A finales del 2020 circulaba a nivel internacional una noticia impresionante; durante ese año se pusieron en circulación billetes de dólar por alrededor del 24 % de lo que había en el 2019. Se pasó de unos 15 billones de dólares a cerca de 20 billones de dólares. De hecho, de no ser porque tanto Japón como Europa están imprimiendo billetes con igual frenesí, ya se habría desatado un colapso de la moneda estadounidense. No obstante, un efecto colateral ha sido que ante una de las caídas mas espectaculares de la economía mexicana (más del 8 % del PIB) el tipo de cambio del peso mexicano del dólar se mantiene relativamente estable.
Pese a las fluctuaciones propias de la situación inestable, las cosas no van a variar en ese rubro, el gobierno de Biden ha anunciado un paquete de estímulos por 1.9 billones de dólares. Así que las impresoras de billetes amenazan con romper otro récord este año. La fórmula norteamericana es a la larga una auténtica locura, no obstante. Habrá múltiples consecuencias derivado de esta política, tal vez la más peligrosa es el nivel de deuda y quien la va a pagar. Una mayor circulación de dinero, si no se refleja en el aumento de las mercancías, por la caída del consumo privado a nivel mundial, se manifiesta ahora mismo en una burbuja especulativa enorme.
La economía norteamericana es como un drogadicto que acaba de recibir una buena dosis, por el momento siente que la cosa va bien, por supuesto el efecto será transitorio, luego necesitará más, pero por ahora todo bien.
Como sea este aumento de dinero circulante en Estados Unidos ha tenido otro efecto colateral y ha sido la disposición de los trabajadores mexicanos para enviar el histórico récord de cerca de 40 mil millones de dólares a México por vía de remesas, en este aspecto tenemos una auténtica guerra de clases, porque los burgueses mexicanos han sido fieles en la política de sacar el dinero del país nada mas sienten un poco de llovizna, de hecho durante los últimos dos años han sacado hacia Estados Unidos cerca de 20 mil millones de dólares. [1].
Así que, en resumen, la burguesía mexicana saca dólares a Estados Unidos y el proletariado mexicano en Estados Unidos los regresa al país, y en general esta situación es la que ha mantenido a flote la maltrecha economía mexicana.
De cualquier modo, el ambiente internacional enmarcado por la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha sido muy poco propicio para que los especuladores se apoyen en el dólar y puedan maniobrar quebrando países como México, mas bien lo contrario , prácticamente todo el mundo está buscando alternativas a un posible colapso de la moneda norteamericana, ello hace fortalecerse a los metales preciosos y a diversas materias primas, lo que también ha significado un punto a favor para los mexicanos.
Es posible que la subida de los precios de las mercancías, como el petróleo, pueda ir al alza, pero esto dependerá de la profundidad de la crisis de sobreproducción y de las medidas que adopten en la guerra comercial internacional.
Otro punto positivo es el progresivo avance de la vacunación que, aunque más lento de lo que todos podemos desear, tiene consecuencias en el hecho de que no veremos en los próximos años una paralización económica debido a la pandemia. Hay nuevas sepas que en algunos países de Europa ahora están causando una tercera ola de contagios y medidas restrictivas de los gobiernos. Es difícil saber si esto va a pasar o no en el país, de entrada, el gobierno no lo descarta. Aunque a mediano plazo esto se pueda estabilizar, es difícil predecir hasta donde va a estabilizarse de forma consistente.
Así mismo para los Estados Unidos el enemigo principal es China, geoestratégicamente sería imposible que eligieran, por ahora, confrontarse con México por tal o cual problema coyuntural arriesgándose a que un colapso lleve a millones de mexicanos a buscar escapar a Estados Unidos.
Por todo ello debemos ser claros, el escenario para la economía del país será de crecimiento, no tanto por las virtudes de la política económica de AMLO, sino por una combinación de factores de carácter externo. Algunos analistas están calculando que el crecimiento puede ser hasta del 5%. Seguramente esto dará algún alivio a las presiones del gobierno, pero será más bajo que la caída del año pasado
De hecho, uno de los pocos aspectos positivos de la política económica del actual gobierno ha sido el procurar no endeudarse, de esta manera la carga extra del pago de intereses en las finanzas públicas no será trascendente.
