Recientemente en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se llevó a cabo un proceso electoral para renovar a 13 de sus 26 miembros de la dirección sindical. En la contienda electoral del mes de junio participaron 2 planillas: la planilla encabezada por Fernando Muñoz Ponce (miembro de la dirección que se llevó una liquidación de más de 7 millones de pesos); “Once de Octubre” y la planilla que encabezó el compañero Alfredo Arenas Pluma; “Para todos, todo”.
Desde el 2009, año del decreto de extinción de Luz y Fuerza del Centro (LyFC), no se había presentado una disputa electoral donde contendieran dos planillas. A 10 años de dicho suceso, por primera vez, existió una opción diferente a la que representa Martin Esparza. Si bien, ya había expresiones de descontento a la actual dirección, es en 2019, en un contexto electoral, cuando se articula una opción democrática para disputar las carteras a la dirección del SME, y con ello se desafió el poder charril que representa Martin Esparza.
Los trabajadores democráticos han tenido que organizarse para enfrentar el poder acumulado de Martin Esparza en más de 14 años, que engendró estructuras cuasi-mafiosas en el sindicato. La contienda electoral se inscribe en un contexto general -aparentemente democrático- donde el primero de mayo –día de los trabajadores- se promulgó en el diario oficial de la federación; nuevas reglas para el mundo sindical mexicano. Con la reforma a la ley federal del trabajo se le intentó dar un énfasis mayor a la participación de los trabajadores en sus organizaciones sindicales para garantizar la libertad sindical, la autonomía de los sindicatos y la democratización de sus procesos.
La planilla “para todos, todo” – impulsada por esa ola de luchas reivindicativas del nuevo contexto- ha dado una lucha democrática para redirigir las batallas de los electricistas, que actualmente tiene a la mayoría en el desempleo. Pero aunado de eso, se planteó la posibilidad de reabrir –el tema siempre abierto- de la cuestión del sector eléctrico del país, es decir, hablar de nuevo sobre la privatización de la electricidad, espacio donde actualmente participa el SME, junto con una transnacional portuguesa, –Mota Engil- a través de su subsidiaria: Fénix. Pero, sobre todo, la planilla “Para todos, todo”, se plantea la idea de recuperar la vida democrática del sindicato, que actualmente se encuentra secuestrada por una cúpula burocrática.
La batalla política a lo interno del SME –esa que resulta a veces incomprensible por su complejidad- no se redujo a la pelea electoral, sino a la colocación de posturas políticas divergentes. Lo que se está disputando en SME son esencialmente tres aspectos:
1.- Buscar salidas de trabajo para resolver el problema del desempleo de miles de trabajadores que actualmente sólo está resuelta para una exigua minoría y que ha privilegiado a una casta sindical. En la paradoja de las cosas, el SME se ha convertido –hasta el momento- en un sindicato que representa a desempleados.
2.- Hay un fuerte debate sobre la postura que asumió la actual dirección en relación con la privatización del sector eléctrico. En la vía de los hechos, colaboró, con su ignominiosa “alianza” con la transnacional portuguesa, Mota Engil, al desmantelamiento del sector eléctrico estatizado. Ahora es un nuevo competidor en el lucroso mundo de la generación de electricidad. Lo cual supone una traición a los principios de una organización que se identifica con el sector eléctrico nacionalizado.
3.- El primer y segundo aspecto produjo que la organización sufriera graves modificaciones en su dinámica democrática. Haciendo que una casta sindical se haya beneficiado de la gestión del poco trabajo que es capaz de conseguir a través de sus “alternativas”, y por otro lado lucrando con la gestión de la necesidad de los electricistas.
Aunque parezca increíble, se puede lucrar con la esperanza.
Pero el deterioro de su vida democrática tiene que ver con el pérfido pacto que se estableció con la transnacional portuguesa Mota Engil, que pide garantías a su negocio en el sector eléctrico, y que sólo puede ser garantizado por una dura y corrupta dirección sindical. El SME al compartir intereses con una empresa privada rompió con su autonomía, no frente al gobierno, que, por cierto, les incomoda para sus planes, sino en relación al capital transnacional. Es Mota Engil el que manda, el que dirige y el que condiciona la vida interna del SME. La dirección del SME se encuentra del otro lado del atlántico. Martin Esparza dejó hace mucho tiempo de representar los intereses de los trabajadores, para ahora representar los intereses del capital portugués. Podemos decir sin temor a equivocarnos, que estas elecciones no fueron entre dos planillas de trabajadores; sino fue la planilla pro-patronal de Mota Engil representada por la corriente “Once de Octubre” versus la expresión democrática de los trabajadores representada en el grupo sindical “Para todos, todo”.
