La pérdida de Guillermo Almeyra, acaecida el domingo 22 de septiembre en la ciudad francesa de Marsella, ha significado una gran tragedia para la izquierda revolucionaria de todo el mundo, no obstante, su larga trayectoria puede nutrir a generaciones futuras que no tendrán el honor que la nuestra tuvo de debatir con él, pero si podrán seguir la trayectoria de su pensamiento.
Una mente tan serena, tan materialista y revolucionaria que fue capaz hasta el último día de su vida de producir ideas para nutrir a los distintos grupos e individuos que lo tomábamos como una referencia digna de estudiar.
La Corriente Marxista Internacional tuvo el agrado de compartir ideas con él y con su hijo Carlo en la primera mitad de los noventas cuando era corresponsal de la jornada en Italia. En aquel entonces participaba en el debate de ideas vinculado con la construcción del partido de refundación comunista.
Después ya en México, en el contexto de la moda del EZLN, supo señalar las limitaciones y necesidades que tenía dicho movimiento tanto para hacer avanzar la lucha de clases a nivel nacional como para consolidarse como una alternativa organizativa para los trabajadores del campo y la ciudad.
Diferencias por supuesto que las teníamos pero al artículo del domingo siempre era guardado por nosotros como un ejemplo de que nuestros análisis andaban en buen rumbo.
El fin de siglo y la llegada del panismo al gobierno también fueron objeto de su mirada perspicaz, así como la crisis que llevo al desarrollo de la revolución latinoamericana.
Una de las características más importantes del pensamiento de Almeyra era su rechazo a cualquier esquema dogmático, supo comprender como las masas estaban avanzando en sentido revolucionario aun cuando estaban votando a caudillos populistas pequeñoburgueses, en este punto como en otros era capaz de señalar la diferencia entre el movimiento de masas y sus dirigentes.
En el marco de luchas, como la estudiantil, siempre fue capaz de mostrar su solidaridad aun cuando su medio, La Jornada, realizaba un abierto boicot.
Nunca, ni siquiera un día antes de su muerte dudo en trasmitir esa fe inquebrantable en la clase trabajadora y en la necesitad de la unidad de los explotados para enfrentar al capitalismo.
El camarada Almeyra se ha ido físicamente, pero su pensamiento nos acompaña y nos acompañará siempre. Asumimos con seriedad su último llamado.
“… estoy convencido que la Humanidad tendrá un futuro mejor y de la posibilidad de asegurar a todos trabajo, educación, sanidad, un ambiente sano, alimentos y agua de calidad, derechos democráticos, seguridad y respeto para las mujeres y el cese de toda discriminación. Si no pudiese vencer esta batalla difícil que estoy librando, que estas banderas pasen a quienes me siguen en la carrera. ¡Vivan los trabajadores mexicanos! ¡Viva el internacionalismo proletario! ¡Unámonos todos y construyamos una alternativa al capitalismo!»