El otro tema que podría considerarse positivo es el revertir el desmantelamiento que se venía operando en la Comisión Federal de Electricidad y en PEMEX, en otro panorama político es probable que dichas empresas, a esta altura, ya no existirían, dejando al sector energético a expensas de la voracidad de la burguesía norteamericana y española, que ya succiona con particular ímpetu importantes beneficios de dichas industrias.
Así que tendremos crecimiento en el país, pero nos preguntamos ¿al servicio de quién?, el gobierno mexicano se retira de todos los frentes de inversión dejando todo a expensas de la “iniciativa privada”. Exceptuando los proyectos de carácter estratégico: tren maya, corredor transístmico, aeropuerto, todo ha quedado en manos de la oligarquía que se aprovecha y hace grandes negocios mientras sigue financiando el sabotaje al actual gobierno.
La desigualdad es patente, en el mas reciente censo de población se constató que el 99% de la población de Nuevo León cuenta con agua potable, mientras que en Chiapas tan solo hay una cobertura del 40%, al mismo tiempo aun hoy el 26% de la población no cuenta con servicios hospitalarios. Tan solo el 50% de la población del país tiene acceso a internet y solo el 25 % de las familias cuenta con computadoras.
El 65% de la población nació pobre y morirá pobre [3]. Según los datos más optimistas la pobreza abarca al 42% de la población y la extrema pasa del 7%. Se habla de un retroceso de 10 años en el rubro de la lucha contra la pobreza, como resultado de la crisis económica y la pandemia.
De no intervenir en una modificación estructural de la economía mexicana, estaremos ante el escenario de un estancamiento social en donde los apoyos sociales jugarían el papel de paliativos, capaces de ganar el favor de un voto, pero no de modificar la situación de pobreza ni de generar oportunidades para que esta desaparezca y mucho menos las desigualdades.
Está claro que la actual política de compromisos lleva, con el tiempo, al camino que desea la burguesía. No olvidemos que el estado mexicano es un estado burgués, toda la estructura jurídico política y la organización de la sociedad civil, está diseñada para promover un punto de vista capitalista en todos los ámbitos y en su esencia dicha estructura es irreformable.
Pongamos por ejemplo el sector minero, durante las últimas décadas se han otorgado concesiones de explotación a centenares de empresas privadas especialmente extranjeras (de hecho, con excepción del grupo México toda la industria está en manos extranjeras) de tal modo que mas del 30% del territorio nacional está concesionada (56 millones de hectáreas en 2014).
Del total de beneficios de la industria minera solo el 1.2%iba a parar a la hacienda pública[4], en el caso de algún intento de modificar la situación por la vía de alguna reforma legal, rápidamente todo un aparato de jueces esta dispuesto a interponer amparos y los recursos que el dinero pueda pagar, mientras que las personas, la tierra y el agua de nuestro país se degrada sin remedio.
El sector bancario es otro ejemplo, el 80% del sector esta en manos de extranjeros, lo cual representa una fuga de capitales permanente, por la vía de toma de utilidades. No hay manera de efectuar una reforma que altere esta situación sin la inmediata reacción de todo el aparato burgués en favor de la banca extranjera.
La única opción es la movilización, la ocupación de las empresas, su expropiación y su puesta en funcionamiento bajo el control democrático de los trabajadores, haciendo un llamado de clase a países como Canadá, Estados Unidos o España a que hagan lo propio.
Mientras esto no suceda seguiremos viviendo el circulo vicioso de que cuando hay crisis pagan los trabajadores, cuando hay crecimiento ganan los burgueses.
¿Habrá una recuperación en México este año? respondemos si, especialmente en el segundo semestre.
¿Habrá una devaluación importante de la moneda? Respondemos no, porque a EE UU no le interesa que un peso barato haga las exportaciones mexicanas mas competitivas y porque el propio dólar está en crisis.
¿Beneficiará a los trabajadores la recuperación? Absolutamente no, de hecho, es probable que nos pidan más sacrificios “para no poner en peligro la recuperación”.
No hay de otra, nada llegará por si solo, debemos movilizarnos, exigir aumentos a los salarios y al gasto social de manera realmente sustancial. Dinero hay, el problema es que está en las arcas de los grandes capitalistas y no están dispuestos a ceder nada a menos que se les obligue.
Ya es tiempo de actuar.