Una elección fraudulenta
El negocio de generación de electricidad representó para la burocracia del SME (quien posee el 49% de las acciones de FÉNIX) en el 2019; la cantidad de 406 millones de pesos en utilidades, según el informe de la dirección sindical.
¿Cuántos millones se llevó Mota Engil con el 51% de las acciones de FÉNIX?
Cabe señalar, que la infraestructura utilizada para generar electricidad de, “Generadora Fénix”, era de Luz y Fuerza del Centro y la mano de obra corresponde a ex-trabajadores electricistas. Fue un acuerdo político con Peña Nieto que favoreció a Mota Engil. Los electricistas, con su fuerza de trabajo, construyeron toda la infraestructura eléctrica, y parte de ella correspondía a sus pasivos laborales (80 mil millones de pesos) cuyo monto fue negociado por la dirección del SME para compartirlos con la empresa portuguesa. Se tiene que decir, que Mota Engil se beneficia de la explotación de los trabajadores, en complicidad con la dirección sindical.
¿Qué representaría un cambio de dirección en el SME?
Mota Engil y la dirección del SME no se pueden permitir que se modifique la estructura orgánica del sindicato. La trasnacional portuguesa tiene como principal socio, y como garantía política; a Martin Esparza Flores. Lamentablemente para ellos, hay que lidiar con los requisitos estatutarios de convocar a elecciones para renovar la dirección sindical. Si por ellos fuera no existirían elecciones. Sin embargo, la ley los obliga a tener mecanismos de participación de los trabajadores.
¿Pero qué hace un charro para enfrentar un requisito formal?
El proceso electoral en el SME estuvo lleno de irregularidades, se convirtió en una simulación que tiene como intención engañar a los trabajadores, a las organizaciones sociales, pero, sobre todo; intentar engañar a la autoridad federal para que se les otorgue el reconocimiento legal.
En las elecciones en el SME pudimos presenciar: la falta de padrón electoral, el negar que compañeros de la planilla de oposición estuvieran de escrutadores en diversas divisiones, hubo compra del voto, existió hostigamiento permanente, se pudo observar agresiones físicas a compañeras disidentes, entre muchas anomalías más.
Todas estas evidencias se encuentran mostradas en el documental de los compañeros del Animal Dañero titulado: “Mega fraude 2019: la odisea de poder votar en el SME”.
Cuando un charro necesita cumplir con un requisito formal, lo que hace es simular. En el sindicato mexicano de electricista hubo una gran simulación electoral. Cumplen con diversos requisitos, pero en el fondo, construyen diversos mecanismos para torcer la voluntad de los trabajadores.
La democracia no se puede reducir a un hecho procedimental, debe contener elementos que le otorguen legitimidad. Y en el SME se utilizaron mecanismos “invisibles”, es decir, no formales, para cometer un fraude. De la mampara hacia la urna, parecía todo correcto, sin embargo, de la mampara hacia afuera, todo fue un desaseo.
Ningún charro, por lo que está en juego, se va someter a las reglas de la democracia, y mucho menos una empresa transnacional va dejar en manos de los trabajadores la decisión sobre sus negocios. En este caso estamos hablando de miles de millones de pesos, como hemos podido comprobar.
Luchar contra las mafias sindicales es una actividad de alto riesgo para los activistas sindicales, se requiere mucho valor, confianza, voluntad y principios.
De 30 pasamos a miles: volveremos
Analizar un fraude electoral a través de sus números es inadecuado, el fraude altera la realidad, es imposible saber cuál fue el sentido de la mayoría. La dirección del SME sabe que sus resultados no fueron reales, y saben que se sostienen sobre una mentira que ellos mismos construyeron. Cabe la posibilidad de que sean víctimas de su propia ilusión. Lo que no nos podemos permitir la base trabajadora es caer presa de los números espurios. Los charros del SME maximizan sus votos, e intenta minimizar la fuerza de la disidencia. Pero no pudieron ocultar su debacle, así como tampoco pueden ocultar la fuerza en ascenso de la disidencia democrática del SME.
Una de las expresiones más visibles de descontento durante años a lo interno de la resistencia, son los compañeros del Animal Dañero, que con su primer documental el 24 de noviembre 2013: “ SME: 4 años resistiendo. Ya es hora de romper el silencio” dieron una visión distinta a la corrupta dirección del SME. Ha sido muy duro alzar la voz en el SME, pero alzarla bastante pronto, es mucho más complicado. En esos momentos una decena de compañeros pusieron su nombre, su cara, su reputación para denunciar los desvíos de la actual dirección. Atreverse a levantar la voz les ha costado agresiones físicas, hostigamiento permanente, amenazas, ser excluidos de la cooperativa, negarles su participación política en las instalaciones del SME. Es el precio político por levantar una postura política con principios.
