Declaración de la campaña Manos Fuera de Venezuela en EE.UU. y la sección estadounidense de la Corriente Marxista Internacional
Los políticos burgueses nunca desperdician una “buena crisis”, aprovechando grandes desastres y calamidades para imponer medidas impopulares que no hubiesen podido adoptar bajo condiciones normales. Así sucedió en las últimas semanas con el rescate sin precedentes de Wall Street, y queda claro que Trump está siguiendo el mismo curso para promover un “cambio de régimen” en Venezuela.
Frente a esta grave crisis sanitaria y económica, Trump parece imitar al emperador romano Nerón mientras la economía y el sistema de salud en el país arden a su alrededor. A pesar de esto, Trump y su círculo cercano no podían dejar pasar esta oportunidad para usar el COVID-19 oportunistamente para intentar derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro y someter a las masas venezolanas al yugo del imperialismo norteamericano.
Cuando Hugo Chávez estaba al mando, la revolución venezolana logró grandes avances en los ámbitos de vivienda, sanidad, y alfabetización. De forma espontánea, las masas formaron consejos comunales y comités obreros y de campesinos, y llevaron a cabo ocupaciones de tierras y fábricas. Se colocó la transformación socialista estaba en el orden del día. Pero, en última instancia, estos esfuerzos no fueron integrados a un plan coordinado para poner fin al sistema capitalista y al imperialismo en el país.
Más del 60% de la economía sigue en manos privadas. Y dada la situación de regulación masiva e intervención económica por parte del gobierno, el sector privado se niega a invertir. Además, los grandes empresarios y terratenientes han estado llevando a cabo un programa de sabotaje deliberado, con el apoyo incondicional de la CIA y el Departamento de Estado. Obvia decir que el imperialismo estadounidense se opuso a la revolución venezolana desde el principio, llegando a ejecutar un golpe militar en Abril de 2002, organizando el paro-sabotaje empresarial de la economía durante dos meses ese mismo año, y fomentado violentas guarimbas callejeras una y otra vez. Llevan esperando mucho tiempo la mejor oportunidad para aplastar la resistencia de las masas e imponer un régimen dócil en Caracas.
Antes de la propagación del nuevo coronavirus, la economía venezolana ya estaba muy perjudicada a raíz de la caída de los precios del petróleo y por las sanciones estadounidenses, que empezaron en 2015 bajó la administración de Obama. Maduro respondió intentando aplicar una “economía mixta”, es decir, una auténtica receta para generar caos y disfunción económica. Esto ha llevado lugar a la degradación social y económica de las masas. En los últimos meses, las sanciones de EE.UU., el bloque petrolero y la caída adicional de los precios del petróleo han sumido al país aún más en la miseria.
El fiel lacayo de Trump, Elliott Abrams, está al cargo de las operaciones contra Venezuela. Abrams es un veterano en el campo de contrarrevoluciones y conspiraciones imperialistas desde los tiempos de Ronald Reagan. En 2019, Trump y Abrams intentaron en múltiples ocasiones instaurar un gobierno títere bajo Juan Guaidó, incluso a través de un golpe militar fallido, provocaciones en las fronteras, y más sanciones. Pero todos estos esfuerzos fracasaron.
Ahora el imperialismo estadounidense ha iniciado tres nuevos ataques. En primer lugar, el mal llamado “Departamento de Justicia” de los EE.UU. presentó cargos penales contra Maduro el 27 de marzo de 2020, alegando su supuesta implicación en tráfico de drogas, corrupción, y enaltecimiento del terrorismo. También han presentado cargos contra 13 altos funcionarios venezolanos. Esto resulta especialmente irónico, ya que el gobierno estadounidense – con su enorme arsenal nuclear, 800 bases militares, la CIA, la NSA, etc. – es la primera potencia mundial en aterrorizar a los trabajadores y pobres de todo el mundo.
El gobierno estadounidense “persuadió” al FMI a que denegara un préstamo de $5.000 millones para ayudar a Venezuela en la lucha contra el coronavirus. Utilizando como excusa la catástrofe a la que se enfrentan las masas venezolanas si no se combate al virus de forma energética, el imperialismo estadounidense anunció el martes 31 de marzo que “relajaría las sanciones” contra Venezuela si Maduro renuncia a favor de un gobierno provisional títere de EE.UU. ¡Muy democrático!
Finalmente, para aplicar aún más presión, el miércoles 1 de abril, el imperialismo norteamericano expandió su presencia militar cerca de las costas venezolanas. Esto deja un mensaje claro de que están preparando un bloqueo total o incluso una intervención militar a través de Colombia.
Desde EE.UU., todos los trabajadores, jóvenes, y antiimperialistas debemos mostrar nuestra oposición incondicional a estos nuevos ataques que el gobierno estadounidense está llevando a cabo en “nuestro” nombre. La sección estadounidense de la CMI y la campaña Manos Fuera de Venezuela exigimos los siguiente puntos:
Estados Unidos debe levantar todas las sanciones contra Venezuela (¡y contra Cuba!) de manera inmediata e incondicional.
El cierre inmediato de todas las bases estadounidense y la retirada de todas las tropas de alrededor de Venezuela – y del resto de América Latina.
La política exterior no es más que una continuación de la política interna. El gobierno estadounidense es el enemigo de la clase trabajadora de los Estados Unidos, Venezuela, y de todas las Américas. ¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos!
¡No más intervención imperialista en Venezuela! ¡Manos Fuera de Venezuela!