Tiembla mi mano y solloza mi pluma, ante el llamado del deber y el triste sentimiento que lo acompaña, en aras de dedicar unas sinceras palabras, en homenaje al camarada Laurentino Martínez Pérez, recientemente fallecido. ¡Descanse en paz camarada! Y a mucha honra, porque no hay mejor manera de describir a un padre ejemplar y buen compañero; pero, sobre todo, a un luchador social incansable y revolucionario hasta la médula, consecuente con la teoría marxista y el principio de la lucha de clases, con los nobles principios ético-morales que sitúan la defensa de las causas justas del pueblo trabajador por encima de todo, de los obreros, campesinos, indígenas, maestros, estudiantes.
Hombre sencillo, trabajador ejemplar, estudioso de la teoría revolucionaria, cooperativista, crítico de las instituciones vetustas, firme en sus ideales en aras de un México y un mundo mejor: así lo recordamos.
El martillo de las ideas y la hoz de su verbo encendido conformaban su arsenal de lucha sociopolítica, fijada siempre en la tierra de los mortales, en el sufrimiento de los oprimidos. No había tribuna, espacio, cueva o pirámide del Estado de Quintana Roo, donde el camarada Lau estuviese, que no fuese aprovechado por él para denunciar ciertamente, con micrófono en mano o a viva voz, la cruda realidad en que vivimos. La difusión de las ideas revolucionarias y la formación de la conciencia de clase en los trabajadores, eran para él, no solo una guía para el activismo revolucionario, sino, principios de vida. Su espontánea actitud pedagógica y destacado voluntarismo, en incontables ocasiones, levantaron el polvo de la ignorancia y la alienación que no les permite ver bien a los explotados de este mundo, las cadenas del oprobio en el que se hallan sumidos producto del régimen de explotación burgués.
Por su constancia y fervor revolucionario, fue detenido y encarcelado en el contexto de la lucha magisterial. Siempre acompañó el justo reclamo de las madres y padres de Ayotzinapa en Quintana Roo.
Participó activamente en las manifestaciones contra el alza de impuestos, el incremento del precio del transporte público, contra los gasolinazos y los abusos de poder de los políticos de la derecha. Junto a otros compañeros de lucha, activistas y organizaciones sociales, participó en marchas, protestas, mítines; también, colocó mantas en diversos puntos de la ciudad, oponiéndose de manera frontal al gobierno priista de Enrique Peña Nieto.
Fue uno de los creadores del Museo de los Hampones, ubicado en el cruce de las avenidas Bonampak y José López Portillo, en Cancún. A pesar de las diferencias políticas y los sectarismos, siempre estuvo al lado de los que luchaban realmente por las causas justas de los obreros y campesinos. Desde sus inicios, tuvo una participación destacada en la conformación de Morena en el Estado de Quintana Roo. Y desde esta tribuna, llevó su mensaje a la militancia y al pueblo trabajador, incluso, denunciando las imposiciones arbitrarias de oportunistas, chapulines, reciclados, desclasados, y toda clase de nefastos personajes de la mañosa escuela política burguesa, que empezaron a corromper al naciente partido desde su mismísimo nacimiento.
En homenaje a su praxis revolucionaria, al apotegma libertario de su discurso vehemente, a su espíritu anarquista, en homenaje a su prudencia y perseverancia marxista, a su ejemplo, seguiremos estudiando la teoría, militando en la lucha revolucionaria, incentivando la conciencia de clases, luchando contra la explotación capitalista y defendiendo los derechos de los trabajadores y los pueblos indígenas.
Tu máxima es la nuestra: «El pueblo unido jamás será vencido»
¡Hasta la victoria siempre!. Camarada Laurentino
*Izquierda Socialista Quintana Roo