de Empleadores Municipales (VKA), la contraparte de los sindicatos, aún no ha hecho ninguna oferta que no sea la ya rechazada por los negociadores de ver.di. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) gobernante muestra claramente su posición. Karin Welge, alcaldesa del SPD de la ciudad de Gelsenkirchen, es la presidenta de la VKA desde el año pasado. Nancy Faeser (SPD), Ministra Federal del Interior, también está del lado de los empleadores y ya ha cancelado su participación en la próxima ronda de negociaciones colectivas de la administración pública, que tendrá lugar del 27 al 29 de marzo. Por lo tanto, un acuerdo en la negociación colectiva se está alejando cada vez más.
Sin embargo, ver.di quiere llegar a un acuerdo en esta tercera ronda de negociaciones para evitar una posible solución a través del arbitraje y todos los riesgos que ello implicaría, o incluso una votación de huelga y una posterior huelga “forzada”. El hecho de que el SPD se oponga a la cooperación abierta con ver.di amenaza con dañar los vínculos del partido con las estructuras de la confederación sindical alemana. Sin embargo, la burocracia sindical se aferra a la colaboración social con todas sus fuerzas. Están tratando de mantener el status quo.
¡Adelante con la mega-huelga!
BILD, el periódico sensacionalista más vendido de Alemania, describió recientemente lo que significa para los trabajadores de infraestructura de la nación estar en huelga: «¡Revolución de marzo! Mega-huelga planificada: trenes, transporte local y vuelos afectados. El 27 de marzo una huelga amenaza con paralizar a todo el país».
Esta huelga es una oportunidad importante para llevar la lucha de clases en Alemania a un nuevo nivel. Una huelga nacional coordinada que ponga al transporte público, el tráfico aéreo e incluso a las autopistas parcialmente fuera de servicio es una clara demostración del poder de la clase trabajadora. Sobre todo, es un excelente punto de partida para intensificar la lucha y ganar aumentos salariales para los trabajadores del sector público y todos los trabajadores ferroviarios y del transporte.
La tercera ronda de negociaciones en el sector público debe, o bien terminar con una clara victoria para los trabajadores, o comenzar los preparativos en ver.di para una votación de huelga. Una huelga indefinida en el sector público, que afecte a todos los servicios públicos, pondría a la VKA de rodillas. Este es el siguiente paso lógico en la lucha por mejores salarios, la que debe ser ganada.
Las excusas sobre los escasos fondos de huelga ya no aplican. El dinero para la lucha se puede recaudar del propio movimiento de huelga y a través de llamamientos de solidaridad de la clase obrera. Los trabajadores del sector público bien remunerados y los servicios públicos bien financiados y desarrollados benefician a toda la clase trabajadora. Sobre esta base, se pueden llenar las arcas para la huelga y se puede construir un amplio movimiento de solidaridad entre la clase trabajadora a través de la acción colectiva durante las huelgas.
¡No más huelgas económicas aisladas – una mega-huelga conjunta el 27 de marzo es el primer paso para demostrar el poder de la clase obrera a los capitalistas, la VKA y el gobierno!
¡No a un acuerdo por debajo de las demandas de los trabajadores!
No más componendas – nuestra consigna es: ¡lucha de clases, no a la colaboración social!