En ese momento se sentía un ambiente de relativo aislamiento, era como gritar en un desierto. Sin embargo, el documental se levantó sobre la visualización de más de 26 mil miradas registradas en Youtube. El documental tuvo efectos positivos para ir encontrándonos con otros, era sumar compañeros hablándoles siempre con la verdad.
Los orígenes de la planilla “Para todos, todo”, tiene que ver con un esfuerzo organizativo semi-clandestino (por las repercusiones que tiene el destaparte públicamente en SME), de 30 compañeros y compañeras que se reunían periódicamente para analizar y debatir la situación en el SME y que se fueron encontrando poco a poco.
En un proceso paciente de construcción de una alternativa política, se han ido sumando más y más, hasta el punto de poder conformar una planilla opositora a la actual dirección del SME. No ha sido un proceso lineal, debido a las múltiples dificultades que presenta construir una alternativa a una dirección charra. El grupo con lo único que cuenta es con su voluntad de querer democratizar al SME y que se haga justicia para los electricistas. Es un esfuerzo voluntario que trae más responsabilidades que beneficios. Son militantes que se han hecho en el camino y que tienen un férreo compromiso por rescatar al SME.
El proceso electoral del 2019 permitió que el grupo “Para todos, todo” creciera en simpatía, pasaron de ser 30, a convertirse en miles. El fraude electoral no pudo borrar que se reconocieran más de 5 mil votos a su favor. Constantemente se criticaba por ser una decena de compañeros. Ahora se pasó a ser una fuerza de miles de trabajadores, con la responsabilidad que ello representa.
¿Cómo se puede saber los números exactos si hubo un fraude electoral?
Pero si dejamos a un lado los números y los analizamos políticamente, se pude decir que la organización democrática a lo interno del SME va en aumento. A diferencia de los charros que cada que participan en un proceso electoral van perdiendo simpatía de manera estrepitosa. Su pérdida de simpatía anuncia su decadencia como dirección, pero además prefigura su pronta caída.
Camino a la impugnación
Los trabajadores tienen derecho a elegir de manera libre a sus representantes. Los trabajadores tienen derecho a que en sus organizaciones existan condiciones democráticas. Los trabajadores tienen derecho a que se respete la voluntad de la mayoría. Ningún trabajador tiene que sentir miedo por ejercer un derecho. La impugnación del proceso ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje es un derecho consagrado en las leyes mexicanas. Pero, además, constituye un elemento en defensa de la democracia de los trabajadores. Incluso la impugnación se convierte en una batalla ineludible, nadie que vea un fraude puede dejarlo pasar.
La planilla “Para todos, todo” tiene un fuerte compromiso con los agremiados electricistas, la lucha jurídica es, ante todo, una lucha política, que lo único que reclama es mayor democracia, para que los trabajadores puedan elegir libremente, y de una vez por todas, puedan sacudirse el lastre que representa el charrismo sindical en México.
Entendemos que la lucha por democratizar a los sindicatos es tarea de los trabajadores, y que son ellos los únicos que van a poder cambiar a sus organizaciones. Sin embargo, los trabajadores no actúan en escenarios vacíos, sino que operan en contextos específicos. Y la 4T, es un contexto, donde también está en juego el cambio de los sindicatos. En ese sentido, la lucha por recuperar la democracia en el SME, se circunscribe en un escenario político más amplio. Y la 4t tendrá que dar respuestas a las demandas de democracia de los trabajadores. No para que intervenga en las organizaciones, sino que, desde la ley, de garantías para un juego democrático sin simulaciones.
Es por ello que contextualizamos de manera distinta este proceso de impugnación al que sucedió en el 2009, donde efectivamente, se utilizó a Javier Lozano, para intentar desaparecer al Sindicato Mexicano de Electricistas. Las intenciones son totalmente distintas, incluso los personajes, el grupo “Para todos, todo” tiene la calidad moral para diferenciarse de cualquier traidor; llámese como se llame. Lo único que se está exigiendo a la autoridad es que se haga valer la nueva Ley Federal de Trabajo y que no se violenten los estatutos sindicales. Estamos seguros que en condiciones democráticas los trabajadores sabrán elegir la mejor opción, y pondrán a los traidores en el basurero de la historia.
Estamos seguros que los esfuerzos colectivos van a traer buenos resultados, no sólo para recuperar al SME, sino para recuperar la fuente de trabajo arrebatada a miles de electricistas en 2009, pero se convierte en un imperativo recuperar a la organización sindical, para rescatar la industria eléctrica y con ello obtener justicia para miles de trabajadores.
*El autor es integrante del Sindicato Mexicano de Electricistas